Náufragos

Pobre Tallulah que va perdiendo por el mar sus más preciadas pertenencias, lo que no pierde son sus dotes de interpretación como mujer dura, hecha a sí misma, papel que clava.
Sin otro escenario que un bote con el mar de fondo, sin ni siquiera una banda sonora musical, tiene el tratamiento de obra de teatro, para lo cual bien hizo Hitchcock en rodearse de grandes interpretes curtidos en los escenarios que soportan sobradamente el perfil sicológico de cada personaje.
No se inclinó Hitchcock hacia este tipo de mujer en sus grandes producciones, buscando la rubia virginal que lo pasa mal por cualquier avatar ya sea por aves, novios imposibilitados, traumas mentales o tramas internacionales. Aquí Tallulah al estilo Bogart suelta frases cáusticas, cargadas de ironía que no tienen desperdicio, con una actitud optimista ante sus propias desgracias materiales, un equilibrio ante lo que es justo y comprensiva con las desgracias de los compañeros de travesía se hace apreciar, lástima que nunca más echara mano de ella aunque solo sea para que soltara apreciaciones del tipo:
-¿Qué son esas letras que tiene usted tatuadas en el pecho?
-Iniciales de amores.
-Veo que cree en la publicidad.