Creed II: Defendiendo el legado
2018 

6.3
12,643
Drama
Adonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que ... [+]
17 de febrero de 2019
17 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien por Stallone por continuar esta saga a lo largo del tiempo. Como curioso experimento cinematográfico no tiene desperdicio; encontrándose al nivel de ´BOYHOOD´. Con unos personajes que evolucionan a lo largo de la vida y sus tramas que remiten a los primeros films. Stallone, ¡no pares! Tengo curiosidad por ver hasta donde llegas.
Centrados en el momento actual de esta epopeya pugilística, Creed; su protagonista; anda un poco falto de carisma, Sus tramas personales importan un pimiento, es una especie de ´santurrón´ de otra época que apesar de ser el campeón no lo aparenta. En cuanto a Stallone, pues ha perdido la ´mirada del tigre´, Da la impresión de que en el fondo al que le gustaría entrenar es a ese atribulado Viktor Drago que busca su lugar en el mundo.
Y es ahí dónde la película se vuelve un poco interesante, cuando nos acerca a un Dolph Lundgren que sí tiene esa mirada. Ivan Drago si quiere y merece que su hijo sea campeón del mundo; corre con su hijo, suda con su hijo, sufre con su hijo, vive a través de su hijo. Rocky sólo da consejos a lo maestro Yoda.
Algo falla cuando despierta más simpatía Viktor que Adonis por mucho drama personal impostado que le metan con calzador al segundo.
Técnicamente está a muy buen nivel con una fotografía impactante y unas muy buenas actuaciones. La banda sonora es otro punto débil; ¿por qué esa música por hortera? En el único momento donde suena levemente una de las famosas fanfarrias que siempre han acompañado a ´Rocky´ es cuando se te llegan a poner los pelos de punta y hacerme caso que dura ralmente poco.
Stallone se ha equivocado con esta idea que era muy buena. Si en un giro de guion imposible hubiera perdido su pupilo y ganado el ruso hubiera estado genial. Todavía está a tiempo para hacerlo en una nueva entrega con más minutos para Dolph Lundgren.
Centrados en el momento actual de esta epopeya pugilística, Creed; su protagonista; anda un poco falto de carisma, Sus tramas personales importan un pimiento, es una especie de ´santurrón´ de otra época que apesar de ser el campeón no lo aparenta. En cuanto a Stallone, pues ha perdido la ´mirada del tigre´, Da la impresión de que en el fondo al que le gustaría entrenar es a ese atribulado Viktor Drago que busca su lugar en el mundo.
Y es ahí dónde la película se vuelve un poco interesante, cuando nos acerca a un Dolph Lundgren que sí tiene esa mirada. Ivan Drago si quiere y merece que su hijo sea campeón del mundo; corre con su hijo, suda con su hijo, sufre con su hijo, vive a través de su hijo. Rocky sólo da consejos a lo maestro Yoda.
Algo falla cuando despierta más simpatía Viktor que Adonis por mucho drama personal impostado que le metan con calzador al segundo.
Técnicamente está a muy buen nivel con una fotografía impactante y unas muy buenas actuaciones. La banda sonora es otro punto débil; ¿por qué esa música por hortera? En el único momento donde suena levemente una de las famosas fanfarrias que siempre han acompañado a ´Rocky´ es cuando se te llegan a poner los pelos de punta y hacerme caso que dura ralmente poco.
Stallone se ha equivocado con esta idea que era muy buena. Si en un giro de guion imposible hubiera perdido su pupilo y ganado el ruso hubiera estado genial. Todavía está a tiempo para hacerlo en una nueva entrega con más minutos para Dolph Lundgren.
20 de febrero de 2019
20 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creed es el imperativo del verbo creer. Es posiblemente esa intención la que recojo de la película y por extensión de la saga de películas de Silvester Stallone, Rocky. Creer en uno mismo es el camino para lograr encontrarse, para lograr la paz, la redención, la victoria.
Sin duda, Rocky forma parte la vida de muchos de nosotros, ha conseguido marcar una generación y además convertirse en una saga generacional con el paso del tiempo, salvo por un par de matices que ahora comentaré.
Creed II apela directamente a la cuarta entrega de la saga, en donde esa venganza combativa entre Iván Drago, (el púgil que asesinó a Apolo Creed) y Rocky Balboa logró darnos uno de los combates más épicos de toda la historia del cine. Pero esta nueva entrega no queda sólo ahí, se traslada con una narración gris y pausada hacia una exaltación familiar melodramática.
Padres e hijos. Rocky nos sigue dando lecciones de moral, lecciones de vida y nos deja claro que la lucha no es contra el contrincante sino con uno mismo. Es así como se ganan las batallas, logrando derrotar los miedos, los orgullos y las cargas que portamos a diario en nuestra mochila.
Esta vez, la venganza llega en formato shakespereano. El hijo de Apolo (interpretado de nuevo por Michael B. Jordan) y pupilo de Rocky trata de redimirse y de hallar su propio legado a través de un combate contra el hijo de Drago, al que le persigue la sombra del fracaso de su progenitor.
En esa línea avanza de forma crítica el devenir de una película que aunque intenta desmarcarse, excese quizás en demasía ciertos patrones de la cuarta entrega, hasta el punto de ser excesivamente previsible. Otro de los contras es que vuelve a caer en esa dualidad que fijaba la Guerra fría, época que ya pasó.
El americanismo vuelve a la escena mostrando el colorido, la comprensión, el patriotismo y la hermandad de USA en contraposición a la frialdad, rudeza y vileza de la madre Rusia. Me queda con agrado esa escena final en la que un hijo fracasado mira con orgullo a un padre fracasado y que nos devuelve esa humanidad perdida en muchas ocasiones de los soviéticos.
Y luego están los combates, los púgiles. De nuevo David contra Goliath. De nuevo esa heroicidad que arrastra al público. Si bien no son tan épicas o trascendentales las peleas, sin duda son marca de la casa y Stallone sabe trabajar y hacer trabajar dentro del ring, pero también fuera.
Este muchacho de 60 y pico años sigue dando guerra y cultiva poco a poco ese cariz dramático actoral que muchos de nosotros agradecemos.
En definitiva, una película imprescindible para los amantes de la saga pero que no descubre ni aporta nada nuevo salvo dos horas de melodrama y entretenimiento que pasan rápidas y que no dejan de tener en el horizonte el recuerdo de la querida Adrian.
Sin duda, Rocky forma parte la vida de muchos de nosotros, ha conseguido marcar una generación y además convertirse en una saga generacional con el paso del tiempo, salvo por un par de matices que ahora comentaré.
Creed II apela directamente a la cuarta entrega de la saga, en donde esa venganza combativa entre Iván Drago, (el púgil que asesinó a Apolo Creed) y Rocky Balboa logró darnos uno de los combates más épicos de toda la historia del cine. Pero esta nueva entrega no queda sólo ahí, se traslada con una narración gris y pausada hacia una exaltación familiar melodramática.
Padres e hijos. Rocky nos sigue dando lecciones de moral, lecciones de vida y nos deja claro que la lucha no es contra el contrincante sino con uno mismo. Es así como se ganan las batallas, logrando derrotar los miedos, los orgullos y las cargas que portamos a diario en nuestra mochila.
Esta vez, la venganza llega en formato shakespereano. El hijo de Apolo (interpretado de nuevo por Michael B. Jordan) y pupilo de Rocky trata de redimirse y de hallar su propio legado a través de un combate contra el hijo de Drago, al que le persigue la sombra del fracaso de su progenitor.
En esa línea avanza de forma crítica el devenir de una película que aunque intenta desmarcarse, excese quizás en demasía ciertos patrones de la cuarta entrega, hasta el punto de ser excesivamente previsible. Otro de los contras es que vuelve a caer en esa dualidad que fijaba la Guerra fría, época que ya pasó.
El americanismo vuelve a la escena mostrando el colorido, la comprensión, el patriotismo y la hermandad de USA en contraposición a la frialdad, rudeza y vileza de la madre Rusia. Me queda con agrado esa escena final en la que un hijo fracasado mira con orgullo a un padre fracasado y que nos devuelve esa humanidad perdida en muchas ocasiones de los soviéticos.
Y luego están los combates, los púgiles. De nuevo David contra Goliath. De nuevo esa heroicidad que arrastra al público. Si bien no son tan épicas o trascendentales las peleas, sin duda son marca de la casa y Stallone sabe trabajar y hacer trabajar dentro del ring, pero también fuera.
Este muchacho de 60 y pico años sigue dando guerra y cultiva poco a poco ese cariz dramático actoral que muchos de nosotros agradecemos.
En definitiva, una película imprescindible para los amantes de la saga pero que no descubre ni aporta nada nuevo salvo dos horas de melodrama y entretenimiento que pasan rápidas y que no dejan de tener en el horizonte el recuerdo de la querida Adrian.
24 de febrero de 2019
24 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene todos los ingredientes de la pelea que protagonizaron Rocky vs Iván Drago en 1985 con la diferencia que esta vez estará dada por sus pupilos y por partida doble. Un combate en EEUU y una revancha en la fría, hostil y estigmatizada Rusia. La bajada de linea pro yankee también será contundente en esta entrega. Se puede apreciar a un Víctor Drago, adusto, enorme físicamente y sin demasiada expresividad en contraposición a un Creed simpático, emocional, padre de familia y excelente esposo. Una fórmula ya gastada hasta el hartazgo pero efectiva. Asimismo nos hará rememorar la épica Rocky IV con el reencuentro de sus viejos protagonistas, ahora devenidos a entrenadores con estilos bien opuestos. La recomiendo aunque en lo personal creo que la saga ya cumplió su ciclo.
27 de febrero de 2019
27 de febrero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película esta entretenida, pero a mi me falto la esencia de Rocky, cuando ves por ejemplo Rocky IV estas deseando que machaque a Ivan Drago, porque es el antihéroe, que es de lo que se trata, a mi en esta me produce mas simpatía el que se supone que es el malo que el protagonista, haciéndome empatizar con el y dándome incluso pena que pierda. Y creo que este tipo de películas no se trata de eso.
23 de abril de 2019
23 de abril de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi nota es por las buenas intenciones pero desgraciadamente la buena idea se queda a medio camino.
Desde mi punto de vista Rocky IV fue una película mediocre, con buenas ideas pero mal desarrollada en post de un americanismo sin disimular. Un argumento que tenía un potencial dramático importantísimo con la muerte de Apolo, que podría haber profundizado más en el uso del dopaje en el ámbito deportivo,…
Pero aun así, fue un caldo de cultivo excelente, para una secuela dramática de primer nivel como podría haber sido esta Creed II. Drago fue la imagen de un régimen comunista a punto de desintegrarse, una suerte de Dios creado para la propaganda Soviética y demostrar, a cualquier precio, que eran superiores a los demás.
Después de todo este tiempo, y con el éxito de una película mucho más redonda como fue Creed, la leyenda de Rocky, el tráiler de su secuela se centraba en el drama humano del rencuentro entre Rocky y Drago, del duelo generacional entre Creed y el hijo del hombre que mató a su padre. Desgraciadamente todo esto se queda a medio camino con el fin de priorizar la relación personal de Adonis con su pareja, forzando la situación y restándole metraje y profundidad al resto de hilos argumentales, perjudicando así la película en su conjunto.
El reencuentro entre Rocky e Ivan Drago se queda corto, no desvelo nada, dado que todo el mundo puede intuir que este tiene que suceder. El diálogo es pobre, en una saga donde lo mejor de todo suelen ser las frases filosóficas de Rocky, el reencuentro podría haber sido épico. Pero el discurso es previsible y nada cargado de profundidad, donde apenas se nos dan unas pinceladas de que fue lo que paso con Drago tras ese combate, de su caída en desgracia. Esto es un error recurrente en la película, de su relación con su hijo apenas se nos muestra nada salvo un régimen de entrenamientos salvajes, y curiosamente el mayor momento emotivo, lo que realmente nos lleva a saber que Drago no es lo que parece, que nos ayuda a empatizar con él, es para mi la mejor imagen del combate y la última frase de Ivan en la película. A mi juicio se ha desperdiciado la posibilidad de contar una gran historia, y no era la de la venganza del hijo de Creed, sino el drama de un hombre abandonado por su país, su esposa y al que todo el mundo dio la espalda, después de jugar con su vida, y convertirlo en un experimento para crear un superdeportista tanto a nivel de dopaje, como a la hora de emparejarlo con otra deportista de élite. Si la película previa le valió a Stallone una nominación al Oscar, y dado el nivel medio actual del cine, un buen guion bien podría haberle valido a Dolph una nominación. Por desgracia los guionistas y directores no han considerado conveniente darle más protagonismo en la película, limitándose a usarlo poco menos que atrezo durante el 90 % del film.
En cualquier caso, la película no es desagradable, no se hace excesivamente pesada, pero como digo podría ser mejor, ¡que puñetas podría haber sido mucho mejor!, y eso deja un regusto amargo. En un cine actual, donde el cine palomitero predomina, y estamos faltos de dramas de calidad, la cinta deja un regusto amargo ante lo que podría haber sido, y finalmente no fue. Lo mejor que nos dejó Rocky IV fue ese malo al que el devenir de la historia se encargó de conferirle un contexto para convertirse en un personaje muy aprovechable. Al final todo se queda en una película cuya única pretensión es continuar una franquicia.
Desde mi punto de vista Rocky IV fue una película mediocre, con buenas ideas pero mal desarrollada en post de un americanismo sin disimular. Un argumento que tenía un potencial dramático importantísimo con la muerte de Apolo, que podría haber profundizado más en el uso del dopaje en el ámbito deportivo,…
Pero aun así, fue un caldo de cultivo excelente, para una secuela dramática de primer nivel como podría haber sido esta Creed II. Drago fue la imagen de un régimen comunista a punto de desintegrarse, una suerte de Dios creado para la propaganda Soviética y demostrar, a cualquier precio, que eran superiores a los demás.
Después de todo este tiempo, y con el éxito de una película mucho más redonda como fue Creed, la leyenda de Rocky, el tráiler de su secuela se centraba en el drama humano del rencuentro entre Rocky y Drago, del duelo generacional entre Creed y el hijo del hombre que mató a su padre. Desgraciadamente todo esto se queda a medio camino con el fin de priorizar la relación personal de Adonis con su pareja, forzando la situación y restándole metraje y profundidad al resto de hilos argumentales, perjudicando así la película en su conjunto.
El reencuentro entre Rocky e Ivan Drago se queda corto, no desvelo nada, dado que todo el mundo puede intuir que este tiene que suceder. El diálogo es pobre, en una saga donde lo mejor de todo suelen ser las frases filosóficas de Rocky, el reencuentro podría haber sido épico. Pero el discurso es previsible y nada cargado de profundidad, donde apenas se nos dan unas pinceladas de que fue lo que paso con Drago tras ese combate, de su caída en desgracia. Esto es un error recurrente en la película, de su relación con su hijo apenas se nos muestra nada salvo un régimen de entrenamientos salvajes, y curiosamente el mayor momento emotivo, lo que realmente nos lleva a saber que Drago no es lo que parece, que nos ayuda a empatizar con él, es para mi la mejor imagen del combate y la última frase de Ivan en la película. A mi juicio se ha desperdiciado la posibilidad de contar una gran historia, y no era la de la venganza del hijo de Creed, sino el drama de un hombre abandonado por su país, su esposa y al que todo el mundo dio la espalda, después de jugar con su vida, y convertirlo en un experimento para crear un superdeportista tanto a nivel de dopaje, como a la hora de emparejarlo con otra deportista de élite. Si la película previa le valió a Stallone una nominación al Oscar, y dado el nivel medio actual del cine, un buen guion bien podría haberle valido a Dolph una nominación. Por desgracia los guionistas y directores no han considerado conveniente darle más protagonismo en la película, limitándose a usarlo poco menos que atrezo durante el 90 % del film.
En cualquier caso, la película no es desagradable, no se hace excesivamente pesada, pero como digo podría ser mejor, ¡que puñetas podría haber sido mucho mejor!, y eso deja un regusto amargo. En un cine actual, donde el cine palomitero predomina, y estamos faltos de dramas de calidad, la cinta deja un regusto amargo ante lo que podría haber sido, y finalmente no fue. Lo mejor que nos dejó Rocky IV fue ese malo al que el devenir de la historia se encargó de conferirle un contexto para convertirse en un personaje muy aprovechable. Al final todo se queda en una película cuya única pretensión es continuar una franquicia.
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