Las interpretaciones son buenas teniendo en cuenta que ha sido filmada totalmente bajo la lona verde, lo único decente de esta película, bueno, y Angelina Jolie. Ademas de ésto, a mí tanto efecto y fondo de ordenador hecho a los 50 me mareaba, haciendo la cinta un poco agobiante y casposa. La historia, pues eso, fácil y simplona, con toques de humor y aventura, que no tiene ni uno ni lo otro.

Al ver esta película me pareció estar volviendo a otra época. No es nada ambiciosa (efectivamente la historia es trivial y nada complicada), pero ese no es su fuerte, sino el parecer estar disfrutando de una peli de acción serie "B" como las de antes, de las de doble sesión, con una elegante imaginativa visual, a la que te acostumbras pronto, y que por ejemplo, hace que Gwyneth Paltrow esté especialmente atractiva.
Se me hizo cortísima, disfruté como un enano y me embullí en ella ayudado por su partitura musical.
Parece ser que esta vez, sin que sirva de precedentes, estoy más de acuerdo con la crítica especializada que con los colegillas críticos, que advierto se están volviendo demasiado exigentes y empiezan a no saber apreciar nada; dentro de poco tendrán que buscar un pasatiempo distinto del cine porque para ellos esto se está conviertiendo en un suplicio.

Cuando un guión es tan vacío, simplón e incompleto, las estrellas (que sus protagonistas lo son) pierden puntos en la misma medida.
Esta película cuenta con una innovación visual digna de ver, pero con un argumento tan triste, que a mitad de película ya no te interesa ver el resto. De este modo, mejor poner un buen CD con música de fondo y ver la película "muda", como hiciera Fritz Lang con Metrópolis.

La perfecta sinergia existente entre la atmósfera de cine negro y los elementos de ciencia ficción ya hacen de ésta película una obra a destacar en el plano visual. Los escenarios, artilugios, vehículos de todo tipo y criaturas te absorben en una historia fácil de digerir y con unos diálogos que aunque no se puedan considerar de sublimes no desentonan en ningún momento y mantienen la armonía en el film como si discurriéramos plácidamente por una corriente de mansas aguas hasta el final de la cinta. En definitiva, cine que cumple con sus propósitos. Un millón de veces mejor que el cine que se establece metas que le quedan grandes y no sabe cómo resolver las cuestiones que se ha planteado.