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Breaking BadSerie

Serie de TV. Thriller. Drama Serie de TV (2008-2013). 5 temporadas. 62 episodios. Tras cumplir 50 años, Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, se entera de que tiene un cáncer de pulmón incurable. Casado con Skyler (Anna Gunn) y con un hijo discapacitado (RJ Mitte), la brutal noticia lo impulsa a dar un drástico cambio a su vida: decide, con la ayuda de un antiguo alumno (Aaron Paul), fabricar anfetaminas ... [+]
Críticas 496
Críticas ordenadas por utilidad
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10
27 de diciembre de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que no se ha hecho nunca nada igual para televisión. A la altura de auténticos mitos de la HBO como The Wire o The Sopranos, sólo tengo la duda de ver cómo la trata el paso del tiempo. Pero me da que se convertirá, si es que no lo ha hecho ya, en serie de culto.

Pero lo grande no es sólo estar a la altura de las mejores series de la historia. Es que está a la altura del mejor cine. Llamadme exagerado, pero hay capítulos como el de la Hacienda Mejicana que recuerdan al mejor Coppola, los trapicheos en los bajos fondos al mejor Scorsese, el robo del tren al mejor Hitchcock… y ese halo de humor negro y corrosivo a los hermanos Cohen de los que tengo la impresión es heredera directa.

Sus dos protagonistas principales (Bryan Cranston y Aaron Paul) parecen haber nacido para ser Walter White y Jesse Pinkman. Pero además te enamorarás del resto de protagonistas (como Skyler o Hank Schrader) y de todos y cada uno de los secundarios que van apareciendo a lo largo de sus cinco temporadas: un abogado de dudosa reputación, el propietario de una cadena de restaurantes de comida rápida, los psicópatas integrantes de la familia Salamanca, …

Cine en estado puro.
9
5 de octubre de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras 5 inolvidables temporadas, Breaking Bad echa el cierre dejándonos una de las tres mejores series jamás realizadas para la televisión. Una obra maestra de factura difícilmente superable. Se me va a hacer extraño ver como pasa una semana sin saber nada de Mr. White, uno de los personajes más endiabladamente complejos y bien interpretados de la historia catódica. Ya no podré disfrutar de las locuras de Pinkman ni de la ironía y el humor de Saul y es inevitable sentir un vacío dentro de ti ante la probabilidad de que no volverás a ver una serie tan buena en muchos años. Por supuesto también añoraré esa forma de usar el lenguaje visual que tenia Vince Gillian para contarte la historia con planos y tomas que derrochaban inteligencia e imaginación, una dedicación y un cariño por el detalle que resultaba una delicia para los sentidos, todo esto especiado con una elección de canciones perfectas para cada momento, en la memoria quedará grabada la inolvidable Who's Gonna Save My Soul de Gnarls Barkley por poner un ejemplo.
Si te gusta el cine negro contemporáneo, Breaking bad te enganchaba de un modo magnético desde el primer día, poseía ese humor negro y ácido, a veces sádico, ambientado en los rincones de la apacible américa profunda tan propio de los hermanos Coen. Tenia ese toque de violencia estilizada y coreografiada con diálogos lúcidos tan tarantiniana, pero a su vez retorcida y enfermiza cual Scarface de Briam de Palma. Poseía ese irremediable fatalismo en sus protagonistas, lastrados por el peso de su propia ambición en las temporadas finales que tan solo el protagonista de Quiero la cabeza de Alfredo García podría entender, y esos finales que explotaban en una orgía de violencia los podría firmar el mismísimo Sam Peckinpah. Muchas referencias de las que bebe pero sin por ello perder su propia identidad y personalidad. La recomiendo si no te has animado todavía a verla.
10
19 de septiembre de 2011
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno como bien dice el título de mi crítica, así estoy yo con esta serie. Sintiendo angustia cuando veo que quedan sólo diez minutos de capítulo y preguntándome que le saldrá mal a Walter, porque el pobre hombre es el adalid de la mala suerte.
Uno de los puntos fuertes de la serie, como bien dicen las críticas mejor valoradas, es que se trata de cosas convencionales, dentro de lo que suelen ofrecer otras series por el estilo.
Personajes muy profundos, y cambiantes, ya que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos.
Para mí, se trata de una serie en la que ninguno de los personajes es prescindible, absolutamente ninguno, y pocas veces suelo decir esto, ya que siempre suele sobrarme algún secundario en casi cualquier serie.
Las transformaciones que sufren todos ellos a lo largo de las cuatro temporadas es impresionante, y francamente nunca pensé que pudiera estar tan enganchado a una serie, esperando semanalmente mi dosis de la meta azul que prepara nuestro querido Walter.
De todos modos, si no he conseguido expresar con total claridad mi opinión sobre la serie, el 10 que le he puesto lo dice todo, ya que comencé poniendole un 7, pero no he podido evitar encasquetarle el 10 que tanto se merece.
10
10 de agosto de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces leo a gente tan ensimismada en describir la grandeza de una serie como si esta fuera lo suficientemente irracional y trascendente que no se pudiese describir de modo racional.

Breaking Bad también es grande.
Y sí, también se puede describir y desmenuzar minuiciosamente, como un lenguado. Bueno, no, oigan. Como el pez más jodidamente lujoso que hayan podido ustedes catar. En un primer vistazo, nos da la impresión de que asistimos a la misma historia de los dilemas morales de siempre.

A veces es un médico, otras veces es un gángster, un policía, y esta vez ha tocado un químico convertido a traficante. La diferencia esencial entre esas tantas historias sobre dilemas éticos se basa tanto en las formas como en el contenido.

En primer lugar, la estética y la ambientación se mueven entre un minimalismo inquietante y sórdido, muy realista. La propia serie ha encontrado su propio estilo visual en este sentido, y eso se agradece. Partiendo de esa base, la serie ya es única. Ahí estan esos inicios tan surrealistas y desconcertantes.

En segundo lugar, está la historia. Una historia que nos han contado mil veces, pero que aquí nos cuentan con una credibilidad admirable. La evolución del personaje principal, a nivel ético, es narrada detalle al detalle. No son los discursos de los personajes los que nos hablan de ellos mismos, sino los hechos en los que se ven envueltos.

Así pues, tras la mirada analítica de las situaciones en las que se ven envueltos, podemos entender a la perfección todas y cada una de las perspectivas y evoluciones de cada personaje. Podemos comprender a un personaje y a su antítesis a la vez. Podemos compadecernos de alguien que en ese momento no merece compasión porque creemos vislumbrar una justificación que el propio personaje ha logrado traspasar de dentro de la pantalla a fuera.

Así pues, es la minuiciosidad de la clásica historia de "El fin justifica los medios" lo que diferencia a Breaking Bad en este caso.

Volviendo a los personajes: no sobra nadie. Todos, absolutamente todos, desde el protagonista encarnado por Bryan Cranston, que por cierto, ofrece una de las interpretaciones más grandes, habidas y por haber; pasando por el carismático abogado de dudosos principios, o asistiendo a las múltiples lecturas de un aparente personaje totalmente plano, como es el cuñado de Walter White, y que finalmente, no resulta ser el típico poli yanki cachondo que cualquier otra serie nos hubiera ofrecido.

Bueno, en realidad, sí resulta serlo. Pero esa no es más que la corteza. La primera capa. Como decía, hemos pescado una auténtica gozada de pez. Pasamos a la siguiente capa. Puro caviar.
10
8 de junio de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la espera de que salga la quinta temporada de esta serie, y tras haberme puesto al día en un maratón de varios capítulos por jornada, hago esta crítica con conocimiento de causa. Algunos opinan sobre una serie nada más ver el episodio piloto, pero en mi caso prefiero optar por ver todos los capítulos antes de hablar (salvo que la serie sea tan tediosa que la abandone tras la primera hora, en cuyo caso ni me molesto en dar mi opinión). Al principio no me atraía mucho el argumento, puesto que series y películas sobre el mundo de las drogas, los traficantes y las mafias abundan en exagerada demasía (Los Soprano, por ejemplo, acabó hartándome por la lentitud de su desarrollo, no sin antes haberme tragado las cuatro primeras temporadas completas), pero en este caso celebro haber dado el paso de atreverme a conocer a los señores White y Pinkman. Empezar diciendo que el título es acertadísimo (creo que se traduce como “volviéndose malo” o algo por el estilo), porque el protagonista (Bryan Cranston, al que ya consideraba genial en su vis más cómica, y que demuestra dominar con creces todos los registros interpretativos) sufre una progresiva metamorfosis de la inocente campechanía y sosería diaria de un pater familias ordinario al más oscuro egoísmo y ansias de acumular ganancias. Una serie imprescindible que aúna el drama más visceral con la acción, todo ello aderezado con ironía y cierto toque humorístico, y donde los giros argumentales sirven para desear con ansias cada nuevo episodio. La ambientación también juega a favor de la serie, en esa tierra de nadie que es la zona fronteriza USA/Mexico, con esas casas que son como islas en medio del desierto, y donde parece que el vecino más próximo está a kilómetros de distancia, con carreteras polvorientas y demás ingredientes que nos hacen recordar con nostalgia las buenas road movies de antaño; en esos solitarios y lejanos lugares todo puede ocurrir, con el abrasador sol como único testigo. La única crítica que le hago a esta serie por lo demás perfecta es que los supuestos personajes hispanoamericanos tienen un pésimo español, cosa que a lo mejor el televidente estadounidense no sabe apreciar, pero que a los que tenemos la lengua de Cervantes como nativa nos choca bastante (Gus no tiene un ápice de acento chileno, y el español lo chapurrea bastante mal, amén de otros personajes supuestamente latinoamericanos en los que salta a la vista que tienen el inglés por lengua materna y que las frases en español las llevan apuntadas con pronunciación incluida). Mención aparte debo darle a un capítulo que muchos consideran de relleno, pero que para mi es una obra maestra a pesar de que no cuenta nada importante con respecto al argumento; estoy hablando del episodio titulado The fly (La mosca), donde nos encontramos con una situación surrealista a la par que claustrofóbica, y donde la simbiosis del dúo protagonista sale a relucir, reforzándose nuestra empatía (y simpatía) hacia ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Walter White: En un principio cae bien y uno se apunta a su justa causa de conseguir dinero para que no le falte a su familia tras su ausencia. Pero episodio tras episodio vemos que va aflorando en él una maldad y un sadismo frutos de la pura avaricia (sobre todo por las malas compañías y ver el lado más bajo y oscuro de su sociedad), y el altruismo da paso al simple egoísmo y la enfermiza obsesión de ganar más dinero a toda costa, unido al hinchado orgullo con respecto a la patente de su producto. El punto álgido de su caída a los abismos infernales se produce cuando cruelmente decide dejar morir a la novia de su supuestamente querido amigo y compañero de negocios Jesse Pinkman, lo que desencadena una tragedia aún mayor, momento en el que dejó de tener todas mis simpatías.
Jesse Pinkman: Drogadicto, pero de buen corazón. Pese a todos sus errores, uno no puede evitar perdonarle debido a la inocencia que exhuma. Es el más carismático de los personajes, mucho más humano que el glacial White. Su lealtad hacia su maestro se justifica por el cariño que éste le tiene, al punto de considerarlo como un hijo (y como si padre e hijo fueran tienen unas peleas colosales).
Skyler: Al principio solo parecía un tanto frígida, pero se le perdonaba por ser una esposa modelo en lo demás. Sin embargo su máscara cae y la descubrimos como la más zorra entre las zorras (y ella misma se proclama así). Otro calificativo no se le puede dar a esta mujer que predicaba amor infinito e incondicional hacia su marido, un amor que se esfumó en el momento en que aquél le confiesa su ilegal negocio secreto. Su falsedad es manifiesta; ante la menor amenaza a su persona pasa del amor al odio conyugal sin escalas, al punto de comenzar a revolcarse con su jefe a los pocos días de descubrir la identidad secreta de su marido.
Gustavo Fring: Malo, malo y más malo, pero las circunstancias así lo han moldeado, y respectivos flashbacks justifican su actuación, llegando a compenetrarnos con su filosofía de vida, si bien es cierto que volviendo al presente ansiamos que White o Pinkman acaben con él de la forma más salvaje (su última escena en la que se acomoda el nudo de la corbata es radical, con la ironía marca de la serie).
Saul Goodman: El abogado cutre de anuncio, con despacho y secretaria casposos. A pesar de que su personaje es lo más rastrero que se pueda uno encontrar, no deja de ser comiquísimo, y protagoniza muchas de las escenas más histriónicas de la serie. Lo mejor es que también va demostrando con el tiempo ser persona que nunca traicionaría la confianza depositada en él. Bob Odenkirk simplemente borda su papel, con ese flequillo, esos gestos exagerados y una forma de hablar de lo más peculiar, por eso siempre es recomendable ver las series en versión original, pues dobladas pierden mucho. Por eso “better call Saul”.
El oso de peluche fucsia: Cuyo siniestro ojo le recuerda a Walt su mala acción y todas sus consecuencias.
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