El salario del miedo
1953 

8.1
10,695
20 de diciembre de 2019
20 de diciembre de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un pueblo sudamericano de mediados del siglo XX… y sigue siendo, casi una copia fidedigna de los que todavía existen en muchos países de este territorio: Mucha gente en busca del centavo ejerciendo empleos informales… niños jugando en las calles sin nadie que los proteja… alimañas en abundancia y muchos otros animales domésticos en condición de esclavitud… hombres desempleados reunidos en el bar para “matar el tiempo”, pero, con la incesante esperanza de que alguien les ofrezca un trabajo que les permita salir de la miseria… y, los “poderosos”, haciendo el diario por sus intereses, ¡únicamente por sus intereses!
Curiosamente, ante la negativa del protagonista, Ives Montand, de rodar en España mientras el dictador, Francisco Franco, siguiera en el poder, el filme fue rodado en la Camargue, sur de Francia, y el escenario pasa sin objeciones por un pueblo latinoamericano… ¡la miseria no es exclusiva de los países pobres!
Huérfano de madre, en cierta noche mientras el joven, Henri Girard, dormía, su padre, una tía y una anciana empleada de servicio, fueron asesinados por alguien que entró en la mansión donde habitaban. Las sospechas recayeron sobre el sobreviviente… y tras haber pasado 19 meses en prisión, pudo demostrarse que fue una sindicación completamente falsa. Huyendo de este trauma que lo marcó para siempre, Girard emigró a Sudamérica… y asentado en Venezuela, comienza a escribir firmando con el seudónimo, Georges Arnaud. Surge entonces, “Le Salaire de la Peur” (1950) y ya ocupa un respetable lugar entre los notables intelectuales de mediados del siglo XX. Consecuente con la cruda realidad que ha comenzado a conocer, sin su apellido de cuna y sin la condición social en la que naciera, Arnaud ya conoce de primera mano la lucha por la supervivencia, y es esa toma de conciencia la que lo conduce a plasmar en sus novelas la inequidad que pone a tantos hombres a sobrevivir en condiciones extremas.
Adaptada por el director, Henri-Georges Clouzot, con la colaboración de Jérome Geronimi, <<EL SALARIO DEL MIEDO>>, se convierte en una de las películas más impactantes, tensionantes y humanas del momento, y la Palma de Oro en Cannes, más el Oso de Plata en el Festival de Berlín, darían cuenta de sus enormes virtudes.
Los errores de continuidad, que difícilmente percibirá alguien que no se disponga a verla cuadro por cuadro, poco empañan un filme magníficamente interpretado: Ives Montand (Mario), Folco Lulli (Luigi)… y especialmente, Charles Vanel (Jo), cuya interpretación es de antología… y ni qué decir que no se haya dicho ya de la brillante producción y lograda dirección de, H.G. Clouzot, quien, desde entonces, tiene un merecido lugar entre lo perenne del Arte cinematográfico.
Curiosamente, ante la negativa del protagonista, Ives Montand, de rodar en España mientras el dictador, Francisco Franco, siguiera en el poder, el filme fue rodado en la Camargue, sur de Francia, y el escenario pasa sin objeciones por un pueblo latinoamericano… ¡la miseria no es exclusiva de los países pobres!
Huérfano de madre, en cierta noche mientras el joven, Henri Girard, dormía, su padre, una tía y una anciana empleada de servicio, fueron asesinados por alguien que entró en la mansión donde habitaban. Las sospechas recayeron sobre el sobreviviente… y tras haber pasado 19 meses en prisión, pudo demostrarse que fue una sindicación completamente falsa. Huyendo de este trauma que lo marcó para siempre, Girard emigró a Sudamérica… y asentado en Venezuela, comienza a escribir firmando con el seudónimo, Georges Arnaud. Surge entonces, “Le Salaire de la Peur” (1950) y ya ocupa un respetable lugar entre los notables intelectuales de mediados del siglo XX. Consecuente con la cruda realidad que ha comenzado a conocer, sin su apellido de cuna y sin la condición social en la que naciera, Arnaud ya conoce de primera mano la lucha por la supervivencia, y es esa toma de conciencia la que lo conduce a plasmar en sus novelas la inequidad que pone a tantos hombres a sobrevivir en condiciones extremas.
Adaptada por el director, Henri-Georges Clouzot, con la colaboración de Jérome Geronimi, <<EL SALARIO DEL MIEDO>>, se convierte en una de las películas más impactantes, tensionantes y humanas del momento, y la Palma de Oro en Cannes, más el Oso de Plata en el Festival de Berlín, darían cuenta de sus enormes virtudes.
Los errores de continuidad, que difícilmente percibirá alguien que no se disponga a verla cuadro por cuadro, poco empañan un filme magníficamente interpretado: Ives Montand (Mario), Folco Lulli (Luigi)… y especialmente, Charles Vanel (Jo), cuya interpretación es de antología… y ni qué decir que no se haya dicho ya de la brillante producción y lograda dirección de, H.G. Clouzot, quien, desde entonces, tiene un merecido lugar entre lo perenne del Arte cinematográfico.
31 de mayo de 2014
31 de mayo de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El salario del miedo de Henri Georges Clouzot, es un thriller dramático y de aventuras y una de las obras indispensables del director. Dirigida con un ritmo calmado y tranquilo, y con un estilo valiente y arrojado, tiene una trama asfixiante que mantiene el suspense de manera asombrosa, gracias a una historia sencilla pero implacable y arrolladora. Realizada de forma inteligente y perspicaz, tiene un resultado insuperable y soberbio que gustará a cualquier cinéfilo.
La fotografía en blanco y negro, es evocadora y maravillosa, gracias a unas imágenes idóneas y magistrales que son rica en matices sensacionales y atractivos para el film. La música, es inquietante y más bien escasa, usada en pocas ocasiones y con sonidos clásicos al principio y al final de la película, para no distraer al espectador de la interesante trama. Y los planos y movimientos de cámara, utiliza mucho el detalle y los primeros y primerísimos planos para acrecentar la tensión, y también los habituales reconocimiento, seguimiento, cámara en mano, avanti, retroceso, subjetivos y generales en una variada y sobresaliente labor técnica.
Las actuaciones, son admirables y fulgentes. Con interpretaciones de Yves Montand que está carismático y con personalidad propia, Charles Vanel creíble y convincente, y notables acompañamientos de Vera Clouzot, Peter Van Eyck, Folco Lulli, William Tubbs, Dario Moreno y Jo Dest. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes y humildes, que son naturales al igual que los decorados que te transportan al lugar en cuestión.
El guion, escrito por el mismo director junto con Jerome Geromini, está lleno de intriga y suspense, gracias a una sencilla e interesante trama que es absorbente y apasionante para el espectador, con un argumento sustancioso y escalofriante que mantiene al público pegado al asiento durante todo el transporte, haciéndole sentir la amenaza de su trabajo y la desilusión de los protagonistas que tienen en sus vidas para aceptarlo. El cual es llevado a cabo, con una narrativa común y sugerente además de expresiva, para trasmitir en todo momento lo que sienten.
Concluyendo, la considero una obra imperecedera e indispensable en el séptimo arte, por ser absorbente y penetrante en una historia sencilla pero que mantiene eficazmente al espectador pegado al asiento. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, planos, movimientos de cámara y narrativa que hacen de El salario del miedo, un film soberbio y excepcional, y por supuesto una cinta de visión obligada, para cualquier cinéfilo buscador de las mejores películas de la historia del séptimo arte.
La fotografía en blanco y negro, es evocadora y maravillosa, gracias a unas imágenes idóneas y magistrales que son rica en matices sensacionales y atractivos para el film. La música, es inquietante y más bien escasa, usada en pocas ocasiones y con sonidos clásicos al principio y al final de la película, para no distraer al espectador de la interesante trama. Y los planos y movimientos de cámara, utiliza mucho el detalle y los primeros y primerísimos planos para acrecentar la tensión, y también los habituales reconocimiento, seguimiento, cámara en mano, avanti, retroceso, subjetivos y generales en una variada y sobresaliente labor técnica.
Las actuaciones, son admirables y fulgentes. Con interpretaciones de Yves Montand que está carismático y con personalidad propia, Charles Vanel creíble y convincente, y notables acompañamientos de Vera Clouzot, Peter Van Eyck, Folco Lulli, William Tubbs, Dario Moreno y Jo Dest. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes y humildes, que son naturales al igual que los decorados que te transportan al lugar en cuestión.
El guion, escrito por el mismo director junto con Jerome Geromini, está lleno de intriga y suspense, gracias a una sencilla e interesante trama que es absorbente y apasionante para el espectador, con un argumento sustancioso y escalofriante que mantiene al público pegado al asiento durante todo el transporte, haciéndole sentir la amenaza de su trabajo y la desilusión de los protagonistas que tienen en sus vidas para aceptarlo. El cual es llevado a cabo, con una narrativa común y sugerente además de expresiva, para trasmitir en todo momento lo que sienten.
Concluyendo, la considero una obra imperecedera e indispensable en el séptimo arte, por ser absorbente y penetrante en una historia sencilla pero que mantiene eficazmente al espectador pegado al asiento. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, planos, movimientos de cámara y narrativa que hacen de El salario del miedo, un film soberbio y excepcional, y por supuesto una cinta de visión obligada, para cualquier cinéfilo buscador de las mejores películas de la historia del séptimo arte.
17 de octubre de 2020
17 de octubre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La imagen de uno niño jugando con unas cucarachas que tiene atadas a unos hilos, nos introduce a la vida de Las Piedras, un pobre pueblo sudamericano en el que sobran unos cuantos grados de temperatura y falta mucho trabajo.
Cuando se produce una fuga de gas en los canales de una compañía petrolera, cuatro personas se ofrecen voluntarias para llevar dos camiones cargados hasta arriba de nitroglicerina hasta el lugar donde se ha producido la fuga, a cambio de 2000€ para cada uno. ¿El inconveniente? Cualquier pequeño movimiento les hará saltar por los aires.
La primera mitad de la película nos introduce el pueblo y las personas que lo habitan. Provenientes de todos lados del mundo, franceses, alemanes e ingleses, se pasan el día bebiendo en el bar, deambulando por el árido pueblo, y quejándose de la temperatura, mientras esperan algo de trabajo para seguir tirando. Aquí es donde aparecen los cuatro personajes principales: Jo, ya mayor, quien ha huido de su país llevándose solo lo que tenía encima. Mario, que lleva un tiempo viviendo allí, está decidido a llevar a cabo la misión o morirá en el intento. Por otro lado, Luigi se entera de que si sigue trabajando en la obra no vivirá más de un año, lo que lo incita a llevar a cabo la peripecia, y finalmente Bimba, quién se mantiene igual de misterioso a lo largo de toda la película.
Dirigida con una asfixiante tensión digna de una obra hitchcockiana, la segunda parte nos muestra la odisea que emprenden estos cuatro hombres para llevar los camiones a su destino.
Cuando se produce una fuga de gas en los canales de una compañía petrolera, cuatro personas se ofrecen voluntarias para llevar dos camiones cargados hasta arriba de nitroglicerina hasta el lugar donde se ha producido la fuga, a cambio de 2000€ para cada uno. ¿El inconveniente? Cualquier pequeño movimiento les hará saltar por los aires.
La primera mitad de la película nos introduce el pueblo y las personas que lo habitan. Provenientes de todos lados del mundo, franceses, alemanes e ingleses, se pasan el día bebiendo en el bar, deambulando por el árido pueblo, y quejándose de la temperatura, mientras esperan algo de trabajo para seguir tirando. Aquí es donde aparecen los cuatro personajes principales: Jo, ya mayor, quien ha huido de su país llevándose solo lo que tenía encima. Mario, que lleva un tiempo viviendo allí, está decidido a llevar a cabo la misión o morirá en el intento. Por otro lado, Luigi se entera de que si sigue trabajando en la obra no vivirá más de un año, lo que lo incita a llevar a cabo la peripecia, y finalmente Bimba, quién se mantiene igual de misterioso a lo largo de toda la película.
Dirigida con una asfixiante tensión digna de una obra hitchcockiana, la segunda parte nos muestra la odisea que emprenden estos cuatro hombres para llevar los camiones a su destino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
+ Ambientación del pueblo sudamericano. Desolado y caluroso. No hay trabajo, la gente deambula por las calles o espera en el bar a que suceda algo, los niños corretean por la carretera principal arenosa y enfangada. “Ici c’est comme la prison, pour entrer c’est facile, par ici la bonne bouffe, mais pour sortir macache! ”.
+ El plano inicial de los niños jugando con cucarachas atadas a unas cuerdas. Referenciado en THE WILD BUNCH (1969) – Sam Peckinpah.
+ Como se conocen los personajes de Mario (Yves Montand) y Jo (Charles Vanel) siguiendo el silbido de un himno de Francia o de la guerra que está tarareando Mario cuando Jo llega.
+ La situación en la que han de pasar muy rápidos por una carretera para no quedarse atascados en el barro, mientras que el camión de delante va muy lento.
+ La escena de la construcción de madera por la que han de girar para continuar avanzando. Brillantemente bien construida, que hace aumentar la tensión hasta un nivel inaguantable. En cualquier momento todo puede salir mal.
+ El tabaco saliendo disparado del cigarrillo de Mario y el flash de luz cuando explota el camión de Luigi (Folco Lulli) y Bimba (Peter van Eyck). Tras tanta tensión, sucede en un momento en el que estás relajado y con la guardia baja.
+ El cinismo de Mario cuando decide pasar por encima de Jo para no quedarse atrapado en el charco de petróleo. Una pena que luego no tenga consecuencias en la psique del personaje.
+ El personaje de Jo, que empieza mostrándose como alguien valiente (y sin ningún temor a llevarse un disparo; escena de la pelea en el bar), para después rebelar que está muerto de miedo. “Desde anoche es como si me hubiese matado ya 50 veces. Lo tengo aquí metido. Me veo destrozado, roto en mil pedazos”. A destacar la escena en la que explotan la roca en medio de la carretera, y en vez de alejarse del camión se queda dentro, con un pie a cada lado de la muerte.
- Toda la primera parte de situación y presentación, aunque ambiente toda la acción, se dilata demasiado, en concreto la relación entre Mario y Linda, que apenas tiene relevancia en la película.
- Un final muy forzado que tira por los suelos toda la construcción previa de la película. Queriéndole dar el característico tono cínico y desolador del noir francés donde todos salen siempre mal parados, el personaje de Mario regresa en camión al pueblo haciendo eses por la carretera y en una curva el camión se despeña y muere. Hubiera sido más interesante mostrar cómo a pesar de volver vivo al pueblo, no puede olvidar los traumas vividos durante la misión, conectando con la frase que menciona un señor al principio del film: “De niño veía a los hombres marchar a este tipo de trabajos, y no volver. Y los que lo hacían, volvían con el pelo blanco y las manos temblorosas como los viejos. No sabéis que es el miedo, pero lo veréis. Es contagioso como la peste. Y cuando lo coges, es para siempre”. Al llegar a la fiesta que están celebrando, todos podrían estar muy contentos menos él, o más dramático todavía, en vez de marcharse del pueblo, se queda y se gasta todo el dinero intentando acallar su mente atormentada con alcohol y drogas, volviendo a la situación inicial de la película: sin dinero, pero ahora sin amigos.
+ El plano inicial de los niños jugando con cucarachas atadas a unas cuerdas. Referenciado en THE WILD BUNCH (1969) – Sam Peckinpah.
+ Como se conocen los personajes de Mario (Yves Montand) y Jo (Charles Vanel) siguiendo el silbido de un himno de Francia o de la guerra que está tarareando Mario cuando Jo llega.
+ La situación en la que han de pasar muy rápidos por una carretera para no quedarse atascados en el barro, mientras que el camión de delante va muy lento.
+ La escena de la construcción de madera por la que han de girar para continuar avanzando. Brillantemente bien construida, que hace aumentar la tensión hasta un nivel inaguantable. En cualquier momento todo puede salir mal.
+ El tabaco saliendo disparado del cigarrillo de Mario y el flash de luz cuando explota el camión de Luigi (Folco Lulli) y Bimba (Peter van Eyck). Tras tanta tensión, sucede en un momento en el que estás relajado y con la guardia baja.
+ El cinismo de Mario cuando decide pasar por encima de Jo para no quedarse atrapado en el charco de petróleo. Una pena que luego no tenga consecuencias en la psique del personaje.
+ El personaje de Jo, que empieza mostrándose como alguien valiente (y sin ningún temor a llevarse un disparo; escena de la pelea en el bar), para después rebelar que está muerto de miedo. “Desde anoche es como si me hubiese matado ya 50 veces. Lo tengo aquí metido. Me veo destrozado, roto en mil pedazos”. A destacar la escena en la que explotan la roca en medio de la carretera, y en vez de alejarse del camión se queda dentro, con un pie a cada lado de la muerte.
- Toda la primera parte de situación y presentación, aunque ambiente toda la acción, se dilata demasiado, en concreto la relación entre Mario y Linda, que apenas tiene relevancia en la película.
- Un final muy forzado que tira por los suelos toda la construcción previa de la película. Queriéndole dar el característico tono cínico y desolador del noir francés donde todos salen siempre mal parados, el personaje de Mario regresa en camión al pueblo haciendo eses por la carretera y en una curva el camión se despeña y muere. Hubiera sido más interesante mostrar cómo a pesar de volver vivo al pueblo, no puede olvidar los traumas vividos durante la misión, conectando con la frase que menciona un señor al principio del film: “De niño veía a los hombres marchar a este tipo de trabajos, y no volver. Y los que lo hacían, volvían con el pelo blanco y las manos temblorosas como los viejos. No sabéis que es el miedo, pero lo veréis. Es contagioso como la peste. Y cuando lo coges, es para siempre”. Al llegar a la fiesta que están celebrando, todos podrían estar muy contentos menos él, o más dramático todavía, en vez de marcharse del pueblo, se queda y se gasta todo el dinero intentando acallar su mente atormentada con alcohol y drogas, volviendo a la situación inicial de la película: sin dinero, pero ahora sin amigos.
21 de mayo de 2021
21 de mayo de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra del cine en general, no solo francés, y película de la que han bebido otras muchas. Por ejemplo, el comienzo de un niño jugando con hormigas es el mismo de "Grupo Salvaje", el camión recuerda a "El diablo sobre ruedas", la opera prima de Spielberg,
Está dividida claramente en 2 partes: la primera abarca unos 50 minutos y supone la recreación de un país sudamericano pobrísimo, lleno de miseria y desesperanza, con unos personajes que parecen vivir atrapados sin esperanza en ese lugar. El clima y la atmósfera lograda es absolutamente magistral.
La segunda parte recrea la aventura en sí misma, desde la selección de los conductores de los camiones cargados de nitroglicerina, hasta su resolución. Una parte narrada de forma magistral, con varios episodios llenos de tensión y angustia y con unos personajes que irán cambiando a medida que el peligro va en aumento. Una carretera llena de curvas, con puentes quebradizos, rocas obstaculizando el camino, todo un desafío constante.
El film fue complicadísimo de rodar, no hace falta ser un adivino pues la misma película desprende una autenticidad pasmosa: las refinerías, las escenas del camión en el puente, la balsa de petróleo, etc.
Subyace una parte de la condición humana, pues la recompensa es una cantidad enorme de dinero (2.000 dólares) y Clouzot nos dibuja hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para dejar atrás una vida miserable.
La película recibió justamente varios premios, entre ellos la Palma de Oro en el Festival de Cannes para actor, Charles Vanel (Jo en el film) y película.
Película imprescindible.
Está dividida claramente en 2 partes: la primera abarca unos 50 minutos y supone la recreación de un país sudamericano pobrísimo, lleno de miseria y desesperanza, con unos personajes que parecen vivir atrapados sin esperanza en ese lugar. El clima y la atmósfera lograda es absolutamente magistral.
La segunda parte recrea la aventura en sí misma, desde la selección de los conductores de los camiones cargados de nitroglicerina, hasta su resolución. Una parte narrada de forma magistral, con varios episodios llenos de tensión y angustia y con unos personajes que irán cambiando a medida que el peligro va en aumento. Una carretera llena de curvas, con puentes quebradizos, rocas obstaculizando el camino, todo un desafío constante.
El film fue complicadísimo de rodar, no hace falta ser un adivino pues la misma película desprende una autenticidad pasmosa: las refinerías, las escenas del camión en el puente, la balsa de petróleo, etc.
Subyace una parte de la condición humana, pues la recompensa es una cantidad enorme de dinero (2.000 dólares) y Clouzot nos dibuja hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para dejar atrás una vida miserable.
La película recibió justamente varios premios, entre ellos la Palma de Oro en el Festival de Cannes para actor, Charles Vanel (Jo en el film) y película.
Película imprescindible.
8 de octubre de 2015
8 de octubre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Salario del Miedo es una película que en los primeros minutos inspira muy poca confianza, básicamente porque el popurrí de nacionalidades, idiomas y acentos en la versión original puede acabar resultando algo surrealista para un hispanohablante. Pero no pasa nada, porque estamos hablando del mundo del MOTOR.
Resulta que una vez arranca la trama (jejeje), la película se acaba convirtiendo en una colosal alegoría sobre la desesperación que te genera aparcar el coche en pleno centro de Madrid. Una dirección brutal con un ritmo apabullante para plasmar en imágenes las mejores maniobras de aparcamiento jamás filmadas. Mucho se habla de películas como Fast & Furious, pero lo cierto es que nunca sentí tanta angustia por ver unas ruedas traseras conseguir tracción suficiente para arrancar sobre barro. Impresionante.
Luego resulta que entre medias se tocan temas muy variaditos: desde la desigualdad social, pasando por la precariedad laboral, hasta entrar en terrenos más psicológicos y personales, tales como la obsesión o el existencialismo. Y oye, el desarrollo temático acaba atrapando más de lo que podrías imaginar a priori.
Lo que ya no mola tanto es que, por las razones que sean y que me dan igual, haya que meter por decreto a una mujer en la historia para aportar la presencia femenina obligatoria. Que ojo, no es que no me parezca mal que se discrimine a las hembras por su sexo. Pero de ahí a que el director enchufe a su mujer, que no sólo no tiene ni puta idea de actuar sino que no sabe ni hablar el idioma de su personaje, simplemente para mostrar las nalgas al público… pues al final te decepciona que no acabe enseñando las tetas.
Resulta que una vez arranca la trama (jejeje), la película se acaba convirtiendo en una colosal alegoría sobre la desesperación que te genera aparcar el coche en pleno centro de Madrid. Una dirección brutal con un ritmo apabullante para plasmar en imágenes las mejores maniobras de aparcamiento jamás filmadas. Mucho se habla de películas como Fast & Furious, pero lo cierto es que nunca sentí tanta angustia por ver unas ruedas traseras conseguir tracción suficiente para arrancar sobre barro. Impresionante.
Luego resulta que entre medias se tocan temas muy variaditos: desde la desigualdad social, pasando por la precariedad laboral, hasta entrar en terrenos más psicológicos y personales, tales como la obsesión o el existencialismo. Y oye, el desarrollo temático acaba atrapando más de lo que podrías imaginar a priori.
Lo que ya no mola tanto es que, por las razones que sean y que me dan igual, haya que meter por decreto a una mujer en la historia para aportar la presencia femenina obligatoria. Que ojo, no es que no me parezca mal que se discrimine a las hembras por su sexo. Pero de ahí a que el director enchufe a su mujer, que no sólo no tiene ni puta idea de actuar sino que no sabe ni hablar el idioma de su personaje, simplemente para mostrar las nalgas al público… pues al final te decepciona que no acabe enseñando las tetas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(sesenta años después, el deporte motor sigue haciendo lo mismo)
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