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Olga

Drama Año 2013. Una gimnasta ucraniana de 15 años está dividida entre Suiza -donde se entrena para el Campeonato Europeo como preparación para los Juegos Olímpicos- y Kiev, donde su madre trabaja como periodista informando sobre la revuelta euromaidán en Ucrania. La ansiedad de la chica aumentará a medida que su familia está más involucrada en el conflicto. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
16 de septiembre de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olga es el primer largometraje tanto de su director como de su actriz principal y el trabajo de ambos lleva a un resultado magnífico.

La trama tiene lugar en medio de la revolución del Euromaidán y, aunque se rodó antes de la guerra ucraniana de 2022, parece un preámbulo de lo que viven muchos ciudadanos del país. En ese contexto, la protagonista del film tiene que mudarse a Suiza porque su vida corre peligro y allí empieza una nueva vida.

Es solo una pequeña historia dentro de la magnitud del conflicto, pero el guion consigue que vaya creciendo poco a poco. Así, el espectador acompaña a Olga en su adolescencia, mientras ella busca su lugar en el mundo, tanto física como psicológicamente. La niña no solo tiene que lidiar con su búsqueda de identidad sino con la presión de ser una deportista de élite y con la ansiedad que le provoca vivir los levantamientos de su ciudad a través de una pantalla sin poder hacer nada.

Anastasiia Budiashkina es una pieza clave a la hora de aportar veracidad al personaje, ya que, aun siendo nobel, lo logra con creces. Es realmente un acierto de casting el haber elegido a gimnastas y no a actrices, pues las escenas de entrenamiento se suceden con mucha naturalidad. La cámara sabe captar sus movimientos y combinarlos a la perfección con los paisajes suizos o las turbulencias de Ucrania.

Además de su fascinante fotografía, la cinta da pie a ponerse en la piel de los que están sufriendo un exilio y a tratar valores como la perseverancia, la superación, la amistad o la empatía. Por eso, en su conjunto, resulta conmovedora y agradable de ver.

www.contraste.info
Revista Contraste
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7 de julio de 2022
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia se sitúa en el momento del Levantamiento de Euromaidan de 2013, anticipando gran parte de la situación actual en Ucrania con la invasión del país por parte de los rusos. En aquellas revueltas la gente se unió contra la corrupción, derrocando con éxito al presidente simpatizante de Rusia, Viktor Yanukovych.

Olga es enviada a una academia de gimnasia en Suiza por su madre, una periodista involucrada en mostrar al mundo lo que ocurren en su país con un gobierno títere de Putin que divide a los ciudadanos, algo que hace que peligre su libertad y su sustento por el gobierno ruso. Olga que es ciudadana Suiza por parte de su fallecido padre, intenta adaptarse al entorno e idioma del país y prepararse para los campeonatos europeos, pero está dividida y muy preocupada por el conflicto en su tierra natal, lo que hace que no rinda al cien por cien.

Está protagonizada por la gimnasta ucraniana en la vida real Anastasiia Budianshkina que con un semblante muy serio interpreta un gran papel. "Olga" es el primer largometraje del director y guionista suizo Elie Grappe  el cual nos lleva al interior de este deporte y a un punto crítico de la historia de Ucrania.

Una película intensa donde afloran los sentimientos y la preocupación de lo que pronto se le vendrá encima a este país europeo, desde el punto de vista de una joven gimnasta.
Destino Arrakis.com
videorecord
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16 de septiembre de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El vehículo circula por las calles del centro de Kiev, mientras el resplandor de las farolas acuchilla amenazante el encuadre; en el interior, Olga (Anastasiia Budiashkina) y su madre Ilona (Tanya Mikhina). Ambas, gimnasta y periodista, sufren un atentado contra sus vidas; ambas, en el prólogo de un polvorín a punto de estallar. De esta forma comienza la ópera prima de Elie Grappe, director francés residente en Suiza. Una película que, dentro de su aparente sencillez, contiene varias capas de lectura en la que se mezclan el drama personal, el esfuerzo deportivo, la amistad y los horrores de la guerra.

Aquí, en el preestreno en España, me encuentro en el interior del cine con Anna Boryachenko, hostelera vallisoletana, originaria de Ucrania, miembro de la asociación Kalyna Ucrania, que en los últimos meses ha convertido su establecimiento en centro de recogida de alimentos no perecederos, ropa, medicamentos y donativos, sin dudar un instante en desplazarse hasta Ucrania, para hacer entrega de lo recogido a los huérfanos y víctimas del conflicto a raíz de la invasión rusa. Anna se convierte en la voz y principal ponente del coloquio posterior a la proyección de ‘Olga’; es ojos y oídos en primera persona de lo que ha visto y escuchado en la extensión del campo de batalla.

‘Olga’, exiliada en Suiza, entrena duramente de cara al Campeonato Europeo de Gimnasia, para poder asegurarse una plaza dentro del equipo nacional suizo en los siguientes Juegos Olímpicos. La discriminación y la nostalgia no tardarán en aparecer, sobre todo, catapultadas por los acontecimientos del Maidán, en los disturbios y manifestaciones en contra del gobierno de Víktor Yanukóvich, el por entonces Presidente de Ucrania; unos hechos que forman parte del germen de la actual contienda bélica.

Filmada a través de los ojos de Olga, asistimos al avance en paralelo de los sucesos. Un ambiente opresivo en el que las pantallas y la comunicación, dan testimonio del horror que se esconde al otro lado de cada conexión; un clima que se caldea con cada conversación con su madre y los amigos que ha dejado atrás. El realizador inserta imágenes de archivo que nos sitúan frente a los disturbios de aquellos meses. Nos hace partícipes de ellos y nos transmite un sentimiento de congoja ante lo familiar y terriblemente lejano. La disciplina de Olga se tambalea, ante la disyuntiva de elegir entre su carrera deportiva y su patria. La minimalista partitura se mezcla con canciones recientes, que amplían y afianzan lazos entre amistades imposibles en principio; una válvula de escape en una olla a presión sin espita. Destaca la impecable interpretación de Anastasiia Budiashkina, que se hizo con el reconocimiento a mejor actriz en el pasado Festival de Cine de Gijón.

‘Olga’, llega hoy a los cines y su visionado produce un fuerte contrasentido, ya que la producción finalizó antes del inicio de la invasión, consiguiendo involuntariamente un estrato más en el que poder bucear y analizar el Cine como un ente siempre vivo, no exento a sacudidas y nuevos significados que llegan desde la más cruda realidad. El film de Elie Grappe invita al debate, la discusión y la documentación. Un coloquio que transciende más allá de la fractura cinematográfica y la real, siendo la lesión, aparentemente incurable, un elemento indispensable para poder llegar al entendimiento en el absurdo de la guerra y sus trágicas consecuencias.



https://cinemiamor.wordpress.com/2022/09/16/fractura-entre-cine-y-realidad-olga-2021-elie-grape/
Marcos B
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28 de septiembre de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alienación espacial

Ya es suficientemente complejo tratar conflictos políticos reales en las ficciones cinematográficas, imagínense hacerlo en su debut tras las cámaras. La capacidad del cine para simbolizar es una de sus mayores riquezas como medio de expresión artística, y es este el camino por el que opta la realizadora Elie Grappe en «Olga», dónde logra representar un país a través de una persona. Película que vivió su premiere en la Semana de la crítica, la sección de Óperas primas, de la edición del 2021 del Festival de Cannes, para posteriormente quedar relegada a un segundo plano mediático y estrenarse un año después en nuestro territorio. Sin embargo, es una buena noticia que este título reciba algún tipo de estreno comercial, pues si bien no está exento de problemas habituales de un debut, se trata de un largometraje con fuerza e ideas claras.

En este encomiable filme suizo acompañamos durante a todo el metraje a una talentosa gimnasta ucraniana de quince años que atraviese un lacerante via crucis en solitario. Grappe propone una certera y evocadora estrategia para rendir tributo a la azotada nación ucraniana y para reivindicar su lucha política desde el mecanismo de la ficción a pequeña escala. Frustración por impotencia y, mas especialmente, frustración por aislamiento. Encierro interno desde un trabajo interpretativo de gesto adusto, y alienación allende las fronteras. Olga se ve obligada a padecer el dolor de su madre y su pueblo desde la fría jaula de cristal que es su acogida suiza.

Un entorno tan pacífico com ajeno, particularmente represor para ello cuando debe compenetrarse entrenando con sus nuevas compañeras del equipo de gimnasia suizo. Unas compañías afectuosas pero que no pueden acompañarla en una cruzada en la que debe dirimir si callar y competir o rebelarse en solitario. Pocas palabras y ausencia de música extra-diegética para un viaje en el que, con la excepción de insertos de noticiarios, sólo seguimos con crudeza el forzado éxodo y el proceso de adaptación a un entrenamiento des-territorializado de una Olga que es un personaje tan contenido como netamente real.

Gimnasia de cámara

Aún cuando el núcleo del filme es el trabajo dramático de su protagonista, Grappe enuncia visualmente su recorrido argumental con un calculado trabajo de cámara. Una cámara cercana que, como es habitual en el cine de autor contemporáneo, apuesta por una escasa profundidad de campo y una preponderancia de la frontalidad, pero en este caso combinando distintos desplazamientos, angulaciones y distancias con los personajes. Una coreografía efusiva y física que logra transmitir la ebullición corporal de las rutinas deportivas de Olga.

La película combina tanto planos medios frontales con el leve temblor de la cámara en mano como generales, igualmente inestables, para los ejercicios acrobáticos sobre barras y tarimas. La visceralidad de la cámara en movimiento nos permite seguir de manera abrasiva los ejercicios, así como proponer tomas estilizadas de seguimiento lateral en la que comenzamos en cercanía para alejarnos gradualmente en perpendicular al movimiento de Olga. Una danza anexionada al cuerpo encuadrado en plano medio, que sabe siempre determinar cuál es el posicionamiento de mayor impacto con respecto a los personajes para capturar toda la magnitud de cada momento. Carreras tras la espalda para parar ante el salto, así como combinar el primer plano en un giro para acabar la pirueta en un plano general cuyo leve temblequeo dota a la imagen propia de la tensión de una nerviosa gimnasta que sabe que en cada centímetro se juega la caída.

Un filme que ni mucho menos apuesta por el espectáculo en detrimento del conflicto, pues los elementos de mayor importancia son el viaje emocional de «Olga« y el trasfondo del conflicto armado ucraniano, y es en su mayor parte un filme de soledad, familias creadas y conversaciones temerosas, pero la actividad física de Olga es una parte determinante de su esencia, y la cámara la captura con una planificación lejana a los códigos de la realización olímpica, pero igualmente hipnótica.

Resistencia y purgatorio físico

Este concentrado y humilde drama psicológico, pese a todo, da una importancia preponderante al viaje físico atravesado por Olga. Pues si bien el personaje atraviesa un descarnado calvario de frustración psicológica al verse incapaz de ayudar a los suyos, su furia se expresa en su relación con su propio cuerpo. La disciplina deportiva de todo atleta de élite exige un control riguroso sobre todas las partes de su superficie corporal, pero en el caso de Olga, la frustración e imposibilidad de aceptar el detenimiento ante la injusticia lleva al impacto contra la tarima. En lugar de agredir al invasor, agrede por terquedad y por desoír los consejos de sus instructores contra sus manos y ligamentos. Una manera meridiana de transmitir en imágenes que, si bien el cuerpo es la herramienta y el canal para la expresión del gimnasta, la armonía mental es determinante para que este no se desmorone,

Un estudio de personaje de rasgos predecibles pero maneras encomiables, pero a su vez falto de mayor riqueza de discursos, de mas capas de significaciones audiovisuales. Así como la relación de Olga con sus amigas escindidas o con sus compañeras helvéticas rezuma naturalismo y convicción, la manera de articular en el discurso el conflicto político es tan poco inspirada en el plano formal como unidimensional en el plano emocional y simbólico. Una afectación y activismo tan honesto como superficial.

Filme atractivo, pero un tanto frugal, falto de mas elementos para alzar el vuelo con mayor altitud. Lo cual esperamos encontrar en el trabajo futuro de Grappe.
Néstor Juez
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12 de septiembre de 2022
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El comienzo del Euromaidán

Olga primer largometraje de Elie Grappe, un director de Lyon formado en cine en Lausana, realiza una mirada original a los movimientos europeístas que sacudieron Ucrania en 2013, denominados Euromaidan, a través de la percepción de una joven ucraniana obligada a exiliarse poco antes de que estallaran las protestas contra Yanukovych, el depuesto presidente, que aspiraba a ser el títere de Putin.

El Euromaidán comenzó en la noche del 21 de noviembre de 2013, cuando hasta 2.000 manifestantes se reunieron en la Plaza de la Independencia de Kiev y comenzaron a organizarse con la ayuda de las redes sociales. El día anterior el Gobierno de Ucrania había suspendido in extremis la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea (UE). Maidán es un término de origen persa, que designa una plaza.

Olga se muda a Suiza, donde su difunto padre era ciudadano, y trabaja para convertirse en miembro de la selección nacional de ese país. La llegada de Olga agita a la capitana del equipo suizo Steffi (Caterina Barloggio) y a sus otras compañeros suizas que se resienten de que ella forme parte del equipo. Se prepara para los campeonatos europeos, un paso importante en el camino hacia sus sueños olímpicos. Mientras tanto, estallan las protestas y aumentan las tensiones con las fuerzas gubernamentales en Ucrania, lo que finalmente conducirá a la Revolución de Maidan de 2014.

*La soledad de Olga

El escenario sumerge a la protagonista en una soledad que debe confrontar con su identidad. Por tanto, debe gestionar la presión de los entrenamientos, la competencia y los celos entre sus compañeras gimnastas, el aislamiento del exilio, la brecha cultural con su familia suiza a la que conoce poco, los interrogantes sobre el futuro de su país que se encienden en su ausencia, las preocupaciones sobre su madre periodista que cubre los acontecimientos.

Olga es una historia pequeña y personal de un evento geopolítico importante. Olga es intrigante por la forma en que su protagonista es intencionalmente pasiva. No hay nada que pueda hacer en Suiza, excepto entrenar para competir, ver videos de las protestas y violencia, llamar a su madre y excompañera de equipo Sasha (Sabrina Rubtsova) para comprobar su seguridad y la evolución de los acontecimientos. Sentirse como una extraña en el país de acogida, donde su idioma nativo no se entiende, y entre este nuevo equipo, que no comprende lo que está pasando en Ucrania, solo agrava el aislamiento y la impotencia que está experimentando por estar lejos de casa, sin encontrar una manera de ayudar a su madre, y a sus amigos de su país.

Anastasiia Budiashkina, como Olga, está presente en casi todos los planos de la película. Aporta fuerza y determinación a su papel y sirve como hilo conductor y caja de resonancia para los eventos deportivos y políticos que dan forma a su destino.

*Dualidad entre lo individual y lo colectivo

Olga es una película que ofrece un paralelismo muy interesante entre el sacrificio y sufrimiento de los cuerpos de las gimnastas y la lucha revolucionaria en Ucrania, muy bien recreado sin caer en el patetismo. Este doble prisma ofrece también una dualidad entre lo individual y lo colectivo: la gimnasia artística es ante todo un deporte individual pero aún existen retos de equipo; el compromiso en el marco de un movimiento colectivo como Euromaidan implica una parte de sacrificio, de abandono de los propios sueños (esto pasa por el carácter de la madre y el de una gimnasta amiga de Olga, que se ha quedado en el país)

En el transcurso de este duro largometraje, sin florituras, a veces cuesta vibrar, debido a un personaje un tanto frío, casi monolítico en su afán de crear un caparazón para resistir al mundo exterior. La interpretación es de una gran calidad y sobre todo, de mucho realismo, en gran parte por la audaz decisión de Elie Grappe, de elegir para los papeles principales a gimnastas reales, en vez de recurrir a actrices profesionales y dobles. Así, la actriz principal, Anastasia Budiashkina, es una gimnasta de alto nivel, seleccionada en el equipo ucraniano para el Campeonato de Europa Juvenil de 2016 y en los Campeonatos de Ucrania de 2019. Lo mismo ocurre con Caterina Barloggio y Thea Brogli, quienes también interpretan lo que son en la vida real: gimnastas suizas.

Esta elección del casting tiene su recompensa: permite ofrecer secuencias de entrenamiento realistas, sin tener que trocear la actuación deportiva cuando la puesta en escena no lo requiere.

*Conclusión

Olga es una mezcla de drama sobre la mayoría de edad, un thriller político y una película deportiva. Las imágenes auténticas de las manifestaciones en Maidan Square le dan a la película un carácter documental, pero también las impresionantes acrobacias realizadas por las gimnastas en la barra equilibrio y en las barras asimétricas contribuyen a la apariencia realista de la película. Olga incorpora imágenes de vídeo reales de las protestas de Euromaidán que, en su mayor parte, encajan con bastante naturalidad. Asegura que el elemento político nunca sea secundario a la historia de la vida deportiva de Olga.

Olga es una película, literalmente, para este mismo momento. Muy actual. Es una exploración sorprendentemente emotiva y cruda de las complejidades de la política y la familia.

Escrito por Eduardo Gil
Cinemagavia
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