Creía que la serie había sido creada para dar publicidad a una región desconocida o infravalorada de Japón como era Saga. Esa fue la razón por la que le di una oportunidad, ya que me sentí identificado con la premisa porque creo que vivo en la zona menos llamativa de mi país, ya que lo único memorable que ha pasado aquí fue que se escribió hace cuatrocientos años la historia de un señor que luchaba contra molinos.
Esa función de promoción la cumple porque tras ver el anime te entran ganas de conocer más sobre Saga. Pero eso es solo es la punta del iceberg.

Desde su inicio te muestra que nuestras protagonistas no son las mismas que vimos al final de la temporada. Aumenta el dramatismo gracias a ese punto de resurgir de las cenizas y cuando se cuenta el pasado de las zombies.

Y lo mejor de todo: las canciones. Me encanta la música japonesa y aquí he encontrado varias que nada más escucharlas me falto tiempo para añadirlas a mi lista de reproducción. Y es este el factor fundamental de que me haya parecido mejor esta temporada que la anterior, ya que tanto el nivel de las canciones como las actuaciones han mejorado bastante (por desgracia todavía sigue recurriendo al CGI, pero es soportable).

Mappa solo sabe crear animes sobresalientes tanto en adaptaciones como animes originales y en este caso no ha sido menos. Después de ver el final me he quedado con ganas de ver de que serán capaces de hacer las zombies más originales del universo anime.