One Day

Con estilo "dardenniano", la directora húngara Zsófia Szilágyi describe en su opera prima, -presente en el Atlántida Film Fest de este 2019-, la larga, dificultosa y completa jornada (el título es brutalmente honesto :D) de una mujer, madre de familia, que debe lidiar no sólo con el cuidado de sus tres hijos (uno de ellos muy pequeño y probablemente hiperactivo), con los problemas, preocupaciones y dedicación que conlleva, sino también con los cuernos que lleva debido a la infidelidad de su destalentado marido.

Todo ello está reflejado con veracidad, sentido de la observación y cierto valor cinematográfico, concretado en su buena factura y en la destacable labor en la dirección de actores. Sin embargo, peca asimismo de cierta reiteración, alguna laguna narrativa y una intensidad emocional de más en ocasiones. Además, su tesis, siendo obvia, queda excesivamente subrayada. Estos defectos socavan el conjunto de una, en cualquier caso, interesante película.

Frenética película que narra las peripecias de una madre con tres hijos, que lucha incesantemente por cumplir horarios en su trabajo, llevar a los niños al cole y a las clases extraescolares, darles de comer, hacer la casa, pagar las facturas y atender a un marido que está tonteando con otra.

Primera película como directora de Zsófia Szilágyi, recientemente estuvo como ayudante de dirección en el interesante film "En cuerpo y alma", aquí dirige con una naturalidad a los actores que bien pudiera parecer un documental en el que las cámaras no se ven, ya que los pequeños muestran una sencillez y espontaneidad dignos de elogio.

La actriz Zsofia Szamosi con una pasmosa dedicación, y al borde de sus límites nos muestra un personaje de una madre sacrificada completamente por su familia, un papel completamente creíble dispuesta a resolver cualquier tipo de problema al instante.

One day es un modesto film húngaro, que no va a descubrir nada nuevo, pero nos muestra con mucha sinceridad, la realidad de muchas madres coraje de nuestro mundo.
Destino Arrakis.com

La cineasta húngara Zsófia Szilágyi sabía muy bien lo que hacía a la hora de configurar su ópera prima con la interesante “One day”. La apuesta no podía ser más sencilla y a la par más eficaz y estimulante: pegar la cámara como una lapa al rostro de su protagonista, Zsófia Szamosi, para mostrarnos 24 horas (el día que da título a la cinta) en la vida de una trabajadora madre de tres hijos pequeños y todo lo que ello conlleva. Pura supervivencia continuamente al borde del abismo.

El capitalismo salvaje y patriarcal ha urdido la peor de las venganzas para las mujeres contemporáneas: les ha otorgado la posibilidad de incorporarse al mercado laboral pero sin restarles ni un ápice de sus funciones domésticas, que vienen siendo exigidas a ellas igualmente. El resultado final son las auténticas esclavas del siglo XXI en el que se han convertido las mujeres madres en nuestro tiempo. Esclavas del tiempo, de su trabajo, de su hogar, de sus hijos, de su cónyuge, del sistema.

Y Zsófia Szilágyi nos lo muestra de forma literal a través de su protagonista: que tiene que lidiar con un trabajo de profesora de italiano en el que cada vez le exigen más con menos horas lectivas abonadas; una relación sentimental con su marido que se resquebraja por momentos dado que, como con semejantes horarios es imposible desarrollar una vida en común, sospecha que tiene una relación sexual con una amiga suya; y una maternidad imposible teniendo que lidiar con tres hijos pequeños que literalmente la agotan y le chupan la sangre.

Antes de ser madre, todo ser humano debería ver “One day”, en sesión continua junto con “Tenemos que hablar de Kevin” de Lynne Ramsay, “Tully” de Jason Reitman y “Cinco lobitos” de Alauda Ruiz de Azúa. Porque la maternidad en el siglo XXI puede llegar a ser una maldición más que una suerte, porque ni la sociedad ni el mercado laboral están diseñados para permitirla sin consecuencias graves ni secuelas permanentes.

Con un fantástico guión de la propia realizadora húngara, tuvo la repercusión que merecía en Cannes, alzándose con el premio Fipresci en la Semana de la Crítica ante esta experiencia inmersiva en la crudeza de la maternidad de nuestro tiempo.