Los nuevos españoles

Vaya por delante mi admiración hacia esta curiosa y desigual película, típico ejemplo de la necesaria modernización del género en los finales del régimen franquista. Y es que vista desde una óptica actual esta obra destila mucha mas mala leche e ingenio que otros ejemplos de la época y se beneficia de un guión realmente incisivo y unos intérpretes muy sólidos que imprimen un carácter que la alejan de la mera coyunturalidad bajo la que aparentemente se realizó.
Obra mucho más de productor que de director, el reivindicable José Luis Dibildos, la dicotomía entre tradición y modernidad es tratada de manera inteligente, y aunque se caiga en tópicos y unos rasgos de humor grueso y brocha gorda un poco de mal gusto, lo cierto es que los resultados tienen una dignidad que la convierten en una de las obras de aquella época que mejor han soportado el paso del tiempo. Algo que comparádolo con productos coetáneos tiene un mérito que debe serle reconocido.
Y es que esta crítica a la resistencia hispana a la modernzación, a los cambios y a todo lo que pueda suponer alejarse de la más casposa tradición, en realidad habla en clave de humor de la muerte de un régimen y de las consecuencias que esto puede traer a la mentalidad de un pueblo poco preparado para equipararse a nuevos esquemas sobre todo sociológicos , que resulta tan premonitorio, que ver la película hoy en día nos descubre con bastante claridad lo qeu era la España de la época y sobre todo deja muy claro que por mucho que creamos nuestra forma de pensar y reaccionar tampoco ha cambiado demasiado.
Solo por eso "Los nuevos españoles" se merece tanta reivindicación como indulgencia, y debería ser considerada como uno de los primeros títulos que pretendieron, y consiguieron insuflar cierta diginidad al cine comercial de aquellos años, que huía tanto de las macarradas de Ozores y compañía como del mundo crítpico, simbólico y elitista de las producciones de Querejeta y similares.

Debido a su reciente pase por un canal de televisión, pude descubrir esta conseguida comedia que, a parte de tener su propio valor cinematográfico lo tiene aún más como documento sociológico, puesto que retrata esa clase media española de mitad de los 70 que intentaba evolucionar segun los tiempos.
La historia de cinco oficinistas de una empresa de seguros que al ser absorbida por una multinacional americana ( Bruster & Bruster Company ) se ven aleccionados y obligados a cambiar cada uno de los muchos aspectos de sus respectivas vidas.

En realidad, se trata de una farsa un poco exagerada pero veraz sobre esa dificultad que tenía el trabajador de adaptarse a un nuevo sistema de mercado laboral distinto y exigente (la mencionada multinacional), en donde será capaz de conseguir una vida llena de comodidades y enseres pero que perderá lo más importante en ese camino (spolier).

Representativa de lo que se llegó a conocer como la "Tercera Vía" del cine español, aqui están practicamente todos su componentes tanto artísticos como técnicos, (principalmente su productor y director).
Con un estupendo reparto, en el que todos están bastante bien, las escenas más cómicas son aquellas en las que se confrontan la mentalidad española y la estadounidense.

Recomendable su visionado, aunque sólo sea una vez.

Es una tragicomedia bastante dura que supuso una renovación brutal en los planteamientos de la productora de José Luis Dibildos que hasta entonces habia apostado por un cine amable y optimista ya fuera dentro de la comedia o de la coproducción de aventuras. Es una película que no deja buen sabor de boca en el espectador y no es por su carácter amargo y por la carencia de concesiones sino que es por algo que parece más misterioso o por lo menos más complicado de pormenorizar con palabras. No agrada el diálogo donde se habla de una tarta en la que la nata estaba en mal estado ni el momento en que la película empieza a mostrarse más directa a base de situaciones de notable crudeza en las que se echa de menos un mayor sentido de la medida. La historia de unos hombres que tienen que transformarse físicamente y en otros sentidos también ante la anécdota que desencadena todo el proceso de cambio permite una sútil reflexión sobre las diferencias entre el estilo de vida americano y el estilo de vida del español medio de la época de la filmación y poco a poco se palpa en la película ese mensaje de gran virulencia que se venia intuyendo. El elenco de intérpretes funciona muy bien en general y en particular deben ser destacadas las muy brillantes creaciones de Claudia Gravy, William Layton y Josele Román. La película es implacable en cierto modo pero Dibildos volveria a las comedias amables tras este experimento fílmico que para bien o para mal no puede dejar indiferente. Bodegas y Dibildos llegaron bastante lejos con sus intenciones críticas en este film y el resultado es una película que se puede considerar actualmente como un pequeño clásico que conserva el mismo interés que tuvo en el momento de su estreno.

Comedia que adopta buenas maneras y que sabe ofrecer un punto de vista crítico en el contexto del humor
No le favorece el prurito de llevar las situaciones hasta sus últimas consecuencias puesto que habría bastado un esbozo.
Cotidiana, costumbrista y social, la historia se desarrolla a buen ritmo y la intervención de los protagonistas se encuentra a la altura de lo que siempre cabe esperar de ellos.
Y no defraudan.
Otro tanto sucede con guionistas y director.
Por eso sus hechuras cinematográficas se encuentran a buen nivel.

La película permite pasar un rato distendido y deja una sonrisa amable con cierto regusto amargo.

Interesante película de Roberto Bodegas, con una historia de corte realista comprensible y cercana.
Todo se entiende al hablar de problemas reconocibles.
Es una, si no feroz, sí intensa crítica al éxito profesional que conlleva el económico, cuando se deja de lado para conseguirlo aspectos de la vida íntima y personal, como la familia y el amor o los amigos.
Olvidar la calidad de vida por conseguir ascender en el escalafón social.
Todo ello por medio del humor, un humor agrio que deja un sabor amargo mientras el espectador esboza una sonrisa. La sonrisa es por pensar que qué imbéciles los personajes por no ver lo que de verdad es importante en la vida. La pena es que del otro lado de la pantalla sucede tres cuartos de lo mismo.
Buenas interpretaciones sobre todo de la pareja protagonista.

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