Thora van Deken
Drama
Thora van Deken es una mujer endurecida por la vida. Cuando visita a su ex marido, agonizante, descubre que éste ha legado importantes sumas a gente que le rodeaba y que no merece esas atenciones, privando a su hija de lo que le corresponde en justicia. Entonces Thora toma una resolución, respecto al testamento, que significa un claro desafío a las leyes humanas y divinas. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2024
14 de agosto de 2024
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Nos ocupamos hoy de la película sueca de 1920, “Thora van Deken”, aunque poco conocida, es un un intenso drama que refleja brillantemente los conflictos psicológicos de sus personajes, una película sorprendentemente bien realizada y muy bien interpretada. Es la adaptación de una novela corta del novelista danés Henrik Pontoppidan, que ganó el premio Nobel de literatura en 1917 junto con su compatriota Karl Gjellerup, lo que la convierte en la segunda de una serie de adaptaciones del director John W. Brunius y el guionista Sam Ask de obras escritas por ganadores nórdicos del premio Nobel. Brunius, un actor y director de escena de éxito, fue el jefe artístico de la productora “Skandia”, que saltó a la fama entre 1918 y 1919 tras su política de hacer películas basadas en obras de destacados escritores nórdicos y con actores de teatro consagrados en los papeles principales.
“Thora van Deken” no era el título original de la historia. Henrik Pontoppidan publicó por primera vez la novela con el título “Lille Rødhætte: Et Portræt” (“Caperucita Roja: un retrato”) en 1900, en 1909 publicó una nueva versión cambiando casi todas las frases, así como algunos puntos importantes de la trama. La novela fue adaptada para el teatro por el dramaturgo Hjalmar Bergstrøm con la considerable e importante ayuda de Pontoppidan, la obra se estrenó en 1914 en Copenhague, más tarde se estrenó en Suecia, en este caso dirigida por Brunius (varios miembros del elenco participaron también en la versión cinematográfica – Hugo Björne como el marido, Gösta Ekman como el pastor Bjerring –); para la obra el título se cambió a “Thora van Deken”. El título original de la novela surge de los recuerdos del juez de instrucción local que había estado enamorado de Thora cuando ambos eran niños, en aquella época ella usaba una capucha roja, por lo que le dio el apodo de “Caperucita Roja”, esta subtrama se eliminó en la dramatización, motivando probablemente el cambio de título (aunque la traducción alemana de la novela de 1910 también se llamó “Thora van Deken”, y el propio Pontoppidan adoptó el título para su segunda revisión de la novela en 1922), "Caperucita Roja" también sugiere la inocencia original de Thora, una niña en el bosque, a quien la deshonestidad y la rapacidad de los hombres han convertido en un lobo, convencida de que el mundo es un lugar donde los fuertes se aprovechan incesantemente de los débiles, donde la crueldad es el precio de la supervivencia.
Con un excelente dominio de la puesta en escena, Brunius utiliza muchos flashbacks y toda una serie de planos que incluyen tanto tomas de un personaje que mira y/o reacciona ante algo, como tomas del objeto de la mirada del personaje, con la intención clara de retratar la vida interior y la subjetividad de los intérpretes; la película corta también repetidamente a primeros planos para mostrarnos las reacciones emocionales de los personajes, especialmente de Thora, pero a veces también de la hija, el magistrado y el pastor. Es una película donde lo esencial es la representación de la vida interior, para ello utiliza una serie de técnicas para lograr este objetivo, como es el uso de flashbacks, o de los planos antes mencionados, pero por lo que realmente la película se convierte en un retrato de la vida interior de Thora fue gracias a la impresionante actuación de Pauline Brunius en el papel principal, posiblemente la mejor de su carrera cinematográfica (Pauline Brunius, mujer del director, también dirigió algunas películas por su cuenta, tuvo una carrera cinematográfica limitada y hoy es más conocida como una diva del teatro y la primera directora del Teatro Dramático Real de Estocolmo), la película está estructurada constantemente en torno al punto de vista de Thora (y, en algunas escenas, del de su hija).
Teniendo en cuenta el trabajo anterior de Brunius con la historia de Pontoppidan en su adaptación teatral y el hecho de que la película se desarrolla principalmente en interiores, es más que interesante que aquí el director no caiga en el uso de una puesta en escena teatral, por el contrario, con su trabajo detrás de la cámara, su edición y estructura narrativa de primera clase, nos termina ofreciendo un intenso drama que como ya comentamos antes refleja brillantemente los conflictos psicológicos de sus personajes. Uno de los ejemplos más destacados de películas de directores menores de la “Edad de Oro” sueca que lamentablemente se han visto eclipsados por el trabajo de los maestros Stiller y Sjöström.
“Thora van Deken” no era el título original de la historia. Henrik Pontoppidan publicó por primera vez la novela con el título “Lille Rødhætte: Et Portræt” (“Caperucita Roja: un retrato”) en 1900, en 1909 publicó una nueva versión cambiando casi todas las frases, así como algunos puntos importantes de la trama. La novela fue adaptada para el teatro por el dramaturgo Hjalmar Bergstrøm con la considerable e importante ayuda de Pontoppidan, la obra se estrenó en 1914 en Copenhague, más tarde se estrenó en Suecia, en este caso dirigida por Brunius (varios miembros del elenco participaron también en la versión cinematográfica – Hugo Björne como el marido, Gösta Ekman como el pastor Bjerring –); para la obra el título se cambió a “Thora van Deken”. El título original de la novela surge de los recuerdos del juez de instrucción local que había estado enamorado de Thora cuando ambos eran niños, en aquella época ella usaba una capucha roja, por lo que le dio el apodo de “Caperucita Roja”, esta subtrama se eliminó en la dramatización, motivando probablemente el cambio de título (aunque la traducción alemana de la novela de 1910 también se llamó “Thora van Deken”, y el propio Pontoppidan adoptó el título para su segunda revisión de la novela en 1922), "Caperucita Roja" también sugiere la inocencia original de Thora, una niña en el bosque, a quien la deshonestidad y la rapacidad de los hombres han convertido en un lobo, convencida de que el mundo es un lugar donde los fuertes se aprovechan incesantemente de los débiles, donde la crueldad es el precio de la supervivencia.
Con un excelente dominio de la puesta en escena, Brunius utiliza muchos flashbacks y toda una serie de planos que incluyen tanto tomas de un personaje que mira y/o reacciona ante algo, como tomas del objeto de la mirada del personaje, con la intención clara de retratar la vida interior y la subjetividad de los intérpretes; la película corta también repetidamente a primeros planos para mostrarnos las reacciones emocionales de los personajes, especialmente de Thora, pero a veces también de la hija, el magistrado y el pastor. Es una película donde lo esencial es la representación de la vida interior, para ello utiliza una serie de técnicas para lograr este objetivo, como es el uso de flashbacks, o de los planos antes mencionados, pero por lo que realmente la película se convierte en un retrato de la vida interior de Thora fue gracias a la impresionante actuación de Pauline Brunius en el papel principal, posiblemente la mejor de su carrera cinematográfica (Pauline Brunius, mujer del director, también dirigió algunas películas por su cuenta, tuvo una carrera cinematográfica limitada y hoy es más conocida como una diva del teatro y la primera directora del Teatro Dramático Real de Estocolmo), la película está estructurada constantemente en torno al punto de vista de Thora (y, en algunas escenas, del de su hija).
Teniendo en cuenta el trabajo anterior de Brunius con la historia de Pontoppidan en su adaptación teatral y el hecho de que la película se desarrolla principalmente en interiores, es más que interesante que aquí el director no caiga en el uso de una puesta en escena teatral, por el contrario, con su trabajo detrás de la cámara, su edición y estructura narrativa de primera clase, nos termina ofreciendo un intenso drama que como ya comentamos antes refleja brillantemente los conflictos psicológicos de sus personajes. Uno de los ejemplos más destacados de películas de directores menores de la “Edad de Oro” sueca que lamentablemente se han visto eclipsados por el trabajo de los maestros Stiller y Sjöström.
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