Diamantes de la noche
1964 

6.9
469
Drama. Bélico
Narra la historia de dos chicos judíos que escapan de un tren que los transportaba a un campo de concentración nazi. A pesar de librarse de entrar al campo, son capturados por un grupo de veteranos guardabosques que los ridiculizan, al tiempo que los prisioneros intentan evadirse del drama que viven con sus recuerdos de libertad. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2011
30 de enero de 2011
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdos resonantes, evocación, sensación de emoción perdida y una terrible soledad. Desde el travelling inicial que forma un plano secuencia inacabable repleto de cansancio y sufrimiento… hasta esos flashbacks y/o evocaciones… ya nada será como antes… todo ha cambiado… el oscuro bosque es nuestro amo…
Posiblemente “Diamantes de la noche” se desmarque completamente del resto de cintas del holocausto y por eso mismo llame mucho más la atención.
Dos jóvenes judíos escapan de un tren que les llevaba a un campo de concentración. Encuentran un bosque oscuro y la oscuridad humana. Sólo queda recordar el pasado que se fue. Jan Nemec, con 27 años, busca en otros recovecos que eludan el horror tal y como nos ha mostrado el cine moderno. “El pianista” creo que gustó más por mirar en otro punto de vista alejado del campo de concentración; “La vida es bella” enloqueció al público por incluir elementos romantico-cómicos-fraternales; “Diamantes de la noche” me gusta más incluso que las anteriores por buscar en la evocación y el recuerdo de ‘sonambulista’. Necesita poco más de una hora. El reflejo del nazismo en esos guardabosques retirados, en la mirada de una mujer, en la desilusión del abismo de la perdición. Psicología y poder onírico a partes iguales.
Encuentros que divergen entre el sueño y el terror. Imágenes duras desde la premisa de lo simple: comer un trozo de pan se puede convertir en una de las mayores torturas y paranoias. Hay brillo cinematográficamente, como diamantes en una noche, dentro de la oscuridad de su relato.
Posiblemente “Diamantes de la noche” se desmarque completamente del resto de cintas del holocausto y por eso mismo llame mucho más la atención.
Dos jóvenes judíos escapan de un tren que les llevaba a un campo de concentración. Encuentran un bosque oscuro y la oscuridad humana. Sólo queda recordar el pasado que se fue. Jan Nemec, con 27 años, busca en otros recovecos que eludan el horror tal y como nos ha mostrado el cine moderno. “El pianista” creo que gustó más por mirar en otro punto de vista alejado del campo de concentración; “La vida es bella” enloqueció al público por incluir elementos romantico-cómicos-fraternales; “Diamantes de la noche” me gusta más incluso que las anteriores por buscar en la evocación y el recuerdo de ‘sonambulista’. Necesita poco más de una hora. El reflejo del nazismo en esos guardabosques retirados, en la mirada de una mujer, en la desilusión del abismo de la perdición. Psicología y poder onírico a partes iguales.
Encuentros que divergen entre el sueño y el terror. Imágenes duras desde la premisa de lo simple: comer un trozo de pan se puede convertir en una de las mayores torturas y paranoias. Hay brillo cinematográficamente, como diamantes en una noche, dentro de la oscuridad de su relato.
24 de noviembre de 2015
24 de noviembre de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los autores destacados de la Nueva Ola Checoslovaca de los años 60, la década más prolífica del cine de la antigua república centroeuropea, Jan Nemec, dirigió esta peculiar y evocadora obra acerca del holocausto judío basándose en la historia escrita por Arnost Lustig acerca de sus propias vivencias en el horror del genocidio.
Dos jóvenes judíos (Ladislav Jánsky y Antonín Kumbera) huyen por el bosque tras escapar del tren que les llevaba hacia algún escenario de la barbarie nazi. Mientras tratan de ponerse a salvo y buscar algo que llevarse a la boca se pierden entre recuerdos del pasado: breves escenas y destellos de su vida en Praga, la marcha del tranvía, ansias de libertad y reflejos de sensualidad.
La ópera prima de Nemec, más allá de algún cortometraje como ‘Sousto’ (1960), se sustenta en su forma minimalista de eterna e incansable huida, solo interrumpida por retazos evocadores y oníricos presentados en formato de flashback. Es en esta sencillez dónde el director encuentra la manera de trasmitir las sensaciones de sufrimiento y agobio al espectador, que asiste a una impetuosa búsqueda de la supervivencia por parte de los protagonistas.
Técnicamente, los largos travellings y las sugerentes escenas como las que muestran a hormigas invadiendo algunas partes del cuerpo de uno de los muchachos, imagen que nos refiere al onírico Buñuel de ‘Un chien andalou’ (1929), son los aspectos más llamativos del film.
Un relato de apenas una hora de duración pero peculiar e interesante, que intenta ahondar, quizá por el camino más sobrio y remoto, en la razón del espectador mostrando sólo lo que hay en el interior de la mente de los personajes, sus anhelos, sueños y miedos, todo ello envuelto por una gruesa capa de oscuridad, maldad y sufrimiento.
Blog -> lacintablanca.com
Dos jóvenes judíos (Ladislav Jánsky y Antonín Kumbera) huyen por el bosque tras escapar del tren que les llevaba hacia algún escenario de la barbarie nazi. Mientras tratan de ponerse a salvo y buscar algo que llevarse a la boca se pierden entre recuerdos del pasado: breves escenas y destellos de su vida en Praga, la marcha del tranvía, ansias de libertad y reflejos de sensualidad.
La ópera prima de Nemec, más allá de algún cortometraje como ‘Sousto’ (1960), se sustenta en su forma minimalista de eterna e incansable huida, solo interrumpida por retazos evocadores y oníricos presentados en formato de flashback. Es en esta sencillez dónde el director encuentra la manera de trasmitir las sensaciones de sufrimiento y agobio al espectador, que asiste a una impetuosa búsqueda de la supervivencia por parte de los protagonistas.
Técnicamente, los largos travellings y las sugerentes escenas como las que muestran a hormigas invadiendo algunas partes del cuerpo de uno de los muchachos, imagen que nos refiere al onírico Buñuel de ‘Un chien andalou’ (1929), son los aspectos más llamativos del film.
Un relato de apenas una hora de duración pero peculiar e interesante, que intenta ahondar, quizá por el camino más sobrio y remoto, en la razón del espectador mostrando sólo lo que hay en el interior de la mente de los personajes, sus anhelos, sueños y miedos, todo ello envuelto por una gruesa capa de oscuridad, maldad y sufrimiento.
Blog -> lacintablanca.com
25 de abril de 2011
25 de abril de 2011
12 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
126/16(16/04/11) Menudo peñazo, cine ultrapretencioso de arte y ensayo, una clase teórica de cómo ser tedioso con apenas una hora de duración. Llevado por mi curiosidad cinematográfica me adentré en la filmografía checoslovaca de la década de los sesenta y hayé un autentico filón de grandes películas como ‘La tienda de la Calle Mayor’, ‘El incinerador de cadáveres’, ‘Final feliz’, ‘Trenes rigurosamente vigilados’, ‘Los amores de una rubia’ u ‘Horí, má Panenko’, auténticas joyas, por ello me dispuse a ver esta obra con muy buena valoración y me encuentro con este subproducto en el que vemos durante casi todo su metraje a dos muchachos huyendo por un bosque, muy al final son atrapados por unos viejos lugareños, entremedias, mediante flashbacks medio nos enteramos que estaban en un tren, escapan de él y sucede la persecución, luego los muy exégetas deducen que son judíos, en ningún momento se dice ni se ven elementos afines, lo del tren resulta dudoso, pues en el vagón solo van ellos dos, es sabido que los nazis rebosaban los trenes de la muerte, y es que en este pseudofilm todo resulta alegórico, parece que estés obligado a darle licencias para tapar tantas lagunas narrativas, pero yo le que termino es hastiado pues encima el realizador se nota un petulante de aúpa, te monta escenas en las que te da dos salidas, eres tu el que debes decidir lo que pasa, lo dicho un listillo que cree haber inventado un nuevo cine y lo único que nos presenta es un aburrido trabajo sin el menor grado de enganche. Fuerza y honor!!!
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