Leonardo DiCaprio, el más buscado (TV)

La inmortalidad (del planeta) era esto.
Qué pillín, qué listo, qué cabeza o cabezudo, oye, que no me dan el puto Óscar por lo que más quieras estos cabrones, ¿qué me falta o me sobra o me queda, hacer el pino puente?, no, salvar el plantea, pero si eso lo hago en cada jodida película, cojones, ¿no les vale a esos hijos de mala madre, qué más quieren esos miserables?, sí, claro, lo haces, pero no, ahora en la ficción, ¿cómo?, what the fuck, sí, en una comedia o farsa a toda hora, ¿cómo?, ¿de qué mierdas hablas?, ¿en cuál?, en la película que ruedan sobre el cambio climático, ¡no lo has oído, no te suena?, es trend muy trending topic, lo parte, es como el demonio mala, pero es lo que toca, traga, la dirige (ruedan todos los días, opera aperta, por todos los medios y lados, en construcción, vivir rodando) la ONU y la OMS y hasta el último monaguillo en el rincón más recóndito o el burdel más religioso y la producen los capitostes más altruistas filantrópicos y los políticos más eximios o egregios valga la jodienda y aplaude la claque mientras llora por el destino de las flores y los coyotes, vale, sí, creo que algo he visto en algún sitio mientras hacía zapping y me rascaba los huevos o me la chupaban a modo o me comía unos frijoles, asociación de ideas, no me acuerdo, se lo comentaré a mi psiquiatra mientras hago pilates y medito muy feng shui después de hablar con mi agente y mi asistenta y mi perro y mi gata y que me tumbe a la bartola a leer el libro de los muertos a la vez que mastico muérdago y lamo un tubérculo, vale, de acuerdo, manos a la obra, entonces, y cuál es mi papel en la obra, de qué hago o río, nada, tranquilo, es lo más sencillo del mundo, solo tienes que como hacer que lees un poco dos o tres cosas mierdas que te las escribirá algún testaferro funcionario que se lo lleva muerto tocomocho y a vivir que son dos días, eso, sí, pon cara de solemnidad, de no cagar, de gran y honda preocupación, que no te cabe la camisa en el cuerpo y cuando te pregunten di que sí, que eso, que estás profundamente angustiado por la marcha del mundo y que todas las noches te agobian los combustibles fósiles y te despiertas entre terribles pesadillas y sudores fríos gritando con Al Gore y la Greta por el Amazonas y los efectos invernadero y los osos polares y las mofetas y lo mucho que te joden los Estados Unidos de América al ser los más contaminantes con la emisión de gases perversos venenosos que expulsan a la atmósfera mala gente, perfecto, está hecho, tus deseos son órdenes... Óscar de la academia, ya era hora, ya tocaba, causa y consecuencia, jurisprudencia, por sus obras les conoceréis, símbolo, genio, portento, leyenda, el límite es el cielo.
Y qué bien ha elegido los directores y los guiones, Scorsese, Tarantino, Shakespeare, Scott Fitzgerald, Eastwood, Spielberg, Mendes, Scott, Allen, Boyle, y los personajes y todo, monstruo.
Vida de este chico (Tobias Wolf), ¿A quién ama Gilbert Grape? con Depp, Vidas al límite (Rimbaud y Verlaine) con Holland que es la que mas y mejor de él habla ahora no somos nada, Romeo y Julieta (Luhrmann con el que repetiría, como con otros, sabe ganarse a la gente o darles lo que quieren, en El gran Gatsby), Titanic (su consagración, su poder, la que le otorgó libertad para poder elegir director y película al saberse un reclamo para la taquilla), Celebrity (se ríe de sí mismo, el tópico del cantante descerebrado salvaje mequetrefe con el alma de serrín y coca), El aviador, Infiltrados, El lobo de Wall Street (la escena de la escalera), El renacido (ahí ya sí, el premio gordo, bingo, plegarias atendidas, reza, come, ama, paga), Planeta Tierra : ¿Somos historia? (la monserga y tentetieso, el cura en el altillo y toda la grey que resopla, ave maría, cuando serás mía, plaga bíblica que nos ha mandado Dios pos nuestros pecados, hay que ponerle pronta solución a tanta ignorancia e inquina, venga), Érase una vez en... Hollywood, la otra, esas son las películas de las que más hablan o de las que destacan trozos interpretativos de él los tres o cuatros vainas o mendas o cantamañanas (aparte del director Caton-Jones y de la ya citada Agnieszka), ahora se dice críticos incluso periodistas dios nos libre, coge el ajo y el crucifijo, que hablan de todo ello, sobre su carrera, de la más convencional y socorrida de las maneras.
Que es discreto y ambicioso, reservado y de sí mismo tan seguro, que se deja la piel en cada rodaje, ah, sí, y que fue o era el terror (el que parece que le daban ellas) de las nenas, un David Summers haciendo las américas, eso.
Hay que reconocer que su porcentaje de aciertos es enorme y que ha sabido evolucionar a lo largo de los años del modo más coherente e inteligente, sin precipitarse ni perderse ni dejarse atraer atrapar por los cantos de sirena más superficiales estupefacientes ni convertir su vida en un eterno y absurdo rodaje en el que se pierda o confunda o mezcle la pista de las películas malas y las buenas en una masa abstrusa o papilla indistinguible e intragable como han hecho, para su mal (hasta un De Niro finalmente) tantos otros, hasta los mejores, bravo, lo que nos lleva a confirmar que un actor bueno lo es sobre todo y ante todo, lo demás cuento, por lo que hace antes y después de cada rodaje, el mientras tanto o durante es solo la consecuencia inevitable de lo posterior y previo, el último clavo en el ataúd resplandeciente y envidiable del éxito tan admirable, te quiero.