Que pague el diablo
1930 

6.3
37
Comedia. Romance
Ronald Colman interpreta a un apuesto galán que lleva una vida alborotada. Ahora tiene puestas sus armas de seducción en dos atractivas señoritas, interpretadas por Loretta Young y Myrna Loy. Colman regresa de un ocioso viaje por Sudamérica y se encuentra con su padre enfurecido, que le echa en cara el despilfarro que hace del dinero, además de su ligera forma de vida. Pero a Colman sólo le interesan sus amoríos, y ahora está envuelto ... [+]
14 de octubre de 2020
14 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una deliciosa, suave y dulce comedia romántica, llena de encanto y humor, completamente arrinconada en el olvido, como tantas otras y que me envuelve de añoranza por un género, ya extinto, que nunca debió perder su inocencia.
Amor, humor, dulzura, cierto ingenio en los diálogos, elegancia y un punto de crítica...
La comedia romántica en estas primeras décadas todavía no se había infectado de chabacanería, estupidez y falsedad. Quizás es que entonces, nuestros abuelos, creían en el amor o, por lo menos, en los sueños de amor.
Una película sencilla, de pocas pretensiones que derrocha simpatía.
Con Ronald Colman ( en un papel muy divertido) como hijo de un lord, vividor y derrochador de la fortuna de su padre que vuelve a casa, una vez más, arruinado, a tratar de sacarle más cuartos a su sufrido padre. Allí, conocerá a una amiga de su hermana ( una bellísima Loretta Young), de la que pronto quedará prendado. Ésta es hija de un rico comerciante a la que su padre quiere casar con un duque de rancio abolengo.
Por otra parte, Colman, tiene una amante ( Myrna Loy), cuya antigua relación pondrá a prueba su nuevo amor.
Un pequeño enredo, salpicado de buenos diálogos, algunos francamente ingeniosos, con muy buenas interpretaciones de los protagonistas y no menos de los secundarios, ( a destacar al padre de Colman), con un guion amable y divertido, es una promesa de entretenimiento con buen gusto. ! A disfrutar!
Amor, humor, dulzura, cierto ingenio en los diálogos, elegancia y un punto de crítica...
La comedia romántica en estas primeras décadas todavía no se había infectado de chabacanería, estupidez y falsedad. Quizás es que entonces, nuestros abuelos, creían en el amor o, por lo menos, en los sueños de amor.
Una película sencilla, de pocas pretensiones que derrocha simpatía.
Con Ronald Colman ( en un papel muy divertido) como hijo de un lord, vividor y derrochador de la fortuna de su padre que vuelve a casa, una vez más, arruinado, a tratar de sacarle más cuartos a su sufrido padre. Allí, conocerá a una amiga de su hermana ( una bellísima Loretta Young), de la que pronto quedará prendado. Ésta es hija de un rico comerciante a la que su padre quiere casar con un duque de rancio abolengo.
Por otra parte, Colman, tiene una amante ( Myrna Loy), cuya antigua relación pondrá a prueba su nuevo amor.
Un pequeño enredo, salpicado de buenos diálogos, algunos francamente ingeniosos, con muy buenas interpretaciones de los protagonistas y no menos de los secundarios, ( a destacar al padre de Colman), con un guion amable y divertido, es una promesa de entretenimiento con buen gusto. ! A disfrutar!
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