La leyenda del tiempoDocumental
2006 

Documental, Intervenciones de: Israel Gómez Romero, Makiko Matsumura, Francisco José Gómez Romero, Soichi Yukimune ...
7.0
2,325
Documental. Drama
Documental dramatizado que relata la historia de Isra, un niño gitano que, tras la muerte de su padre, ya nunca podrá volver a cantar, pese a pertenecer a una familia de cantaores, y que vive soñando con poder viajar algún día lejos de la isla en la que nació. Es también la historia de Makiko, que viaja hasta la Isla para tratar de asimilar una tradición y una forma de entender la vida que le son ajenas, y con las que espera poder ... [+]
11 de abril de 2007
11 de abril de 2007
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La leyenda del tiempo” tal vez siga los pasos de “En construcción” barnizándolos del docudrama actual en una combinación de realidad y ficción. Puede que este sea el juego que persigue Isaki Lacuesta, aunque cuatro años antes, en la estupenda “Cravan vs. Cravan”, apuntaba hacía esos horizontes pero con diferentes metas: en la extraña historia del poeta y boxeador Arthur Cravan existía un juego intelectual entre el espectador y la obra dejándole carta libre para resolver los misterios o no tomarlos en serio. Ahora el enfoque es el retrato de personas y expresiones.
Puede que esta sea la tónica del cine moderno que parece de vanguardia pero en realidad sigue el legado documentalista de los hermanos Lumière y que tanto está llamando la atención en festivales (“Juventude Em Marcha” de Pedro Costa para una gran mayoría fue la película del festival de Cannes de 2006).
Un cine que intenta retratar la vida con el mero hecho de colocar una cámara delante de la misma, interactuando entre ambos lenguajes sin necesidad de un guión previo. Un cine comprometido, en definitiva, con la realidad sin recurrir a efectismos o trucos narrativos.
“La leyenda del tiempo” son dos películas en una, dos historias con numerosos vínculos y amalgamas que provocan que se respalden la una a la otra en un lugar común: la isla gaditana de San Fernando. El retrato de dos personas a través de sus sentimientos: Isra no canta porque no siente lo que debe expresar y Makiko quiere cantar para expresar lo que siente. Una exploración sobre la alegría de vivir, de la vida y madurez tras la muerte de un padre, de los temores que asolan a las personas tras dicha ausencia y de la amargura de perder parte de uno mismo.
Y aquí se suma la otra pérdida y tercer personaje que vaga oculto en esas historias y leyendas: Camarón de la Isla.
Resulta absurdo para el espectador buscar lo que es real, ficticio o improvisación en un ejercicio tan reflexivo, espontáneo y profundo que demuestra nuevamente que el documental español brilla y resplandece como nunca.
¡Y de qué manera!
Puede que esta sea la tónica del cine moderno que parece de vanguardia pero en realidad sigue el legado documentalista de los hermanos Lumière y que tanto está llamando la atención en festivales (“Juventude Em Marcha” de Pedro Costa para una gran mayoría fue la película del festival de Cannes de 2006).
Un cine que intenta retratar la vida con el mero hecho de colocar una cámara delante de la misma, interactuando entre ambos lenguajes sin necesidad de un guión previo. Un cine comprometido, en definitiva, con la realidad sin recurrir a efectismos o trucos narrativos.
“La leyenda del tiempo” son dos películas en una, dos historias con numerosos vínculos y amalgamas que provocan que se respalden la una a la otra en un lugar común: la isla gaditana de San Fernando. El retrato de dos personas a través de sus sentimientos: Isra no canta porque no siente lo que debe expresar y Makiko quiere cantar para expresar lo que siente. Una exploración sobre la alegría de vivir, de la vida y madurez tras la muerte de un padre, de los temores que asolan a las personas tras dicha ausencia y de la amargura de perder parte de uno mismo.
Y aquí se suma la otra pérdida y tercer personaje que vaga oculto en esas historias y leyendas: Camarón de la Isla.
Resulta absurdo para el espectador buscar lo que es real, ficticio o improvisación en un ejercicio tan reflexivo, espontáneo y profundo que demuestra nuevamente que el documental español brilla y resplandece como nunca.
¡Y de qué manera!
3 de febrero de 2009
3 de febrero de 2009
29 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1979 Camarón dedico un disco a la memoria de Federico García Lorca bajo el nombre de "La leyenda del tiempo". Camarón usa varios de los poemas y obras de teatro del escritor para componer sus canciones. En 2003 Isaki Lacuesta en memoria de Camarón de la Isla, usa el mismo título para su segundo largometraje. Lacuesta usa varias de las canciones de este disco para componer un puzzle a ratos real, a ratos ficticio, de dos trozos de vida perdidos en la isla de Camarón (San Fernando).
Siguiendo el camino que marcó con “Cravan vs. Cravan,” Lacuesta vuelve a romper el género del documental. Lo modifica, le da un toque personal y nos reta a clasificarlo. Lacuesta dice: “Hicimos algo impensable y pecaminoso para un documentalista: un casting.” Y continua: “Las primeras pruebas con Israel y su hermano fueron desastrosas. Eran unos pésimos actores. Había dudas en el equipo. Pero decidí seguir con ellos. Decidí arriesgarme porque la mirada de Israel me pareció lo más interesante que había visto, y porque su vida me pareció rica y poderosa”.
No hace falta mucho tiempo para darse cuenta que “La leyenda del tiempo” posee unas cualidades innatas en este autor. Un documental, sin guión, con dos cámaras que usa de manera inteligente y con escenas programadas podemos decir que es todo menos un documental. Pero lo cierto es que como Guerín, Lacuesta apuesta por expandir el género, por comerse las normas y demostrar que sólo hace falta confianza en uno mismo.
Las dos historias de “La leyenda del tiempo” son completamente independientes. Sólo un personaje secundario es común. Un marinero japonés, que hace de confidentes de ambas personas. Pero las conexiones entre ambas historias son otras. Son dos personajes perdidos, que buscan desesperadamente un cambio radical. Israel, un niño gitano de trece años con dotes cantoras, deja de cantar porque no encuentra los sentimientos; mientras que Makiko, una enfermera de casi treinta, no tiene cualidades para cantar flamenco y poder expresar todos los sentimientos que guarda. Mientras que Israel desea salir de San Fernando y conocer mundo, Makiko viene de Japón para poder aprender cato.
Abróchense los cinturones porque esto continúa.
Siguiendo el camino que marcó con “Cravan vs. Cravan,” Lacuesta vuelve a romper el género del documental. Lo modifica, le da un toque personal y nos reta a clasificarlo. Lacuesta dice: “Hicimos algo impensable y pecaminoso para un documentalista: un casting.” Y continua: “Las primeras pruebas con Israel y su hermano fueron desastrosas. Eran unos pésimos actores. Había dudas en el equipo. Pero decidí seguir con ellos. Decidí arriesgarme porque la mirada de Israel me pareció lo más interesante que había visto, y porque su vida me pareció rica y poderosa”.
No hace falta mucho tiempo para darse cuenta que “La leyenda del tiempo” posee unas cualidades innatas en este autor. Un documental, sin guión, con dos cámaras que usa de manera inteligente y con escenas programadas podemos decir que es todo menos un documental. Pero lo cierto es que como Guerín, Lacuesta apuesta por expandir el género, por comerse las normas y demostrar que sólo hace falta confianza en uno mismo.
Las dos historias de “La leyenda del tiempo” son completamente independientes. Sólo un personaje secundario es común. Un marinero japonés, que hace de confidentes de ambas personas. Pero las conexiones entre ambas historias son otras. Son dos personajes perdidos, que buscan desesperadamente un cambio radical. Israel, un niño gitano de trece años con dotes cantoras, deja de cantar porque no encuentra los sentimientos; mientras que Makiko, una enfermera de casi treinta, no tiene cualidades para cantar flamenco y poder expresar todos los sentimientos que guarda. Mientras que Israel desea salir de San Fernando y conocer mundo, Makiko viene de Japón para poder aprender cato.
Abróchense los cinturones porque esto continúa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lacuesta decía que grabaron más de noventa horas sin tener las escenas completamente planificadas, dejando que estos personajes/actores se interpretaran a sí mismos y modificando cientos de veces las ideas que tenían. La película documental camina conforme pasa el metraje y Lacuesta reconoce que el máximo acierto fue dejar que ellos mismos crearan la película. El director afirma que con este tipo de películas no se puede pensar en planos extraordinarios como los de los grandes directores. Y cita a Ford y a Huston. Pero Lacuesta me planta una escena, Israel y Saray compartiendo caladas de cigarrillos, que tiene tanta sensibilidad y que consigue tantas emociones que no dejo de pensar que los directores citados le aplaudirían. Sólo dos cámaras. Una a la altura de los ojos, la otra más alejada, creando uno de esos planos para el recuerdo, y los dos niños fumando en un embarcadero.
La calidad cinematográfica en España viene, a día de hoy, gracias al género documental.
La calidad cinematográfica en España viene, a día de hoy, gracias al género documental.
23 de agosto de 2009
23 de agosto de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es realmente difícil en cine que con una historia(s) tan aparentemente banal y sin mucha chicha se consiga el efecto contrario: que el espectador se mantenga atrapado por la naturalidad y los fresquísimos diálogos a los que asiste, y que estos momentos, aparentemente intrascendentes, como digo, logren llevar incluso a la emoción.
Pues esto es lo que consigue Isaki Lacuesta en este estupendo e interesantísimo docudrama en torno a dos personajes: un niño gitano con talento para el cante pero que no canta porque guarda el eterno luto gitano por la muerte de su padre... ¡fallecido hace año y medio!, y una chica japonesa que deja su vida de enfermera en su país para venir a España a aprender a cantar flamenco como Camarón de la Isla..., figura eternamente presente en esta obra de manera fantasmal.
Impagables (a veces emocionantes y a veces hilarantes) los momentos y diálogos entre el gitanillo y la chica que le gusta, o entre aquel y su hermano algo retrasado en los que Lacuesta muestra la rivalidad y amor/odio entre hermanos de manera perfecta; o los de la incauta japonesa en sus "clases" con el hermano de Camarón.
Un trabajo lleno de sensibilidad (pero de la verdadera) y enorme y admirable capacidad de obervación. Rematarlo con esas nubes bailando literalmente flamenco convierte lo que había sido interesante y bonito en la sensación de haber visto algo casi sublime.
Pues esto es lo que consigue Isaki Lacuesta en este estupendo e interesantísimo docudrama en torno a dos personajes: un niño gitano con talento para el cante pero que no canta porque guarda el eterno luto gitano por la muerte de su padre... ¡fallecido hace año y medio!, y una chica japonesa que deja su vida de enfermera en su país para venir a España a aprender a cantar flamenco como Camarón de la Isla..., figura eternamente presente en esta obra de manera fantasmal.
Impagables (a veces emocionantes y a veces hilarantes) los momentos y diálogos entre el gitanillo y la chica que le gusta, o entre aquel y su hermano algo retrasado en los que Lacuesta muestra la rivalidad y amor/odio entre hermanos de manera perfecta; o los de la incauta japonesa en sus "clases" con el hermano de Camarón.
Un trabajo lleno de sensibilidad (pero de la verdadera) y enorme y admirable capacidad de obervación. Rematarlo con esas nubes bailando literalmente flamenco convierte lo que había sido interesante y bonito en la sensación de haber visto algo casi sublime.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El momento: Interesantísimo y muy acertado que no oigamos en ningún momento cantar al niño gitano protagonista de la primera historia, y que en el final de la película la voz en off de la japonesa (una vez ha vuelto a su país asumiendo resignada que nunca cantará flamenco decentemente), muestre su confianza en que alguna vez alguien cantará como Camarón, aunque sea sólo unos segundos y sin testigos, mientras vemos en ese momento al gitanillo mirar al horizonte.
1 de julio de 2007
1 de julio de 2007
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente ¿documental? intimista que, con la sombra de Camarón presente en toda la película, nos cuenta una parte de la vida de dos personajes muy distantes.
Rodada con una extraordinaria sensibilidad, se pierde la línea de separación entre la realidad y la ficción.
Gran banda sonora (no podía ser de otra forma).
Una bella fotografía y un montaje extraordinario redondean una gran obra de muy recomendable visionado.
Rodada con una extraordinaria sensibilidad, se pierde la línea de separación entre la realidad y la ficción.
Gran banda sonora (no podía ser de otra forma).
Una bella fotografía y un montaje extraordinario redondean una gran obra de muy recomendable visionado.
21 de junio de 2008
21 de junio de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece una película iraní o neorrealista.
Tiene la virtud de que todo parece improvisado y casual. Esto la embellece mucho.
Parece que solo la hemos visto 4 0 5 personas. ¿Porque la gente pasa de las mejores pelis?
Camarón y su música es el protagonista ausente del film.
Totalmente recomendable, pero si no vamos a ver estas películas, cada vez se estrenarán más chorradas de la máquina hollywoodense.
Tiene la virtud de que todo parece improvisado y casual. Esto la embellece mucho.
Parece que solo la hemos visto 4 0 5 personas. ¿Porque la gente pasa de las mejores pelis?
Camarón y su música es el protagonista ausente del film.
Totalmente recomendable, pero si no vamos a ver estas películas, cada vez se estrenarán más chorradas de la máquina hollywoodense.
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