La culpa fue de Eva
Comedia
Un delincuente apodado el "marqués" acaba de salir de la cárcel y decide volver a las andadas, con ayuda de su bella compinche, que se hará pasar por su esposa. Ahora se trata de estafar y para ello pide a un copista (Totò) que plagie un cuadro de Goya, para convertirlo en la tercera "maja": "La maja con el camisón". Más tarde, un experto (Louis de Funès) creerá que se trata de la obra original, ya que está subyugado por la esposa del "marqués"... (FILMAFFINITY) [+]
28 de mayo de 2012
28 de mayo de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raoul La Spada (Mario Carotenuto), exuberante y dicharachero preso en una cárcel española adonde ha ido parar por delitos de estafa, es liberado al cumplir su pena en compañía de su "secretario", José (José Guardiola), siendo recogidos a su salida por la bella Eva (Abbe Lane, sex simbol mujer de Xavier Cugat por la época), antigua a su pesar tan solo compinche, haciendo participe a ambos (José y Eva) del plan que se trae entre manos con obras de arte de por medio, y que va a mandar venir de Italia para ello a un experto falsificador llamado Scorceletti (Totò), al cual conocemos en la siguiente escena junto a su ayudante Tobia (Giacomo Furia) luciendo sus habilidades en su estudio italiano, instantes antes de llamar a su puerta un cartero con el telegrama desde Madrid de La Spada.
Con la entrada en escena de Francisco Montiel (Louis de Funès), un apasionado guía del Museo del Prado reconocido y prestigioso experto en las pinturas de Goya, y el conocimiento de que el plan consiste en falsificar una tercera Maja (la Maja en camisón presuntamente encontrada en un palacete antigua residencia de Goya) para añadir a las 2 ya existentes e intentar colarla como un explosivo hallazgo, ya tenemos en pocos minutos el esperpéntico (trama y trío Carotenuto/Toto/Funes, dicho sea con todo el respeto que merecen los 3 señores cuando de interpretar este tipo de personajes se trata) quid de la función.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
Con la entrada en escena de Francisco Montiel (Louis de Funès), un apasionado guía del Museo del Prado reconocido y prestigioso experto en las pinturas de Goya, y el conocimiento de que el plan consiste en falsificar una tercera Maja (la Maja en camisón presuntamente encontrada en un palacete antigua residencia de Goya) para añadir a las 2 ya existentes e intentar colarla como un explosivo hallazgo, ya tenemos en pocos minutos el esperpéntico (trama y trío Carotenuto/Toto/Funes, dicho sea con todo el respeto que merecen los 3 señores cuando de interpretar este tipo de personajes se trata) quid de la función.
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spoiler:
Coproducida entre Italia, Francia y España (cosa habitual por la época), dirigida por el longevo y fructífero icono italiano Steno (una suerte de Mariano Ozores transalpino) e interpretada en sus principales papeles por ese siempre divertido y fiable trío de excelentes bufones arriba mencionado, estamos ante una muy divertida y entretenida comedia, cuyo mayor regocijo es causado por los abundantes y esperpénticos equívocos idiomáticos/costumbristas devenientes de unas líneas de dialogo continuamente alternando español e italiano, y de lo surrealista de tal mezcla (valga como ejemplos de los que está plagada la función, un guardia civiles hablando con fuerte acento italiano, que supongo haber los habría, pero al menos yo no los he visto ni en película alguna ni en la vida real, y la llegada en tren a Madrid de Toto y discípulo vestidos de toreros creyendo que así se confundirían con el paisanaje) que hacen indispensable y obligatoria verla en VO con subtítulos de calidad (gracias a esa voluntariosa y estajanovista enciclopedia humana llamada Vozidar, la ocasión la pintan calva) para saborear tan insólita rareza (tan solo 56 votos y una reseña de usuario en Imdb.com) en todo su esplendor.
Pero no se crean que todo el poderío de la película reside tan solo en lo anteriormente apuntado; súmese el enloquecido ambiente vodevilesco que preside todo su metraje (impagable ese tramo final encadenando situaciones y diálogos desopilantes a lo Marx Brothers), esas Majas que una vez vistas es imposible olvidar (en bikini, bañador de época, y encorsetado conjunto de lencería fina), y algún exterior del Madrid de la época (la verdad es que es este aspecto se han quedado cortos a mi gusto, pero bueno, los bien fotografiados de los títulos de crédito iniciales, y esa panorámica nocturna de la Gran Vía – Avenida de José Antonio – con el luminoso de Pasapoga y York Club, se agradecen), y tenemos una muy divertida, entretenida y enloquecida comedia, que de no ser por Vozidar estaría condenada a ese purgatorio de las escondidas rarezas que realmente merecen la pena ver, y te reconcilian con un género al que solo quedaba disfrutar con alguna que otra revisitacion de películas ya vistas.
Pero no se crean que todo el poderío de la película reside tan solo en lo anteriormente apuntado; súmese el enloquecido ambiente vodevilesco que preside todo su metraje (impagable ese tramo final encadenando situaciones y diálogos desopilantes a lo Marx Brothers), esas Majas que una vez vistas es imposible olvidar (en bikini, bañador de época, y encorsetado conjunto de lencería fina), y algún exterior del Madrid de la época (la verdad es que es este aspecto se han quedado cortos a mi gusto, pero bueno, los bien fotografiados de los títulos de crédito iniciales, y esa panorámica nocturna de la Gran Vía – Avenida de José Antonio – con el luminoso de Pasapoga y York Club, se agradecen), y tenemos una muy divertida, entretenida y enloquecida comedia, que de no ser por Vozidar estaría condenada a ese purgatorio de las escondidas rarezas que realmente merecen la pena ver, y te reconcilian con un género al que solo quedaba disfrutar con alguna que otra revisitacion de películas ya vistas.
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