The Fourth State

Con un buen teaser, esta historia arranca en Moscú en 1990 con un atentado, para trece años después y a través del periodista alemán Paul Jenssen, quien investiga acerca de su padre fallecido, nos muestra cómo las verdades del Estado están cargadas de culpas a los demás (en este caso específico a los chechenios, cuando son producidas por el mismo Estado). El hilo conductor de todo este intricado plot, es el periodista que ve como en cada paso que da, hay una verdad oculta.

Pero más allá de estas consideraciones preliminares, el film toca dos verdades. Primero, el periodismo como ese ente fiscalizador de las cosas del Estado y segundo, un Estado corrupto que no permite dar las verdades de una corrupción a favor de políticos. Echar las culpas a los demás, cuando de asuntos internos se trata, los menos favorecidos son los ciudadanos que habitan dichos países. Conclusión: Que hay que buscar siempre la verdad.

Muy bien por el cineasta Dennis Gansel (“La ola”), quien con una cámara acertada, la intriga siempre está en cada momento de una historia de gran vigencia, donde destacan además los actores. Film altamente recomendable.

Gonzalo Restrepo Sánchez

Tras su alabadísima La ola, a mi juicio bastante sobrevalorada y el truñete ese de las vampiras guarronas, Gansel da un triple salto adelante en esto de la dirección y rueda un thriller político con regusto a clásico en el que se ceba con el cuarto poder, esa prensa que nos manipula y distrae de la realidad colándonos mierda para evitar reconocer las verdades-terribles-que nos rodean.
Buen planteamiento, buenas interpretaciones, las mejores intenciones y una dirección artística más que notable hacen de The fourth state la mejor peli de la filmografía del director y muy a tener en cuenta por su valentía, sencillez y desparpajo. Ya me molaría a mi una española sacando los trapos sucios que esconden nuestros diarios, los Urdangarines corruptos, los presidentes de banco que cesan y se van a casa con una millonada bajo el brazo, los Eres ilegales que pasan desapercibidos, los sindicatos untados y un 15M que se quedó en nada. Pero no, aquí no tenemos huevos y preferimos seguir financiando torrenteces, almodovariadas y poco más.
Ay, así nos va...
Lo mejor: Su desparpajo.
Lo peor: El buenorrísimo de Moritz Bleibtreu, con cara de laxante haciendo efecto en 3/4 partes del metraje.

Dennis Gansel es uno de los directores alemanes recientes más destacados en el plano internacional. El reconocimiento le llegó de cuenta de la película Die Welle, un duro relato de la educación y de la vulnerabilidad juvenil. Seguro en su propio país el director abarca mucho más papel y resuena aún más, sin embargo, sin haber visto más de su filmografía que este Die vierte Macht (The Fourth State), uno sabe que no pierde el tiempo en la aventura cinematográfica. Aunque mis expectativas eran mayores, aquí tenemos una obra en la que caminamos en los escombros de unas extrañas relaciones ruso-alemanas. Sí, es algo de ficción, pero plantea con veracidad las posibilidades de una dificultad traída por la independencia chechena y cómo un Estado puede servirse de los rumores o de las ideas sembradas para generar ruido y desinformación. Aquí es donde se involucra el cuarto poder, o el cuarto estado, para involucrar las poderosas posibilidades que un periodismo investigativo profundo puede dar a una sociedad que se ahoga en la información manipulada y manipuladora. Pero es aquí donde la película se pierde, tropieza, y el filme, que quería ser un informe de buen periodismo, se decanta por una nota marginal sobre lo que es la fortuna de tener buenos amigos.