Cuarenta años antes que Saura, Edgard Neville ofreció su particular visión sobre el flamenco.

El documental narrado por la voz en off de Fernando Rey, hace un recorrido escenificado por los distintos palos del cante y baile de Andalucía y su influencia en el resto de la península.

Quedan para la nostalgia los exteriores monumentales que sirvieron de escenario natural y el arte, tanto de figuras consagradas como anónimas, que intervinieron en el film.

A destacar, el zapateado clásico español sobre unas mesas y el martinete (el palo de cante más difícil y hondo) bailado por Antonio.

Un murmullo al pie de la Torre del Oro anuncia que la música ya posee un código nuevo para que el dolor se convierta en lamento pero también para decir palabras hermosas y compartir la alegría de la fiesta.

Documental sobrio, intenso, sincero, sin concesiones y, por eso, auténtico e intemporal.
Cargado de emoción, de admiración y de respeto.
E. Neville sabía de lo que hablaba y cada escena delata su indisimulada y serena pasión.

El murmullo no deja de extenderse porque, desde que el flamenco se hizo arte, su duende y su misterio han instaurado la estética del embrujo.