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The Man

Drama Sigue a Simon, un artista mundialmente famoso que se muda a Copenhaghe para reunirse con su hijo Casper, un artista callejero, por primera vez en mucho tiempo. Más tarde, Simon descubrirá que Casper usa ese encuentro como proyecto de arte programado para ser mostrado en Londres, y filmado en secreto. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
11 de abril de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve ciertos reparos antes de verla, pero, finalmente, después de pensarlo un rato, decidí hacerlo. Y la verdad que fue una hora y media muy buena. The man (Mesteren) sorprende. Sorprende como el arte más abstracto. No puedo dar más detalles en cuanto a esto porque no quiero fastidiarle a nadie el visionado en cuanto a la sorpresa (oculta), que se va desarrollando en la trama como una suerte de segunda lectura, y que al final estallará de la forma más imprevisible, generando así una mezcla de pasión, rabia, necesidad y creación… La película podríamos calificarla como una suerte de meta-arte-ficción. Los componentes visuales de la misma así como la decoración y la dirección artística son impecables, perfectos. Cada objeto está ahí para hablarnos y decirnos algo, algo visual o no, que va más allá de toda metáfora razonable.

La fotografía y los planos de la ciudad de Copenhagen son maravillosos. Esta cinta es un ejercicio visual implacable, pero también y lo más importante, es el tratamiento narrativo / existencial / artístico de la relación entre padre e hijo, las rivalidades absurdas en un mundo, el del arte contemporáneo, tan incomprendido como exhibicionista y narcisista. La necesidad de existir a través de la composición haciendo de lo artístico un modus vivendi impersonal y atípico, como refleja la figura del padre contrastada con la del hijo que aparece en una suerte de halo misterioso, que trastorna, educa, realza, observa y ama… Y, además, es bella, encantadora, dura. Y es una verdadera delicia, porque Mesteren es de esas pequeñas joyas que solo la sensibilidad y maestría del cine europeo puede fabricar / crear / componer / rodar.

Es, también, sin duda una manifestación de la rebeldía o la indiferencia a través de la creación. En sí esta gran realización de Charlotte Sieling es un puzzle visual encantador y poético, crudo, a veces, limpio, otras. Destacar las brillantes interpretaciones y originales interpretaciones de Jakob Oftebro (hijo) y Søren Malling (padre) creando una atmósfera que exhala tensión, ternura, complicidad y muchas sorpresas incandescentes a la luz de las velas o en un fragmento de otro medio: el de los espejos, las miradas, la luminosidad, la rabia, la miseria del ser humano, como animal destronado: una suerte de persona solitaria que no tiene claro su lugar en este complicado y angustiado mundo.

Esta película es brillante. No se la pierdan. Seguro que a Houellebecq le encantaría. Por eso de lo del arte y la incomprensión. Lo del genio y su tormento. Lo del artista y su mundo desquiciado, inhumano, inmaduro, patético…
DiegoKlattenhoff
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