Hay que ser muy atrevido para contar con Esperanza Roy para que pase de novicia de un convento a luchar, directamente, embutido en ropajes de varón, en las guerras de la España de entonces.

Para mí el resultado es nefasto. Considerando que es una historia interesante, entiendo que hay muchas otras mujeres que podrían haber encarnado ese papel de manera mucho más fiel.

Tampoco se lo curraron mucho ni en la voz, no cambia nada, ni en el maquillaje. Además las puestas en escena de batallas y luchas a espada, en los duelos, son esperpénticas. Digo sí a la historia, para demostrar la valentía de una mujer en aquellos tiempos, y digo no a como nos lo cuentan. Lo de ser nominada a mejor dirección artística, como broma, hubiera estado mejor. Un 2.