London: Oscura Obsesión

Si alguien coge el libreto que contiene el guión original de “London” y con un rotulador rojo se dedica a señalar el verbo “fuck”, sus variaciones y la acción “tal personaje esnifa coca” o “respira profundamente” se quedará sin tinta en la página 30.

Hay más en el debut de Hunter Richards aparte de coca, una reproducción de un cuadro de Van Gogh, jóvenes pijos, lluvias doradas, experiencias y testimonios bizarros, diálogos pseudo-profundos y un cuarto de baño.
Me interesa sobre todo la puesta en escena basada en espejos, la construcción de algunas secuencias y su montaje, aunque en el fondo esté ante la típica película de un chico que quiere reconciliarse con su ex en una fiesta. No obstante, estas conversaciones con extraños dejan un buen sabor de coca…. Perdón, de boca.

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Hunter Richards realiza, en su ópera prima, un drama de personajes que trata de indagar en lo más íntimo de las relaciones personales. El film, con cierto aire de cine independiente, aborda celos, traiciones, mentiras e incluso asuntos trascendentales como el existencialismo o Dios, pero sobre todo es un drama de amor. El guión recuerda a otro drama, "Hurlyburly", en cuanto a que muchos de los diálogos entre los diferentes caracteres son demasiado espesos y profundos, sólo que aquí se mueven bajo la premisa de que las mejores conversaciones siempre se tienen con desconocidos. El elenco contratado es muy atractivo, ya que todas las actrices son auténticos bellezones, destacando la impresionante Jessica Biel por encima del resto y los actores están de actualidad: Jason Statham, cuya estrella, de momento, sigue subiendo y Chris Evans, el chico de fuego de "Los cuatro fantásticos". Todo el metraje se desarrolla en una noche, lo que da sensación de tiempo real, aunque quizá lo exagerado de algunas situaciones den una sensación completamente contraria de irrealidad. Aún así es un relato interesante y convendrá comprobar de qué es capaz este debutante director en sus próximos proyectos.

He de confesar, que cuando yo vi esta película estaba pasando por una mala época, acababa de romper con mi chica desde hacía cuatro años y vivía en un estado continuo de oscuridad y desgana, como si el morirme en ese momento era la mejor solución. Dicho esto, encontrarme frente al televisor y revivir todo lo que el protagonista contaba, sus situaciones, sus emociones, sus frustraciones y sus pocas ganas de todo, era para mi como mirarme en el espejo, realmente me enganchó puesto que me identificaba cada segundo, cada minuto, desde el principio hasta el fin. Quizás por eso no soy muy objetivo a la hora de puntuarla, porque siendo realistas ésta película nunca pasará a la historia, ni tampoco se trata de una película imprescindible en cualquier estantería, pero sin duda se trata de un film diferente, cotidiano hasta cierto punto, muy sensible al mismo tiempo que duro. Recomendable fijo. Trata sobre las relaciones, sobre lo jodido que te sientes cuando todo acaba, que en toda relación siempre hay alguien que quiere más y si te toca esa parte estás perdido.Te muestra la relación que surge entre el protagonista y un " extraño " con el que poder abrir el alma y desahogarse en una botella de cerveza y un par de rayas, porque aunque todos sabemos que es malo, ayuda.

El mundo es equilibrio y todo tiene su contrapunto, que diría Elijah Price en “El protegido”. Del mismo modo que “Superman 4” es el paradigma de película gafe en la que sus protagonistas acabaron parapléjicos, drogadictos, enfermos de parkinson o problemas mentales, “London, oscura obsesión” es una película talismán y trampolín a partes iguales. Trampolín, en el sentido de que tras aparecer aquí sus protagonistas fueron adquiriendo una incuestionable notoriedad (esperada en algunos casos y sorprendente en otros) y talismán en el sentido de que esa notoriedad ha sido en todos los casos para bien (Jason Stanham es el heredero natural de Bruce Willis, Chris Evans es el guapo de moda, de Jessica Biel no hace falta hablar, Isla Fisher siempre está de secundaria dando la cara, a Laura Patton no le faltan oportunidades..).

Y lo cierto es que me alegro. La película se deja ver con gusto un par de veces gracias al carisma de muchos de sus protagonistas, a lo intenso de la historia y al inteligente montaje narrativo que nos ofrece Hunter Richards, jugando vistosamente con el tiempo y el espacio sin aspavientos, simplemente como forma de hacer más amenos y comprensibles los entresijos de una interesante y extrema relación de pareja, en lugar de convertirlo en un juego mental de “idolatremos el ingenio del director y sus pajas mentales”.

De este modo, como quien no quiere la cosa, con distintos maestros de ceremonias, asistimos en poco más de una hora al pasado, al presente y a un poco del futuro de la relación entre Jessica Biel y Chris Evans y nos queda claro el quién, el cómo, el cuándo y el por qué. Meridianamente claro. O sea, lo que se dice contar una historia como Dios manda. Ambientada en un universo interesante (los pijos retoños de la alta sociedad de LA) y rellenando con historias secundarias allá donde la principal flojea, “London, Oscura obsesión” mantiene razonable y constante una tasa de atención durante todo su metraje, sin apenas altibajos, empalizando en todo momento con uno o varios de los protagonistas (y de los secundarios).

Buena y honesta, sorprende el buen resultado para lo poco que parece. Acostumbrados a películas que luchan en todo momento por parecer más de lo que son, en este caso es todo lo contrario.

Pese a no ser una gran película me quedo con la originalidad
y las tremendas 3 actuaciones de sus personajes principales.
Jason Statham fuera de los papeles que suele hacer, esta genial
y Jessica Biel, bellísima en cada uno de los planos.
Además, aunque el final te deje un poco insatisfecho, la trama no aburre,
aunque solo sea porque no paran de hablar (o de rallarse con pajas mentales)
en toda la película. Interesante y distinta en definitiva.