Can-Can
6.1
233
Musical. Comedia
París, 1896. Aunque el descocado Can-Can ha sido prohibido, en el café de una encantadora mujer (MacLaine) se sigue bailando para deleite de sus clientes. Y puede hacerlo impunemente porque su astuto abogado (Sinatra) tiene a un juez corrupto (Chevalier) entre la espada y la pared. Pero el lucrativo negocio se va al garete, con la llegada de un nuevo juez (Jourdan), que decide prohibir definitivamente ese baile tan inmoral. (FILMAFFINITY) [+]
31 de mayo de 2015
31 de mayo de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
LLego a este musical de manera casual ya que no tenía buenas críticas. Me ví sorprendido porque mi visión no coincide para nada con la crítica habitual. Me pareció divertido y de excelente factura. Los números musicales me parecieron muy buenos. La dirección de Walter Lang es sobria y precisa. La actuación de Shirley Mac Laine está en uno de sus niveles más altos: excelente interpretación y muy solvente en los números musicales. Creo que estamos ante un musical con un nivel superior a la media, un colorido excepcional y una música de Cole Porter que sin ser de las mejores no desentona en ningún momento. Para demostrar hasta qué punto el subjetivismo juega al momento de apreciar una película, voy a sembrar la polémica al decir que me pareció más divertida que las Oscarizadas Gigi y West Side Story: ojo, no digo que sea mejor película, capaz que en varios de los elementos técnicos no lo sea, pero en su conjunto es más divertida. Creo que ni en Gigi ni en West Side Story hay una actuación tan buena como la de Shirley Mac Laine en este film. En fin, la piedra está tirada, quien recoje el desafío ?
14 de marzo de 2020
14 de marzo de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta comedia musical, llena de talento y buen gusto, reúne todos los requisitos del género en su esplendor: fantasía, elegancia, vitalidad y dinamismo. Goza de algunos números musicales de una deslumbrante belleza plástica, fue obviada en su momento por los premios Oscars, como ha ocurrido con tantas obras que no merecían tal desprecio. Es más, también observo que ha interesado solo a dos usuarios a la hora de escribir sobre ella, lo cual demuestra el escaso interés que tenemos sobre el musical americano en esta web, que solo es valorado si es premiado por la Academia, como ocurrió hace unos años con “La, La, Land”, que escribieron sobre ella hasta los que presumían de no haber visto en su vida un musical.
La versión que he visto en DVD, está restaurada con su Overtura e Intermedio musical, su metraje es de unos 130 minutos y nos muestra un genuino París recreado en Estudio que se sacude su apariencia teatral gracias a su inteligente argumento y portentosa fotografía en glorioso Cinemascope, que utiliza los espacios cerrados con su puesta en escena para crear una divertida trama, donde asistimos a la eterna diferencia de clases, la lucha de la libertad artística contra los prejuicios sociales, esas fuerzas vivas retrógradas que pretenden censurar el talento y el desafío a la hipocresía, todo ello mezclado con un triángulo amoroso, donde Frank Sinatra y Louis Jourdan cumplen con su papel sobradamente. Y si le añadimos las canciones memorables de Cole Porter (I Love Paris y C'est Magnifique), el resultado es un festín artístico excelente.
El número musical sobre Adán y Eva es deslumbrante, con la manzana de la perdición en el paraíso, su erotismo solapado, su coreografía atrevida e ingeniosa, me parece grandioso, a la altura del maestro Vincent Minelli. No olvidemos que Walter Lang había dirigido años atrás la deliciosa, “El rey y yo”, con Deborah Kerr y Youl Bryner. Shirley MacLaine está de Oscar (un año muy fértil para ella, ya que había actuado también en “El apartamento”, que fue la ganadora del Oscar ese año), canta baila y actúa de forma soberbia, además de su frescura, belleza y simpatía. El entrañable Maurice Chevalier está estupendo, en su papel de abuelete pícaro y juez protector de cierta apertura en las costumbres de aquel París decimonónico. En definitiva, creo que “Can-Can”, es una película a reivindicar de un género casi desaparecido, en lugar de malgastar nuestro valioso tiempo en sublimes y obscenas mediocridades.
La versión que he visto en DVD, está restaurada con su Overtura e Intermedio musical, su metraje es de unos 130 minutos y nos muestra un genuino París recreado en Estudio que se sacude su apariencia teatral gracias a su inteligente argumento y portentosa fotografía en glorioso Cinemascope, que utiliza los espacios cerrados con su puesta en escena para crear una divertida trama, donde asistimos a la eterna diferencia de clases, la lucha de la libertad artística contra los prejuicios sociales, esas fuerzas vivas retrógradas que pretenden censurar el talento y el desafío a la hipocresía, todo ello mezclado con un triángulo amoroso, donde Frank Sinatra y Louis Jourdan cumplen con su papel sobradamente. Y si le añadimos las canciones memorables de Cole Porter (I Love Paris y C'est Magnifique), el resultado es un festín artístico excelente.
El número musical sobre Adán y Eva es deslumbrante, con la manzana de la perdición en el paraíso, su erotismo solapado, su coreografía atrevida e ingeniosa, me parece grandioso, a la altura del maestro Vincent Minelli. No olvidemos que Walter Lang había dirigido años atrás la deliciosa, “El rey y yo”, con Deborah Kerr y Youl Bryner. Shirley MacLaine está de Oscar (un año muy fértil para ella, ya que había actuado también en “El apartamento”, que fue la ganadora del Oscar ese año), canta baila y actúa de forma soberbia, además de su frescura, belleza y simpatía. El entrañable Maurice Chevalier está estupendo, en su papel de abuelete pícaro y juez protector de cierta apertura en las costumbres de aquel París decimonónico. En definitiva, creo que “Can-Can”, es una película a reivindicar de un género casi desaparecido, en lugar de malgastar nuestro valioso tiempo en sublimes y obscenas mediocridades.
6 de octubre de 2008
6 de octubre de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Talento le sobraba a un Walter Lang algo olvidado, considerado por algunos como un director de segunda fila, Lang fue el culpable de regalarnos uno de los musicales más bellos y radiantes de nuestra historia cinematográfica El rey y yo, o de la deliciosa Luces de candilejas, o de comedias hechas con rotunda profesionalidad como Su otra esposa al servicio de la eterna pareja Tracy y Hepburn y de también de este Can - Can radiante y enormemente divertido.
Monumental y eléctrico music hall de hermosas melodías del gran Cole Porter con un cuarteto protagonista para el recuerdo, la guapa y tierna Shirley MacLaine, Frank Sinatra, Maurice Chevalier y Louis Jourdan, menudo reparto para un certera y lujosa creación musical digna de figurar entre los clásicos más radiantes. Demostración perfecta de lo que era capaz de hacer Walter Lang cuando todo estaba de su parte, mezclar sabia y concienzudamente todos los elementos para verter un producto elegante, con mucha chispa, que dinamitiza de golpe al aburrimiento, ligero pero nada complaciente entretenimiento que se corona junto a otros musicales de la época como digno representante de mi género predilecto.
Ella, la siempre bella MacLaine es la llama que enciende la mecha de este espectáculo vibrante, en donde la protagonista se luce con números musicales muy bien dirigidos por la habitual maestría de Lang y donde volvió a demostrar su talento para la comedia de enredos, todo un vodevil amoroso de ingenio y sobrada solvencia.
Contiene la receta mágica e infalible de los grandes inventos, no defrauda y se aposenta como un trabajo de factura impecable, de medidas casi perfectas para este Can - Can que yo, desde aquí, recomiendo.
LO MEJOR: Hay mucho donde escoger, pero MacLaine y Sinatra se llevan los honores, también es destacable el ritmo frenético de todo el metraje, hace que nos traguemos más de dos horas sin casi darnos cuenta y tiene instantes muy divertidos y de diálogos ingeniosos. A destacar cuando MacLaine está borracha en el barco o cuando esta se marca el número de Adán y Eva, o prácticamente todos en donde sale a escena una actriz deudora del premio a reina de la comedia.
LO PEOR: Nunca he tenido especial simpatía por Louis Jourdan, actor excesivamente acartonado pero que aquí aprueba como juez incorruptible que cae sin remedio ante los encantos del baile y su irresistible bailarina, y es que el amor magnifica!!!
Monumental y eléctrico music hall de hermosas melodías del gran Cole Porter con un cuarteto protagonista para el recuerdo, la guapa y tierna Shirley MacLaine, Frank Sinatra, Maurice Chevalier y Louis Jourdan, menudo reparto para un certera y lujosa creación musical digna de figurar entre los clásicos más radiantes. Demostración perfecta de lo que era capaz de hacer Walter Lang cuando todo estaba de su parte, mezclar sabia y concienzudamente todos los elementos para verter un producto elegante, con mucha chispa, que dinamitiza de golpe al aburrimiento, ligero pero nada complaciente entretenimiento que se corona junto a otros musicales de la época como digno representante de mi género predilecto.
Ella, la siempre bella MacLaine es la llama que enciende la mecha de este espectáculo vibrante, en donde la protagonista se luce con números musicales muy bien dirigidos por la habitual maestría de Lang y donde volvió a demostrar su talento para la comedia de enredos, todo un vodevil amoroso de ingenio y sobrada solvencia.
Contiene la receta mágica e infalible de los grandes inventos, no defrauda y se aposenta como un trabajo de factura impecable, de medidas casi perfectas para este Can - Can que yo, desde aquí, recomiendo.
LO MEJOR: Hay mucho donde escoger, pero MacLaine y Sinatra se llevan los honores, también es destacable el ritmo frenético de todo el metraje, hace que nos traguemos más de dos horas sin casi darnos cuenta y tiene instantes muy divertidos y de diálogos ingeniosos. A destacar cuando MacLaine está borracha en el barco o cuando esta se marca el número de Adán y Eva, o prácticamente todos en donde sale a escena una actriz deudora del premio a reina de la comedia.
LO PEOR: Nunca he tenido especial simpatía por Louis Jourdan, actor excesivamente acartonado pero que aquí aprueba como juez incorruptible que cae sin remedio ante los encantos del baile y su irresistible bailarina, y es que el amor magnifica!!!
7 de diciembre de 2022
7 de diciembre de 2022
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Comedia musical de Walter Lang en la que la sola presencia de Sinatra y Shirley MacLaine, con una soberbia actuación de ésta, que si no ganó en esta película el Oscar a mejor interpretación, pudo ser porque lo ganó con otra ese mismo año (El apartamento), asegura el entretenimiento y, a ratos, la diversión.
Números musicales casi por castigo, alguno muy destacable y una trama enredada y divertida, todo en torno a la prohibición del Can Can en aquellos años parisinos. Muy bien ambientado el Montmatre de la época, aunque haya sido evocado en interiores. Un 6.
Números musicales casi por castigo, alguno muy destacable y una trama enredada y divertida, todo en torno a la prohibición del Can Can en aquellos años parisinos. Muy bien ambientado el Montmatre de la época, aunque haya sido evocado en interiores. Un 6.
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