Los mercaderes

Comienza la película y vemos pasear a nuestro protagonista Mario Balducci (Renato Salvatori) por Hannover despacio, apesadumbrado...a Berna 650 Km.; a Ciudad el Cabo 9800Km.; a Roma 1200 Km.. Se detiene, se agacha toca la inscripción, primero con la mano recorre el contorno de la R, luego la O...se levanta mira a su alrededor y continua su camino cabizbajo con una maleta.

No se puede expresar mejor lo que significa la soledad del emigrante, la añoranza del pasado y el recuerdo de lo que se deja atrás. Una vida difícil en un país que no es el tuyo, en este caso Alemania, un idioma apenas conocido y muchas apreturas económicas.

A diferencia de "América, América" de Kazan, "Alambrista" de Young o "In This World" de Winterbottom aquí las penurias continúan en el lugar de acogida. No vemos la llegada de nuestro protagonista a Alemania pero no nos hace falta. Conocemos sus penalidades con sólo los primeros 50 segundos de metraje.

Totonno (Alberto Sordi) es el alter ego de nuestro protagonista. Charlatán, oportunista, cínico. Juntos conseguirán dinero como vendedores de ropa. Gran papel nuevamente el de Sordi.

Se nos muestra perfectamente reflejado el ambiente portuario de Hamburgo, su "Barrio Rojo", su puerto, sus tabernas, su delincuencia juvenil.

Un grupo de italianos asociados trata de abrirse paso en los negocios en Alemania, más precisamente en Hamburgo. Con muchas expectativas de éxito, de progreso y con el liderazgo del personaje encarnado por Sordi, tropezarán sin embargo con una constelación de dificultades, prenunciadas por los neumáticos que aparecen pinchados, que al principio atribuyen a una "gracia" de algunos alemanes que así se entretienen. Uno de ellos entablará una relación con una mujer que circula por ambientes dudosos, y hasta una prostituta vieja dice que la única diferencia con ella es la edad. Película interesante, con algunos momentos de gran humor de la mano de Sordi.

Tras el buen recibimiento que tuvo su primera película en solitario, “La Sfida”, Suso Cecchi d’Amico y el director, Francesco Rosi, volvieron a reunirse para escribir un nuevo guion -labor a la que luego se les uniría, Giuseppe Patroni Griffi- y el tema de nuevo apuntaba a las problemáticas que generaba el comercio en la Italia de la posguerra. Los puntos en común entre la primera y la nueva historia son evidentes (el tipo ambicioso que quiere salir adelante a como dé lugar… la banda que tiene el dominio del mercado y no admite soltar la rienda… la chica que motivará un intenso romance…), así que, para darle un toque diferente, ésta vez la historia se ambienta en Hannover y en Hamburgo; entra en escena un nuevo personaje que será quien viva el intenso romance; la chica ya no es una muchacha de extracción humilde sino una leona casada con un “poderoso”… y ya la trama no es tan dramática como en, “La Sfida”, sino que se buscó hacer una comedia-dramática-sociológica, como para que la denuncia que se hace esta vez del acaparamiento, la especulación y el comercio tramposo, no suene tan comprometida.

Para el caso, Rosi llamó a ese gran actor que ya era, Alberto Sordi, y a él le dio el papel de, Totonno, un tipo bromista, ambicioso e inescrupuloso, que se vale de cualquier suerte de tretas para vender sus telas y alfombras a los habitantes de Alemania. Ante la difícil situación por la que viene pasando su compatriota, Mario Balducci, y al considerarlo un tipo manipulable y digno de fiar, Totonno lo convierte en su aliado en las ventas y en otras andanzas. Para el rol de Mario, Rosi eligió a Renato Salvatori, otro actor de amplia trayectoria, quien le hace una muy buena compañía al inolvidable Sordi; y para el rol femenino, se escogió a una actriz cuya mayor desgracia fue, quizás, haber conocido a Cornel Lucas, un acreditado fotógrafo de la Productora Rank -con el que luego se casaría- que, entusiasmado con la voluptuosidad que ostentaba Belinda Lee, se propuso fotografiarla de mil formas haciendo que sus carnes despertaran en los medios provocativos pensamientos.

No tardó la actriz en convertirse en otra suerte de, “provocadora” en numerosas películas (“La Venere di Cheronea”, “Nor the Moon by Night”, “Ce Corps tan Desire”…), pero ésto no la satisfacía, porque, incluso en algún momento, trató de suicidarse. Cierto día, Belinda dejó su país natal, Inglaterra, y se fue a recorrer Europa. Consiguió rodar en Alemania, en Francia y finalmente en Italia, y fue allí donde conoció al director, Francesco Rosi, quien le dio un papel que también hizo actuar a la censura (se cortó la escena en la que hace el amor con Mario en un hotel y alguno de sus besos apasionados), pero, que también le daba la posibilidad de mostrar sus dotes interpretativas.

Otras escenas, como la de la sensual bailarina; la de Totonno observando los escaparates de prostitutas en St. Pauli, Hamburgo… y hasta la fuerte pelea entre los gitanos polacos y los napolitanos, fueron cruzadas por la tijera, pero, gracias a la restauración que se hiciera en años recientes, ahora podemos ver, <<LOS MERCADERES>>, como la concibiera su director.

Debido, quizás, a los fuertes cortes que se le hicieron a la película en el momento de su estreno comercial, ésta no fue bien recibida por los críticos de cine, pero, no obstante fue un éxito de público y ocupó el puesto 17 entre las películas más taquilleras de 1959… y Paula Mayer (Belinda Lee) seguramente quedó grabada en la mente de un buen número de espectadores.

Título para Latinoamérica: LOS MALEANTES