La galaxia del terror
4.5
723
Ciencia ficción. Terror
Marooned, un desolado planeta oscuro de Morganthus es el último lugar del que se tuvo noticias de la tripulación de la nave espacial Remus. Desde la Tierra responden a la llamada de ayuda procedente de la nave, pero ante la ausencia de respuesta se organiza una misión de rescate comandada por el capitán Trantor, el joven Camprer y Alluma, una humana sumamente sensible a la presencia de fuerzas de vida extraterrestre. (FILMAFFINITY)
10 de noviembre de 2009
10 de noviembre de 2009
34 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto cosas que no creeríais.
Astronautas en mono de pintor corriendo como pollos sin cabeza por los pasillos de lo que, por la música de fondo y las lucecitas de colores, bien podría ser un salón recreativo. Me ha parecido reconocer, en el frenesí de las idas y venidas, al lagarto bueno de “V” y la cara de Edward Albert, bien adherida a su sempiterno bigotito estilo Ned Flanders.
Naves en poder de una capitana no sé si psicótica, borracha o recién divorciada dando locos hipersaltos de un extremo a otro del universo para rescatar a no sé quién de las manos de alguien o algo (no preguntéis, por favor). Para matar el rato y recordarse a sí misma lo pirada que está, la capitana juega a marcianitos en una PSP del tamaño de un armario ropero. ¿Estaremos realmente en un salón recreativo?.
Harpo Marx, desdentado y vestido de zíngara como en “Una noche en la ópera”, jugando al Simón con un encendedor humano que resulta ser, fíjate, el amo de algo gordo, aunque no sé exactamente qué. (Que se trata de alguien importante lo he deducido de su inmensa sabiduria, plasmada en frases tan profundas y trascendentes como “La duda es el hermano demoníaco de la desesperación” o “La fama es el alimento de los muertos”. Ahí queda eso, Spinoza). Tampoco sé quién gana la partida de Simón. Ah, y Harpo, gracias a Dios, no toca el arpa.
Una tripulación de auténticos tarados y descerebrados, reclutados, supongo, en algún frenopático interestelar, que llevan escrito en la cara, desde el primer fotograma, que van a morir todos de la forma más horrible y retorcida posible y que se empeñan en ponérselo bien fácil a quien se encarga de matarlos, rezagándose, apartándose del grupo o quedándose a solas a la menor oportunidad, como si intuyeran que lo mejor que les podría pasar sería salir cuanto antes de esta peli y encerrarse en sus casas para enfrentarse en soledad a la vergüenza de haber participado en ella. Yaphet Kotto es blanco, calvo y barbudo y se pirra por las figurillas de cristal. La hermana de Sigourney Weaver se ve gorda en el mono de pintor y decide perder unos kilitos. La capitana supera su récord de puntos y se hace un lifting para celebrarlo. El bigote de Edward Albert, por suerte, resiste los cambios de presión y las bajas temperaturas.
El planeta Morgantum creo haberlo visto también, aunque no estoy seguro, tal es la oscuridad que reina en él. No ayudan mucho las mochilas tuneadas con faros de desguace de los astronautas. Aun así, creo haber entrevisto gusanos de distinto tamaño, unos chupones, otros simplemente asquerosillos y otro, el más gordo, calvo y baboso, salaz y cachondón como ninguno. El tío cumple como un campeón, pero hay que admitir que se porta fatal con la rubia. Salta a la vista que le tiene miedo al compromiso.
Al final creo que sale Dios, pero ya nada importa, porque todos estos momentos se perderan como lágrimas en la interminable lluvia de caspa que barre el planeta Morgantum.
Maldito seas mil veces, Ridley Scott.
Astronautas en mono de pintor corriendo como pollos sin cabeza por los pasillos de lo que, por la música de fondo y las lucecitas de colores, bien podría ser un salón recreativo. Me ha parecido reconocer, en el frenesí de las idas y venidas, al lagarto bueno de “V” y la cara de Edward Albert, bien adherida a su sempiterno bigotito estilo Ned Flanders.
Naves en poder de una capitana no sé si psicótica, borracha o recién divorciada dando locos hipersaltos de un extremo a otro del universo para rescatar a no sé quién de las manos de alguien o algo (no preguntéis, por favor). Para matar el rato y recordarse a sí misma lo pirada que está, la capitana juega a marcianitos en una PSP del tamaño de un armario ropero. ¿Estaremos realmente en un salón recreativo?.
Harpo Marx, desdentado y vestido de zíngara como en “Una noche en la ópera”, jugando al Simón con un encendedor humano que resulta ser, fíjate, el amo de algo gordo, aunque no sé exactamente qué. (Que se trata de alguien importante lo he deducido de su inmensa sabiduria, plasmada en frases tan profundas y trascendentes como “La duda es el hermano demoníaco de la desesperación” o “La fama es el alimento de los muertos”. Ahí queda eso, Spinoza). Tampoco sé quién gana la partida de Simón. Ah, y Harpo, gracias a Dios, no toca el arpa.
Una tripulación de auténticos tarados y descerebrados, reclutados, supongo, en algún frenopático interestelar, que llevan escrito en la cara, desde el primer fotograma, que van a morir todos de la forma más horrible y retorcida posible y que se empeñan en ponérselo bien fácil a quien se encarga de matarlos, rezagándose, apartándose del grupo o quedándose a solas a la menor oportunidad, como si intuyeran que lo mejor que les podría pasar sería salir cuanto antes de esta peli y encerrarse en sus casas para enfrentarse en soledad a la vergüenza de haber participado en ella. Yaphet Kotto es blanco, calvo y barbudo y se pirra por las figurillas de cristal. La hermana de Sigourney Weaver se ve gorda en el mono de pintor y decide perder unos kilitos. La capitana supera su récord de puntos y se hace un lifting para celebrarlo. El bigote de Edward Albert, por suerte, resiste los cambios de presión y las bajas temperaturas.
El planeta Morgantum creo haberlo visto también, aunque no estoy seguro, tal es la oscuridad que reina en él. No ayudan mucho las mochilas tuneadas con faros de desguace de los astronautas. Aun así, creo haber entrevisto gusanos de distinto tamaño, unos chupones, otros simplemente asquerosillos y otro, el más gordo, calvo y baboso, salaz y cachondón como ninguno. El tío cumple como un campeón, pero hay que admitir que se porta fatal con la rubia. Salta a la vista que le tiene miedo al compromiso.
Al final creo que sale Dios, pero ya nada importa, porque todos estos momentos se perderan como lágrimas en la interminable lluvia de caspa que barre el planeta Morgantum.
Maldito seas mil veces, Ridley Scott.
9 de enero de 2009
9 de enero de 2009
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenidísima película de terror y ciencia-ficción,con un ambiente espacial totalmente desasosegante y unos decorados y efectos especiales muy buenos,a pesar de ser una serie b.Muy recomendable.
Yo la vi con 10 años en un cine de pueblo cuando vivía en Alemania junto con un compañero de clase y su madre. Las escenas para la época eran bastante fuertes pero la peli me encantó.
Como anécdota contaros que el asistente a director en esta pelicula era nada mas y nada menos que James Cameron (Piraña 2, Terminator, Terminator 2, Aliens, Abyss, Titanic...) y que el actor Robert Englund interpretó anos más tarde al mitico Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street.
Uno de los actores de esta película es Zalman King, que luego se convertiría en director de películas eróticas como Orquidea Salvaje (1990) o Delta de Venus (1995).
Yo la vi con 10 años en un cine de pueblo cuando vivía en Alemania junto con un compañero de clase y su madre. Las escenas para la época eran bastante fuertes pero la peli me encantó.
Como anécdota contaros que el asistente a director en esta pelicula era nada mas y nada menos que James Cameron (Piraña 2, Terminator, Terminator 2, Aliens, Abyss, Titanic...) y que el actor Robert Englund interpretó anos más tarde al mitico Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street.
Uno de los actores de esta película es Zalman King, que luego se convertiría en director de películas eróticas como Orquidea Salvaje (1990) o Delta de Venus (1995).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La chica que es violada por el gusano gigante, poco antes, se topa con varios gusanos pequeños que fulmina con su láser. Esta escena la dirigió James Cameron -que se encargaba de la segunda unidad- con gusanos de verdad. Tenía que hacer que estos se movieran y lo consiguió administrándoles una corriente electrica. Así, cuando gritaba ACCION, daban a la corriente y los gusanos se movían y, cuando gritaba CORTEN, se paraban. Los productores de la película Piraña habían asistido al rodaje y quedaron tan impresionados con aquello que lo contrataron para dirigir Piraña II
12 de agosto de 2008
12 de agosto de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver en los créditos de una película el nombre de Roger Corman es un adelanto a lo que nos espera. Escenarios reciclados, guiones rápidos y actores con cara de "eterno secundón". "La Galaxia del Terror" aprovecha el tirón de "Alien" (Ritley Scott) para meternos en un dilema entre humanos y monstruos, en esta ocasión, provenientes de la propia mente humana.
Con un guión lleno de alti-bajos y una sobre-actuación digna de la época, esta película pudo haber sido "carne" de video-club ochentero, pero hoy es una reliquia digna de revisar con amiguetes en el sofá.
Con un guión lleno de alti-bajos y una sobre-actuación digna de la época, esta película pudo haber sido "carne" de video-club ochentero, pero hoy es una reliquia digna de revisar con amiguetes en el sofá.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los geniales fondos de pintura mate, las increíbles armas capaces de fulminar al más pintado, la manera tan sencilla de caminar en el espacio equipados tan solo con una mochila con los faros de un Seat 127 y, como no, la violación infame de un gusano a una de las chicas.
20 de mayo de 2009
20 de mayo de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cinta de serie B que intenta inefectivamente copiar formulismos de la ciencia ficción espacial al mejor estilo “Alien”, sólo que su argumento no consigue consolidar nunca un clima atrapante en su pretendida atmósfera claustrofóbica.
Todo lo desarrollado se circunscribe a una retahíla de situaciones endebles de fundamento, donde se abusa de los convencionalismos del terror con muchos sustos fáciles y con una preocupante incapacidad para hacer profundizar conceptualmente la historia del filme.
De esta manera deambulamos en una travesía por un planeta donde se manifiestan fenómenos extraños con monstruos alienígenos y entelequias avanzadas con superpoderes que dominan la raza humana.
Pero todo ello con un considerable grado de bizarría y cutrez que no hace destacar a este producto nunca, ni desde la parte estética la cual es pobretona debido al escaso presupuesto, ni desde la perspectiva literaria que se estanca de manera alarmante desarrollando mucho sustillo y monstruo cutre y pocas ideas potables para absorber en intensidad.
El reparto cumple de acuerdo a lo que exige el débil guión, y como dato anecdótico vemos a Robert Englund (Freddy) unos años antes de saltar a la fama por el mítico personaje de horror.
En fin, regular oferta de ficción-terror, donde lo más destacado es el grado de truculencia en algunas secuencias, y una escena que menciono en el spoiler.
Todo lo desarrollado se circunscribe a una retahíla de situaciones endebles de fundamento, donde se abusa de los convencionalismos del terror con muchos sustos fáciles y con una preocupante incapacidad para hacer profundizar conceptualmente la historia del filme.
De esta manera deambulamos en una travesía por un planeta donde se manifiestan fenómenos extraños con monstruos alienígenos y entelequias avanzadas con superpoderes que dominan la raza humana.
Pero todo ello con un considerable grado de bizarría y cutrez que no hace destacar a este producto nunca, ni desde la parte estética la cual es pobretona debido al escaso presupuesto, ni desde la perspectiva literaria que se estanca de manera alarmante desarrollando mucho sustillo y monstruo cutre y pocas ideas potables para absorber en intensidad.
El reparto cumple de acuerdo a lo que exige el débil guión, y como dato anecdótico vemos a Robert Englund (Freddy) unos años antes de saltar a la fama por el mítico personaje de horror.
En fin, regular oferta de ficción-terror, donde lo más destacado es el grado de truculencia en algunas secuencias, y una escena que menciono en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay una escena erótica de sexo entre monstruo y mujer (quizás tomada prestada la idea de “Possession" de Andrzej Zulawski) que bien vale la pena tenerla guardada en el memoria cinéfila para citarla en charlas de amigos de alguna sobremesa.
20 de enero de 2019
20 de enero de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, se trata de una película muy interesante, porque, a pesar de ser una mezcla de ciencia-ficción y terror que parece deber su existencia al previo éxito de "Alien, el octavo pasajero" (Alien, 1979), de Ridley Scott, en realidad su trama va por otro lado y, en fin, va más allá: paralelamente a la misión de rescate se plantea, como una subtrama, una serie de pruebas y dificultades a superar; estas pruebas son en realidad un camino hacia el conocimiento; los monstruos son sólo entes alimentados por los miedos y las obsesiones de los miembros de la expedición de rescate, salvo en uno de los casos.
A esta oposición entre texto y subtexto, o trama y subtrama, hay que añadir la gran agilidad del guión, dotado de una economía narrativa tremenda, de manera que no hay baches en la acción, ni tiempos muertos, ni nada superfluo. La historia engancha de principio a fin, y posee un ritmo endiablado. A esto hay que añadir el uso ingenioso e inteligente de la escenografía y de los efectos especiales, a pesar de las limitaciones presupuestarias de una producción de este tipo, y unas buenas interpretaciones por parte del reparto.
En suma, es una película para descubrir y para reivindicar.
A esta oposición entre texto y subtexto, o trama y subtrama, hay que añadir la gran agilidad del guión, dotado de una economía narrativa tremenda, de manera que no hay baches en la acción, ni tiempos muertos, ni nada superfluo. La historia engancha de principio a fin, y posee un ritmo endiablado. A esto hay que añadir el uso ingenioso e inteligente de la escenografía y de los efectos especiales, a pesar de las limitaciones presupuestarias de una producción de este tipo, y unas buenas interpretaciones por parte del reparto.
En suma, es una película para descubrir y para reivindicar.
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