Cuando el río crece

Nos cuenta la lucha de una familia de agricultores, Tom Garvey (Mel Gibson), su mujer Mae (Sissy Spacek) y sus dos hijos, en permanente lucha con el rio a orillas del cual tienen sus tierras y tienen plantadas sus cosechas y el coraje y determinación con que afrontan el cumulo de desgracias con las que tienen que lidiar, ya que a las dificultades inherentes a la época en la que está ambientada hay que sumar las sucias maniobras de Joe Wade (Scott Glenn), un adinerado cacique que tuvo algo que ver con Mae en el pasado y que trata de comprarles las tierras para construir una presa.
Magnifica y poderosa película dirigida por el buen artesano Mark Rydell (“En el estanque dorado” y la magnífica , de culto y que ningún aficionado a la música en general y Janis Joplin en particular debería perderse, “La Rosa”, entre otras) y con un Mel Gibson en el papel del honesto, tenaz, corajudo y luchador agricultor que no está dispuesto a ceder ante al cacique, que saca adelante con brillantez y un extraordinario trabajo actoral, acompañando la función más que dignamente Sissy Spacek y Scott Glenn.
Las escenas de la inundación y prácticamente la totalidad del film fueron rodadas en una vasta extensión de tierra a orillas del rio, en Tennessee, alquiladas por la Universal y cuentan con la colaboración del Cuerpo de ingenieros del ejército.
Absolutamente recomendable.

Emocionante drama rural estrenado en un año en el que se puso de moda el subgénero gracias al éxito de En un lugar del corazón o la menos conocida Country. Narra la determinación de un agricultor por sacar adelante su granja ayudado por su mujer y sus hijos ante la crecida del río y el hostigamiento de un ambicioso potentado que pretende comprar sus tierras para construir una central hidroeléctrica.

La película entretiene y está impecablemente realizada por su prestigioso equipo técnico. Tanto la banda sonora, la fotografía, como el montaje de sonido fueron nominados al Oscar, además de otra nominación para Sissy Spacek que en aquel tiempo se encontraba en la cima de su carrera. Mel Gibson y Scott Glenn son los dos hombres en disputa. Este último codicia todo lo que posee el primero incluida su mujer.

Recuerdo a mi padre, trabajando en la obra, con un compresor de 300 bares de caudal; estaba diluviando y mi hermano mayor y yo fuimos a ayudarle aquel día, porque si no terminaba la obra ese fin de semana, no cobraría el trabajo. En el momento de mayor caudal, mi padre estaba tan alterado que abrió la hoya antes de tiempo y el sistema de retención falló. Recuerda que la explosión y el torrente de cemento hirviendo me aterrorizaron. Ésto viene a colación de la escena en la que Spacek se le queda enganchado su brazo a la cadena del tractor. Una escena realmente dura.

"Cuando el río crece" es una buena película al reflejar la vida de una familia obrera/campesina; que vive a merced de los avatares tanto del mercado, como de las torrenciales lluvias que destruyen lo sombrado.

Mel Gibson no es un buen actor, pero resulta convincente en su papel de padre de familia luchador junto con una no menos luchadora Sissy Spacek.

No deja de ser una especia de "T.V. movie" ochentera, pero al menos sabe reflejar la dureza de una familia de clase trabajadora.

Mark Rydell, que venía de triunfar con En el Estanque Dorado, echó mano del emergente Mel Gibson, todavía fresco, y de la atractiva Sissy Spacek, que ya tenía un óscar, para componer otra historia de la América profunda, soslayando en la pareja protagonista, para ésta, las comodidades de los Thayer en la otra, y haciendo gala de una solvente capacidad para la pintura de tipos.
Está mejor ella, la otrora Carrie, que él, el futuro Riggs, y no mal, como secundarios, el siempre muy efectivo Scott Glenn y James Tolkan, que aún no había sido convocado por Robert Zemeckis para inculcar la disciplina en toda una generación de adolescentes de Hill Valley. Y curioso, también, el tema de la música: da la sensación, a veces, de que el maestro galáctico John Williams, encargado de la banda sonora de CUANDO EL RÍO CRECE, quiere subrogarse en la persona de Dave Grusin, encargado de la banda sonora..., sí, de En el Estanque Dorado.