Missing (Desaparecido)
7.7
16,165
Drama
Charles Horman (John Shea), un joven e idealista periodista norteamericano, desaparece de su domicilio en Santiago de Chile tras el golpe de Estado del general Augusto Pinochet (11-9-1973). Su mujer (Sissy Spacek) y su padre (Jack Lemmon), que se traslada allí desde los Estados Unidos, intentan averiguar su paradero y vivirán una auténtica odisea recorriendo las instituciones diplomáticas norteamericanas y tropezando con infinitas trabas burocráticas. (FILMAFFINITY) [+]
5 de marzo de 2009
5 de marzo de 2009
138 de 153 usuarios han encontrado esta crítica útil
Missing fue estrenada en 1982. Su director, Constantin Costa-Gavras, es uno de los realizadores más comprometidos en la actualidad por el alto grado de contenido social, político e histórico que irradian sus obras.
Éste film se sitúa en los días previos y posteriores al golpe de Estado producido en Chile en septiembre del 73. Un Chile liderado por el socialista y a la vez nacionalista, Salvador Allende. Un Allende que nunca fue visto con buenos ojos por sus vecinos del Norte debido a las dos tendencias a las que recurría su política.
Salvador Allende llegó al poder democráticamente al frente de UP en 1970. Desde el primer momento, éste gobierno fue visto con recelos desde Norteamérica, Nixon temió el famoso efecto dominó sobre América Latina. No era concebible que el socialismo se extendiera en plena Guerra Fría en la principal zona de influencia norteamericana. El objetivo que se fijó desde la política norteamericana respecto a esta situación era bastante claro: había que descabezar el movimiento fuese como fuese.
El principal motivo de la intervención americana en el país no fue otro que la nacionalización del cobre chileno. Esta maniobra del gobierno de Allende dañó los intereses de múltiples multinacionales yanquis, como la ITT, precisamente en un momento en el que el consumismo iba a irrumpir con más fuerza que nunca. Ésta medida contra el imperialismo americano, como no podía ser de otra manera, tuvo una contundente respuesta por parte de la política de Nixon.
En un primer momento, se impusieron diversas medidas políticas y económicas que llevaron al pueblo chileno a ser sometido a un estricto bloqueo económico. Sin embargo, dichas medidas resultaron insuficientes para acabar con la tarea de Salvador Allende.
Ante esta situación, la CIA y las empresas multinacionales con intereses en la zona se pusieron manos a la obra y volvieron hacer alarde de su desfachatez, instrumentalizando una seria de acciones que conllevaron al fatídico golpe militar de Viña del Mar, en un triste 11 de Septiembre de 1973.
El terror, la crueldad y la represión indiscriminada cogieron rostro humano en la figura de Pinochet, un títere más en la historia de los norteamericanos, quién se mantuvo en el poder desgraciadamente hasta finales del siglo pasado.
Éste film se sitúa en los días previos y posteriores al golpe de Estado producido en Chile en septiembre del 73. Un Chile liderado por el socialista y a la vez nacionalista, Salvador Allende. Un Allende que nunca fue visto con buenos ojos por sus vecinos del Norte debido a las dos tendencias a las que recurría su política.
Salvador Allende llegó al poder democráticamente al frente de UP en 1970. Desde el primer momento, éste gobierno fue visto con recelos desde Norteamérica, Nixon temió el famoso efecto dominó sobre América Latina. No era concebible que el socialismo se extendiera en plena Guerra Fría en la principal zona de influencia norteamericana. El objetivo que se fijó desde la política norteamericana respecto a esta situación era bastante claro: había que descabezar el movimiento fuese como fuese.
El principal motivo de la intervención americana en el país no fue otro que la nacionalización del cobre chileno. Esta maniobra del gobierno de Allende dañó los intereses de múltiples multinacionales yanquis, como la ITT, precisamente en un momento en el que el consumismo iba a irrumpir con más fuerza que nunca. Ésta medida contra el imperialismo americano, como no podía ser de otra manera, tuvo una contundente respuesta por parte de la política de Nixon.
En un primer momento, se impusieron diversas medidas políticas y económicas que llevaron al pueblo chileno a ser sometido a un estricto bloqueo económico. Sin embargo, dichas medidas resultaron insuficientes para acabar con la tarea de Salvador Allende.
Ante esta situación, la CIA y las empresas multinacionales con intereses en la zona se pusieron manos a la obra y volvieron hacer alarde de su desfachatez, instrumentalizando una seria de acciones que conllevaron al fatídico golpe militar de Viña del Mar, en un triste 11 de Septiembre de 1973.
El terror, la crueldad y la represión indiscriminada cogieron rostro humano en la figura de Pinochet, un títere más en la historia de los norteamericanos, quién se mantuvo en el poder desgraciadamente hasta finales del siglo pasado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Éste contexto tan cruel y atroz en el que Chile vivió es reflejado por Gavras a través de Charles Horman. Horman es un joven norteamericano. Un idealista que recoge los frutos del cambio generacional producido en los Estados Unidos. Junto a él, sus amigos y su novia deciden emprender un nuevo rumbo en el Chile de Allende, donde el socialismo con rostro humano parecía florecer de una vez por todas.
Sin embargo, sus días en Chile se truncan en pesadilla cuando el estado de sitio azota al país. Su desaparición provoca la llegada de su padre, Ed Horman, quién trata de averiguar el paradero de su hijo.
A través de ésta amarga búsqueda, Costa-Gavras nos retrata los entresijos y los oscuros juegos impuestos por los intereses estadounidenses en Chile. La mentira y ausencia de la verdad en la diplomacia norteamericana. El coste humano causado por la cínica conducta del capitalismo empresarial. La matanza descorazonada de miles de jóvenes a los que la soledad, la impotencia y el dolor les acecharon en el Estadio Nacional de Santiago de Chile durante esos fatídicos días que rodearon al 11 de Septiembre de 1973.
Pero no menos importante que lo citado arriba es como retrata esa diferencia generacional que existe entre el padre y la novia de Charles. En un principio el padre no entiende la causa defendida por ellos. No entiende ese idealismo al que invocan. Pero conforme avanza el transcurso de la película, todo ello da un vuelco y el padre empieza a adoptar conciencia de la gravedad de lo realmente ocurrido.
Quizás esa concienciación de la situación que va adquiriendo a lo largo de la película Ed Horman, sirva para explicar el llamamiento al cambio generacional en la década de los 70 por parte del pueblo americano, cansado ya del juego sucio y las artimañas utilizadas por parte del presidente Nixon.
Quizás ello explique la búsqueda de una solución más coherente y sensata, que recordara un poco a la frustrada política de J.F. Kennedy, en la figura de Jimmy Carter.
No obstante, ésta apuesta por el juego limpio no ha durado en exceso. Ya en los 80, el Imperio volvió a caer en manos equivocadas. Desde Reagan hasta los Bush, el neoliberalismo y los negocios petrolíferos no han dado cabida a los conceptos de solidaridad, justicia e igualdad social. Más bien todo lo contrario. La pobreza, las desigualdades sociales, la crueldad y las injusticias se expanden alrededor nuestro en los días que nos acontecen. Sería buen momento para invocar a la concienciación retratada por Costa-Gavras en éste film. Recapitular y ver la cantidad de numerosos atropellos a la humanidad que se han producido en los últimos años. Es un buen momento para marcar un punto de inflexión y dotar de un mínimo de sentido común al futuro transcurso político, histórico y social de los días que nos vienen.
Sin embargo, sus días en Chile se truncan en pesadilla cuando el estado de sitio azota al país. Su desaparición provoca la llegada de su padre, Ed Horman, quién trata de averiguar el paradero de su hijo.
A través de ésta amarga búsqueda, Costa-Gavras nos retrata los entresijos y los oscuros juegos impuestos por los intereses estadounidenses en Chile. La mentira y ausencia de la verdad en la diplomacia norteamericana. El coste humano causado por la cínica conducta del capitalismo empresarial. La matanza descorazonada de miles de jóvenes a los que la soledad, la impotencia y el dolor les acecharon en el Estadio Nacional de Santiago de Chile durante esos fatídicos días que rodearon al 11 de Septiembre de 1973.
Pero no menos importante que lo citado arriba es como retrata esa diferencia generacional que existe entre el padre y la novia de Charles. En un principio el padre no entiende la causa defendida por ellos. No entiende ese idealismo al que invocan. Pero conforme avanza el transcurso de la película, todo ello da un vuelco y el padre empieza a adoptar conciencia de la gravedad de lo realmente ocurrido.
Quizás esa concienciación de la situación que va adquiriendo a lo largo de la película Ed Horman, sirva para explicar el llamamiento al cambio generacional en la década de los 70 por parte del pueblo americano, cansado ya del juego sucio y las artimañas utilizadas por parte del presidente Nixon.
Quizás ello explique la búsqueda de una solución más coherente y sensata, que recordara un poco a la frustrada política de J.F. Kennedy, en la figura de Jimmy Carter.
No obstante, ésta apuesta por el juego limpio no ha durado en exceso. Ya en los 80, el Imperio volvió a caer en manos equivocadas. Desde Reagan hasta los Bush, el neoliberalismo y los negocios petrolíferos no han dado cabida a los conceptos de solidaridad, justicia e igualdad social. Más bien todo lo contrario. La pobreza, las desigualdades sociales, la crueldad y las injusticias se expanden alrededor nuestro en los días que nos acontecen. Sería buen momento para invocar a la concienciación retratada por Costa-Gavras en éste film. Recapitular y ver la cantidad de numerosos atropellos a la humanidad que se han producido en los últimos años. Es un buen momento para marcar un punto de inflexión y dotar de un mínimo de sentido común al futuro transcurso político, histórico y social de los días que nos vienen.
3 de abril de 2008
3 de abril de 2008
107 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que pocas personas leerán las pocas líneas de extensión que ocupe este comentario, y que muy pocas también habrán visto este hermosísimo y emotivo film. Pues a toda esta gente me gustaría recomendarles muy vívidamente la referida película.
Película que, hablando sobre las relaciones humanas, tanto a nivel paterno-filial como a nivel hombre-mujer, no circunscribiéndose a los tradicionales roles de padre-hijo o marido-esposa, consigue articular un mensaje ciertamente enternecedor; con un personaje como el de Lemmon que, a pesar de su edad y del absoluto convencimiento inicial de que ya nada podría sorprenderlo, crece como ser humano en cada fotograma, gracias sobre todo, a la relación que mantiene con una genial Sissy Spacek, y al contexto en el que se desarrolla el film, que no son más que los comienzos de la Dictadura Militar de Pinochet.
Película que no sólo diserta y deshilvana con precisión la relación que se va tejiendo alrededor de dos personas que se unen muy a su pesar; a dos personas que en principio muy poco tenían en común, a excepción obviamente del personaje de John Shea; sino que tomando como pretexto el acontecimento del levantamiento militar, sirve como áspera e iracunda crítica a la posición que Estados Unidos adoptó y suele frecuentemente adoptar a propósito de este tipo de hechos.
No es de extrañar que no se hubiese podido rodar en la Chile de Pinochet (se filmó finalmente en México) ya que en el film queda meridiadamente claro que lo que allí se gestó fue un golpe de estado ilegal, asesino y cruel, no dudando en torturar, vejar y matar para poder alcanzar todos los objetivos tan milimétricamente trazados en las Altas Esferas del PODER.
Excepcional resulta el cambio observado en el personaje tan magníficamente interpretado por Lemmon, que partiendo desde posiciones muy sólidas y conservadoras, va lentamente transformando su particular forma de ver y entender el mundo; consiguiendo finalmente empatizar y comprender el estilo de vida que su hijo había decidido pergeñar, totalmente alejado de las ideas de su padre.
Película en suma, que además de realizar una lacerada crítica hacia el golpe de estado acometido por Pinochet y sus aliados norteamericanos, analiza con precisión de reloj suizo las relaciones que en este aterrador contexto se van hilvanando.
Por cierto, el final consigue estremecer por su realismo y a la vez por el profundo pesimismo que se desprende de él, consiguiendo que todos los espectadores sin excepción, terminen embebidos por una mezcolanza de emoción, paz, y a la par, y aunque parezca paradigmático, rabia.
Película, con todo, que te hace sentir mejor persona al finalizar de visionarla, ya que a pesar de toda la podedrumbre que en ella se denuncia, al final consigue que algo bello salga a relucir; y si no lo saben, pues véanla, que no se arrepentirán.
Película que, hablando sobre las relaciones humanas, tanto a nivel paterno-filial como a nivel hombre-mujer, no circunscribiéndose a los tradicionales roles de padre-hijo o marido-esposa, consigue articular un mensaje ciertamente enternecedor; con un personaje como el de Lemmon que, a pesar de su edad y del absoluto convencimiento inicial de que ya nada podría sorprenderlo, crece como ser humano en cada fotograma, gracias sobre todo, a la relación que mantiene con una genial Sissy Spacek, y al contexto en el que se desarrolla el film, que no son más que los comienzos de la Dictadura Militar de Pinochet.
Película que no sólo diserta y deshilvana con precisión la relación que se va tejiendo alrededor de dos personas que se unen muy a su pesar; a dos personas que en principio muy poco tenían en común, a excepción obviamente del personaje de John Shea; sino que tomando como pretexto el acontecimento del levantamiento militar, sirve como áspera e iracunda crítica a la posición que Estados Unidos adoptó y suele frecuentemente adoptar a propósito de este tipo de hechos.
No es de extrañar que no se hubiese podido rodar en la Chile de Pinochet (se filmó finalmente en México) ya que en el film queda meridiadamente claro que lo que allí se gestó fue un golpe de estado ilegal, asesino y cruel, no dudando en torturar, vejar y matar para poder alcanzar todos los objetivos tan milimétricamente trazados en las Altas Esferas del PODER.
Excepcional resulta el cambio observado en el personaje tan magníficamente interpretado por Lemmon, que partiendo desde posiciones muy sólidas y conservadoras, va lentamente transformando su particular forma de ver y entender el mundo; consiguiendo finalmente empatizar y comprender el estilo de vida que su hijo había decidido pergeñar, totalmente alejado de las ideas de su padre.
Película en suma, que además de realizar una lacerada crítica hacia el golpe de estado acometido por Pinochet y sus aliados norteamericanos, analiza con precisión de reloj suizo las relaciones que en este aterrador contexto se van hilvanando.
Por cierto, el final consigue estremecer por su realismo y a la vez por el profundo pesimismo que se desprende de él, consiguiendo que todos los espectadores sin excepción, terminen embebidos por una mezcolanza de emoción, paz, y a la par, y aunque parezca paradigmático, rabia.
Película, con todo, que te hace sentir mejor persona al finalizar de visionarla, ya que a pesar de toda la podedrumbre que en ella se denuncia, al final consigue que algo bello salga a relucir; y si no lo saben, pues véanla, que no se arrepentirán.
22 de enero de 2007
22 de enero de 2007
66 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack Lemmon ha hecho muchas películas, pero sin duda este fue el papel serio, político y dramático que le colocó en el corazón de los que claman justicia y no son oídos. Siempre nos identificaremos con él, con su dolor, pero también con la paradoja de su personaje, quien al trasladarse desde EE.UU. a Chile, descubre una realidad de la que él, su democrático país y su sistema de vida son causantes, lo cual le deja !atónito, perplejo!.
Así mismo el director Costa-Gavras siempre será recordado principalmente por esta película, auténtica obra de arte basada en una de esa convulsiones dictatoriales, imperialistas e inhumanas que se produjeron en el violento siglo XX.
¡Tremenda lección sobre geopolítica, sobre el poder de las multinacionales y sobre los intereses e intervencionismos norteamericanos en América Latina!
Fej Delvahe
Así mismo el director Costa-Gavras siempre será recordado principalmente por esta película, auténtica obra de arte basada en una de esa convulsiones dictatoriales, imperialistas e inhumanas que se produjeron en el violento siglo XX.
¡Tremenda lección sobre geopolítica, sobre el poder de las multinacionales y sobre los intereses e intervencionismos norteamericanos en América Latina!
Fej Delvahe
12 de octubre de 2005
12 de octubre de 2005
47 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ciudadano de ideas conservadoras (Lemmon) tiene que viajar hasta Chile en los primeros días de la dictadura de Pinochet con el fin de encontrar, ayudado por su nuera y una periodista, a su hijo desaparecido. Así, se irá metiendo en una madeja podrida, una telaraña burocrática que esconde tras de sí la connivencia de la CIA y el Gobierno americano hacia el golpe de Estado.
Película necesaria y magnífica, basada en hechos reales, que expone de forma convincente y muy sólida los primeros días de la asquerosa dictadura del maldito Pinochet, dónde casos como éste se sucedían por doquier: las innecesarias mortandades, la falsedad de la burocracia, el repulsivo juego de intereses, la criminal complicidad del imperialista y ventajista gobierno americano, siempre interesado solo en sus intereses.
Es una película suficientemente incisiva y realmente incómoda en su trascendencia sociopolítica, que da alguna clave para resolver el enigma de porqué hay tanto antiamericanismo en el mundo y ocurren hechos tan graves como los del 11-S, pues precisamente un 11-S fue vilmente derribado el gobierno socialista de Salvador Allende a golpe de violencia, todo bajo el apoyo rastrero yanqui. Soberbio Jack Lemmon.
Película necesaria y magnífica, basada en hechos reales, que expone de forma convincente y muy sólida los primeros días de la asquerosa dictadura del maldito Pinochet, dónde casos como éste se sucedían por doquier: las innecesarias mortandades, la falsedad de la burocracia, el repulsivo juego de intereses, la criminal complicidad del imperialista y ventajista gobierno americano, siempre interesado solo en sus intereses.
Es una película suficientemente incisiva y realmente incómoda en su trascendencia sociopolítica, que da alguna clave para resolver el enigma de porqué hay tanto antiamericanismo en el mundo y ocurren hechos tan graves como los del 11-S, pues precisamente un 11-S fue vilmente derribado el gobierno socialista de Salvador Allende a golpe de violencia, todo bajo el apoyo rastrero yanqui. Soberbio Jack Lemmon.
5 de marzo de 2009
5 de marzo de 2009
32 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué decir de esta película.. para mí la mas perfecta que se haya hecho dentro del género de cine político, del que Costa Gavras sin duda es uno de los máximos representantes. Pero lo mejor de este film es que a nadie puede dejar indiferente: a quien no le interese la política no dejará de sentirse atrapado por el drama humano, familiar y personal que viven Ed Horman y Beth Horman (los excelentes Jack Lemmon y Sissy Spacek). Los diálogos entre estas dos víctimas del terror de Pinochet (y la CIA) son insuperables, con un crescendo a lo largo de la película que pone la piel de gallina y estruja el corazón. Los diálogos entre Horman padre y los representantes americanos en Chile también son una muestra singular de la maestría y el conocimiento del alma humana (la ingenua, la miserable y todas las demas) que esgrimen el excelente Director griego y Thomas Hauser, autor del libro. Yo la ví dos veces, espaciadas en el tiempo. Y la volveré a ver en cualquier momento. Quiero repetir algo: lo de Jack Lemmon es sublime, magistral. Solamente por su trabajo se justifica el visionado de esta obra.
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