Enredos y mentiras

Tan obvia, tan convencional... que al intentar ofrecernos algo trascendente, solo divaga, mostrándose dispersa, con un tratamiento de su director Gillian Robespierre, bastante cercano a un telefilm.

Jenny Slate, sorprendente y cautivadora desarrollando un trabajo cargado de matices, que lamentablemente no son suficientes para cubrir las evidentes lagunas.

Aborda las problemáticas típicas de una familia media (un matrimonio y sus 2 hijas) de un modo ameno y gracioso. Cálida y buena ambientación noventosa. Para pasar el rato.

La trama no tiene nada de especial. Es una historia familiar de gente sin pretensiones, con sus hipocresías, infidelidades, inestabilidad emocional y comportamientos caprichosos. Ahí está la principal virtud. La falta de pretensiones. No es una estúpida comedia comercial. La presencia de John Turturro es un punto. A pesar de ello, la película no acaba de enganchar, aunque tampoco es insultante. Tiene momentos logrados.