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La fractura

Comedia. Drama Raf (Valeria Bruni Tedeschi) y Julie (Marina Foïs), una pareja a punto de romper, se encuentran en Urgencias al borde de la asfixia la noche de una manifestación parisina de los "chalecos amarillos". Su encuentro con Yann (Pio Marmaï), un manifestante herido y en cólera, hará que sus certezas y prejuicios vuelen en mil pedazos. Fuera, la tensión continúa creciendo. El hospital, bajo presión, debe cerrar sus puertas. El personal está ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2022
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filmografía francesa siempre ha sabido retratar muy bien sus problemas sociales. En esta ocasión la directora Catherine Corsini ha utilizado el movimiento de los chalecos amarillos que tuvo lugar en el año 2018 y que causo un gran revuelo en el país. Las protestas iban contra la política de Emanuel Macron y por el elevado precio de los combustibles. Pero también se aprovechó para protestar contra el colapso del sistema sanitario. La película formo parte de la Sección Oficial del Festival de Cine de Cannes del 2021.

Corsini pasa de mostrarnos las manifestaciones de las calles, lo muestra solo al principio, la trama se centra más en un hospital, en el que no hay suficientes medios para la atención básica. En ese hospital acaban una serie de personajes que se encuentran al límite de sus posibilidades, tantos los enfermos como el personal médico. La cinta transcurre en una sola noche.

La película nos muestra todo ese caos, mezclando momentos de comedia sátira con otras situaciones dramáticas. La pareja protagonista está formada por dos maravillosas actrices, por un lado, está Valeria Bruni Tedeschi, (que llega al hospital después de una caída fortuita) y por otro tenemos a Marina Foïs. Junto a ellas también tenemos a Pio Marmaï, uno de los manifestantes que llega al hospital herido. Junto a los actores profesionales actúa un equipo médico interpretado por verdaderos sanitarios, para darle más veracidad a los acontecimientos. Una de ella, la enfermera Aïssatou Diallo Sagna, recibió el César como Mejor Actriz Secundaria.

La cinta sin ser una gran película, funciona bien, sobre todo en como refleja la realidad de los hospitales. Es un poco repetitiva en algunos tramos, pero la dirección nerviosa de Corsini y las interpretaciones de sus actores hacen que merezca la pena su visionado.

Lo Mejor: Las interpretaciones
Lo Peor: Guion algo repetitivo

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
LASO83
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1 de agosto de 2022
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún cuando ocupan un papel preponderante entre nuestras preocupaciones recurrentes, los retratos directos a problemáticas endémicas de los sectores públicos no son tan frecuentes en el acervo cinematográfico. Y menos aún si abandonamos el paraguas genérico del drama social. La comedia en su mejor expresión es el vehículo perfecto para despedazar despiadadamente nuestras mayores miserias, pero en tiempos recientes encontramos pocos casos de comedia militante como la que abordamos en el presente artículo. Un trabajo que supone una nueva incursión tras las cámaras de una veterana realizadora gala que se presentó en la Sección Oficial del Festival de Cannes 2021 con poco revuelo mediático pese a una inesperada aceptación crítica: La fractura, dirigida por Catherine Corsini y protagonizada por una volcánica Valeria Bruni Tedeschi. Un filme de fresca premisa narrativa que auguraba emociones fuertes y sensaciones tonales singulares. Esto se puede corroborar tras el visionado, pero no es óbice de que la película funcione a medio gas. Una propuesta que ofrece un atractivo abanico de soluciones expresivas, pero que también gasta la efectividad de sus cartas demasiado pronto.

Corsini expande su conflicto en estallido perpetuo en dos subtramas que se construyen en paralelo en un mismo espacio. Dos subtramas de pocos personajes que, para presentarse transmitiendo una mayor visceralidad, se desarrollan durante un espacio de tiempo de pocas horas, logrando la siempre eficaz sensación de relato que sucede prácticamente en tiempo real. Una olla a presión de implicación inmediata. Un puzle entre paredes con puntuales escapadas a la confrontación social en las calles que apuesta por la histeria y la pérdida de control de los humanos ante una situación límite. Un viaje de ruido, furia e histrionismo, verbo rápida y violencia corporal en el alambre de la colisión física. Si estos ingredientes habitualmente se vinculan a la incomodidad y al desagrado, aquí se combinan en beneficio de una comedia ácida y eficaz, sobre todo en los primeros compases del metraje. Una comedia que no resta un ápice de gravedad a su preciso retrato de la saturación sanitaria, en absoluto habitual en el cine europeo, ni de compromiso social con la denuncia de una situación insostenible que los grandes gobiernos democráticos de nuestro tiempo deberían procurar solucionar con urgencia. Cine político sin soflamas ni didactismos.

Para lograr con mayor impacto sus objetivos tonales, el filme dispone de un incombustible recurso al que saca el máximo partido: esa bomba de relojería llamada Valeria Bruni Tedeschi. Un torrente gestual de histeria y furia que baña de carisma cada fotograma que puebla, capaz de dotar de una entrañable fragilidad desgarrada a un personaje conflictivo que habría resultado antipático en las manos de otra actriz. Una paciente que pierde el control de la disposición temporal de su conflicto, que bascula entre el orgullo y el deseo y ejerce de faro que nos guía en la noche aciaga. La odisea de frustración la impulsará a desarrollar un improbable vínculo con el personaje de Pio Marmai, demostrando que en las conexiones contingentes de personajes radicalmente opuestos, forzados a entenderse tras sus diferencias iniciales ante la adversidad de la aventura, los realizadores pueden disponer de un dispositivo de implicación emocional cuyo empaque no por conocido se evapora.

Así mismo, sus formas visuales no son fastuosas pero sí coherentes, y escogidas con sentido. La inmediatez y cercanía a lo narrado, para atrapar al espectador en la abrasión frustrante de los pacientes de urgencias o los manifestantes, se logra mediante un crudo acabado fotográfico digital de índole documental y una realización de cámaras temblorosas operadas en mano, que atrapan a los personajes en desasosegantes encuadres que no ofrece a los protagonistas espacio donde cobijarse. Una visceral urgencia alejada de pretensiones preciosistas pero conveniente para impregnar al relato de un cariz de realismo que incrementa el grado de indignación ante las problemáticas retratadas, que atraviesan la pantalla y se traspasan de los personajes al espectador.

El conjunto de integrantes de la singular mezcla sorprenden, pero el potencial expresivo de estos elementos se consuma demasiado pronto. El abanico de situaciones que el desarrollo narrativo propicia es limitado, de modo que el visionado ofrece situaciones reiterativas una vez sendos personajes principales convergen en la sala de urgencias del hospital. Y así como el registro cómico funciona con energía y personalidad, el registro dramático se manifiesta con morosidad, carente de la frescura del inicio del recorrido, y poco diestra para implicarnos con el porvenir personal de los protagonistas. Curiosamente, el filme de Corsini se muestra atinado en el macro discurso de la sociedad francesa, pero desenfocado en el micro discurso de los exponentes concretos que hacen las veces de nuestros guías en la aventura.

Simplemente por la anomalía que supone encontrar discursos sociales tan sobrios como este en una comedia europea, La fractura bien merece una oportunidad. Quizás proponga un menú frugal en su impacto cinematográfico, pero pocos títulos encontrarán mas honestos que este.
Néstor Juez
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31 de julio de 2022
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Seguridad Social se derrumba

Urgencias. Hospital público. Una noche en la que los ingresos y la gravedad de los incidentes son mayores que lo habitual, es un servicio que lleva tiempo desbordado, con sus trabajadores extenuados, siendo una noche de "fractura".

Esta película te hace pasar por emociones desde la risa o sonrisa que agradeces que surjan en algunos momentos tensos, por la ternura, la rabia, y en su tercera parte va creciendo la intensidad en angustia, tensión, cólera... como un tobogán en el que subes y bajas, tu corazón se pone a cien y tu mente acaba teniendo remordimientos planteándote si, como ciudadano, estás haciendo lo que deberías, si te involucras lo suficiente, o si estas dejando pasar las complicaciones sociales porque de momento no te afectan.

Enfermera:
Llevo muchos años en el servicio, es mi vocación, pero pienso que voy a dejarlo.
Si nos vamos todos quizás entiendan que algo va mal.
Al final de cansas de sacrificarte, siempre igual, viendo que no nos respetan. No nos respetan ni a nosotros ni a nuestro trabajo

La Fractura comienza como una comedia, menos mal que de vez en cuando nos hace sonreir, y se torna una tragedia mostrando, cámara en mano, los servicios de urgencias de un Hospital público, durante una noche de manifestaciones de los chalecos amarillos, en los que la ciudadanía estalla reivindicando los derechos sociales que está perdiendo y unas fuerzas del orden desbordada, una policía que hace cargas provocadas por el nerviosismo pues desde hace mucho tiempo nada funciona en el funcionariado, que se están fracturando los estamentos públicos, espejo de la sociedad que ya no puede más, en un hundimiento conjunto, que se lleva por delante al ánimo y los derechos de la sociedad.

Con carteles como "una Francia en urgencias", "Mucha espera poco personal", "tiempo de espera para ser atendido en urgencias: entre 8 y 10 horas. Rogamos su comprensión "; esta sala de espera y centro de urgencias de este Hospital público es como un espejo de lo que está pasando no sólo en Francia: la vulneración de los derechos que tanta lucha y años han requerido para conseguirlos, unos políticos cuyo discurso es "hacemos lo que podemos", pero no solucionan sino que dificultan aún más, que roban en las arcas públicas o aprovechan políticamente la oportunidad del descontento para resurgir franjas extremistas de derecha o de izquierda que popularizando el odio y el miedo promueven el voto por descontento.

Descorazonadora por lo real, tensa por las situaciones, te deja con inquietud física y mental, von un final muy triste en el que el último minuto es tan devastador que casi prefieres no ser consciente de esas realidades que se están dando.

Extenuante pero necesaria.
AngelsRup
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9 de agosto de 2022
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema que tienen casi todas las películas francesas que tratan la realidad social de su país es que la puesta en escena no está cuidada. El mensaje tan verídico que muestran es a base de planos cámara en mano, montaje acelerado e interpretaciones al límite por parte de los actores. Todo eso está muy bien, aunque no siempre es válido. Es lo que nos propone esta película, cuya carencia de imágenes que nos hagan realmente pensar es palpable.

Una buena película para tomar conciencia de muchos temas, pero artísticamente mejorable.
Antonio
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14 de agosto de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que, tras ver el engañoso tráiler, nuestras expectativas eran bajas y decidimos ver esta película ante la escasez de opciones no visitadas ya. Sin embargo, nos sorprendió gratamente, encontrándonos ante una historia de gran crudeza y profundo calado social, una tremenda crítica a un sistema que hace aguas también en un país como Francia, que se asemeja tanto ya al nuestro.

Muy buen guión, que acierta a definir a los personajes principales, sus caracteres y dramas personales, así como los problemas de un país, el papel de la política, de los medios de comunicación y las fuerzas del "orden" (represivas). Muy buen ritmo, todo muy bien entrelazado. Quizá es cierto, como comentáis algun@s aquí, que repite un par de situaciones, pero, en mi opinión, resulta oportuno para aligerar la terrible carga dramática de algunas escenas.

Buena dirección de actores y muy buenas actuaciones, destacando Aïsatou Dialo-Sagna en el papel de Kim, una enfermera de urgencias desbordada y obligada a escatimar la atención a su propia familia, pero que conserva la humanidad a pesar de todo y Pio Marmai, un chaleco amarillo, herido por disparos de la policía en la reciente manifestación, que expresa toda la rabia contenida por una clase trabajadora súper-explotada y sometida a todo tipo de abusos por parte de empresarios, políticos y fuerzas represivas.

En el saturado servicio de Urgencias se encuentra también una histérica Raf (Valeria Bruni), de clase acomodada, que se ha dislocado un brazo al caerse corriendo tras su pareja, Julie, que quiere terminar la relación sentimental entre ambas. Surge la confrontación con el chaleco amarillo, resultando muy interesante, pues, al fin y al cabo, ambos se encuentran en ese momento en la misma situación, a pesar de la diferencia de ingresos. Es una reflexión sobre lo absurdo de enfrentarnos entre nosotros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MARIANA
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