Diego Corsini dirige con un enfoque que prioriza los encuentros emocionales y los momentos introspectivos. A través de un recorrido nocturno por la ciudad, la dirección intenta capturar la sensación de desconexión y redescubrimiento de Ramiro. Sin embargo, aunque la intención es clara, el ritmo irregular de la película y la falta de profundidad en algunas escenas clave afectan su capacidad para conectar emocionalmente con el espectador.

El uso de Madrid como escenario ofrece oportunidades visuales interesantes, pero la película no explora la ciudad con la personalidad y el impacto que podría haber tenido.

La historia de Ramiro, quien debe viajar a Madrid para tomar una decisión crucial sobre su padre en coma, presenta una premisa interesante cargada de potencial dramático. A medida que recorre los lugares que marcaron la vida de su padre, Ramiro se enfrenta a recuerdos, historias y emociones que lo obligan a reconsiderar su relación.

Aunque la estructura de encuentros con personajes secundarios aporta dinamismo, algunos de estos momentos carecen de la profundidad necesaria para dejar una impresión duradera. La película se esfuerza por equilibrar las emociones de Ramiro con las revelaciones sobre su padre, pero el guion resulta predecible y evita explorar más allá de la superficie de sus temas.

El protagonista entrega una actuación sólida, mostrando el enojo y la confusión de Ramiro mientras enfrenta su dilema. Sin embargo, el guion no le da suficientes matices para desarrollar completamente su arco emocional, lo que limita el impacto de su interpretación.

El elenco secundario, que incluye amigos y conocidos del padre, cumple su función pero rara vez logra destacarse. Estos personajes se sienten más como vehículos narrativos que como figuras con vida propia, lo que resta autenticidad a las interacciones.

La cinematografía intenta capturar la atmósfera de la ciudad durante el recorrido nocturno de Ramiro, pero se limita a tomas funcionales que no logran transmitir el carácter único de Madrid. La iluminación y los encuadres son correctos, pero carecen de la personalidad que podría haber elevado el relato visual.

Es un drama familiar que aborda temas universales como el duelo y la reconciliación, pero que no logra profundizar lo suficiente en ellos para destacar. Diego Corsini entrega una película funcional que, aunque tiene momentos conmovedores, carece de la fuerza narrativa y emocional necesaria para dejar una huella duradera.