Trágica ceremonia en villa Alexander
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Terror
Al estallar una tormenta, cuatro jóvenes excursionistas se refugian en una misteriosa villa. Los propietarios les ofrecen las habitaciones de los criados, pues esa misma noche esperan a unos amigos. Llegan los invitados y comienzan a celebrar una especie de misa negra y eligen como víctima una de las excursionistas. Sus compañeros intentarán liberarla, pero no es tan fácil huir de una secta satánica. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película estrictamente mediocre, cuando no directamente infumable y en todo momento muy por debajo del talento de Riccardo Freda, que solo asoma en breves fogonazos de bello onirismo (la protagonista avanzando entre cortinas y viento con un candelabro en la mano, la visión de su rostro pútrido, etc...) o en un rarísimo clímax final de extraviado cuento romántico que rescata el asunto de entre los bodrios, solo por ahí aparece la decidida abolición del realismo y esa fascinación por las monstruosidades interiores manifestadas de forma inexplicablemente fantástica que fueron marca de fábrica del autor. Por lo demás un dechado de pobreza en todos los aspectos, la típica historieta de jovencitos melenudos pseudohippiosos y/o guaperas niños de papa (aquí nada menos que Tony Isbert, nieto de Pepe Isbert, sí, en plan efebo rubiales y el impagable Máximo Valverde en su época de galán racial, por fortuna el papel femenino recae en la inquietante norteamericana Camille Keaton, actriz que sabe siempre usar en su favor su aspecto desvalido y su mirada ausente) envueltos en una trama satanista o así, que incluye misas negras lisérgicas y transmigraciones esotéricas. Filmada con un gusto espantoso y una torpeza impropia de un profesional del calibre del director, alegra, al menos, ver en acción a rostros recurrentes del cine de género europeo como Luigi Pistilli, la bella Luciana Paluzzi (antigua chica-Bond) o el entrañable José Calvo.
6 de noviembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quedo con la cuarta o quinta acepción de la palabra "trágico" que hace referencia directa a la desgracia y a la infelicidad mediante el bello término "infausto".
Todo en este film es desgraciado: el guión, infumable donde los haya; el diseño de producción, que resulta rácano y seco; la plana actoral, con el infame Máximo Valverde a la cabeza. No hay nada que resulte medianamente atractivo: podríamos hablar en términos de ridiculez y sugerir qué momentos son menos ridículos para marcarlos como punto álgido de la cinta.
Pendiente me queda el visionado de I Vampiri, con la sincera esperanza de poder resarcir el honor de Freda.
Todo en este film es desgraciado: el guión, infumable donde los haya; el diseño de producción, que resulta rácano y seco; la plana actoral, con el infame Máximo Valverde a la cabeza. No hay nada que resulte medianamente atractivo: podríamos hablar en términos de ridiculez y sugerir qué momentos son menos ridículos para marcarlos como punto álgido de la cinta.
Pendiente me queda el visionado de I Vampiri, con la sincera esperanza de poder resarcir el honor de Freda.
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