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El vientre del mar

Drama Junio de 1816. La fragata Alliance, de la Marina francesa, embarranca ante las costas de Senegal. Como los botes disponibles para la evacuación no son suficientes para acoger a todos los tripulantes, se construye una precaria embarcación en la que obligan a subir a 147 hombres: soldados, marineros, algún pasajero y unos pocos oficiales. El plan previsto es que los botes remolquen la balsa hasta la orilla pero el pánico y la confusión se ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
14 de julio de 2021
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arrasó en el Festival de cine de Málaga obteniendo seis premios entre ellos el de mejor película, a la hora de juzgar un film de estas características puramente "cultureta" discrepo bastante con estas narrativas a la hora de contar cinematográficamente una historia que aburre hasta la saciedad a cualquier espectador. Ni siquiera la corta duración (76 minutos)hacen soportable e interminable esta experiencia.

De forma muy teatral, ya que la película esta rodada en interiores durante la pandemia, el director Agusti Villaronga elige rodar en blanco y negro esta historia basándose en un libreto de Alessandro Baricco que nos narra el naufragio de la fragata francesa "La Medusa" frente a la costa de Mauritania en el verano de 1816, posiblemente sea uno de los hundimientos más documentados y polémicos de la historia antes de que ocurriera la tragedia del Titanic. En el incidente quedaron a la deriva en una balsa 150 personas sobreviviendo solo 15, todos murieron en las dos semanas que se tardó en rescatarlos, el hambre deshidratación y la locura desatada entre los supervivientes hicieron que hubiera episodios de canibalismo.

Este drama del que podría haber salido una interesantísima cinta, se diluye con escenas orificas y diálogos tediosos a la vez que nos intercala escenas del holocausto de los judíos durante la segunda guerra mundial o las tragedias que sufren los inmigrantes africanos para conseguir llegar a las costas españolas, algo muy oportunista y que se aleja mucho del fondo de la verdadera historia. 

Posiblemente quede totalmente fuera de los circuitos comerciales y se vea solo en Festivales, no sé si llegara a verse en cines, ya que Filmin es la productora, puede ser que influya el nombre de su prestigioso director a la hora de despertar interés entre un público muy exquisito.
Destino Arrakis.com
videorecord
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17 de enero de 2022
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
«El ventre del mar» del director mallorquín Agustí Villaronga es un filme que pretende abordar de forma poética y experimental la tragedia de la fragata francesa Méduse que naufragó cerca de las costas de Ghana en 1816. Esta película fue la gran triunfadora del Festival de Málaga de 2021 alzándose con 6 premios (Biznaga de Oro, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Guion, Mejor Fotografía y Mejor Banda Sonora Original) por lo que con curiosidad y mente abierta me dispuse a verla. Pero para mi desgracia me encontré con una puesta en escena y unas actuaciones acartonadas, una dirección de brocha gorda pero al mismo tiempo pretenciosa y falto de tempo narrativo.

Hay directores con la capacidad de expandir el tiempo y logran estirarlo o detenerlo poéticamente a su antojo (pienso por ejemplo en Andrei Tarkovski). Pero con Villaronga no hay rastro de poesía visual, todo es soporífero, aquí solo se expande del tedio y la desidia resultando sus 74 minutos plomizos. Es una de las pocas veces que encuentro una película que, por mala que me parezca, no he encontrado un plano, un encuadre, un personaje, alguna frase o algún hallazgo visual interesante. Desgraciadamente yo solo he encontrado aburrimiento e ideas manidas.

Esta alegoría sobre el drama de los inmigrantes subsaharianos ahogados en el Mediterráneo que construye a partir del naufragio de la fragata Méduse y las imágenes del Holocausto que inserta es ostentosamente obvia y burda, ni siquiera así consigue que te importe el drama que viven sus protagonistas que siguen declamando plúmbeos y áridos diálogos. Desde mi humilde punto de vista una de las peores películas que he visto de lo que llevamos de década. Un despropósito.
Adriágoras
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10 de enero de 2022
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El vientre del mar es una película arriesgada

El vientre del mar es una película arriesgada en su forma y valiente en su mensaje. Agustí Villaronga tuvo que reinventarse con su equipo, pues el inicio de la pandemia cambió los planes de rodaje. En un principio concebida como un montaje teatral, ante las dificultades se tornó en una mezcla entre cine y teatro. Pues el texto en que se basa tenía esa aspiración a las tablas. Un capítulo de la novela Océano mar, del italiano Alessandro Baricco. Este texto se basa a su vez en una tragedia a orillas de Senegal en 1816, el hundimiento de la fragata francesa Meduse. Suceso que inspiró a Théodore Gericault para pintar ‘La balsa de la medusa’, expuesto hoy en el Louvre.

Aquí, en cambio, la fragata de la Marina francesa se llama Alliance. Y la historia avanza con el testimonio en audiencia de dos supervivientes. El médico y el timonel de la fragata narran ante un tribunal su experiencia con el naufragio de 147 hombres. Tras encallarse el Alliance, no hay botes suficientes y esos hombres son enviados a una balsa remolcada. Pero la cobardía florece y los botes cortan todo vínculo con la balsa, que naufraga sin rumbo. Ahí comienza un viaje al horror del sálvese quien pueda, donde la locura y el hambre brotan en la lucha por sobrevivir.

Óscar Kapoya y Roger Casamajor, habitual de Villaronga, realizan una interpretación notable. Su capacidad para manejar un diálogo más dramático que el requerido en cine y sea creíble en pantalla no es tarea fácil. Y más con el contraste de escenarios reales y decorados entre bambalinas.

*Una alegoría de la crueldad

Ante esta falta de medios, Agustí Villaronga aprovecha la coyuntura para hacer paralelismos con la actualidad más cruenta. La de muchos jóvenes africanos que no llegan a cruzar el Mediterráneo en busca de futuro. Una alegoría de la crueldad humana en forma de imágenes impactantes dentro del montaje. De esas que vemos casi a diario en las costas españolas. Subrayando con fuerza el mensaje de que el débil no puede luchar contra el olvido y la estupidez humana, perennes. La dirección de fotografía corre a cargo de Josep M. Civit y Blai Tomàs, que plasman una belleza conmovedora. No parece casual la elección de la imagen en blanco y negro. Pues el director balear reconoce que le influyó El faro (Robert Eggers, 2019) para desarrollar esta historia.

Si bien El vientre del mar no es lo mismo. Porque lo que Villaronga propone en narración y escenario es teatro. Y las actuaciones son más bien una representación de la realidad y no la realidad en sí misma. El ritmo es poético. Cada palabra tiene un significado mayor que lo que vemos en pantalla. Es original, cierto. Experimental, artístico. Pero esto, por el contrario, consigue que la película no sea digerible por cualquier público. No es un problema, claro.

Villaronga tiene su público y a quienes les guste su cine no les va a defraudar. Eso sí, es un trabajo muy cuidado, con gusto en todos los aspectos, incluido vestuario y maquillaje. Los efectos de sonido ayudan a contextualizar las escenas cuando no vemos más que decorados. Y el diálogo seco y conflictivo de los supervivientes prioriza sobre la música, sutil.

*Conclusión

Agustí Villaronga es un realizador experimentado que sabe lo que hace en todo momento. Por eso, El vientre del mar es una película que funciona más allá de que sea un trabajo elitista. Es decir, una obra propia de aficionados a un cine más experimental. La historia, desde luego, merecía ser contada. Por lo que supuso, por la huella que ha dejado incluso en museos de arte.

El conflicto es el motor de las historias y aquí hay varias posturas que chocan. Y su dirección en todos los apartados es notable, por lo que todos los reconocimientos públicos están justificados. Además de servir como pretexto para denunciar las injusticias que se cometen con la comunidad africana que llega en patera. Como dice uno de los protagonistas, solo quien sufre situaciones así conoce la verdad de este mundo.

Crítica de Carlos Vera
Cinemagavia
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12 de noviembre de 2021
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película parte de un hecho real recogido poéticamente por Alessandro Baricco en una singular propuesta literaria. El cineasta Agustí Villaronga apostó por una adaptación del texto también libre y cargada tanto de un clima onírico como de una atmósfera parcialmente fantástica.

De este modo, la puesta en escena de El vientre del mar se teje a través de lo metafórico y lo simbólico. Con ello, se construyen todos los componentes escénicos, así como una estructura algo críptica y que puede dificultar la interpretación si uno no va predispuesto.

El filme incluye, en algunos pasajes, la experiencia de los recientes naufragios que inundan nuestras costas para generar sensaciones más cercanas, al igual que un entramado visual imbricado. Además, en paralelo, la trama introduce elementos del pasado, de la infancia y también otras secuencias y escenarios del futuro.

Ahora, la película ganadora del Festival de Málaga se presenta desplegando un conflicto fuerte, tamizado por su expresividad teatral. De ahí que lo verbal adquiera un gran protagonismo, con un lenguaje culto bien vehiculado por los actores, a pesar de que se hace imposible obviar la falta de naturalidad que sí es habitual en un cine más narrativo.

Dicho esto, está claro que será el espectador quien, con su esforzado trabajo hermenéutico, vaya construyendo en su cabeza el relato. Esto le suscitará un tipo de emociones y reflexiones menos a flor de piel, aunque quizá más profundas.

www.contraste.info
Revista Contraste
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11 de enero de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mar es, artísticamente, un perfecto lienzo sobre el cual el mundo ha obtenido infinita inspiración para la realización de obras en todas las corrientes imaginables. No en vano es reflejo y sombra, tranquilidad y salvajismo. Si observamos sus posibilidades desde un prisma cinematográfico el mar ha servido como irrefutable fuente de un cine impresionante, atractivo y duro, puesto que ha servido como punto de partida, nudo o desenlace de obras que van desde la ciencia ficción hasta los más crudos documentales existentes.

En ‘El vientre del mar’ posee diversas funciones. Desde una metáfora continuada de la situación actual que pueda servir como un muestra de todas aquellas personas que, buscando un futuro mejor, se jueguen la vida en las aguas del Mediterráneo a diario hasta como una herramienta conductora de la locura personal y la traducción de la desesperación en la mente humana.

Tenemos ‘El vientre del mar’ como creación poética, donde el guion posee ese amalgama de palabras decoradas que bailan a un son donde esa poesía aparece en lentos y, en ocasiones, perdidos diálogos entre los personajes. Es en la fiereza y potencia de unos monólogos cuidados y creativos en los que las palabras brotan de los labios de unos protagonistas que enloquecen conforme avanza la película. Esa lenta narración y ritmo pausado de los acontecimientos de ‘El vientre del mar’ arremeten contra la paciencia del espectador y su ansia por saber, pero lejos de exasperarlo hacen que se maraville del aura poética que envuelve cada instante de la cinta y ese cromatismo, entre el color suave y sin brillo y el blanco y negro más puro.

Estos protagonistas, principalmente Roger Casamajor y Òscar Kapoya, son el reflejo de un trabajo impresionante y más que notable y el bastión principal para que la obra tenga la fuerza que precisa, la cual también se encuentra perfectamente orquestada entre las amplias localizaciones que, a pesar de ser así resulten pequeñas en el hecho de aglutinar tantísimos detalles para el espectador que el enfoque sea en plano principal y entre las imágenes en las que el mar es protagonista, tanto en su sonido como en su forma de hacer sentir agobio y falta de libertad.

En definitiva, ‘El vientre del mar’ te deja exhausto y agotado. La dificultad de la cinta obliga a que tus sentidos estén alerta ante los acontecimientos que, pausadamente y sin ningún atisbo de prisa, se nos van mostrando mientras que tu cabeza intenta obtener todas las ideas y alinearlas como unos náufragos esperando su ración diaria. Un ejercicio intenso y alegórico que no deja cabos sueltos y que, de seguro, merece significativos elogios.

Crítica para MagaZinema.
https://www.magazinema.es/
Garzía
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