Las grandes aventuras de Winnie PoohAnimación
5.5
2,218
Animación. Infantil. Comedia
El osito Pooh es el mejor amigo que puedes dar a tus hijos. Con él aprenderán valores como la amistad, el compañerismo y la generosidad. Ideal para niños de 2 a 7 años. Siguiendo la tradición de las grandes obras maestras de Disney como Cenicienta y Peter Pan, llega el Clásico animado nº 22 de Walt Disney inspirado en las fantásticas historias de A.A. Milne. En este vídeo encontrarás una recopilación de las mejores aventuras de Winnie ... [+]
23 de febrero de 2018
23 de febrero de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Citar a Alan Alexander Milne es nombrar, por derecho propio, la esencia de la infancia [...]. Aquellas narraciones formaron una serie de cuentos que acabarían por convertirse en cultura popular inmediata y a su vez en caldo de cultivo para que Walt Disney, quien también le leía a sus hijas las historias de Pooh y sus amigos, viera en esas narraciones material lo suficientemente atractivo para convertirlo en parte de su legado cinematográfico [...]. Claro, la obra original procedía de Londres y a pesar de que allí Winnie the Pooh era un icono cultural venerado y respetado, en Estados Unidos era un producto completamente desconocido. Eso conllevaba que no podían arriesgarse a estrenar un filme basado en algo que no contaba con la admiración del público [...]
Una de las cosas que más resalta por encima de todo es que estamos ante una película que no cuenta con ningún villano. Todo lo que contemplamos versa sobre personajes que viven, sobre problemas y circunstancias que hay que sortear, sobre aventuras que cualquier niño tuvo a bien inventar y en ningún momento hay situaciones de auténtico peligro, no hay momentos que puedan incomodar a los espectadores. Al no haber una parte mala o negativa en contraposición a los héroes de la historia todo cuanto sucede está expuesto para colocar a los niños en situaciones acomodadas a una sensación de bienestar pues hasta los momentos donde puede haber matices o situaciones tristes o dramáticas son solucionadas de la forma más rápida posible y siempre con la intención de tener un final feliz o entrañable. Por así decirlo estamos ante el título más infantil de toda la larga lista de películas auto proclamados clásicos de la compañía [...].
Otro elemento que llama la atención por su originalidad es que todo cuanto vemos se encuentra dentro de los márgenes del libro, literalmente [...] las páginas del libro se convierten en escenario de las propias historias y juega con efectos visuales acoplados a circunstancias concretas. Por ejemplo las letras vuelan cuando hace viento, si hay una inundación el agua arramblará con un montón de texto, si la historia se queda interrumpida en una hoja el personaje saltará a la siguiente de forma literal y si uno de los protagonistas está hablando la página volverá para que éste pueda terminar lo que está diciendo, rompiendo la cuarta pared e interactuando entre él y el narrador [...].
La película empieza con el cortometraje “Winnie Pooh y el árbol de miel” [...]. Adentrándonos en las hojas de un libro que se encuentra en el centro de la pantalla y a través de una canción melodiosa y pegadiza conocemos todos y cada uno de los personajes que irán pululando por las divertidas y entrañables aventuras pero siempre dentro de un lugar común para todos: el bosque de los cien acres. Por así decirlo la historia de esta primera parte podría concretarse dentro de una moraleja bastante sencilla y accesible para todos: la glotonería pasa factura y no es para menos. Pooh, adicto a la miel, no hará otra cosa que pensar en comerla y hará lo que sea para conseguirla. Y a pesar de intentar hacer ejercicio para bajar de peso el deseo por comer es tan fuerte que no podrá hacer nada para evitarlo ni controlarse. Tal es así que acabará engullendo, de forma literal, toda la que vaya encontrando (con hilarantes resultados). Su desmedida ansia por zampar hará que visite a conejo, a quien no dudará en dejarle sin una sola gota al no poder reprimir su deseo incontrolable ante el pegajoso manjar. Su gordura es tal que taponará la entrada de la madriguera resultando un problema. Mientras tanto hará acto de presencia Topo, creación inventada por el equipo Disney para añadir algo propio de la compañía al universo de Pooh, que aparece y desaparece sin mucho que aportar a la historia [...]. Y si bien es cierto que la historia podría haber acentuado un poco más los peligros de no controlar el peso o cómo puede pasar factura el comer demasiado todo está expuesto para una traca final más fantasiosa: desatascar al oso del agujero para incrustarlo en un árbol repleto de miel sirviendo como astracanada jocosa y como puente para la siguiente historia.
El siguiente corto, titulado “Winnie Pooh y el bosque encantado” (aunque su título original es mucho más acertado: “Winnie Pooh y el día tormentoso”), podría decirse que es mucho más original, creativo, hilarante, tierno y a su vez el que más moraleja contiene. Todo se encuentra dentro de un día de fuerte viento y debido a una explicación que le da Topo al respecto Pooh va a visitar a su amigo Piglet para explicárselo. Aquí nos encontramos con la carta de presentación de este nuevo personaje y en pocas líneas descubrimos que es un ser muy nervioso y preocupado por todo cuanto le rodea [...]. Como antes comentaba, a pesar de haber problemas serios como es el quedarse sin nada, la bondad y el preocuparse por los demás serán temas que irán apareciendo poco a poco para demostrar que ante la adversidad los amigos están para ayudarse sea como sea, cueste lo que cueste, se tarde lo que se tarde.
De golpe la historia toma un camino distinto e introduce una set piece donde tendrá su carta de presentación y su momento de gloria Tigger. Si bien es cierto que Pooh es el protagonista absoluto, este tigre alocado, alegre, ingenuo y repleto de vida será quien robe toda la atención convirtiéndose, quizás, en el personaje más querido por el público [...]. Otra de las razones por la cual este personaje representa a la perfección todo lo que simboliza esa parte de cualquier ser humano es que tiene una imaginación desbordante para las situaciones más comunes hasta tal punto de inventarse personajes ficticios cambiándoles el nombre (Efelantes y Guartas). Eso conlleva a que Pooh acabe teniendo pesadillas con los mismos en una de las escenas más oníricas, surrealistas y fascinantes de la película [...].
- continúa en spoiler -
Una de las cosas que más resalta por encima de todo es que estamos ante una película que no cuenta con ningún villano. Todo lo que contemplamos versa sobre personajes que viven, sobre problemas y circunstancias que hay que sortear, sobre aventuras que cualquier niño tuvo a bien inventar y en ningún momento hay situaciones de auténtico peligro, no hay momentos que puedan incomodar a los espectadores. Al no haber una parte mala o negativa en contraposición a los héroes de la historia todo cuanto sucede está expuesto para colocar a los niños en situaciones acomodadas a una sensación de bienestar pues hasta los momentos donde puede haber matices o situaciones tristes o dramáticas son solucionadas de la forma más rápida posible y siempre con la intención de tener un final feliz o entrañable. Por así decirlo estamos ante el título más infantil de toda la larga lista de películas auto proclamados clásicos de la compañía [...].
Otro elemento que llama la atención por su originalidad es que todo cuanto vemos se encuentra dentro de los márgenes del libro, literalmente [...] las páginas del libro se convierten en escenario de las propias historias y juega con efectos visuales acoplados a circunstancias concretas. Por ejemplo las letras vuelan cuando hace viento, si hay una inundación el agua arramblará con un montón de texto, si la historia se queda interrumpida en una hoja el personaje saltará a la siguiente de forma literal y si uno de los protagonistas está hablando la página volverá para que éste pueda terminar lo que está diciendo, rompiendo la cuarta pared e interactuando entre él y el narrador [...].
La película empieza con el cortometraje “Winnie Pooh y el árbol de miel” [...]. Adentrándonos en las hojas de un libro que se encuentra en el centro de la pantalla y a través de una canción melodiosa y pegadiza conocemos todos y cada uno de los personajes que irán pululando por las divertidas y entrañables aventuras pero siempre dentro de un lugar común para todos: el bosque de los cien acres. Por así decirlo la historia de esta primera parte podría concretarse dentro de una moraleja bastante sencilla y accesible para todos: la glotonería pasa factura y no es para menos. Pooh, adicto a la miel, no hará otra cosa que pensar en comerla y hará lo que sea para conseguirla. Y a pesar de intentar hacer ejercicio para bajar de peso el deseo por comer es tan fuerte que no podrá hacer nada para evitarlo ni controlarse. Tal es así que acabará engullendo, de forma literal, toda la que vaya encontrando (con hilarantes resultados). Su desmedida ansia por zampar hará que visite a conejo, a quien no dudará en dejarle sin una sola gota al no poder reprimir su deseo incontrolable ante el pegajoso manjar. Su gordura es tal que taponará la entrada de la madriguera resultando un problema. Mientras tanto hará acto de presencia Topo, creación inventada por el equipo Disney para añadir algo propio de la compañía al universo de Pooh, que aparece y desaparece sin mucho que aportar a la historia [...]. Y si bien es cierto que la historia podría haber acentuado un poco más los peligros de no controlar el peso o cómo puede pasar factura el comer demasiado todo está expuesto para una traca final más fantasiosa: desatascar al oso del agujero para incrustarlo en un árbol repleto de miel sirviendo como astracanada jocosa y como puente para la siguiente historia.
El siguiente corto, titulado “Winnie Pooh y el bosque encantado” (aunque su título original es mucho más acertado: “Winnie Pooh y el día tormentoso”), podría decirse que es mucho más original, creativo, hilarante, tierno y a su vez el que más moraleja contiene. Todo se encuentra dentro de un día de fuerte viento y debido a una explicación que le da Topo al respecto Pooh va a visitar a su amigo Piglet para explicárselo. Aquí nos encontramos con la carta de presentación de este nuevo personaje y en pocas líneas descubrimos que es un ser muy nervioso y preocupado por todo cuanto le rodea [...]. Como antes comentaba, a pesar de haber problemas serios como es el quedarse sin nada, la bondad y el preocuparse por los demás serán temas que irán apareciendo poco a poco para demostrar que ante la adversidad los amigos están para ayudarse sea como sea, cueste lo que cueste, se tarde lo que se tarde.
De golpe la historia toma un camino distinto e introduce una set piece donde tendrá su carta de presentación y su momento de gloria Tigger. Si bien es cierto que Pooh es el protagonista absoluto, este tigre alocado, alegre, ingenuo y repleto de vida será quien robe toda la atención convirtiéndose, quizás, en el personaje más querido por el público [...]. Otra de las razones por la cual este personaje representa a la perfección todo lo que simboliza esa parte de cualquier ser humano es que tiene una imaginación desbordante para las situaciones más comunes hasta tal punto de inventarse personajes ficticios cambiándoles el nombre (Efelantes y Guartas). Eso conlleva a que Pooh acabe teniendo pesadillas con los mismos en una de las escenas más oníricas, surrealistas y fascinantes de la película [...].
- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
[...] Es en el clímax de la ecuación cuando tendrá presencia el instante más dramático de toda la película en referencia a la casa de Piglet. Aquí los dibujantes logran hacer diana en las emociones más primigenias consiguiendo que un personaje animado se convierta en un auténtico festival de lacrimógenos resultados. La forma en cómo el cerdito debe abandonar el lugar entre balbuceos lacrimógenos y cómo Pooh, amigo fiel y leal hasta el final, lo evita es, quizás, uno de los momentos más tiernos, entrañables, dramáticos y emocionantes de toda la factoría Disney sin miedo a equivocarme al escribirlo.
Sin embargo el tercer y último corto, “Winnie Pooh ¡y Tigger también!”, se antoja no sólo el más irregular de todos sino también el más aburrido. Quizás al haberse realizado muchos años después de los dos anteriores se pierde un poco no sólo el tono sino la esencia del producto en sí. No es que desentone en sus intenciones pero sí podría decirse que anda perdido tanto en realización como en la historia [...].
[...] será el epílogo el que a pesar de permanecer dentro de las lindes de esa utopía el que sirve de despertador para ese dulce sopor que encierra la infancia para pasar a la vida de adulto. En los minutos finales Christopher Robin disfruta de los últimos días felices sin hacer nada de vital importancia para ir en breve a la escuela [...] son en las últimas frases que comparten el niño y el oso, dos personajes cuya amistad tristemente tiene fecha de caducidad, donde se encuentra encerrada una de las verdades más universales de todo ser humano. Mientras caminan hacia el horizonte, símbolo del fin de una era y el principio de otra, se juran que nunca se olvidarán el uno del otro [...]. Uno crece y lo que se pierde primero es la inocencia que venía atada a la infancia. Mientras tanto, hasta llegar a ese momento de cruda realidad, los dos van saltando felices, juntos, como lo que son y serán: los mejores amigos.
Es fácil caer en el error de criticar un título tan bienintencionado como “Lo mejor de Winnie Pooh”. Es cómodo señalarlo como un producto infantil (casi infantiloide), que no enseña nada nuevo y que lo que muestra es sólo para niños. Incluso se puede llegar a la mala opinión de que cuanto ofrece es aburrido, carente de contenido y no sucede nada digno de mención. No seré yo el que critique o menosprecie las opiniones ajenas pero no se me ocurriría despojar de valores y virtudes un producto como el de este título. Es cierto que estamos ante un título infantil. La razón es sencilla: mostrar la esencia de los recuerdos, vivencias y aventuras de todo cuanto rodea la infancia de cualquier niño a través de su imaginación y sus amistades, en este caso sus juguetes y sus amigos, que a veces pueden llegar a ser lo mismo. Vivimos en un mundo donde apenas hay bondad, los pequeños crecen demasiado deprisa y todo cuanto les rodea les obliga a hacerse mayores sin disfrutar las mieles que la niñez ofrece y regala sin pedir nada a cambio. Estamos acostumbrados a que por razones de lógica si hay buenos debe haber malos y si hay más de los segundos mejor. Aquí no hay nada que pueda rozar un atisbo de maldad, no hay nada que doblegue el espíritu noble e inocente, práctico y para nada dogmático de que hacer el bien trae beneficios y le hace a uno estar feliz con los demás y con uno mismo. Querer encontrar hipocresía o buscar quiméricas triquiñuelas en un producto tan inocente y blanco como Winnie Pooh es querer encontrar los tres pies al gato cuando ni lo necesita ni lo pretende. Es posible que sea uno de los filmes menos reseñados y uno de los menos desatacados pero con toda seguridad es uno de los títulos más honestos de cuantos ha llegado a ofrecer Disney en toda su historia y creo que en eso, tanto maestro como dibujantes, están orgullosos de ello.
Crítica completa aquí: https://claquetadebitacora.wordpress.com/2018/02/23/critica-lo-mejor-de-winnie-the-pooh-wolfgang-reitherman-1977-nostalgica-infancia/
Sin embargo el tercer y último corto, “Winnie Pooh ¡y Tigger también!”, se antoja no sólo el más irregular de todos sino también el más aburrido. Quizás al haberse realizado muchos años después de los dos anteriores se pierde un poco no sólo el tono sino la esencia del producto en sí. No es que desentone en sus intenciones pero sí podría decirse que anda perdido tanto en realización como en la historia [...].
[...] será el epílogo el que a pesar de permanecer dentro de las lindes de esa utopía el que sirve de despertador para ese dulce sopor que encierra la infancia para pasar a la vida de adulto. En los minutos finales Christopher Robin disfruta de los últimos días felices sin hacer nada de vital importancia para ir en breve a la escuela [...] son en las últimas frases que comparten el niño y el oso, dos personajes cuya amistad tristemente tiene fecha de caducidad, donde se encuentra encerrada una de las verdades más universales de todo ser humano. Mientras caminan hacia el horizonte, símbolo del fin de una era y el principio de otra, se juran que nunca se olvidarán el uno del otro [...]. Uno crece y lo que se pierde primero es la inocencia que venía atada a la infancia. Mientras tanto, hasta llegar a ese momento de cruda realidad, los dos van saltando felices, juntos, como lo que son y serán: los mejores amigos.
Es fácil caer en el error de criticar un título tan bienintencionado como “Lo mejor de Winnie Pooh”. Es cómodo señalarlo como un producto infantil (casi infantiloide), que no enseña nada nuevo y que lo que muestra es sólo para niños. Incluso se puede llegar a la mala opinión de que cuanto ofrece es aburrido, carente de contenido y no sucede nada digno de mención. No seré yo el que critique o menosprecie las opiniones ajenas pero no se me ocurriría despojar de valores y virtudes un producto como el de este título. Es cierto que estamos ante un título infantil. La razón es sencilla: mostrar la esencia de los recuerdos, vivencias y aventuras de todo cuanto rodea la infancia de cualquier niño a través de su imaginación y sus amistades, en este caso sus juguetes y sus amigos, que a veces pueden llegar a ser lo mismo. Vivimos en un mundo donde apenas hay bondad, los pequeños crecen demasiado deprisa y todo cuanto les rodea les obliga a hacerse mayores sin disfrutar las mieles que la niñez ofrece y regala sin pedir nada a cambio. Estamos acostumbrados a que por razones de lógica si hay buenos debe haber malos y si hay más de los segundos mejor. Aquí no hay nada que pueda rozar un atisbo de maldad, no hay nada que doblegue el espíritu noble e inocente, práctico y para nada dogmático de que hacer el bien trae beneficios y le hace a uno estar feliz con los demás y con uno mismo. Querer encontrar hipocresía o buscar quiméricas triquiñuelas en un producto tan inocente y blanco como Winnie Pooh es querer encontrar los tres pies al gato cuando ni lo necesita ni lo pretende. Es posible que sea uno de los filmes menos reseñados y uno de los menos desatacados pero con toda seguridad es uno de los títulos más honestos de cuantos ha llegado a ofrecer Disney en toda su historia y creo que en eso, tanto maestro como dibujantes, están orgullosos de ello.
Crítica completa aquí: https://claquetadebitacora.wordpress.com/2018/02/23/critica-lo-mejor-de-winnie-the-pooh-wolfgang-reitherman-1977-nostalgica-infancia/
6 de julio de 2009
6 de julio de 2009
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una película solo para niños y creo que eso es lo que le resta puntos a su favor, ya que los adultos o jóvenes pueden llegar a hartarse o aburrirse con ella, aun así llego a entretenerme un rato y a pesar de que algunas situaciones son un poco raras (ya dije que es para niños) la película al final se salva, no tanto como película, sino como tres historias pequeñas unidas, los personajes están bien definidos cada uno con su propia personalidad y sus voces están bien realizadas en casi toda la película. En fin, una película para el disfrute de los niños (pero quizás a alguien más pueda gustarle).
8 de mayo de 2020
8 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás el más infantil e inocente de los clásicos Disney. Un film sin villanos concretos, con unos personaje afectuosos e honestos. Tan conocidos que se salen, literalmente, de los libros que protagonizan.
Otra película paquete propia de la compañía, con tres cortos ligeramente relacionados que engloban un relato completo en el que destaca claramente el segundo episodio.
Una película tierna, didáctica y afable.
Otra película paquete propia de la compañía, con tres cortos ligeramente relacionados que engloban un relato completo en el que destaca claramente el segundo episodio.
Una película tierna, didáctica y afable.
19 de diciembre de 2010
19 de diciembre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que esta película sólo se puede valorar por un adulto con la perspectiva del recuerdo de infancia o pensando en el punto de vista de un niño, puesto que las historias protagonizadas por el osito de peluche más famoso del mundo (con permiso de Teddy), son claramente para un público infantil en edad preescolar. Pero eso no quita para que esta película paquete de tres cortometrajes o cuatro si incluimos el extra de Igor, fue la única y primera creada originalmente por el propio Walt Disney antes de morir y eso se nota. La franquicia siguió con nuevas películas como la aburridísima LA GRAN PELÍCULA DE PIGLET incluida sólo en España en la colección oficial en DVD LOS CLÁSICOS con el nº 44 sólo para venderse más, todavía más infantil si cabe y sin la gracia original que aportaba Walt tanto en su dibujo como en su guión. Luego llegaron las otras películas para DVD de Tigger o la gran aventura de Pooh o la incorporación a la franquicia del personaje de Heffalump. También contó con una serie de TV basada en esta primera película y, actualmente, existe una nueva serie digital para preescolar emitida en Playhouse Disney bajo el título de MIS AMIGOS TIGGER Y POOH donde nos encontramos con la sustituta del mítico Christopher Robin, de nombre Darby que viene acompañada por su perro Buster, con carácter detectivesco. Walt adoraba los cuentos de Alan Alexander Milne ilustrados por Ernest Howard Shepard porque se lo mostraban sus hijas, por eso consiguió los derechos para convertirlos en personajes propios de su franquicia. Christopher Robin era el hijo de Milne que tenía todos esos personajes como animales de peluche. Milne eligió el nombre de Winnie por el oso negro favorito de su hijo en el zoo y Pooh por un cisne que también habitaba allí. De adulto, Christopher Robin renegó de todo aquello que le dio la fama a su padre porque le agobiaba. Fue una lástima. Los hermanos Sherman compusieron la sintonía mítica de la película y el resto de canciones, 8 en total. El segundo cortometraje ganador del oscar WINNIE THE POOH Y EL BOSQUE ENCANTADO se estrenó justo después de la muerte de WALT.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los cortometrajes se unieron en largometraje para el cine con una escena final donde Christopher Robin dice adiós a su infancia bajo la identidad de Winnie the Pooh. WInnie the Pooh era la inocencia pura de un niño que no tiene maldad porque todo lo que le rodea es pureza. Es una lástima que en España la edición en DVD ha sufrido el nuevo redoblaje latinoamericano que deja bastante que desear en comparación con su primer doblaje latino excelente donde las voces dominan la historia con su gran calidad de animación y su guión lleno de ternura. La famosa canción EFELANTES Y WARTAS es casi un homenaje a la canción de DUMBO donde éste se emborracha y tiene alucinaciones con elefantes deformados. Los personajes principales de esta saga son 8 al principio con la incorporación en el segundo corto de Tigger haciendo un total de 9. Si le añadimos a Heffalump y a Darby y Buster, harían un total de 11 sin contar con el Topo. Los 9 personajes míticos de la saga son: CHRISTOPHER ROBIN, EYEGOR, KANGU, RITO, CONEJO, PIGLET (PUERQUITO), BÚHO, WINNIE THE POOH y TIGGER.
2 de diciembre de 2017
2 de diciembre de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de una vez en redes sociales se ha podido ver esa imagen de que cada personaje de Winnie The Pooh es una enfermedad o actitud nociva. Igual que Bob Esponja y los pecados capitales. Pero es que si miras bien a cada personaje, tienen una personalidad marcada que en ocasiones llega a algo despreciable.
En especial esto se aplica a Búho, soberbio y estirado, que se creé un sabelotodo. O Tigger, muy juerguista y poco empático. Y que decir de Igor... Lo más agorero posible. Todos estos son peluches, no animales. Christopher Robin se imagina que sus peluches tienen vida.
Y hay otro par de detalles inquietantes: la pesadilla de Winnie The Pooh y los "efelantes y wartas", y otro que puede pasar inadvertido, el apellido de Piglet. En la entrada de su casa hay un cartel al que le falta un trozo. Pone "Trespassers will". O sea, Los que pasen... Podéis imaginar que seguiría a este mensaje...
En resumen, una película infantil, entretenida en la tierna mocedad. Pero siempre es interesante verla ya con cierta madurez, y fijarse en detalles que en su momento no podías comprender.
En especial esto se aplica a Búho, soberbio y estirado, que se creé un sabelotodo. O Tigger, muy juerguista y poco empático. Y que decir de Igor... Lo más agorero posible. Todos estos son peluches, no animales. Christopher Robin se imagina que sus peluches tienen vida.
Y hay otro par de detalles inquietantes: la pesadilla de Winnie The Pooh y los "efelantes y wartas", y otro que puede pasar inadvertido, el apellido de Piglet. En la entrada de su casa hay un cartel al que le falta un trozo. Pone "Trespassers will". O sea, Los que pasen... Podéis imaginar que seguiría a este mensaje...
En resumen, una película infantil, entretenida en la tierna mocedad. Pero siempre es interesante verla ya con cierta madurez, y fijarse en detalles que en su momento no podías comprender.
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