Barcelona, noche de invierno
2015 

6.1
4,613
5 de diciembre de 2015
5 de diciembre de 2015
37 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia coral de impecable factura. Quizás algo superficial, pletórica de buenas intenciones y un excesivo optimismo caprichoso, pero acierta en lo básico: crear un tono mágico y liviano que hace verosímiles todas las situaciones descabelladas y variopintas que propone. Es la víspera de Reyes y asistimos a los encuentros y desencuentros, a las discusiones y reconciliaciones, a los afanes por el sexo fallero, a las contrariedades volcánicas de las parejas, de las familias y de los amigos, a los sinsabores del amor presente y pasado, a la sombra alargada que dejan nuestros actos u omisiones por mucho tiempo que haya transcurrido…
Comedia agridulce que ofrece un caleidoscopio peculiar sobre una serie de personajes que deambulan entre el frenesí inconsciente o la obstinación personal, que se debaten entre los disgustos de la vida y los ensueños del amor romántico, que en algunos casos se entrelazan o se disgregan con una aparente falta de dirección o propósito, pero que alcanzan a tocar la fibra sensible del espectador y siembra una esperanza simpática y cómplice, que apunta directo al corazón y da de lleno en la diana. No estamos ante una cinta realista, sino una ensoñación optimista e insolente llena de desparpajo y algarabía, humor, frescura, vitalidad y ciertas dosis de nostalgia por todo aquello que pudo ser y no fue.
Como toda buena comedia una de sus grandes bazas es la actuación de un reparto pletórico que contagia de entusiasmo al espectador. Sería injusto destacar a unos sobre los demás, ya que todos aportan su granito de arena al éxito global de la cinta. Desde los más veteranos –Montserrat Carulla o Asunción Balaguer – hasta los más jóvenes – Berto Romero, Miki Esparbé, Cristian Valencia, Àlex Monner, Vicky Luengo o Alexandra Jiménez – todos están llenos de vitalidad y fervor en cada uno de sus breves cometidos. La suma de este heterogéneo mosaico nos ofrece una radiografía no sólo de la Barcelona actual, sino de la España plural en que vivimos, donde la lengua es vehículo de comunicación y el silencio un arma de doble filo.
No estamos ante un tratado de sociología o ante un estudio pormenorizado de las contradicciones e incongruencias del alma humana, sino ante un festivo enredo sobre las múltiples caretas, carencias, exuberancias y artimañas del amor a cualquier edad y en cualquier momento, pasado y presente, en potencia o en acto, en deseo o en acción. Y el resultado final es muy gratificante, lleno de ingenio y chispa, de una jovialidad quizás irreal pero muy contagiosa. Una golosina.
Comedia agridulce que ofrece un caleidoscopio peculiar sobre una serie de personajes que deambulan entre el frenesí inconsciente o la obstinación personal, que se debaten entre los disgustos de la vida y los ensueños del amor romántico, que en algunos casos se entrelazan o se disgregan con una aparente falta de dirección o propósito, pero que alcanzan a tocar la fibra sensible del espectador y siembra una esperanza simpática y cómplice, que apunta directo al corazón y da de lleno en la diana. No estamos ante una cinta realista, sino una ensoñación optimista e insolente llena de desparpajo y algarabía, humor, frescura, vitalidad y ciertas dosis de nostalgia por todo aquello que pudo ser y no fue.
Como toda buena comedia una de sus grandes bazas es la actuación de un reparto pletórico que contagia de entusiasmo al espectador. Sería injusto destacar a unos sobre los demás, ya que todos aportan su granito de arena al éxito global de la cinta. Desde los más veteranos –Montserrat Carulla o Asunción Balaguer – hasta los más jóvenes – Berto Romero, Miki Esparbé, Cristian Valencia, Àlex Monner, Vicky Luengo o Alexandra Jiménez – todos están llenos de vitalidad y fervor en cada uno de sus breves cometidos. La suma de este heterogéneo mosaico nos ofrece una radiografía no sólo de la Barcelona actual, sino de la España plural en que vivimos, donde la lengua es vehículo de comunicación y el silencio un arma de doble filo.
No estamos ante un tratado de sociología o ante un estudio pormenorizado de las contradicciones e incongruencias del alma humana, sino ante un festivo enredo sobre las múltiples caretas, carencias, exuberancias y artimañas del amor a cualquier edad y en cualquier momento, pasado y presente, en potencia o en acto, en deseo o en acción. Y el resultado final es muy gratificante, lleno de ingenio y chispa, de una jovialidad quizás irreal pero muy contagiosa. Una golosina.
2 de diciembre de 2015
2 de diciembre de 2015
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto si es cine con ganas. En ‘Barcelona, noche de invierno’ el director Dani de la Orden se embarca otra vez en una aventura con diversas historias cruzadas en las que se analizan las fases del amor en nuestros tiempos, sobre todo aquellas que son temas tabú para muchos. La película tiene energía de principio a fin, te saca alguna carcajada de vez en cuando, los actores son perfectos para cada papel y las historias abordan todo aquello que el espectador pide: una mezcla entre la realidad y ficción que juntas despierten sentimientos.
El pequeño trozo introductorio es muy ingenioso, original y divertido, el director nos mete de lleno en el trasfondo de su vida para engañarnos. Sí, engañarnos, aunque nadie haya caído. Esto es una película de amores y desamores que se convierten nuevamente en amores. Amores por compromiso, amores de una noche y amores secretos. Eso sí, es una película que atraerá mucho más al público joven que al adulto. ¿Por qué? Las comedias románticas de hoy día están muy estereotipadas, se usa un humor muy recurrente para cada tipo de situación (véase el uso repetido de un mismo chiste en un personaje). La película parece romper en un principio con esto, llegando a crear una evolución en los personajes con grandes giros (¿inesperados?) como es el caso del personaje de David Guapo. Cae en muchos clichés con los que me he reído, no he podido aguantarme, ya que muchos de los personajes van a hacer que identifiquemos a muchas personas de nuestro alrededor.
Que la historia se desarrolle tanto en catalán como en español me ha parecido muy interesante. Explica el director que intentó plasmar la esencia del idioma que se usa en Cataluña para hacer la película. Eso es algo muy acertado. Aunque esté de moda recurrir al lenguaje para crear una situación cómica, he tratado de omitirlo y querer expresar mi entusiasmo por la cinta en general.
Finalmente, ‘Barcelona, noche de invierno’ reúne los mejores aspectos para pasar un rato agradable con gente agradable.
El pequeño trozo introductorio es muy ingenioso, original y divertido, el director nos mete de lleno en el trasfondo de su vida para engañarnos. Sí, engañarnos, aunque nadie haya caído. Esto es una película de amores y desamores que se convierten nuevamente en amores. Amores por compromiso, amores de una noche y amores secretos. Eso sí, es una película que atraerá mucho más al público joven que al adulto. ¿Por qué? Las comedias románticas de hoy día están muy estereotipadas, se usa un humor muy recurrente para cada tipo de situación (véase el uso repetido de un mismo chiste en un personaje). La película parece romper en un principio con esto, llegando a crear una evolución en los personajes con grandes giros (¿inesperados?) como es el caso del personaje de David Guapo. Cae en muchos clichés con los que me he reído, no he podido aguantarme, ya que muchos de los personajes van a hacer que identifiquemos a muchas personas de nuestro alrededor.
Que la historia se desarrolle tanto en catalán como en español me ha parecido muy interesante. Explica el director que intentó plasmar la esencia del idioma que se usa en Cataluña para hacer la película. Eso es algo muy acertado. Aunque esté de moda recurrir al lenguaje para crear una situación cómica, he tratado de omitirlo y querer expresar mi entusiasmo por la cinta en general.
Finalmente, ‘Barcelona, noche de invierno’ reúne los mejores aspectos para pasar un rato agradable con gente agradable.
5 de diciembre de 2015
5 de diciembre de 2015
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede ser que Dani de la Orden explore muchos lugares comunes de la comedia coral, sus situaciones que derivan del caos y la arritmia de las relaciones familiares y de pareja, pero lo hace con tal sentido del ritmo y queriendo de tal forma a sus historias, que todo se le perdona. Sus películas tienen mucho cine dentro y la dirección de actores, además, es excelente. Sabe contar sus historias y, en ésta, superior a la inmediatamente anterior (y parecida en forma, pero no en fondo), cumple el cometido de entretener, emocionar y dejar un grato recuerdo en la memoria. Se merece mejor y más promoción que la que está teniendo tras su estreno; una pena porque es un largometraje con muchos puntos de interés. Bravo por él.
11 de diciembre de 2015
11 de diciembre de 2015
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secuela de un pequeño éxito sorpresa del cine catalán que aquí repite misma fórmula y patrones (en el caso de alguna de sus historias, demasiado) pero contando esta vez con caras mucho más conocidas para el público, queriendo buscar, quizás, un alcance aún mayor que su predecesora. Así, junto a los repetidores Miki Esparbé, Barbara Santa-Cruz o Àlex Monner, tenemos a gente de la talla de Alexandra Jiménez, Alberto San Juan, Berto Romero, José Corbacho o Yolanda Ramos, eso sí, en la mayoría de los casos sus papeles no superan el mero cameo de un par de escenas y cinco minutos de metraje.
Pero pese al mayor presupuesto y reparto, el resultado se me antoja de menor calado que la original, todo huele a prefabricado, perdiendo la frescura que caracterizaba la primera entrega.
Aún así, y por muy tópicas o vergonzosas que parezcan algunas de sus historias, el filme consigue acabar emocionando al espectador, gracias al gran trabajo de parte de sus intérpretes, destacando (de nuevo) a Miki Esparbé y a una inmensa Montserrat Carulla.
Podéis encontrar ésta y otras críticas en http://hambredecine.com
Pero pese al mayor presupuesto y reparto, el resultado se me antoja de menor calado que la original, todo huele a prefabricado, perdiendo la frescura que caracterizaba la primera entrega.
Aún así, y por muy tópicas o vergonzosas que parezcan algunas de sus historias, el filme consigue acabar emocionando al espectador, gracias al gran trabajo de parte de sus intérpretes, destacando (de nuevo) a Miki Esparbé y a una inmensa Montserrat Carulla.
Podéis encontrar ésta y otras críticas en http://hambredecine.com
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