La al mismo tiempo tierna y patética caballerosidad que Frank muestra con la frustrada actriz porno interpretada por Daryl Hannah supone un revelador anticipo de su forma de ir por la vida. Es un personaje que genera grima y repulsión a partes iguales por su infinita cobardía, inoperancia, falta de contención, de saber estar y de expresarse, cosa que solo a duras pena logra mediante balbuceos atropellados. Como interpretación por parte de Hopper es excelente, y supone un ejemplo inmejorable de como/lo que no hay (que) ser/hacer. La película es juguetona y traslada al espectador (que contempla con bastante incomodidad) todo el penoso deambular de Hopper, ofreciendo una radiografía certera, despiadada, dolorosa por su extraña honestidad. Es el retrato de un fracasado recalcitrante, un perfecto imbécil en cualquier situación, que ni siquiera en una coyuntura ventajosa es capaz de ganarse la simpatía del respetable, más bien al contrario, cuando se siente triunfante más corto todavía se ve desde fuera.

La película por un lado es buena por sus buenas interpretaciones y sus bruscos y desacomplejados diálogos, soeces muestras de ingenio, y por otro bastante mala porque no se entiende tanta estupidez de Hopper, hay momentos en los que te dices que esto es demasiado, han cruzado el límite de lo tolerable, lo tragable, que ya es falta de ideas. Pero aún así me sigue resultando irónica y elocuente. Porque los idiotas son así o tienen un proceder muy parecido en la vida real, mientras que los depredadores como Madsen (gran actuación) también son exactamente iguales.