Jackie
6.0
9,494
18 de febrero de 2017
18 de febrero de 2017
48 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
La devastación del duelo. Cuando destruyen tu mundo, aniquilan tu presente e invalidan tu futuro… se limitan y restringen las alternativas disponibles para poder mantenerse en pie y salir adelante. No estamos ante una biografía convencional ni ante una exploración pormenorizada del carácter de un personaje, sino ante el retrato de una tragedia y las consecuencias que provoca en la protagonista, acostumbrada a ser comparsa decorativa e insustancial y que por su voluntad y empeño inquebrantables se propone – hasta llegar a conseguirlo –convertirse en heroína de su desgracia y efigie del dolor para toda una nación. Busca llenar su asolado vacío existencial y para ello utiliza la única arma de la que dispone y que sabe manejar con destreza: la imagen. Su propia imagen convertida en la quintaesencia de la desdicha y el desconsuelo, haciéndose así un hueco en la memoria emocional de un pueblo y labrándose un lugar donde cobijarse y resurgir fortalecida.
Jacqueline Lee Bouvier (1929-1994), luego conocida – tras sus dos célebres matrimonios – como Jackie Kennedy y Jackie Kennedy Onassis, fue una mujer de clase acomodada, elegante, estilosa y desgraciada que supo encarar los sinsabores de la vida con aplomo y acierto gracias a su educación, cultura, intuición y presencia de ánimo. Su principal labor fue la de ser esposa abnegada y decorativa, en la época previa al movimiento de liberación de la mujer (que reclamaría para sí mismas ser apreciadas y consideradas por sí solas y no por ser la esposa ejemplar del hombre de turno). Ella supo trascender su limitado rol preestablecido y convertirse en un icono incontestable de la segunda mitad del siglo XX. Sería demasiado fácil ningunearla, pero es de justicia reconocer que consiguió ser un punto de referencia social imperecedero.
El guión es un rompecabezas muy bien trabado, con continuos saltos en el tiempo, sin por ello perder de vista lo esencial de la historia que se propone relatar: de cómo una mujer deshecha consigue sacar fuerza de flaquezas y erigirse triunfante sobre la adversidad hasta devenir en representación de toda una época, de un momento y de una circunstancia que dejó huérfanos y extraviados a toda una generación, marcando así el fin de un sueño y el comienzo de una leyenda. También presenta las nunca fáciles ni diáfanas relaciones familiares, sociales, políticas y emocionales de todos los involucrados con una agudeza y nitidez sobrecogedoras, sin disimulos ni concesiones, sin embellecimientos ni descargos. Y además cuenta con una Natalie Portman subyugante y cautivadora, que roza la perfección con su voz, lenguaje corporal y figura.
Pablo Larraín ha urdido una película inesperada, que cortocircuita el deseo morboso y cotilla del espectador para ofrecernos un estudio de la creación iconográfica de un mito. Meritoria e inquietante.
Jacqueline Lee Bouvier (1929-1994), luego conocida – tras sus dos célebres matrimonios – como Jackie Kennedy y Jackie Kennedy Onassis, fue una mujer de clase acomodada, elegante, estilosa y desgraciada que supo encarar los sinsabores de la vida con aplomo y acierto gracias a su educación, cultura, intuición y presencia de ánimo. Su principal labor fue la de ser esposa abnegada y decorativa, en la época previa al movimiento de liberación de la mujer (que reclamaría para sí mismas ser apreciadas y consideradas por sí solas y no por ser la esposa ejemplar del hombre de turno). Ella supo trascender su limitado rol preestablecido y convertirse en un icono incontestable de la segunda mitad del siglo XX. Sería demasiado fácil ningunearla, pero es de justicia reconocer que consiguió ser un punto de referencia social imperecedero.
El guión es un rompecabezas muy bien trabado, con continuos saltos en el tiempo, sin por ello perder de vista lo esencial de la historia que se propone relatar: de cómo una mujer deshecha consigue sacar fuerza de flaquezas y erigirse triunfante sobre la adversidad hasta devenir en representación de toda una época, de un momento y de una circunstancia que dejó huérfanos y extraviados a toda una generación, marcando así el fin de un sueño y el comienzo de una leyenda. También presenta las nunca fáciles ni diáfanas relaciones familiares, sociales, políticas y emocionales de todos los involucrados con una agudeza y nitidez sobrecogedoras, sin disimulos ni concesiones, sin embellecimientos ni descargos. Y además cuenta con una Natalie Portman subyugante y cautivadora, que roza la perfección con su voz, lenguaje corporal y figura.
Pablo Larraín ha urdido una película inesperada, que cortocircuita el deseo morboso y cotilla del espectador para ofrecernos un estudio de la creación iconográfica de un mito. Meritoria e inquietante.
14 de febrero de 2017
14 de febrero de 2017
37 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Distinto biopic de JACKIE KENNEDY, revisando las horas posteriores al asesinato de su marido, con una estructura original e interesante, en la cual, se muestran dichas horas, momentos de asesinato y secuencias muy atractivas de su llegada a la casa blanca en forma de documental en el que se entremezclan imágenes en blanco & negro y en color. Durante todo el metraje se hace énfasis de la soledad de la primera dama y en como tuvo que afrontar la situación.
La dirección corre a cargo del chileno PABLO LARRAIN, dando muestra de su originalidad y ejecutando el formato de la historia y su buen hacer detrás de las cámaras con gran maestría. A todo ello, sumar una perturbadora banda sonora que se entrelaza con las imágenes, una maravillosa recreación de los escenarios en los que trascurre la trama y en especial un excelente trato de los vestuarios y caracterización de los personajes.
Dejamos el plato fuerte para el final y no es otro que el trabajo de NATALIE PORTMAN. No me atraen los papeles que tienen como objetivo ser “cazaestatuillas” pero en este caso solo queda abrir los ojos y observar su trabajo impresionante de principio a fin, enfatizando a la perfección la pronunciación (merece la pena escucharla en versión original), gestualmente perfecta y trasmitiendo continuamente su emoción desmedida.
Destacar también el trabajo del veterano JOHN HURT como sacerdote.
Como resumen, indicar que disfrutaran los seguidores de la historia de Estados Unidos, los amantes de la PORTMAN y a los que nos gustan las historias bien contadas, sin prisa y sin esperar fuegos de artificio. En cambio, puede que pese a su corto metraje, se le pueda hacer pesada y lenta al gran público.
La dirección corre a cargo del chileno PABLO LARRAIN, dando muestra de su originalidad y ejecutando el formato de la historia y su buen hacer detrás de las cámaras con gran maestría. A todo ello, sumar una perturbadora banda sonora que se entrelaza con las imágenes, una maravillosa recreación de los escenarios en los que trascurre la trama y en especial un excelente trato de los vestuarios y caracterización de los personajes.
Dejamos el plato fuerte para el final y no es otro que el trabajo de NATALIE PORTMAN. No me atraen los papeles que tienen como objetivo ser “cazaestatuillas” pero en este caso solo queda abrir los ojos y observar su trabajo impresionante de principio a fin, enfatizando a la perfección la pronunciación (merece la pena escucharla en versión original), gestualmente perfecta y trasmitiendo continuamente su emoción desmedida.
Destacar también el trabajo del veterano JOHN HURT como sacerdote.
Como resumen, indicar que disfrutaran los seguidores de la historia de Estados Unidos, los amantes de la PORTMAN y a los que nos gustan las historias bien contadas, sin prisa y sin esperar fuegos de artificio. En cambio, puede que pese a su corto metraje, se le pueda hacer pesada y lenta al gran público.
25 de julio de 2017
25 de julio de 2017
41 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pablo Larraín, uno de los más sobrevalorados directores de la actualidad, nos entrega esta película fome, aburrida, carente de emociones y carente de sentido. Sin mayores motivaciones, la película carece de razón de ser, es un relato plano del personaje, que nunca sabemos muy bien ¿a qué quiere llegar?
'Jackie' es un filme técnicamente excelente: buena fotografía,buena edición, etc, PERO es plano, fome, carente de emociones, carente de un relato, carente de ideas fuerzas, carente de hipótesis que el autor quiera defender, etc.
No es de sorprenderse, este director en particular acostumbra a tener mejores comentarios de la critica que realidades de sus películas -que suelen mediocres-, en esta película, como siempre con Pablo Larraín, genera expectativas que nunca logra concretar.
'Jackie' es un filme técnicamente excelente: buena fotografía,buena edición, etc, PERO es plano, fome, carente de emociones, carente de un relato, carente de ideas fuerzas, carente de hipótesis que el autor quiera defender, etc.
No es de sorprenderse, este director en particular acostumbra a tener mejores comentarios de la critica que realidades de sus películas -que suelen mediocres-, en esta película, como siempre con Pablo Larraín, genera expectativas que nunca logra concretar.
25 de febrero de 2017
25 de febrero de 2017
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿A qué género pertenece exactamente "Jackie"? ¿Al biopic intelectual? ¿Al revisionista de la mitología popular? ¿Al "drama-Chanel"? ¿Al "más allá del despacho oval"? ¿Al "mujer para la historia interpretada por actriz infravalorada"? No, no, nada de eso. ¿Importa acaso si pertenece a alguno? Normalmente es algo que no tiene la menor importancia, pero en este caso es crucial para saber qué es "Jackie", qué puede esperarse de ella y por qué es tan insatisfactoria.
"Jackie" forma parte del género de películas hechas por un cineasta "indie" que firma el gran contrato americano y rueda un guión ajeno con estrellas imponiendo las condiciones de rodaje y postproducción adecuadas para que quede muy claro que sigue siendo muy "indie". Ahora a la industria le ha dado por hacerlo : "Doce años de esclavitud", "La la land", etc.
De ahí que desprenda el aroma constante de que Noah Oppenheim escribió una cosa, más banal, y Larraín filma otra que pretende ser mucho más artística. Saltos temporales, montaje musical atípico, y una borrachera de primerísimos planos de la Portman, casi agresivos, que hace que detestemos desde su impostado acento de Nueva Inglaterra hasta la raíz de su cabello, que podemos observar sin problemas dada la distancia de foco escogida. Lo realmente malo de "Jackie" no es que al final no sepamos quién fue realmente el personaje, eso puede ser intencionado, de hecho estoy convencido de que es así. Lo malo es que al final, al principio y en medio, nos importa un rábano y ni siquiera nos desconcierta la conclusión última a la que llega la película sobre su importancia en la historia de Estados Unidos.
"Jackie" forma parte del género de películas hechas por un cineasta "indie" que firma el gran contrato americano y rueda un guión ajeno con estrellas imponiendo las condiciones de rodaje y postproducción adecuadas para que quede muy claro que sigue siendo muy "indie". Ahora a la industria le ha dado por hacerlo : "Doce años de esclavitud", "La la land", etc.
De ahí que desprenda el aroma constante de que Noah Oppenheim escribió una cosa, más banal, y Larraín filma otra que pretende ser mucho más artística. Saltos temporales, montaje musical atípico, y una borrachera de primerísimos planos de la Portman, casi agresivos, que hace que detestemos desde su impostado acento de Nueva Inglaterra hasta la raíz de su cabello, que podemos observar sin problemas dada la distancia de foco escogida. Lo realmente malo de "Jackie" no es que al final no sepamos quién fue realmente el personaje, eso puede ser intencionado, de hecho estoy convencido de que es así. Lo malo es que al final, al principio y en medio, nos importa un rábano y ni siquiera nos desconcierta la conclusión última a la que llega la película sobre su importancia en la historia de Estados Unidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La verdad aparece finalmente y eso justifica la visión de "Jackie". Aunque de forma involuntaria. La verdad es John Hurt, que acaba de morir hace tres semanas. Actor grandioso que debido a su físico frágil y a su forma tan poco grandilocuente de actuar jamás obtuvo la fama ni los contratos de otros compatriotas que se forraron encarnando a malvados en películas tan caras como pésimas, aquí ofrece una masterclass inolvidable, llena de genio discreto y luminoso, llena de verdad.
Todas las frases que recordamos de esta película son de su personaje, pero no porque sean más memorables sino porque las dice él: "Hoy no he venido para enterrarla a usted". "¿Confesión? ¿Acaso tiene algo de lo que arrepentirse?". "Cuando se cumple una edad, uno se da cuenta de que las preguntas no tienen respuestas". Él sí comprende lo que dice, él sí le da sentido a su texto, el sentido que tienen las palabras que pronuncia y no otro, porque todas las palabras del mundo, hasta las más torpemente escritas, son hermosas.
En cine, actuar no es imitar un acento ni estar un año durmiendo en la misma cama que la persona real que se interpreta, en cine actuar es mirar. John Hurt se ha ido después de una vida entera mirándonos, desde que mi generación lo descubrió como Calígula en "Yo, Claudio"; luego le estalló el vientre en "Alien", fue "El hombre elefante" y muchas cosas más que apenas recordamos porque siempre nos miró en segundo plano, con esa modestia tan característica suya. Si usted pertenece a esa generación, debe ver "Jackie". Gracias a que Pablo Larraín encuadra los primeros planos de Natalie Portman tan cerca que veamos hasta los surcos que dejan sus lágrimas, los contraplanos de John Hurt nos permiten observarlo como nunca lo habíamos visto antes. Vea "Jackie" y verá la verdad de la interpretación. Verá a John Hurt, por fin. Así que vaya y compre la entrada. Se lo debemos.
Todas las frases que recordamos de esta película son de su personaje, pero no porque sean más memorables sino porque las dice él: "Hoy no he venido para enterrarla a usted". "¿Confesión? ¿Acaso tiene algo de lo que arrepentirse?". "Cuando se cumple una edad, uno se da cuenta de que las preguntas no tienen respuestas". Él sí comprende lo que dice, él sí le da sentido a su texto, el sentido que tienen las palabras que pronuncia y no otro, porque todas las palabras del mundo, hasta las más torpemente escritas, son hermosas.
En cine, actuar no es imitar un acento ni estar un año durmiendo en la misma cama que la persona real que se interpreta, en cine actuar es mirar. John Hurt se ha ido después de una vida entera mirándonos, desde que mi generación lo descubrió como Calígula en "Yo, Claudio"; luego le estalló el vientre en "Alien", fue "El hombre elefante" y muchas cosas más que apenas recordamos porque siempre nos miró en segundo plano, con esa modestia tan característica suya. Si usted pertenece a esa generación, debe ver "Jackie". Gracias a que Pablo Larraín encuadra los primeros planos de Natalie Portman tan cerca que veamos hasta los surcos que dejan sus lágrimas, los contraplanos de John Hurt nos permiten observarlo como nunca lo habíamos visto antes. Vea "Jackie" y verá la verdad de la interpretación. Verá a John Hurt, por fin. Así que vaya y compre la entrada. Se lo debemos.
19 de febrero de 2017
19 de febrero de 2017
37 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, la Portman no me recordó en absoluto a Jackie Kennedy: la menuda, excelente y muy personal actriz, está muy lejos del empaque y del también muy personal estilo de la señora Kennedy. Pero eso es lo de menos.
Lo de más es que la película no consigue acercarnos a los auténticos sentimientos de aquella mujer (salvo en los más obvios dramatismos muy bien interpretados por la Portman), deshumanizando al personaje en un confuso batiburrillo de actitudes que se suponen producto de la conmoción por la tragedia, pero que esconden la falta de ingenio y la superficialidad de los guionistas. También pasan de puntillas por el tema de la relación de Jackie con su marido infiel y con sus hijos, y ya puestos, pretenden escamotear que Jackie intentó escapar del coche dominada por el pánico cuando se dio cuenta de que estaban siendo tiroteados. En cambio inventan insulsas conversaciones, y nos aburren con los preparativos del entierro, pretendiendo que nos creamos que la organización de un funeral de estado como el que le dedicaron al presidente, podía depender de la cambiante voluntad de la viuda.
En resumen, una muy poco convincente historia, muy aburrida y con una Jackie de plástico.
Lo de más es que la película no consigue acercarnos a los auténticos sentimientos de aquella mujer (salvo en los más obvios dramatismos muy bien interpretados por la Portman), deshumanizando al personaje en un confuso batiburrillo de actitudes que se suponen producto de la conmoción por la tragedia, pero que esconden la falta de ingenio y la superficialidad de los guionistas. También pasan de puntillas por el tema de la relación de Jackie con su marido infiel y con sus hijos, y ya puestos, pretenden escamotear que Jackie intentó escapar del coche dominada por el pánico cuando se dio cuenta de que estaban siendo tiroteados. En cambio inventan insulsas conversaciones, y nos aburren con los preparativos del entierro, pretendiendo que nos creamos que la organización de un funeral de estado como el que le dedicaron al presidente, podía depender de la cambiante voluntad de la viuda.
En resumen, una muy poco convincente historia, muy aburrida y con una Jackie de plástico.
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