El mundo, la carne y el diablo
Drama. Romance. Ciencia ficción
Un minero que se queda atrapado trabajando consigue salir cinco días después. Pero para mayor horror descubre que se ha quedado solo en el mundo. Toda la población ha desaparecido, las calles están desiertas y no hay signos de violencia o destrucción. Días después irá encontrando otros dos supervivientes, y entre ellos surgirá una relación bastante extraña. (FILMAFFINITY)
21 de septiembre de 2010
21 de septiembre de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos aquí con una interesante aunque a la postre fallida película cuyo eje principal es la supervivencia tras un cataclismo global. Ralph Burton (Harry Belafonte) es un minero que tras quedar atrapado por unos días tras un derrumbamiento, consigue escapar de la mina solo para descubrir que el mundo ha cambiado radicalmente. Según unos periódicos que logra encontrar el mundo entero ha sido aniquilado por una nube de “veneno atómico” (sic). Lejos de rendirse parte hacia nueva York en busca de más supervivientes, encontrándose la urbe desierta, en principio, y teniendo que sobrevivir haciendo frente a las carencias propias de la situación, la más acuciante sin duda la soledad. No obstante con el tiempo descubrirá que también queda con vida una mujer, a la que más tarde se le unirá un hombre, creándose un extraño triangulo.
Rodada en 1959 nos encontramos con un antecedente a películas como “El último hombre sobre la tierra”, “El último hombre... vivo” o “Soy leyenda”. Sin embargo la originalidad de la propuesta está en que obvia las implicaciones fantásticas de estas (la nueva sociedad formada por mutantes/zombies/vampiros, táchese lo que proceda) para centrarse en la angustia de la soledad. Es en la primera parte del film donde dicha idea se explota de forma ejemplar, creando un clima de desasosiego y una atmósfera enrarecida, especialmente debido al detalle de que no hay nadie más, ni siquiera cadáveres. Nunca sabemos si el “veneno atómico” a volatilizado los cuerpos o es que las personas fueron evacuadas. A esto ayuda unos escenarios totalmente vacíos de Nueva York, increíblemente conseguidos para una época en que el uso del ordenador era una fantasía.
No obstante en el momento en que aparece la mujer superviviente todo lo anterior se diluye, llegando a momentos absurdos por no decir meramente ridículos en cuanto a relaciones interpersonales se refiere. La entrada de un segundo hombre podría animar esto, pero lejos de ser así la trama se vuelve cada vez más incongruente, llegando al paroxismo en una resolución tan poco plausible como moralista y cursi.
“The world, the flesh and the devil” podría haber sido un referente para el fantástico, así como una lectura incisiva sobre el ser humano, la soledad, el amor y la rivalidad. En lugar de eso se enfrasca en un discurso absurdo sobre el racismo y la redención que otorga la amistad y el amor. Pero no todo es baldío, merece la pena verla aunque solo sea por numerosas ideas visuales y temáticas (Nueva York desierto, el uso de maniquíes para paliar la soledad, Ralph salvando la mayor cantidad de libros de la biblioteca que se derrumba...) o meramente para ver las dotes artísticas de Harry Belafonte con una guitarra en sus manos.
Da pena pensar en lo que podría haber sido esta película, pero como curiosidad cinéfila y baremo de los 60` y el impacto del conflicto racial merece la pena darle una oportunidad.
Rodada en 1959 nos encontramos con un antecedente a películas como “El último hombre sobre la tierra”, “El último hombre... vivo” o “Soy leyenda”. Sin embargo la originalidad de la propuesta está en que obvia las implicaciones fantásticas de estas (la nueva sociedad formada por mutantes/zombies/vampiros, táchese lo que proceda) para centrarse en la angustia de la soledad. Es en la primera parte del film donde dicha idea se explota de forma ejemplar, creando un clima de desasosiego y una atmósfera enrarecida, especialmente debido al detalle de que no hay nadie más, ni siquiera cadáveres. Nunca sabemos si el “veneno atómico” a volatilizado los cuerpos o es que las personas fueron evacuadas. A esto ayuda unos escenarios totalmente vacíos de Nueva York, increíblemente conseguidos para una época en que el uso del ordenador era una fantasía.
No obstante en el momento en que aparece la mujer superviviente todo lo anterior se diluye, llegando a momentos absurdos por no decir meramente ridículos en cuanto a relaciones interpersonales se refiere. La entrada de un segundo hombre podría animar esto, pero lejos de ser así la trama se vuelve cada vez más incongruente, llegando al paroxismo en una resolución tan poco plausible como moralista y cursi.
“The world, the flesh and the devil” podría haber sido un referente para el fantástico, así como una lectura incisiva sobre el ser humano, la soledad, el amor y la rivalidad. En lugar de eso se enfrasca en un discurso absurdo sobre el racismo y la redención que otorga la amistad y el amor. Pero no todo es baldío, merece la pena verla aunque solo sea por numerosas ideas visuales y temáticas (Nueva York desierto, el uso de maniquíes para paliar la soledad, Ralph salvando la mayor cantidad de libros de la biblioteca que se derrumba...) o meramente para ver las dotes artísticas de Harry Belafonte con una guitarra en sus manos.
Da pena pensar en lo que podría haber sido esta película, pero como curiosidad cinéfila y baremo de los 60` y el impacto del conflicto racial merece la pena darle una oportunidad.
18 de abril de 2015
18 de abril de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama post apocalíptico de 1959 en la onda de "Five" de Arch Oboler, "La hora final" de Stanley Kramer o la más conocida "Soy Leyenda" basada en el relato de Richard Matheson.
El protagonista Ralph Burton, interpretado por Harry Belafonte es un minero negro que queda atrapado en una mina, saliendo cinco días después y descubriendo que se ha quedado sólo. No hay rastro de vida humana. Un periódico le ayuda a descubrir la realidad. Un holocausto nuclear.
El protagonista Ralph Burton, interpretado por Harry Belafonte es un minero negro que queda atrapado en una mina, saliendo cinco días después y descubriendo que se ha quedado sólo. No hay rastro de vida humana. Un periódico le ayuda a descubrir la realidad. Un holocausto nuclear.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ralph Burton se dirigirá a Nueva York buscar algún tipo de rastro humano o poder contactar con alguna persona. Esta primera media hora es la parte más interesante de la película, con unos grandes planos de la ciudad de NY, escenas impresionantes (rodada en Cinemascope) de la Gran Manzana vacía o de los puentes de acceso llenos de coches, planos contrapicados en los que vemos al protagonista entre emblemáticos edificios y calles completamente vacías. Somos partícipes de la soledad del protagonista: "Just me" ...."Sólo yo" que pasa por distintos estados...de la incredulidad por la situación, abatimiento, pasando por la ofuscación.
La irrupción de la fémina, Inger Stevens, una mujer blanca, provocará sentimientos encontrados en el protagonista. Atracción y a la vez rechazo. Atracción al ser la única mujer sobre la tierra y rechazo por el tema racial que entrará en escena con algún dialógo interracial. Una de las escenas más interesantes es cuando Belafonte corta el pelo a Inger Stevens con una gran carga sexual, podríamos considerarla una metáfora sobre el primer acto sexual. Hay que recordar que estamos en el año 1959, plena segregación racial.
La llegada Ben (Mel Ferrer) cierra el triańgulo. La competencia sexual entre los dos protagonistas y la lucha por la única mujer marcará la segunda parte de la película. Mientras Belafonte es honorable y sincero (sólo al final demostrará sus sentimientos) Ferrer es egoísta. Una competencia que derivará en lucha enconada al final. Otra escena a destacar es cuando Mel Ferrer golpea con un bastón a Belafonte (como un capataz esclavista que golpea al esclavo) mientras discuten sobre la chica, en clara actitud agresiva. Mientras tanto la chica mostrará una actitud ambivalente a pesar que Ben se muestra altivo y posesivo llegando incluso a amenazar con violarla.
La última parte de la película es quizás la más confusa y no bien resuelta quedando como poco plausible. A pesar de todo ello film interesante, poco conocido con un gran Harry Belafonte mostrando sus dotes interpretativas.
La irrupción de la fémina, Inger Stevens, una mujer blanca, provocará sentimientos encontrados en el protagonista. Atracción y a la vez rechazo. Atracción al ser la única mujer sobre la tierra y rechazo por el tema racial que entrará en escena con algún dialógo interracial. Una de las escenas más interesantes es cuando Belafonte corta el pelo a Inger Stevens con una gran carga sexual, podríamos considerarla una metáfora sobre el primer acto sexual. Hay que recordar que estamos en el año 1959, plena segregación racial.
La llegada Ben (Mel Ferrer) cierra el triańgulo. La competencia sexual entre los dos protagonistas y la lucha por la única mujer marcará la segunda parte de la película. Mientras Belafonte es honorable y sincero (sólo al final demostrará sus sentimientos) Ferrer es egoísta. Una competencia que derivará en lucha enconada al final. Otra escena a destacar es cuando Mel Ferrer golpea con un bastón a Belafonte (como un capataz esclavista que golpea al esclavo) mientras discuten sobre la chica, en clara actitud agresiva. Mientras tanto la chica mostrará una actitud ambivalente a pesar que Ben se muestra altivo y posesivo llegando incluso a amenazar con violarla.
La última parte de la película es quizás la más confusa y no bien resuelta quedando como poco plausible. A pesar de todo ello film interesante, poco conocido con un gran Harry Belafonte mostrando sus dotes interpretativas.
7 de febrero de 2022
7 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film del género de la ciencia ficción o más bien (ojalá no) de anticipación.
Está realizada por el competente guionista Ranald MacDougall, que junto a Ferdinand Reyher adapta la singular novela de M.P. Shiel.
Es bastante entretenida pese a tener sólo a tres personajes, que más o menos se pueden identificar con el ser humano, en todas sus acepciones.
Tiene intriga, conteniendo su primera parte, quizás, más miga, remitiendo inexorablemente a "Soy leyenda", pero se aparta de aquella al tener un fondo más esperanzador.
Muy bien interpretada y con una soberbia fotografía en blanco y negro y a toda pantalla de Harold J. Marzorati, se sigue con curiosidad y gran atención en todo momento.
La banda sonora del maestro Miklós Rózsa otorga un plus al magnificar momentos tanto íntimos como de tensión.
En su día fue un acontecimiento, no muy bien comprendido, su crítica social antiracista fue algo polémica. Ahora se ve como un trabajo sugestivo, ameno siempre y que invita a la reflexión.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Está realizada por el competente guionista Ranald MacDougall, que junto a Ferdinand Reyher adapta la singular novela de M.P. Shiel.
Es bastante entretenida pese a tener sólo a tres personajes, que más o menos se pueden identificar con el ser humano, en todas sus acepciones.
Tiene intriga, conteniendo su primera parte, quizás, más miga, remitiendo inexorablemente a "Soy leyenda", pero se aparta de aquella al tener un fondo más esperanzador.
Muy bien interpretada y con una soberbia fotografía en blanco y negro y a toda pantalla de Harold J. Marzorati, se sigue con curiosidad y gran atención en todo momento.
La banda sonora del maestro Miklós Rózsa otorga un plus al magnificar momentos tanto íntimos como de tensión.
En su día fue un acontecimiento, no muy bien comprendido, su crítica social antiracista fue algo polémica. Ahora se ve como un trabajo sugestivo, ameno siempre y que invita a la reflexión.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
31 de agosto de 2021
31 de agosto de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Excelente obra cinematográfica!
Los tres únicos personajes hacen un magnífico trabajo. Se nota más el de Belafonte y Stevens por estar más tiempo en pantalla.
La dirección es formidable. La selección de planos y la creación de una ciudad desierta a partir de estos es genial. El sentimiento de soledad que se percibe al principio, con Belafonte corriendo por las solitarias calles es sobrecogedor. El trabajo de sonido, con pasos amplificados y el eco constante añaden otra dimensión al sentimiento de desesperación que experimenta Ralph Burton. La música también es un acierto.
Ahora pasemos al tema principal de la película.
No, no es la guerra nuclear. Eso es sólo un fondo.
Podríamos pensar que es la raza o la soledad.
Pero tampoco. Ralph no pasa mucho tiempo sólo y los otros personajes, no son racistas. (los progres dirán que sí porque sencillamente son blancos)
El tema principal, como yo lo veo, podría el condicionamiento social y el sentimiento primigenio de preservación del hombre.
Sigue en la zona spoiler...
En resumen, es una película interesante con muchas cosas para reflexionar.
Los tres únicos personajes hacen un magnífico trabajo. Se nota más el de Belafonte y Stevens por estar más tiempo en pantalla.
La dirección es formidable. La selección de planos y la creación de una ciudad desierta a partir de estos es genial. El sentimiento de soledad que se percibe al principio, con Belafonte corriendo por las solitarias calles es sobrecogedor. El trabajo de sonido, con pasos amplificados y el eco constante añaden otra dimensión al sentimiento de desesperación que experimenta Ralph Burton. La música también es un acierto.
Ahora pasemos al tema principal de la película.
No, no es la guerra nuclear. Eso es sólo un fondo.
Podríamos pensar que es la raza o la soledad.
Pero tampoco. Ralph no pasa mucho tiempo sólo y los otros personajes, no son racistas. (los progres dirán que sí porque sencillamente son blancos)
El tema principal, como yo lo veo, podría el condicionamiento social y el sentimiento primigenio de preservación del hombre.
Sigue en la zona spoiler...
En resumen, es una película interesante con muchas cosas para reflexionar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ralph, después de mucho tiempo de pensar que es él el único ser humano, se encuentra con una chica de 21 años con la que hace amistad. Ambos empiezan a sentir atracción mutua. Sarah le sugiere a Ralph mudarse con él. Este se niega, condicionado por las convenciones sociales del momento que no veían admisible una relación interracial. Ella se molesta, y cuando Ralph le sugiere algo, ella reafirma su libertad de decidir por su condición de adulta y blanca.
Esto hiere a Ralph en lo más hondo.
Luego expresa su resentimiento por ser negro y que la sociedad se acuerde de eso siempre de eso.
Ralph insiste en no ceder a las insinuaciones de Sarah.
Luego conocen a Ben, un hombre que llega a Nueva York en barco. Le acogen y los tres se hacen amigos. Pero Sarah y Ben pasan mucho más tiempo juntos a solas. No es que ella prefiera más a Ben. Es Ralph quien decide apartarse. Luego empiezan las tensiones. A Ben no le importa la raza de Ralph. Es más, le estima. Pero le ve como una amenaza a su relación con Sarah. Al final, Ben decide que uno de los dos debe ser sacrificado.
Creo que de todo esto podemos sacar importantes lecciones. Cuando las cosas marchan bien, el ser humano tiende a segregarse él mismo. Ya sea por raza, cultura, nacionalidad, etc. Cuando se trata de afrontar problemas serios en sociedad, esas diferencias pasan a un segundo plano. Así se ve con Sarah y Ben. A ninguno le importaba que Ralph fuese negro, como lo mencionan ellos mismos. Las problemas esenciales eran otros. Pero este no podía olvidar esas diferencias. Para él eran un obstáculo insalvable, pese a que no existía una sociedad con la que guardar apariencias. Así pues, el deseo de segregarse no es exclusivo de la raza blanca. Las mayores barreras para la interacción entre distintas razas vienen de los dos lados. No son exclusivos del mal llamado grupo "opresor" o "mayoritario", que para la izquierda cultural es siempre el caucásico.
En el caso de Ben, no es que fuese un hombre malo. Pero era mucho mayor que Ralph. Sabía lo que se venía. Una mujer teniendo que escoger entre dos hombres. Ben notaba que él llevaba las de perder. Pero no quería que Sarah le escogiese sólo por condescendencia de su rival. Eso sería un golpe para su orgullo. Tampoco estaba dispuesto a dejar que pasara el tiempo. Habiendo sólo tres personas en la ciudad, era obvio que el tiempo no resolvería nada. Tarde o temprano uno de los dos regresaría llevado por sus instintos. Así pues consideró el camino violento para resolver el asunto.
La pobre Sarah, en medio de todo esto. Sin saber tampoco que hacer. A decir verdad, siendo la única mujer, los podría tener a los dos comiendo de la mano. (Por ahí dirán que seguía siendo víctima del "patriarcado")
Con la escena final no puedo dejar de pensar en lo que pasaría después. ¿Acaso es el comienzo de una hermosa relación poliándrica?
Esto hiere a Ralph en lo más hondo.
Luego expresa su resentimiento por ser negro y que la sociedad se acuerde de eso siempre de eso.
Ralph insiste en no ceder a las insinuaciones de Sarah.
Luego conocen a Ben, un hombre que llega a Nueva York en barco. Le acogen y los tres se hacen amigos. Pero Sarah y Ben pasan mucho más tiempo juntos a solas. No es que ella prefiera más a Ben. Es Ralph quien decide apartarse. Luego empiezan las tensiones. A Ben no le importa la raza de Ralph. Es más, le estima. Pero le ve como una amenaza a su relación con Sarah. Al final, Ben decide que uno de los dos debe ser sacrificado.
Creo que de todo esto podemos sacar importantes lecciones. Cuando las cosas marchan bien, el ser humano tiende a segregarse él mismo. Ya sea por raza, cultura, nacionalidad, etc. Cuando se trata de afrontar problemas serios en sociedad, esas diferencias pasan a un segundo plano. Así se ve con Sarah y Ben. A ninguno le importaba que Ralph fuese negro, como lo mencionan ellos mismos. Las problemas esenciales eran otros. Pero este no podía olvidar esas diferencias. Para él eran un obstáculo insalvable, pese a que no existía una sociedad con la que guardar apariencias. Así pues, el deseo de segregarse no es exclusivo de la raza blanca. Las mayores barreras para la interacción entre distintas razas vienen de los dos lados. No son exclusivos del mal llamado grupo "opresor" o "mayoritario", que para la izquierda cultural es siempre el caucásico.
En el caso de Ben, no es que fuese un hombre malo. Pero era mucho mayor que Ralph. Sabía lo que se venía. Una mujer teniendo que escoger entre dos hombres. Ben notaba que él llevaba las de perder. Pero no quería que Sarah le escogiese sólo por condescendencia de su rival. Eso sería un golpe para su orgullo. Tampoco estaba dispuesto a dejar que pasara el tiempo. Habiendo sólo tres personas en la ciudad, era obvio que el tiempo no resolvería nada. Tarde o temprano uno de los dos regresaría llevado por sus instintos. Así pues consideró el camino violento para resolver el asunto.
La pobre Sarah, en medio de todo esto. Sin saber tampoco que hacer. A decir verdad, siendo la única mujer, los podría tener a los dos comiendo de la mano. (Por ahí dirán que seguía siendo víctima del "patriarcado")
Con la escena final no puedo dejar de pensar en lo que pasaría después. ¿Acaso es el comienzo de una hermosa relación poliándrica?
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