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Koi KazeSerieAnimación

Koi Kaze (Serie de TV)
2004 Japón
Animación
7.0
67
Serie de TV. Animación. Drama. Romance Serie de TV (2004). 13 episodios. Koi Kaze es una historia de amor atípica, sencilla, delicada, un compendio de rutinas vitales en las que las vidas de Koshiro y Nanoka, dos hermanos con una diferencia de diez años cuyos padres se separaron tras apenas haber nacido ella, se vuelven a reencontrar. (FILMAFFINITY)
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10
22 de marzo de 2014
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leí por primera vez acerca de "Koi Kaze", me sorprendió ver la crítica considerablemente positiva a una serie que en su base habla de un amor incestuoso, en el que además hay una diferencia de edad muy palpable y uno de los personajes es menor de edad. Con una premisa tan difícil, esperaba una realización tremendista, un desgarrador drama sobre la incomprensión social o una historia que condenase moralmente a sus protagonistas.

Y sin embargo, había una tercera vía.

La idea principal de "Koi Kaze" es retratar a sus personajes como parte de un contexto moral. Y esto ocurre también con los protagonistas. No es ningún secreto que su relación se ve como algo pervertido y fuera de lugar, y tanto Koshiro como Nanoka se sienten incómodos al sentir atracción el uno por el otro. Pero la serie, en sí, esquiva el juicio. Aborda la situación a través de los monólogos interiores de Koshiro, de las dudas de Nanoka o de las sospechas de Chidori (gran personaje y en mi opinión la que mantiene una conexión más inmediata con el espectador), pero evita el discurso y ni apoya ni rechaza la relación, simplemente la cuenta. Este equilibrio entre el acercamiento a sus personajes para hacer que su enfoque moral cale en el espectador y el alejamiento de una interpretación subjetiva, es muy poco común y menos en un tema de estas características, y le da en mi opinión una audacia a esta serie que la hace, por sí sola, recomendable.

Otro gran acierto reside en el retrato físico y psicológico de los personajes, en especial de la pareja protagonista. En principio la atracción que sienten Koshiro por Nanoka y viceversa son muy difíciles de explicar. Ella no es una chica especialmente madura, físicamente hablando, para su edad, no es una lolita de sexualidad precoz, y ni siquiera es deslumbrantemente bella en comparación con sus compañeras de clase (aunque mona es). Koshiro no se siente atraído por ninguna quinceañera excepto por ella, de hecho descubrimos muy pronto que ha tenido relaciones con mujeres de su edad. Por otro lado, él es un hombre recio, de rasgos bastos y no especialmente atractivo, en principio, para una cría; que lleva su vida y trabajo adultos con plena normalidad. Es difícil dar con el motivo detrás de este chispazo. En la serie se nos muestra que él se ve atraído por ella a nivel físico, al principio, como un flechazo, mientras ella conecta en primer lugar a nivel emocional. Pero esta aproximación no basta, no es lo suficientemente satisfactoria. Y la serie es plenamente consciente de eso, evitando racionalizar lo que al fin y al cabo es un impulso personal y subjetivo. Es difícil entender qué es lo que les atrae porque el punto de la historia está en que, sin saberlo ellos tampoco, hay algo que les atrae. La serie renuncia a esta conexión inmediata con el espectador, y ofrece a cambio una relación más profunda, basada en su fuerza introspectiva y en la -cuanto menos, sorprendente- naturalidad de su ejecución.

Su evolución a lo largo de la historia no se queda atrás; ambos reciben un enfoque más que satisfactorio para entender su posición. Koshiro se da cuenta antes de lo que siente y su sentimiento de culpa se traduce en una relación cada vez más brusca con su hermana, sus monólogos interiores son lo suficientemente elocuentes y reflejan su miedo y desconcierto fruto de sus dudas morales; se obsesiona con cualquiera de sus pasos y lo magnifica todo. Nanoka tarda más, lo va descubriendo poco a poco y aunque carezca del enfoque más moral de Koshiro, tal vez por su visión más idealista y romántica propia de una adolescente, traduce también sus sentimientos en incomodidad y la relación con sus amigas se resiente por ello.

Los personajes secundarios aportan la suficiente solidez al conjunto, representando el contexto del que provienen los protagonistas aunque algunos de ellos (en concreto Chidori, la compañera de trabajo de Koshiro, de quien ya he hablado y que protagoniza una de las escenas más emocionalmente intensas de la serie; y Futaba, la amiga de Nanoka a la que se da un toque cómico pero termina sorprendiendo con un retrato emocional bastante competente) se desarrollen con bastante gracia. Lo único que me sobra, aquí y en toda la serie, es Kei. Un personaje enteramente cómico destinado a dar una nota de humor pervertido, y que encuentro totalmente fuera de lugar; cada vez que aparece la atmósfera que intenta captar la serie se ve muy afectada.

Aunque todo esto podría haberse quedado en saco roto si la serie no se hubiera atrevido a cruzar la línea...
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spoiler:
...y llegar al punto de la consumación. Y además al hacerlo de una forma tan natural para ellos, tan incómoda para el espectador que tiende a rechazar moralmente una situación tan estrambótica como ésta. Pero es que aquí también hay un punto de genialidad: la capacidad de hacer dudar a quien la ve. Personalmente, creo que esta obra se disfruta más, o por lo menos de una forma, digamos, más auténtica, si existe un rechazo moral hacia la relación que mantienen sus personajes; en general, pero en particular por esta escena. Porque su belleza esencial y su contexto como clímax romántico chocan con lo perturbador de su situación, y de esta forma, es mucho más memorable.

Se ha criticado, por otro lado, el final; y aunque personalmente tampoco me entusiasma su ejecución (muy buena en cualquier caso), me parece, como idea, excelente. Está estructurado como el típico final abierto que deja la situación de los personajes en un punto muerto; en este caso, una situación más esperanzadora para ellos que han sido capaces de manifestar abiertamente su amor y han llegado a una solución temporal, pero en la que se sigue notando la presión social, ya que siguen viéndose obligados a ser discretos en su relación. De hecho, éste parece juguetear con la idea de un giro dramático de los acontecimientos al mostrar levemente al padre cruzando el camino en el que poco después se encuentran sus hijos, pero sin concretarlo y evitando el clímax. Y a mí me parece, en ese sentido, un final muy digno para lo que quiere transmitir esta serie, que está perfectamente encuadrado en su discurso y forma.
5
7 de abril de 2020 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando descubrí esta serie me resultó curioso que hubiera un anime que abordara de forma seria el incesto, un asunto tan tabú en Japón como en Occidente (una aversión que, más allá de ser una simple cuestión cultural, tiene una explicación biológica), aunque se exhibe con cierta frecuencia en el anime (creadores como Kunihiko Ikuhara parecen tener cierta fijación con el tema). Lo cierto es que parecía que al menos habían intentado, pero desafortunadamente se queda en eso simplemente: un intento.

Todo comienza con Koshiro, un tipo apático de 27 años que acaba de ser dejado por su novia. Ese mismo día se encuentra con Nanoka, una adolescente de 15 años que le resulta atractiva. Pronto descubre que es su hermana, a la que no ve desde que era un bebé y que va a mudarse con él y su padre porque la casa en la que viven le pilla más cerca del instituto. Aquí ya empiezan las cosas raras: los padres están divorciados y Nanoka se quedó con su madre, mientras que Koshiro con el padre, pero ¿de verdad quieren hacernos creer que no se han visto en tantos años pese a no vivir muy lejos (literalmente a unas paradas de metro)? ¿Ninguno de los padres tenía el más mínimo interés en ver a su otro hijo? Y de ser así, ¿cómo es que Nanoka se va de repente a vivir con su padre? La única respuesta posible es "por conveniencia del guion", porque si no, no tendríamos historia.

La trama, en general bastante sencilla, es estirada durante 13 episodios, por lo que, sin duda, habría dado un resultado mucho mejor como una película de un par de horas, pues abundan los tiempos muertos que frenan la progresión de la historia. No es, sin embargo, algo necesariamente negativo puesto que ha sido realizado de forma deliberada y un ritmo narrativo pausado, junto a la estética y la música, sirve para dotar de cierta sensibilidad a esta historia (intentarlo al menos, porque rara vez se consigue), pero muchas veces resulta excesivamente lento.

Como he dicho, Koi Kaze pretende tocar el tema del incesto de una forma seria y realista, lo que queda desvirtuado por la presencia de situaciones estúpidas que caen en la parodia involuntaria por lo usadas y repetidas que están en el anime (especialmente en series muy diferentes a esta, tipo comedias románticas y momentos de fanservice), como cuando un personaje cae sobre otro para forzar un momento de contacto físico, o clichés sensibleros como cuando la chica (casi siempre) le regala a quien le gusta una prenda tejida por ella o le prepara un bento. Es difícil pasar por alto estos detalles en una obra de estas características, pues le restan toda verosimilitud (en serio, ¿alguien alguna vez se ha caído "casualmente" sobre la persona que le gusta al abrir una puerta?) y al final la convierten en otro anime que parece una fantasía lolicon (adulto perdedor enamora sin pretenderlo a adolescente aniñada y complaciente).

Los personajes son otro punto débil de Koi Kaze, y eso es especialmente preocupante en una serie en la que los personajes y las relaciones entre ellos son todo. Koshiro se distancia bastante de, bueno, la inmensa mayoría de protagonistas de anime de prácticamente cualquier género. Está bien que se muestren distintos tipos de personajes y que se pretenda (aunque sea sin lograrlo del todo) huir de los estereotipos más vistos. Sin embargo, eso no hace que Koshiro sea un personaje menos siniestro (más aún por el tema edad que por el parentesco, si bien esto apenas se tiene en cuenta y no parece suponer mucho impedimento, porque... Japón.) y, aunque esta serie pugne por ello, resulta muy difícil comprenderlo y empatizar con él.

Nanoka, por otra parte, presenta muy poco desarrollo, lo que no sería un problema si fuera un personaje, por así decirlo, pasivo desde el punto de vista narrativo, que está ahí sólo para convertirse en el interés de su hermano sin ser consciente de ello; pero es en cambio un personaje que toma parte activa en la trama, porque por algún motivo a ella también le atrae su hermano. Nos la presentan como una "esposa perfecta" que friega los platos mientras su amado holgazanea delante de la tele (efectivamente, escena que aparece tal cual), lo que unido a su ingenuidad (a veces directamente parece tonta), lo infantil que es (con osito de peluche y todo) y lo incomprensible de su obsesión con su hermano, la hacen un personaje sumamente aburrido; y dejar sin definir su personalidad, por mucho que la historia esté desde la perspectiva de Koshiro, es un tremendo error.

Por lo demás, no hay muchos personajes destacables: las amigas de Nanoka y otros compañeros de instituto aparecen poco, Chidori, compañera de trabajo de Koshiro, tiene alguna escena memorable hacia el final de la serie, porque parece el único personaje algo sensato (quizá el mejor de la serie, porque es el único con cierta importancia que no da vergüenza ajena) y, aunque todo lo que dice es bastante obvio, alguien tenía que decirlo. Por otra parte, la presencia de los padres es poco menos que anecdótica (prácticamente no intervienen significativamente en la trama y no se llegan a enterar de lo que pasa ente sus hijos).

Sólo hay una excepción, no porque sea un personaje importante en sí (que no lo es en absoluto), sino porque destaca demasiado y no para bien: Odagiri. Dicho energúmeno es otro de los compañeros de trabajo de Koshiro, un sujeto completamente odioso que se jacta de ser un pedófilo que fantasea con tener una hermana pequeña, lo que incomprensiblemente se emplea de forma humorística. Un ejemplo de sus intervenciones es cuando obsserva la foto de una chica, pero pierde el interés al descubrir que tiene 20 años (sí, ese es el nivel de "comedia"). Poner semejante alivio cómico en una historia que toca estos temas es una de las peores ocurrencias que pudo tener Motoi Yoshida (autor del manga), especialmente cuando Koi Kaze parece tener un objetivo tan claro y un tono tan definido. Es como hacer chistes sobre el holocausto en La Lista de Schindler.

(Continúa sin spoilers)
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Por otra parte, la estética de Koi Kaze es agradable, aunque los diseños de los personajes son también bastante típicos: Nanoka es pequeñita, bonita y de aspecto frágil, diseñada para ser exhibida como alguien a proteger; mientras que Koshiro es enorme (por mucho que sus padres sean de talla exigua) para darle una apariencia de protector y eso, aunque su aura de perdedor le da cierto aire de torpe y bobalicón que probablemente haya sido intencionado. Y, para ser un seinen, resulta algo pobre en cuanto al uso de simbología (un recurso muy frecuente en el anime, incluso en series tan mainstream como Naruto). Un ejemplo son las naranjas del episodio 12 que aparecen durante tanto tiempo en pantalla (como diciendo "¿lo pillas, no?") que llega a hacerse ridículo. Las metáforas más elaboradas son las que, en el último episodio, nos sugieren cómo puede acabar todo tras el final de la serie (que es algo abierto), y tampoco son gran cosa.

Como he comentado, Koi Kaze se esfuerza en ser bella y emotiva, y en hacer alarde de una delicadeza que pocas veces alcanza. Durante buena parte de la serie, las escenas que se enfocan más descaradamente en ese sentido muchas veces quedan deslucidas por el hecho de que Nanoka es completamente boba y dependiente, y a Koshiro lo vemos en situaciones un tanto turbias (el momento masturbación es bastante patético, aunque se entiende en cuanto a que se intenta mostrar todos los aspectos de su personalidad). Pero Koi Kaze no siempre trata de agradar (precisamente el momento masturbación rancia es anticipo de ello) y hacia el final, cuando se atreve a cruzar la línea, consigue impactar algo. Es decir, el tono sensiblero suele quedar forzado y aún ridículo, pero cuando se trata de generar incomodidad (suponiendo que sea intencional), este anime da en el clavo (como el final del episodio 12 o la escena de los álbumes de fotos del 13, precisamente tras lo ocurrido en el anterior).

Por último, sólo me resta advertir que después del ending, en todos los capítulos salvo el último, aguarda un bochornoso omake que no sólo no aporta nada, sino que dificulta (todavía más) que este anime pueda tomarse en serio. Es como si no importara de lo que haya tratado el episodio, al final nos dan una bofetada.

Resumiendo, Koi Kaze es sólo una historia de amor más, lenta, poco interesante y con situaciones vistas mil veces, con la única rareza (en el anime, no tan rara) del factor incesto (y el hecho de que ella es una cría, algo que se pasa casi completamente por alto). Tiene alguna escena rescatable, algún momento destacable, pero también hay mucho elemento sobrante, empezando por un supuesto alivio cómico que no tiene ninguna gracia y destroza el tono de la serie cada vez que aparece. Los clichés románticos y el escaso desarrollo de Nanoka le restan interés y no ayudan a que resulte una historia adulta o verosímil. Además, el hecho de que ella sea tan joven distrae del hecho de que son hermanos. El dibujo y la animación son correctos, pero poco destacables, y la música funciona, con algunas piezas a piano que ayudan bastante, pero no basta para levantar el conjunto. Por todo ello considero que aunque la idea era buena, el resultado no lo es en absoluto, y una premisa interesante queda diluida en anime anodino y prescindible.



Aspectos positivos: Estética y música acertadas. El intento de acercarse a un tema tan polémico (y a menudo tabú) de una forma sobria y atreviéndose a mostrar tanto.
Aspectos negativos: La diferencia de edad entre Koshiro y Nanoka desvía el foco del incesto (de lo que trata la serie) a la pederastia (asunto que no toca seriamente). El uso de clichés y recursos gastados. Los personajes principales son algo flojos, especialmente Nanoka. El insoportable personaje pedófilo que sirve de (mal) alivio cómico y el lamentable efecto como de burla que se crea cada vez que aparece. Los innecesarios y contraproducentes omake.
Puntuación: 4.75
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