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Críticas de ESPILBERDO
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
4
2 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el mismo lugar en que me encuentro en este instante, un escritorio repleto de utensilios que tienen (o han tenido) cierta inteligencia artificial (una calculadora, un router en desuso, un reloj digital despertador, una impresora antigua, un contenedor de almacenaje para cds vírgenes vacíos, o el propio ordenador en que estoy escribiendo), me percato de que cualquiera de ellos podría inspirar una historia sobre chatarra que cobrase vida. No pretendo ser petulante. Ni mucho menos soy más ingenioso que cualquier otro prójimo con un mínimo de imaginación. Pero encontrándose en una circunstancia tan cotidiana como la de sentarse frente a una máquina, teniendo un gusto cinematográfico evidente por el subgénero de la ciencia ficción, y dentro de ello, admirando la labor de creadores como Paul Verhoeven, James Cameron o Steven Spielberg, afirmo sin lugar a dudas que si yo fuera Neil Blomkamp lo tendría muy fácil para desarrollar una historia como la de Chappie.

Sus referentes son claros, e incluso se copia a sí mismo (una vez más) en cuanto a ritmo, montaje y desarrollo. Es una película cómoda y poco arriesgada. El director pretende, eso sí, introducir un elemento emotivo más pueril que en otras ocasiones, presentándonos el desarrollo emocional del robot protagonista de forma paulatina, como el aprendizaje de un bebé que tiene que asumir su papel en este mundo en un contexto, además, criminal y suburbial. Único acierto en una película que actúa como una montaña rusa de géneros donde te encuentras con la sensación constante de estar ascendiendo, pero que no te permite en ningún momento descargar la adrenalina en el descenso. Cuando parece que va a lograr estimularte el corazón y el alma, cambia radicalmente de registro. Cuando te descubres divirtiéndote con la acción, retorna repentino el componente infantil y emocional y al final terminas hasta las narices porque no sabes si reír o llorar. Confusión total en una película desequilibrada y, por otra parte, reñida constantemente consigo misma.

Chappie, el personaje, está construido con mimo y esmero y Copley hace una interpretación digna de las mejores de Andy Serkis. Su entrega y la de Dev Patel (aeróbico a más no poder y sin siquiera cambiarse de camisa y quitarse la corbata) eclipsan al completo la de las supuestas estrellas del film, un Hugh Jackman vestido y peinado como un jubilado pervertido y una Sigourney Weaver que sólo se levanta de su sillón de despacho para huir despavorida en cierta escena (no sin antes recoger precipitada su abrigo y su bolso), ambos fuera de lugar, muebles victorianos decorando un salón futurista. Podría atreverme a decir que es quizá la primera película infantil de Blomkamp si su irregular desarrollo ya mencionado no incluyera alguna mutilación ocasional. Y de hecho es probable que guste más a los jóvenes espectadores que a este humilde treintañero que les habla. Me siento mayor. Mientras veía Chappie, no hacía más que recordar al carismático, tierno y ochentero Cortocircuito Johnny 5, fabricado también (paradójicamente) por un creador hindú. ¿Homenaje o casualidad?
ESPILBERDO
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9
20 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es harto complicado y dificultoso que dos organismos pluricelulares inteligentes de este planeta coincidan para amarse. No digo echar un polvo, digo amarse de VERDAD. Si ya es difícil que las líneas del Destino se crucen para encontrar a esa media naranja, más jodido es todavía que eso perdure en el tiempo, que supere los escollos propios de la desconfianza, los celos, las requeridas relaciones paralelas con familia y amigos, la adaptación a los detalles opuestos del carácter, y demás. Y si encima los que se conocen son hombre y mujer, apaga y vámonos.

Por mucho que insistan la buena moral, política y diplomacia, hombres y mujeres no somos iguales. La Naturaleza nos hizo así. Algunas mujeres os molestareis ante esta afirmación simplista, pero os encanta que os dejen entrar gratis a las discotecas, que os abran la puerta del coche, que digan que sois más inteligentes que nosotros, y adoráis regodearos con la idea de que somos diferentes cuando despellejáis las torpezas masculinas. La película de Fincher no admite hipocresías a este respecto. Su disertación particular sobre la lucha de géneros alcanza cotas más profundas que La guerra de los Rose (Danny DeVito, 1989), llevándola a un terreno donde las distancias clásicas entre hombres y mujeres han supuesto el leit motiv del desarrollo de muchas grandes historias: el clásico cine negro. Ese de tipos tan masculinos que no pestañeaban y fumaban todo el rato, ese de femmes fatales cuyas curvas abocaban a la perdición y destruían virilidades de manera humillante. Perdida contiene tantos elementos conceptuales del cine clásico que sería interminable desmenuzarlos aquí, pero además consigue alcanzar una sofisticación muy actual, gracias al excepcional despliegue (muy habitual) de su talento para explotar las ventajas visuales y sonoras, en definitiva técnicas, del psycho thriller moderno que él mismo ayudó a engendrar. Tenemos a dos personas de sexo opuesto y carácter a priori ergonómico, de una inteligencia petulante, con diálogos repletos de bagaje cultural al más puro estilo "yo sé más que tú"; dos personas que se conocen en una fiesta snob, y desean follarse, quizá atraídos más por sus cerebros que por sus cuerpos. Se fragua una historia de amor detallada en un diario, con paseos por la playa y lluvias de azúcar. Y un buen día ella desaparece. Y a partir de ese momento Fincher nos deja rebuscar en la intimidad de la pareja para ver qué ha fallado, mediante flashbacks que revelan que no todo era perfecto. Y se producen las elucubraciones de la policía, con una inspectora que recuerda maravillosamente a la Frances McDorman de Fargo (Joel Coen, 1996), y el juicio paralelo de opinión pública y medios de comunicación, y se produce el mito del falso culpable, y de repente...... se produce el giro inesperado.

Animo a todo aquel que quiera pegarse a la butaca un buen rato que vea esta película. Más si te gusta el cine negro, el melodrama de siesta, y el thriller inteligente. Pero no esperes encontrar aquí al Fincher de Seven. Es más una mezcla entre ese retrato de una obsesión que supuso Zodiac y la entrañable maraña de desigualdad amorosa de Benjamin Button. Todo con el sello visual y sonoro de Millenium. Y dirás: pues no hay nada nuevo ¿no? Te equivocas. Está la brillantísima Rosamund Pike, soberbia. Y está la bobalicona expresión constante de Affleck, que viene que ni pintada para la ocasión, además de regalarnos un desnudo lateral algo fugaz pero muy revelador. Eso sí, abstenerse misóginos y, sobre todo, misóginas. También advierto de una última cosa: el final no es nada satisfactorio.
ESPILBERDO
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8
9 de noviembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de autor acarrea un lastre considerable, de volumen galáctico, especialmente molesto para directores como Von Trier: sus películas más recientes difícilmente pueden ser valoradas de manera individual, sin incluirlas en el todo de una colección fílmica. Me explico: ¿cómo admirar los logros de "Melancolía" (ya sean técnicos o narrativos) si las primeras obras del director ya son por sí solas un ejemplo y un referente? Y al contemplar los primeros fotogramas es involuntario que la memoria te remita a otras escenas de sus mismas películas, en especial "Anticristo". Incluso podríamos terminar de ser hijo putas y compararlos odiosamente con esa danza de esferas en "2001: una odisea espacial". Pero esto ya cabrearía demasiado a Lars y a mi conciencia.

Acercándose a "Melancolía" obviando los precedentes se acoge como una joya extraña y desconcertante. Mi gran pesar es no haberla visto en el cine, algo que se me antoja imprescindible para experimentar las sensaciones que pretende transmitir: el horror impresionante de algo descomunal que se te echa encima. Hay que advertir que es la obra más rara de Von Trier, ya que su comprensión es relativamente asequible, lo cual no quiere decir que se deduzca su desenlace con facilidad. Aún así, recomiendo verla al menos dos veces. Sólo así se pueden captar los matices inteligentes sugeridos en la primera parte. Y precisamente todo lo que introduce el primer bloque, queda desenredado en el segundo con una brutalidad extrema y terrorífica. Dicen por ahí que el uso de la cámara al hombro es innecesario y exhausto. Todo lo contrario. Con detalles de fotografía como ese el cabrón del Trier consigue meter en nuestras mentes la fría y amarga realidad de la historia, un argumento que resultaría mucho más sci-fy bajo otra batuta. También han dicho que es una película desagradable y pesimista. Y sin embargo está plagada de música e imágenes bellísimas, tanto las desplegadas en los planos más amplios hasta las encerradas en los más íntimos. Se nota que está dirigida con vanidad, pero si el resultado es hermoso, nada que discutir.

Me encanta el díptico Dunst/Gainsbourg, una simbiosis perfecta de dos seres que sufren el mismo terror pero asumido de forma distinta, ya que distinta fue también su revelación. Por cierto, el premio se lo ha llevado Kirsten (merecido gracias a su discreta perfección) pero para mí la película es de Charlotte. Esta mujer conmueve a las piedras. En cuanto al apocalíptico argumento, podemos entenderlo como una metáfora de la melancolía real, la humana, ese sopor espeso de tristeza que hace que el mundo y el resto de sus habitantes nos importen tres cojones, esa melancolía que terminará devorándonos provocada por nuestros propios actos malvados. Pero pedanterías aparte, creo que hay que asumir la historia sin buscarle dobleces y disfrutarla tal como viene, igual que la propia vida. Es arriesgada, es bella, es cruel, ingrata, simple y compleja, y como todo lo bueno (y todo lo malo) se acaba.
ESPILBERDO
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6
21 de diciembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Avatar mola. Y punto. Podría quedarme aquí pero eso es algo que cualquier retina sensible puede percibir: su riqueza visual es maravillosa y la experiencia en 3D tiene momentos de espeluznante vértigo. Hay unos cuantos peros que se le pueden dar a la nueva obra de Cameron quien, después de liberarse de su obsesión por los transatlánticos hundidos, ha emulado a George Lucas en una fábula alienígena de gigantescas proporciones. Sin embargo, no me ensañaré con ella haciéndome el purista y el cultureta porque a pesar de sus deficiencias, la he disfrutado como el que más. Se agradece su mensaje ecologista pero ya es algo tradicional y políticamente correcto hacer algo así, con lo cual no deja de ser un recurso fácil. El mundo creado por Cameron carece, además, de algo que sea mínimamente natural o artesanal, ya que ni una sola hoja de árbol es real. Feliz contradicción para estos "pandorianos" que son como Pau Gasol en modo pitufo. Su cultura religiosa o idiomática tampoco llegará nunca a alcanzar la desarrollada en Star Wars. Y es más: esa revolución tecnológica de la que todo el mundo habla no aporta más progreso que el ya iniciado por "La amenaza fantasma" en 1999 o, yendo más lejos, la infumable "Polar Express" de unos años más tarde.

Podía haber sido más imaginativa, más rica en detalles, más interesante e inteligente. Pero no más poderosa. Su espectáculo es tal que la sensación de esa naturaleza "tunning" te envuelve por completo y a veces sientes estar en un fiestón de cualquier disco de Ibiza a las pico de la mañana. Y además, tiene sus grandes momentos frikis memorables. Dejará huella y, posiblemente, hará Historia. Y te mantendrá alucinado durante más de dos horas.
ESPILBERDO
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3
17 de noviembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prometedora era la carrera de este visionario directorcillo cuando se dedicaba a imitar a Steven Spielberg (lo sigue haciendo pero antes era menos descarado) en rodajes como "Stargate", "Independence Day" o la grandiosa "Godzilla" (quizá su mejor película). Pero a Roland Emmerich se le ha agotado la creatividad visual que concedía a sus primeros trabajos. "10.000" era un petardo prehistórico y este "2012" no deja de ser un plomazo de casi tres horas de huidas prolongando lo que ya nos contó "El día de mañana" pero sin mucha menos carga dramática (y con actores peores).

Contiene todo lo que una buena americanada debe contener. A saber: protagonista humilde, con mediocre existencia pero noble corazón que se convierte en héroe gracias a una circunstancia catastrófica; familia disgregada con niños pijeras y consentidos que se une ante la adversidad; presidente de nación/país/imperio que se transmuta en mártir tras elegir morir del modo más estúpido y doloroso; perro insoportable que no desaparece ni a tiros y que se salva de una hecatombe que manda al carajo a la tercera parte de las especies del planeta. Y, por supuesto, unos más que notables efectos especiales, lo único que le sube la nota al film. De hecho, y sin ninguna ironía lo escribo, la primera escena de la huida desde California es una de las más poderosas y espectaculares del año. Aunque no sé si ello compensará el soberano aburrimiento que te sobrecoge en cuanto los personajes abren la boca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ESPILBERDO
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