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Voto de ESPILBERDO:
9
Intriga. Thriller El día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) informa que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido misteriosamente. Pero pronto la presión policial y mediática hace que el retrato de felicidad doméstica que ofrece Nick empiece a tambalearse. Además, su extraña conducta lo convierte en sospechoso, y todo el mundo comienza a preguntase si Nick mató a su esposa... Adaptación del best-seller "Perdida", de Gillian Flynn. (FILMAFFINITY) [+]
20 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es harto complicado y dificultoso que dos organismos pluricelulares inteligentes de este planeta coincidan para amarse. No digo echar un polvo, digo amarse de VERDAD. Si ya es difícil que las líneas del Destino se crucen para encontrar a esa media naranja, más jodido es todavía que eso perdure en el tiempo, que supere los escollos propios de la desconfianza, los celos, las requeridas relaciones paralelas con familia y amigos, la adaptación a los detalles opuestos del carácter, y demás. Y si encima los que se conocen son hombre y mujer, apaga y vámonos.

Por mucho que insistan la buena moral, política y diplomacia, hombres y mujeres no somos iguales. La Naturaleza nos hizo así. Algunas mujeres os molestareis ante esta afirmación simplista, pero os encanta que os dejen entrar gratis a las discotecas, que os abran la puerta del coche, que digan que sois más inteligentes que nosotros, y adoráis regodearos con la idea de que somos diferentes cuando despellejáis las torpezas masculinas. La película de Fincher no admite hipocresías a este respecto. Su disertación particular sobre la lucha de géneros alcanza cotas más profundas que La guerra de los Rose (Danny DeVito, 1989), llevándola a un terreno donde las distancias clásicas entre hombres y mujeres han supuesto el leit motiv del desarrollo de muchas grandes historias: el clásico cine negro. Ese de tipos tan masculinos que no pestañeaban y fumaban todo el rato, ese de femmes fatales cuyas curvas abocaban a la perdición y destruían virilidades de manera humillante. Perdida contiene tantos elementos conceptuales del cine clásico que sería interminable desmenuzarlos aquí, pero además consigue alcanzar una sofisticación muy actual, gracias al excepcional despliegue (muy habitual) de su talento para explotar las ventajas visuales y sonoras, en definitiva técnicas, del psycho thriller moderno que él mismo ayudó a engendrar. Tenemos a dos personas de sexo opuesto y carácter a priori ergonómico, de una inteligencia petulante, con diálogos repletos de bagaje cultural al más puro estilo "yo sé más que tú"; dos personas que se conocen en una fiesta snob, y desean follarse, quizá atraídos más por sus cerebros que por sus cuerpos. Se fragua una historia de amor detallada en un diario, con paseos por la playa y lluvias de azúcar. Y un buen día ella desaparece. Y a partir de ese momento Fincher nos deja rebuscar en la intimidad de la pareja para ver qué ha fallado, mediante flashbacks que revelan que no todo era perfecto. Y se producen las elucubraciones de la policía, con una inspectora que recuerda maravillosamente a la Frances McDorman de Fargo (Joel Coen, 1996), y el juicio paralelo de opinión pública y medios de comunicación, y se produce el mito del falso culpable, y de repente...... se produce el giro inesperado.

Animo a todo aquel que quiera pegarse a la butaca un buen rato que vea esta película. Más si te gusta el cine negro, el melodrama de siesta, y el thriller inteligente. Pero no esperes encontrar aquí al Fincher de Seven. Es más una mezcla entre ese retrato de una obsesión que supuso Zodiac y la entrañable maraña de desigualdad amorosa de Benjamin Button. Todo con el sello visual y sonoro de Millenium. Y dirás: pues no hay nada nuevo ¿no? Te equivocas. Está la brillantísima Rosamund Pike, soberbia. Y está la bobalicona expresión constante de Affleck, que viene que ni pintada para la ocasión, además de regalarnos un desnudo lateral algo fugaz pero muy revelador. Eso sí, abstenerse misóginos y, sobre todo, misóginas. También advierto de una última cosa: el final no es nada satisfactorio.
ESPILBERDO
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