Con una fotografía grisácea transcurre esta película con un tono excesivamente feminista donde las agresiones sexuales son la tónica dominante en una comunidad religiosa apartada en un lugar no descrito, situando la acción en 2010. 

Las mujeres de una comunidad religiosa aislada están hablando sobre cómo hacer frente a la violencia sistemática de los hombres, después de descubrir que ellas y sus hijas han sido drogadas y violadas durante años por los hombres del pueblo. Tras descubrir que dichos violadores no habían sido arrestados, las mujeres tienen tres opciones 1º no hacer nada, 2 º quedarse y pelear y 3º marcharse... 

Un elenco espectacular de actrices Claire Foy, Rooney Mara, Jessie Buckley y Frances McDormand entre otras y de forma muy teatral, dialogan continuamente sobre qué solución adoptar, algo que choca mucho es que ninguna de ellas ha recibido educación ni saben leer ni escribir, pero saben aportar ideas de forma muy inteligente. Sarah Polley dirige y escribe el guion basándose en la novela de Miriam Toews del mismo título.

Pero narrativamente se hace lenta y pesada, los continuos diálogos terminan aburriendo y perdiendo interés en la historia que nos cuentan, ya que no aclaran muchas cosas que tienes que terminar imaginándote.

El montaje tampoco es el adecuado, puesto que muchas veces pierden intensidad muchas escenas que deberían de sobresalir quedando poco intensas y superficiales. El único hombre que aparece en el film es August interpretado por Ben Whishaw, un profesor que las respeta y las entiende, pero que es tratado con mucho desprecio y odio, aunque se desvive por ayudarlas.

Una historia que podría ser interesante, ya que aborda un tema complicado, pero se queda en agua de borrajas.
Destino Arrakis.com