Ryan Murphy es probablemente el showrunner más exitoso de la actualidad. Y como tiene éxito, le dejan hacer de todo. Su gran virtud, por las series que le he visto, es saber combinar comercialidad descarada con el riesgo de sus distintas propuestas. Así, tan pronto te hace una chorrada para adolescentes como "Glee" que un cuidado biopic como "Feud", una pastelada como "Come, reza, ama" como una reconstrucción de la experiencia transexual en la NY de los 80 en "Pose", una vulgar serie de equipos de rescate como "9-1-1" que un interesante relato sobre el activismo gay frente al SIDA como "The Normal Heart". En fin, producciones para todos los gustos que imagino le estarán llenando los bolsillos de dinero. A él y a las productoras para las que trabaja. Y como gana y hace ganar un pastizal, pues le dejan hacer poco menos que lo que le da la gana.

Y lo último que le ha dado la gana hacer es "Hollywood", una miniserie que imagina una historia alternativa para los años dorados de la Meca del Cine. Para hacerlo, Murphy mezcla personajes reales (Rock Hudson, George Cukor, Vivien Leigh…) con otros claramente inspirados en personajes históricos y otros completamente ficticios.

"Hollywood" empieza bastante convencional. El enésimo relato sobre la corrupción de Hollywood, la doble moral, la prostitución legal y paralegal, las triquiñuelas de los estudios, el racismo y la homofobia, etc. Pero con ese ritmo nervioso y un efectismo barato muy de la producción audiovisual contemporánea. Con estos mimbres, poco cesto parecía que iba a haber, más allá de la aceptable ambientación y algunos actores.

Sigo en spoilers, que desvelo cosas del argumento.