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Voto de Ferdydurke:
6
4.8
955
Drama
Tragicomedia basada en tres cuentos del libro Animales tristes (Animals tristos) de Jordi Puntí. Historias que se cruzan sobre parejas, infidelidades, aspiraciones, desengaños, rutinas… resumiendo y como el mismo Ventura Pons indica, sobre la soledad y las heridas del amor. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ale, ahí. Puta conchuda. Putos iconos. Masacrase. V. Víctor o Victoria.
Están muy bien estos cuentos animados dibujados al óleo, como leerte un libro a la vez que lo ves, están llenos de enjundia, encanto, bruto, ironía, mala leche, sarcasmo, hermosas palabras zumbonas, agradables imágenes banales, sátira, detalle, al dente, qué más quieres, dos (o mil setecientos veintitrés) por uno, de qué te quejas, Baldomero, seguramente de puro vicio, de nuevo rico, boludo.
De más a menos o no, da igual, habla del difícil (espectáculo) equilibrio de las relaciones de pareja (solo hetero, nadie es perfecto), no me chilles que no te veo, no me huelas que no te oigo, de la articulación de un lenguaje común compartido, esperanto, que nunca acaba de funcionar o de ser de los dos (y que en verdad no hay quién lo entienda), en el mismo grado o momento de igual o parecido modo, de los signos, de la selva de los símbolos, del laberinto de las señales, del decalaje o descoordinación entre unos y otros, entre los deseos y miedos y los estados o estadios transitorios y los ánimos cambiantes y las aspiraciones diversas y las necesidades alteradas y las inquietudes divagantes, vamos, lo que contaba McCullers, por ejemplo señero, en El corazón es un cazador solitario, que no hay manera de entenderse, que cada uno va a lo suyo, mónadas, autismo, o que esa ficción/ilusión de fusión, ese pacto de no agresión, armisticio, vacaciones, dura muy poco, lo que dos hielos en un whisky on the rocks, lo que se tarda en crear un nuevo universo de la nada, un suspiro, a la de poco te das (o se da o se dan) cuenta del engaño (mutuo/recíproco, compro y vendo) o tocomocho o espejismo y aparecen las grietas, la carcoma, los ascos y los aburrimientos, las escapadas y las huidas, la guerra de guerrillas, la esperanza de cambiar el paso y conocer catar probar otros cuerpos y otros ámbitos, la cosa es conformarse o mandarlo todo a paseo, al carajo, supongo que depende de si la distancia o grado de insatisfacción de/entre las partes contratantes no difiere demasiado o sí, si mal que bien, todavía los dos (le) sacan algún tipo de provecho al oprobioso desesperado hecho de seguir juntos o no, o si alguno de los dos ha encontrado un repuesto o remiendo o no, si...
(Spoiler)
Burgueses tópicos (ella insatisfecha y frívola y desquiciada; él mentiroso y obvio y canalla, canta, y Aitana que va a la casa para conocerle mejor, o porque, en el fondo, algo la escama o turba, quiere saber, más, y así entenderle mejor y ese es su error, el que busca su mal encuentra, el árbol de la ciencia, no mires atrás que te convertirás en estatua de sal, mejor no hurgar, dejarlo estar, no meneallo) aburridos y absurdos y mediocres y elementa ávida trepa, cruce de caminos, a ella le da igual (todo) hasta que descubre que es (o son sus esporádicas pero abundantes sesiones de sexo) una simple prolongación, (viento en) popa y proa, a toda vela, como a mando a distancia, de la vida familiar de él, que él es el mínimo común múltiplo, incapaz de salir de casa ni hasta para follar, hasta que se da cuenta, por lo tanto, de que es un pobre hombre, un niño grande, un zote sin luces, un idiota o ilota y un don nadie a pesar de las apariencias o justo por ellas, y lo que el reflejo que ello le devuelve (haber estado liada con semejante ecce homo o crío botarate, una especie de pedofilia o aprovecharse de subnormales) no le gusta, le parece insoportable haber participado de esa cutre comedia doméstica, de ese penoso vodevil, de ese enredo carpetovetónico, ella se pensaba protagonizando una de Antonioni y esta metida de hoz y coz en una de Ozores, la humilla, la degrada, la hiere en su orgullo, con lo que ella se creía, y, claro, lo manda a tomar por culo, lógico y normal, quien con niños de teta se acuesta, sale cagado o cagada, no hay otra.
En el segundo caso, tal vez sea más brutal el impacto aunque de parecido recorrido o modo descojono, desarrollo desencaje desencuentro, de la paz más o menos feliz y rutinaria a la agonía sorda espantosa incomprensible e incomprendida sórdida, algo se tuerce o altera y a la mierda o basura (todo, la paz ha estallado, ha saltado volado por los aires), al fin y al cabo esta película es como las de Destino final en las que en cierto momento un suave movimiento en la atmósfera o en la temperatura ambiente -el aleteo de una mariposa en Macedonia causa una tormenta en la Patagonia o en Arizona o en el desierto de Atacama- provoca que un tornillo no del todo bien puesto se salga de la cadena o tuerca y desencadene el apocalipsis ahora, aquí igual, algo larvado, un cierto tedio o anhelo, desemboca en colisión o (desafío) total (eclipse of the heart) ruptura en ok corral, la quiebra o acabose, esa casualidad causal, ganas de follar, ella se atreve, él es un panoli, ella es cruel, él es un cagado, ella se da cuenta, a ver si cuela, él está en babia, ella se le adelanta, él no se entera, se larga (cuando casi no le queda otra), matemáticas, ecuaciones, números, auditorías, acciones, cuentas, gastos e ingresos, pagar a hacienda, que viene Paco con las rebajas, con hambre atrasada, ajustes, recortes, reducción de plantilla, deslocalización de la empresa, el sexo (y lo otro y todo lo que importa) es contabilidad básica primitiva, tarjeta de crédito y de débito, las gallinas que entran por las que salen, representan ambos perfectamente dos arquetipos femenino y masculino, claro, la ladina y el mentecato, no me dejes que no te encuentro.
Están muy bien estos cuentos animados dibujados al óleo, como leerte un libro a la vez que lo ves, están llenos de enjundia, encanto, bruto, ironía, mala leche, sarcasmo, hermosas palabras zumbonas, agradables imágenes banales, sátira, detalle, al dente, qué más quieres, dos (o mil setecientos veintitrés) por uno, de qué te quejas, Baldomero, seguramente de puro vicio, de nuevo rico, boludo.
De más a menos o no, da igual, habla del difícil (espectáculo) equilibrio de las relaciones de pareja (solo hetero, nadie es perfecto), no me chilles que no te veo, no me huelas que no te oigo, de la articulación de un lenguaje común compartido, esperanto, que nunca acaba de funcionar o de ser de los dos (y que en verdad no hay quién lo entienda), en el mismo grado o momento de igual o parecido modo, de los signos, de la selva de los símbolos, del laberinto de las señales, del decalaje o descoordinación entre unos y otros, entre los deseos y miedos y los estados o estadios transitorios y los ánimos cambiantes y las aspiraciones diversas y las necesidades alteradas y las inquietudes divagantes, vamos, lo que contaba McCullers, por ejemplo señero, en El corazón es un cazador solitario, que no hay manera de entenderse, que cada uno va a lo suyo, mónadas, autismo, o que esa ficción/ilusión de fusión, ese pacto de no agresión, armisticio, vacaciones, dura muy poco, lo que dos hielos en un whisky on the rocks, lo que se tarda en crear un nuevo universo de la nada, un suspiro, a la de poco te das (o se da o se dan) cuenta del engaño (mutuo/recíproco, compro y vendo) o tocomocho o espejismo y aparecen las grietas, la carcoma, los ascos y los aburrimientos, las escapadas y las huidas, la guerra de guerrillas, la esperanza de cambiar el paso y conocer catar probar otros cuerpos y otros ámbitos, la cosa es conformarse o mandarlo todo a paseo, al carajo, supongo que depende de si la distancia o grado de insatisfacción de/entre las partes contratantes no difiere demasiado o sí, si mal que bien, todavía los dos (le) sacan algún tipo de provecho al oprobioso desesperado hecho de seguir juntos o no, o si alguno de los dos ha encontrado un repuesto o remiendo o no, si...
(Spoiler)
Burgueses tópicos (ella insatisfecha y frívola y desquiciada; él mentiroso y obvio y canalla, canta, y Aitana que va a la casa para conocerle mejor, o porque, en el fondo, algo la escama o turba, quiere saber, más, y así entenderle mejor y ese es su error, el que busca su mal encuentra, el árbol de la ciencia, no mires atrás que te convertirás en estatua de sal, mejor no hurgar, dejarlo estar, no meneallo) aburridos y absurdos y mediocres y elementa ávida trepa, cruce de caminos, a ella le da igual (todo) hasta que descubre que es (o son sus esporádicas pero abundantes sesiones de sexo) una simple prolongación, (viento en) popa y proa, a toda vela, como a mando a distancia, de la vida familiar de él, que él es el mínimo común múltiplo, incapaz de salir de casa ni hasta para follar, hasta que se da cuenta, por lo tanto, de que es un pobre hombre, un niño grande, un zote sin luces, un idiota o ilota y un don nadie a pesar de las apariencias o justo por ellas, y lo que el reflejo que ello le devuelve (haber estado liada con semejante ecce homo o crío botarate, una especie de pedofilia o aprovecharse de subnormales) no le gusta, le parece insoportable haber participado de esa cutre comedia doméstica, de ese penoso vodevil, de ese enredo carpetovetónico, ella se pensaba protagonizando una de Antonioni y esta metida de hoz y coz en una de Ozores, la humilla, la degrada, la hiere en su orgullo, con lo que ella se creía, y, claro, lo manda a tomar por culo, lógico y normal, quien con niños de teta se acuesta, sale cagado o cagada, no hay otra.
En el segundo caso, tal vez sea más brutal el impacto aunque de parecido recorrido o modo descojono, desarrollo desencaje desencuentro, de la paz más o menos feliz y rutinaria a la agonía sorda espantosa incomprensible e incomprendida sórdida, algo se tuerce o altera y a la mierda o basura (todo, la paz ha estallado, ha saltado volado por los aires), al fin y al cabo esta película es como las de Destino final en las que en cierto momento un suave movimiento en la atmósfera o en la temperatura ambiente -el aleteo de una mariposa en Macedonia causa una tormenta en la Patagonia o en Arizona o en el desierto de Atacama- provoca que un tornillo no del todo bien puesto se salga de la cadena o tuerca y desencadene el apocalipsis ahora, aquí igual, algo larvado, un cierto tedio o anhelo, desemboca en colisión o (desafío) total (eclipse of the heart) ruptura en ok corral, la quiebra o acabose, esa casualidad causal, ganas de follar, ella se atreve, él es un panoli, ella es cruel, él es un cagado, ella se da cuenta, a ver si cuela, él está en babia, ella se le adelanta, él no se entera, se larga (cuando casi no le queda otra), matemáticas, ecuaciones, números, auditorías, acciones, cuentas, gastos e ingresos, pagar a hacienda, que viene Paco con las rebajas, con hambre atrasada, ajustes, recortes, reducción de plantilla, deslocalización de la empresa, el sexo (y lo otro y todo lo que importa) es contabilidad básica primitiva, tarjeta de crédito y de débito, las gallinas que entran por las que salen, representan ambos perfectamente dos arquetipos femenino y masculino, claro, la ladina y el mentecato, no me dejes que no te encuentro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El tercero y último sabe a poco o a menos, el buen salvaje que llega al nuevo mundo y quiere hacerse cargo, poseer los recuerdos imaginados (como hacían los españoles cuando ponían nombres de leyendas, la California, sacados de los libros de caballerías que leían a las tierras que hacían suyas, aquí el amigo peruano trata de hacer lo mismo a través de las telenovelas o partidos de fútbol que veía en su natal tierra, igual proceso mnemotécnico creativo asociativo, la imaginación es la memoria, la identidad los recuerdos, ya sean ciertos o inventados, espejo, juego, nombrar lo deseado a partir de lo ya sabido, hacer íntimo lo ajeno, convertir la idea en materia) en forma y manera cuasi pornográfica hortera de hembras apetitosas nativas y no hay manera (toda historia es la crónica de una fracaso más o menos morrocotudo), proceder primitivo o tan filosófico, como la llegada de Colón a las Indias americanas, el descubrimiento de un cielo en la tierra, del Edén o paraíso (recuperado y ya no más perdido, la vuelta a la casa originaria, al útero o líquido amniótico), y las ganas de conquistarlo, de hacerse con él, es decir, la reconquista, la vuelta de tuerca de la revuelta y los conflictos que eso acarrea, entre lo ideal o soñado y la realidad tal cual, ese desdoblamiento o estupor y desconcierto, esa necesidad de adaptación o recreación y resurrección, de evolución o reconocimiento y sincronización entre tu yo anterior y este nuevo, eso nos cuentan a través de las peripecias equinocciales de Jorge Washington (nada casual ese nombre, sea, el conquistador conquistado adopta el nombre del antepasado más ilustre de los conquistadores actuales virtuales para así adelantar su propósito, irónicamente, cámara de resonancia, ecos, los sonidos del silencio, para que nadie se lleve a engaño, para que se den cuenta de que va en serio, de que viene a crear un imperio de nuevo, de que la Historia ha vuelto a girar otra vez, obvio, y de que el tiempo y el espacio no existen más que como excusas o trampolines, topografía, el principio de Cien años de soledad, tabula rasa, habla, y al principio fue la palabra, comienza otra vez siempre todo, círculo cuadrado).
En fin, festín, y al final soledad, para todos los gustos, pero mañana mismo la ronda de Ophüls volverá a empezar como si todo hubiera sido una tenue pesadilla o una borrachera de adolescencia o una enfermedad pasajera, la rubéola, la varicela, un rito de paso, una inercia mostrenca, gira la noria, una tontería, un susto inopinado, la estúpida vanidad de protagonizar tu propia desgracia, la leve incomodidad que te permite comprobar que no importa (casi) nada, que lo que te hizo sufrir (tanto) ni siquiera te otorgó el raro orgullo o exquisito privilegio de que te lo merecieras realmente.
En fin, festín, y al final soledad, para todos los gustos, pero mañana mismo la ronda de Ophüls volverá a empezar como si todo hubiera sido una tenue pesadilla o una borrachera de adolescencia o una enfermedad pasajera, la rubéola, la varicela, un rito de paso, una inercia mostrenca, gira la noria, una tontería, un susto inopinado, la estúpida vanidad de protagonizar tu propia desgracia, la leve incomodidad que te permite comprobar que no importa (casi) nada, que lo que te hizo sufrir (tanto) ni siquiera te otorgó el raro orgullo o exquisito privilegio de que te lo merecieras realmente.