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Rusia Rusia · Stalingrado
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Voto de Ferdydurke:
3
El último suspiro
Voto de Ferdydurke:
3
Drama En un diálogo amistoso y apasionado, el médico Augustin Masset y el escritor Fabrice Toussaint se enfrentan cara a cara, uno con el final de la vida de sus pacientes, y el otro con su propio destino. Llevados por un torbellino de visitas y encuentros, ambos se embarcan en un sensible viaje entre el humor y el llanto: una aventura humana en el corazón de todas nuestras vidas.
30 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Gerard de Nerval, el porno (pupa) y los cuidados paliativos.
Historias de la puta (santa o sagrada) muerte.
La mancha humana.
Lo dicen, no se esconden ni disimulan (para qué), nos sobran viejos a punta pala (no sabemos qué hacer con ellos, dónde meterlos o tirarlos) y la cosa (la plaga, como de langosta, bíblica) va a peor, cada vez viven más (los cabrones, lo de las mujeres ya es un exceso indecoroso, un abuso impúdico, tanto mal gusto, ni con agua caliente), el colmo (se resisten a morir, se agarran a un clavo ardiendo, lo que les echen, no conocen, Cocoon, puñeteros, tercos, bultos sospechosos, qué se habrán creído), se ve que les gusta la vida y no tanto el muere, ¿qué hacer?...
Ya está, ya lo tengo, la solución, no se podía esperar, me pagan por pensar, que se mueran (ya), a no tardar, sea, los matamos o rematamos (a todos los que el COVID o lo/s que fuera/n no pudo dar la puntilla o se llevó por delante, trabajo de campo o de base, el descabello definitivo), pero por su bien (eso lo primero), por hacerles un -el- favor, por facilitarles la labor, The end is my only friend, se irán entre flores, entre glorias y aleluyas, dando la vuelta al ruedo, las dos orejas y el rabo, como G. Robinson en Soylent Green, escuchando la Pastoral de Beethoven, con trescientos médicos, doscientas enfermeras y cien escritores haciendo los coros, al retortero, a su vera, verita, vera, tocándoles las palmas (aplaudiendo mucho que es lo que se lleva ahora, a la moda, la última ola, está que lo tira) y un millón de familiares cantándoles por soleares y diciéndoles lo mucho que los aman o quieren, ¿la ventana de Overton era esto o quizás el viaje de Copperpot?
Publirreportaje ( en el que vemos o comprobamos que estamos en las mejores manos -the hands of fate-, es decir, de los matasanos o enfermos o no, a todo le dan, no hacen ascos ni discriminan, a saco) sobre la muerte (médica, qué son la una sin la otra, vacas sin cencerro, ciencia, progreso, ya que lo de evitar las enfermedades, además de estar sobrevalorado, es o supone una tarea imposible o hercúlea, mastodóntica, titánica, leyenda -lo de curarlos, esa vulgaridad u ordinariez, ni en broma, que inventen o investiguen ellos, los otros, los alienígenas concretamente, los mismos que construyeron las pirámides, que de todo eso, y aquello, seguro que saben un rato, y un huevo, y parte del otro-, mucho mejor, por tanto, que seamos más humildes, que no nos creamos dioses, Ícaro, zapatero a tus zapatos, y nos dediquemos con todas nuestras fuerzas, pongamos el foco en el aniquilamiento, masivo, del excedente o sobrante humano que nos va desgraciadamente quedando o que se va acumulando con el paso del tiempo, ya que en realidad toda esa pobre gente ya no aporta nada a la sociedad, es más, casi todos han perdido la cabeza como se puede ver en todas las películas, viven el el olvido continuo, estorban, a ellos los primeros, no molesten) que está de enhorabuena, nunca le fue tan bien ni fue tan promocionada o valorada (en valor puesta por su empatía y resiliencia), ahora es la prima donna, la gran estrella (invitada) de la fiesta, ni tuvo tan buena prensa, se la celebra como dios manda, se enseñorea, mando en plaza, la observamos, a la parca y la guadaña, de cerca, con una sonrisa de oreja a oreja en toda la cara, se descojona, y nosotros nos vamos de varetas, orgasmo tras orgasmo, al apreciar o agradecer lo bien que nos trata la doña (el diablo está en los detalles y la escabechina, masacre, ven y mira, científica conmiserativa, en lo micro y en lo macro, altruista, inclusiva, ni clasista ni sexista ni racista ni dogmática, es ubicua, ambidiestra, todocampista), las molestias que se toma/n (al fin y al cabo por nosotros que no pintamos nada, pobre gente, esa generosidad que le/s adorna, a ella y a ellos, a la ejecutora y a su infinito ejército de servicio en bata blanca tan bien pre-dispuesto, aquí mi fusil, aquí mi pistola, es la guerra -la verdadera, El triunfo de la muerte de Brueghel el, justo eso, viejo, todas las demás son solo estrategias de distracción, entrenamientos, entremeses, humo-, más madera, holocausto caníbal) para que no suframos, para que gocemos hasta el último aliento, de hecho, el sufrimiento o dolor o tormento, como aquí vemos, es previo, una vez que te estás muriendo, ya hay solo plenitud y gozo, te invaden la armonía y la paz de espíritu (absoluto), el maná, la gloria en la tierra, el esplendor en la hierba, el (estado del) bienestar y la felicidad a aa a, dame un poco más, venga, no seas rácana, ávara o tacaña.
Y no digo (o no dice uno, ninguno y cien mil) que no esté bien morir, echar el resto, el acabose, bien drogado y acompañado, irse entre olés, entre ay ay ays y reverencias o pasamanos, con mariachis si cabe o hasta la tuna universitaria, que nada (nos) falte, canta y no llores, cielito lindo, que alegran los corazones, ese chute (farmacológico familiero personal médico, de todo un poco), ni mucho menos, qué cosa, pero vaya, ya puestos (a pedir, que no quede), quisiera mejor para mí ese mismo mimo millón de médicos con las mejores intenciones a toque de pito desde ya mismo para que me atiendan en condiciones, pardiez, para que me ayuden a vivir (que son dos días o un millón si se tercia o encarta), que para lo de morir siempre hay tiempo, ya hablaremos, no nos precipotemos, son inescrutables los caminos del señor, que las drogas y los cariños y los consejos y las bendiciones y las comprensiones y las atenciones y las escuchas activas y las reuniones en mi nombre tan preocupados y ocupados y las mejores instalaciones y metros cuadrados y las ovaciones y las piedades y las solidaridades y los buenos deseos y las canciones o cantares, que te los saquen, o bailables, si los hubiera, o incluso las motos de Maroto, todo mejor ahora, carpe diem, que el futuro lo carga el diablo y nunca se sabe, mejor un por si acaso que cien pensés qué, y a la muerte le decimos venga usted mañana, no hace falta que vaya ni a Samarra, quédese en su casa,
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spoiler:
tocándose la patata, anda, el orden de los factores sí altera el producto o resultado, no vaya a ser que llegue el momento de los adioses, la hora señalada, y ya no les apetezca o les cojas en un mal día o una mala racha y donde dije digo, digo Diego, y te despidan, dios no lo quiera, con cajas destempladas, con malas caras, o, todavía peor, te manden a freír espárragos, lo dicho, me pido para los próximos reyes esta unidad de cuidados paliativos tan chula pirula y a ese médico en concreto tan sabio y templado y a ese filósofo de cabecera tan perspicaz y sensible para el día a día, para un ir tirando, para un buen vivir y no morir ni por asomo, para, si acaso, las verrugas o los forúnculos, en el ojo del culo, para la sífilis y las almorranas, tonterías, bagatelas, minucias, mil pequeños dolores de nada, la gonorrea, las toses o los esputos, para la artritis, el reuma y el sida, la hepatitis y las flatulencias, el hipo y la tisis, la pulmonía y la tuberculosis, la peste negra, si la flauta no suena, sin desp(r)eciar por ello a toda la caterva o manada que le acompaña, qué va, qué va, qué va, yo leo, también, a Kierkegaard, a psicólogos, terapeutas, fisiólogos y demás fauna clínica, me los quedo a todos y cada uno de ellos, el pack completo, para mí solo, no renuncio a ninguno y a ninguna, ni tan siquiera a la morfina cuándo serás mía.
Por cierto, no tenía ni puta idea de que a Jean-Piere Darrousin le había salido un hermano gemelo de nombre Dennis Podalydès, dios los cría y ellos se juntan, qué bueno, por todo lo alto, el mundo es un pañuelo y los genes un abrevadero, ni de que Ángela Molina (como Brad Pitt, ¿serán madre e hijo?) era gitana y estaba tan malita (y no me refiero a la muerte que sé que es chufla, película, digo por lo delgadita y desmejorada, pobrecica mía).
Finalmente, la película va de aquí para allá y diserta y habla y... es muy, para variar, buena persona y nos regala además un futuro esperanzador y maravilloso, mañana ya es demasiado tarde, en el que la muerte será el mejor o único deseo de todo Dios con dos dedos de frente, corazón y cojones teniendo en cuenta el tremendo trato dispensado por estas buenas gentes, ese chollo, prefiero morir a que me toque el gordo se oirá entre las gentes a nada que se corra como la pólvora o anuncie la buena nueva y se enteren de lo que vale un peine, la transvaloración de todos los valores, en esas estamos, perrea, perrea, el chiki chiki se baila así.
El final confirma lo ya comentado, se abre la, ya citada, ventana de par en par y se ve la pura luz (la famosa al final del túnel), el blanco hospitalario absoluto, el del mismo cielo, el futuro es suyo, le acaban de comunicar la mejor noticia posible, que se va a morir más pronto que tarde, o si no, que en todo caso va a estar rodeado de médicos (y médicas) de camino (arrieritos somos) a la solución final, pero el pobre se ve que todavía no lo ha entendido y se comporta como un niño (mucho bla bla bla y luego, a la hora de la verdad, no estaba preparado, consejos vendo que para mí no tengo, un cagón, un inepto, pero yo le digo esto, no temas, mendrugo, que ahora empieza lo verdaderamente bueno, tu turno, la vida anterior solo fue una antesala, la preparación para poder disfrutar de esta orgía perpetua, bacanal, de biopsia en quimioterapia y de cama en agonía o... ya tú sabes, pide cita, la hora, la jeringa, el salero, la gracia -divina- y... ), lo que demuestra que la película es demasiado clara y distinta y ni siquiera los filósofos más conspicuos o eximios la asimilan o aceptan, pero bueno, para eso estamos nosotros, para hacer de intermediarios o mediadores entre la idea (platónica de tan real o concreta) y la gente que todavía está en las cavernas, entre sombras, dando palos de ciego, ahíta de ignorancia y miedo.
El poder, en verdad os digo, no es otra cosa que el control o la capacidad de dispensar muerte, disponer de ella a tu antojo, (todo) lo demás son espejismos, chichinabo, supercherías, vanos entretenimientos.

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El halcón de Castilla
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