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Voto de Ferdydurke:
6
7.6
12,610
Drama
Sévérine, una joven casada con un atractivo cirujano, descubre la existencia de la prostitución diurna. Impulsada por la curiosidad, ingresa en la casa de citas de Anaïs y termina acostumbrándose a llevar una doble vida. La aparición de Marcel, un delincuente que se enamora de ella, complicará la situación de la protagonista. En 2006 contó con una secuela, "Belle Toujours", dirigida por Manoel de Oliveira. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Felatómana, Espermatriz. Felatriz, Espermatómana.
El asco (de clase) se transforma en verga (que degrada), tú lo que necesitas es que te traten como a una perra, purga, paga, que te bajen al barro, zorra, guarra, échate a rodar como una noria, perdida, en la ciénaga, con los más brutos o no, con la clase obrera toda, el lumpenproletariado, venga, ya que los ricos (algunos, prácticamente todos, cupo, cuota) son muy tontos, lloran (y no se dan ni cuenta).
La retranca y la mala uva fina salvan la apuesta, el salto imposible que se realiza desde la sobriedad cotidiana pija a los deseos encapsulados, pastilla, formaldehido, probeta, jeringa, clínica (galeno que ser tenía), la fantasía blancuzca hecha carne fría.
Pero de forma un tanto ortopédica o reiterativa desiderativa en una historia que gana (peso) más en los detalles (Buñuel tomando un café o lo que sea, cómo mira, Rabal cantando a/por Cartagena, la pulga -atómica- o mosca -cojonera-, los dientes, dientes, eso, duele, el bastón bastión y etcétera) que en el general fárrago algo espeso (es larga pese a ser corta).
Y además roza constantemente la puerilidad en su elegante tierno travieso sempiterno afán por provocar (la mosca en la sopa).
Ella es mala actriz (es decir buena, no expresa nada, perfecta), un maniquí, un muerto viviente y el tono general es de tanatorio, autopsia, forense, glacial, macanudo, interludio, contrito, contenido, aquí los sueños (¿despiertos?) son más reales o verosímiles que la realidad o coso del que parten (estos cabrones).
Es atrayente como idea y como guasa y como anécdota o suma de ellas, como película completa menos, se queda a medias, es un bello esbozo, una cosa rara simpática, bien hecha, matemática, implacable, nadie se libra, boba, de tiralíneas, pánica, pavorosa, candorosa, preciosa, (la) parca (y la paca), paraíso (recobrado).
El asco (de clase) se transforma en verga (que degrada), tú lo que necesitas es que te traten como a una perra, purga, paga, que te bajen al barro, zorra, guarra, échate a rodar como una noria, perdida, en la ciénaga, con los más brutos o no, con la clase obrera toda, el lumpenproletariado, venga, ya que los ricos (algunos, prácticamente todos, cupo, cuota) son muy tontos, lloran (y no se dan ni cuenta).
La retranca y la mala uva fina salvan la apuesta, el salto imposible que se realiza desde la sobriedad cotidiana pija a los deseos encapsulados, pastilla, formaldehido, probeta, jeringa, clínica (galeno que ser tenía), la fantasía blancuzca hecha carne fría.
Pero de forma un tanto ortopédica o reiterativa desiderativa en una historia que gana (peso) más en los detalles (Buñuel tomando un café o lo que sea, cómo mira, Rabal cantando a/por Cartagena, la pulga -atómica- o mosca -cojonera-, los dientes, dientes, eso, duele, el bastón bastión y etcétera) que en el general fárrago algo espeso (es larga pese a ser corta).
Y además roza constantemente la puerilidad en su elegante tierno travieso sempiterno afán por provocar (la mosca en la sopa).
Ella es mala actriz (es decir buena, no expresa nada, perfecta), un maniquí, un muerto viviente y el tono general es de tanatorio, autopsia, forense, glacial, macanudo, interludio, contrito, contenido, aquí los sueños (¿despiertos?) son más reales o verosímiles que la realidad o coso del que parten (estos cabrones).
Es atrayente como idea y como guasa y como anécdota o suma de ellas, como película completa menos, se queda a medias, es un bello esbozo, una cosa rara simpática, bien hecha, matemática, implacable, nadie se libra, boba, de tiralíneas, pánica, pavorosa, candorosa, preciosa, (la) parca (y la paca), paraíso (recobrado).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
De aquí partió von Trier para hacer Rompiendo la olas, en cierto sentido o medida la contó al revés, hacia atrás, cangrejo, puta y paralítico y las bicicletas a tomar por culo, venga, milagrea, malogra.
Piccoli (Buñuel y Berlanga) es un personaje salido del Retrato de una dama de una mujer en llamas de Dorian DeLorean las cincuenta sombras de Gray (y ella de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, parecidos razonables, la otra cara de la luna, pega, el huevo y la gallina, viva almodóvar y las féminas todas) y el burdel picadero putiferio es de un pulcro y buen rollo y aseado que casi más parece un club de lectura de mujeres maduras (¿menopáusicas?), Doris Day, tremenda, en fin, que muy bien, se goza, pero no llega a mayores, pellizco de monja, perversión niña, no hace pupa, nadie se da por aludido (los burgueses son siempre los otros), la sangre no llega al río, es un bonito gesto, alzar la mano, el de un sabio timorato honrado, tímido en su malicia socarrona tan estupenda, inofensiva, guapa.
Lo mejor es déjà vu la silla de ruedas. Lo peor, nada, eso es lo malo.
Hitchcock y Freud campan a sus anchas, por ahí le andan, amigos del alma, la mano se daban.
Lo triste y lo grande de Buñuel es que todas las posibles interpretaciones, psicológicas, simbólicas, sociales, morales de esta obra sicalíptica sibarita la propia película las descarta desbarata o embarra elimina (con su pachorra irónica sonsa supersónica ñoña lobotómica), no ha lugar, agua de borrajas, es demasiado superficial y estirada y autoconscientemente risible como para ser tomada en serio, por respeto, por supuesto, no hay mayor aprecio.
(Se me olvidaba lo más importante) Peli feminista, ella se puta empodera, libera, de su sayo una capa, de hecho Luis lo era, avant la lettre, para que luego digan, por si las moscas, importa, nunca se sabe, venga.
Piccoli (Buñuel y Berlanga) es un personaje salido del Retrato de una dama de una mujer en llamas de Dorian DeLorean las cincuenta sombras de Gray (y ella de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, parecidos razonables, la otra cara de la luna, pega, el huevo y la gallina, viva almodóvar y las féminas todas) y el burdel picadero putiferio es de un pulcro y buen rollo y aseado que casi más parece un club de lectura de mujeres maduras (¿menopáusicas?), Doris Day, tremenda, en fin, que muy bien, se goza, pero no llega a mayores, pellizco de monja, perversión niña, no hace pupa, nadie se da por aludido (los burgueses son siempre los otros), la sangre no llega al río, es un bonito gesto, alzar la mano, el de un sabio timorato honrado, tímido en su malicia socarrona tan estupenda, inofensiva, guapa.
Lo mejor es déjà vu la silla de ruedas. Lo peor, nada, eso es lo malo.
Hitchcock y Freud campan a sus anchas, por ahí le andan, amigos del alma, la mano se daban.
Lo triste y lo grande de Buñuel es que todas las posibles interpretaciones, psicológicas, simbólicas, sociales, morales de esta obra sicalíptica sibarita la propia película las descarta desbarata o embarra elimina (con su pachorra irónica sonsa supersónica ñoña lobotómica), no ha lugar, agua de borrajas, es demasiado superficial y estirada y autoconscientemente risible como para ser tomada en serio, por respeto, por supuesto, no hay mayor aprecio.
(Se me olvidaba lo más importante) Peli feminista, ella se puta empodera, libera, de su sayo una capa, de hecho Luis lo era, avant la lettre, para que luego digan, por si las moscas, importa, nunca se sabe, venga.