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Voto de Ferdydurke:
6
5.7
3,529
Thriller. Acción. Drama
Erin Bell (Nicole Kidman) trabajó en su juventud como policía encubierta en una peligrosa banda del desierto de California. Su incursión en el mundo de la mafia tuvo consecuencias fatales para su mente de las que cree haberse recuperado. Sin embargo, cuando el líder de la banda vuelve a dar señales de vida, Bell sufre una odisea moral y existencial. La única solución para olvidar sus fantasmas pasa por retomar el contacto con viejos ... [+]
17 de junio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A dormirla. Amoratada. Iglesia de Cristo Resucitado.
¿Dire Straits o Pink Floyd?
Heat. Seven. El maquinista. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. Training Day. Memento. Delitos y faltas. Un día de furia. Las horas. Sicario.
Colores ocres. Los Ángeles. Banda sonora chirriante y omnipresente que refleja la mente rota de la protagonista, la giganta Nicole Kidman (más de treinta años partiendo la pana, La bella y la bestia), tremenda, grotesca, insuperable.
La película es pretenciosa y hermosa, ambiciosa y cogida por los pelos, enfática y gozosa, muy pintona, enjundiosa, jugosa, resuenan muchas otras películas en/a través de ella y quiere casi en cada plano dejar huella, muestras de grandeza, y por un lado sí, es una experiencia decantada y tamizada de puro placer cinematográfico, destilado, filtrado, veneno en vena, te acaricia, te pasa todo el cine que has visto por encima o por delante de las narices, te lo cocina y traduce y resume y concentra y sirve en un zumo de naranja o más bien de arándanos que son más morados, y por el otro no tanto, es pastiche, ridícula por seria y exagerada y subrayada y grandilocuente y sobada, pero coherente, mereció la pena, fue un espectáculo bello, fibroso, más recuento, inventario o suma de cine que historia con fuerza por sí misma, muy bien armado y montado, dirigido e interpretado.
¿Dire Straits o Pink Floyd?
Heat. Seven. El maquinista. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. Training Day. Memento. Delitos y faltas. Un día de furia. Las horas. Sicario.
Colores ocres. Los Ángeles. Banda sonora chirriante y omnipresente que refleja la mente rota de la protagonista, la giganta Nicole Kidman (más de treinta años partiendo la pana, La bella y la bestia), tremenda, grotesca, insuperable.
La película es pretenciosa y hermosa, ambiciosa y cogida por los pelos, enfática y gozosa, muy pintona, enjundiosa, jugosa, resuenan muchas otras películas en/a través de ella y quiere casi en cada plano dejar huella, muestras de grandeza, y por un lado sí, es una experiencia decantada y tamizada de puro placer cinematográfico, destilado, filtrado, veneno en vena, te acaricia, te pasa todo el cine que has visto por encima o por delante de las narices, te lo cocina y traduce y resume y concentra y sirve en un zumo de naranja o más bien de arándanos que son más morados, y por el otro no tanto, es pastiche, ridícula por seria y exagerada y subrayada y grandilocuente y sobada, pero coherente, mereció la pena, fue un espectáculo bello, fibroso, más recuento, inventario o suma de cine que historia con fuerza por sí misma, muy bien armado y montado, dirigido e interpretado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Vale, ella lo lleva a la perdición, lo destruye o desgracia, lo mata, convierte a un buen hombre en un cadáver para siempre, lo manipula y lanza o manda al abismo, al polvo.
Ella estaba marcada desde la infancia y quería escapar, vio la oportunidad y la quiso aprovechar. Él no estaba preparado, era demasiado honrado.
Y ella no lo asume, que todo se vaya al garete, por todo, por el fracaso, por el embarazo, por su pasado, por haber provocado ese desastre, tanto dolor y desgobierno, todo por un sueño, ese maldito dinero, el precio.
Y pasan los años y bebe, y mucho se mete, se supone, y es una muerte viviente, un zombi de cuerpo presente. Y todo vuelve. El dinero, el color, los recuerdos, el acabose.
Y el orden debe ser restaurado. El arrepentimiento, confirmado o certificado. El sacrificio, consumado.
Y ella busca a su creador. Porque es cierto que todo vale porque a nadie le importa y se mira siempre a otro lado, en el universo entero nadie nos observa, da igual lo que hagas, ya que no habrá juicio final ni sumario, nunca, es indiferente si salvas vidas o si, por el contrario, las destruyes, el resultado no cambia, siempre es el mismo, no hay ni recompensa ni castigo, absurdo, nada, silencio, indiferencia, crueldad, soledad, vacío.
Pero los otros más o menos como tú tienen ojos en la cara y seguro que con ellos te observan. Algunos. Pocos. Muy pocos, la muy inmensa mayoría bastante tiene con lo suyo, su ombligo, no puede levantar la cabeza, atrofiados, y mirar algo, no digamos ya a un ser humano, si se distraen con un grano. Quizás en verdad y por lo tanto ninguno. Porque tal vez ese que te conoce, el único que de verdad sabe quién y cómo eres, una perra hambrienta, mentirosa, manipuladora, ambiciosa, tramposa, que no se conforma, no es precisamente un Dios al que te confiesas o rezas, ese está de vacaciones, de baja por depresión, nadie le quiere, tampoco un triste y pobre hombre de esos que llenan la calles con su pesadumbre, es más bien el mismo Diablo, el auténtico creador de todo esto o eso, con el que al final de tu vida te tienes que reunir para ajustar cuentas, para rendirle la debida pleitesía y reconocerle su esforzado trabajo, para agradecerle o maldecirle por ser cómo eres, para matarle en definitiva, que es el único lenguaje que entiende, aprecia y reconoce, el de la sinceridad y el odio, más o menos.
Y eso hace.
En el cine todo encaja. Cuando es bueno.
En la realidad está manga todo por hombro. Esa es su gracia.
¿Mark Knopfler o David Gilmour?
¿Estaba en la nieve para encontrar la muerte, para acabar con todo de una vez por todas, pero cambió de idea a última hora, resistió un poco más por su hija o solo por acabar la tarea, para volver a encontrarse con su Hacedor, con el dueño de su existencia, ese que todo lo ve, para morir en paz, ya?
Ella estaba marcada desde la infancia y quería escapar, vio la oportunidad y la quiso aprovechar. Él no estaba preparado, era demasiado honrado.
Y ella no lo asume, que todo se vaya al garete, por todo, por el fracaso, por el embarazo, por su pasado, por haber provocado ese desastre, tanto dolor y desgobierno, todo por un sueño, ese maldito dinero, el precio.
Y pasan los años y bebe, y mucho se mete, se supone, y es una muerte viviente, un zombi de cuerpo presente. Y todo vuelve. El dinero, el color, los recuerdos, el acabose.
Y el orden debe ser restaurado. El arrepentimiento, confirmado o certificado. El sacrificio, consumado.
Y ella busca a su creador. Porque es cierto que todo vale porque a nadie le importa y se mira siempre a otro lado, en el universo entero nadie nos observa, da igual lo que hagas, ya que no habrá juicio final ni sumario, nunca, es indiferente si salvas vidas o si, por el contrario, las destruyes, el resultado no cambia, siempre es el mismo, no hay ni recompensa ni castigo, absurdo, nada, silencio, indiferencia, crueldad, soledad, vacío.
Pero los otros más o menos como tú tienen ojos en la cara y seguro que con ellos te observan. Algunos. Pocos. Muy pocos, la muy inmensa mayoría bastante tiene con lo suyo, su ombligo, no puede levantar la cabeza, atrofiados, y mirar algo, no digamos ya a un ser humano, si se distraen con un grano. Quizás en verdad y por lo tanto ninguno. Porque tal vez ese que te conoce, el único que de verdad sabe quién y cómo eres, una perra hambrienta, mentirosa, manipuladora, ambiciosa, tramposa, que no se conforma, no es precisamente un Dios al que te confiesas o rezas, ese está de vacaciones, de baja por depresión, nadie le quiere, tampoco un triste y pobre hombre de esos que llenan la calles con su pesadumbre, es más bien el mismo Diablo, el auténtico creador de todo esto o eso, con el que al final de tu vida te tienes que reunir para ajustar cuentas, para rendirle la debida pleitesía y reconocerle su esforzado trabajo, para agradecerle o maldecirle por ser cómo eres, para matarle en definitiva, que es el único lenguaje que entiende, aprecia y reconoce, el de la sinceridad y el odio, más o menos.
Y eso hace.
En el cine todo encaja. Cuando es bueno.
En la realidad está manga todo por hombro. Esa es su gracia.
¿Mark Knopfler o David Gilmour?
¿Estaba en la nieve para encontrar la muerte, para acabar con todo de una vez por todas, pero cambió de idea a última hora, resistió un poco más por su hija o solo por acabar la tarea, para volver a encontrarse con su Hacedor, con el dueño de su existencia, ese que todo lo ve, para morir en paz, ya?