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Voto de Ferdydurke:
6
2018
Documental, Intervenciones de: León Siminiani, Ainhoa Ramírez
6.3
1,862
Documental
Elías es un director de cine que soñaba con hacer una película de atracos. Durante el verano de 2013 lee una noticia sobre la detención de 'El Robin Hood de Vallecas', el líder de 'la banda de las alcantarillas'. Siente entonces que ha encontrado la oportunidad para cumplir su sueño. Le manda una carta a la cárcel donde cumple condena. Contra todo pronóstico, Elías recibe respuesta tres semanas después. 'El Robin Hood' acepta que vaya a ... [+]
8 de febrero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como pez en el agua. Memorias del subsuelo. The Wall.
Es un juguete inteligente, una simpática bobada que te abre el apetito, pero no te quita el hambre, una especie de estriptis en el que no se ve nada de carne, puritano, te tienes que conformar con gallumbos y sujetadores, con grotescas máscaras y pequeños remiendos, ni siquiera el pelo de la dehesa tristemente asoma, no me mires que no te veo. Es lógico y comprensible que pretendan mantener oculta su identidad, uno lo entiende perfectamente, pero acaba siendo todo ello para el espectador insuficiente, te quedas a dieta, canino, a dos velas, no deja de ser ridículo como espectáculo o documental tanto excesivo miramiento de pudor repleto, que me tapo la cara, que no te cuento eso para que no se enfade aquel, que ten cuidado con lo otro que la familia no se moleste o inrrite, que ojo con la parienta que no se nos vaya a molestar la pobre que es tan precavida, que mejor ponme a oscuras o de lado.., que está muy bien, pero que tampoco son las Kardashian ni los Corleone, hermano.
Todo es un conjunto delicado, con un suave sentido el humor, bien medido y armado, elegante y educado, hasta interesante en algunos aspectos, pero eso, muy cojo mayormente, como una novicia que está a punto de entrar en clausura y llora muy cohibida.
Los paralelismos tampoco importan demasiado, quizás la parte del embarazo y los hijos compartidos sea la más floja o de menor sentido, más gratuita o fofa, y apenas se toca o por lo menos no se profundiza en lo que más se debería, en el hampa vallecana, en de verdad los bajos fondos madrileños, esas vidas, esas gentes, esas costumbres y sueños, en la coca, las putas, los cacos, los maderos que tampoco salen, en el lumpen proletariado o en la vida de la cárcel, por ejemplo, la fauna y la flora, los bares y casas, hasta en los artistas delincuentes, que algo parece que se apunta, todo ese delicioso submundo que solo se nombra y apenas se muestra o toca, o lo otro, el mundo de las editoriales pequeñas o el de los cineastas con muchas pretensiones pero sin casi obra, que no tienen donde caerse muertos artísticamente, todo pasa de refilón, como un novio ausente, cartas sin respuesta, venga usted mañana y ya veremos si eso, vivimos tiempos ralos, escuetos, cicateros, todo el santo día a cuestas con la cartilla de racionamiento.
Quizás el director se gane el respeto, del espectador, no solo de los delincuentes y la policía, toda esa buena gente, cuando desciende literalmente a los capitalinos infiernos, mierda, ratas y cucarachas gigantes como gorriones mediante, eso es jugarse el pellejo por el arte y lo demás sí es cuento, dejarse la piel por su bendito oficio de verdad, la fama cuesta y aquí vais a empezar a pagar.
Es un juguete inteligente, una simpática bobada que te abre el apetito, pero no te quita el hambre, una especie de estriptis en el que no se ve nada de carne, puritano, te tienes que conformar con gallumbos y sujetadores, con grotescas máscaras y pequeños remiendos, ni siquiera el pelo de la dehesa tristemente asoma, no me mires que no te veo. Es lógico y comprensible que pretendan mantener oculta su identidad, uno lo entiende perfectamente, pero acaba siendo todo ello para el espectador insuficiente, te quedas a dieta, canino, a dos velas, no deja de ser ridículo como espectáculo o documental tanto excesivo miramiento de pudor repleto, que me tapo la cara, que no te cuento eso para que no se enfade aquel, que ten cuidado con lo otro que la familia no se moleste o inrrite, que ojo con la parienta que no se nos vaya a molestar la pobre que es tan precavida, que mejor ponme a oscuras o de lado.., que está muy bien, pero que tampoco son las Kardashian ni los Corleone, hermano.
Todo es un conjunto delicado, con un suave sentido el humor, bien medido y armado, elegante y educado, hasta interesante en algunos aspectos, pero eso, muy cojo mayormente, como una novicia que está a punto de entrar en clausura y llora muy cohibida.
Los paralelismos tampoco importan demasiado, quizás la parte del embarazo y los hijos compartidos sea la más floja o de menor sentido, más gratuita o fofa, y apenas se toca o por lo menos no se profundiza en lo que más se debería, en el hampa vallecana, en de verdad los bajos fondos madrileños, esas vidas, esas gentes, esas costumbres y sueños, en la coca, las putas, los cacos, los maderos que tampoco salen, en el lumpen proletariado o en la vida de la cárcel, por ejemplo, la fauna y la flora, los bares y casas, hasta en los artistas delincuentes, que algo parece que se apunta, todo ese delicioso submundo que solo se nombra y apenas se muestra o toca, o lo otro, el mundo de las editoriales pequeñas o el de los cineastas con muchas pretensiones pero sin casi obra, que no tienen donde caerse muertos artísticamente, todo pasa de refilón, como un novio ausente, cartas sin respuesta, venga usted mañana y ya veremos si eso, vivimos tiempos ralos, escuetos, cicateros, todo el santo día a cuestas con la cartilla de racionamiento.
Quizás el director se gane el respeto, del espectador, no solo de los delincuentes y la policía, toda esa buena gente, cuando desciende literalmente a los capitalinos infiernos, mierda, ratas y cucarachas gigantes como gorriones mediante, eso es jugarse el pellejo por el arte y lo demás sí es cuento, dejarse la piel por su bendito oficio de verdad, la fama cuesta y aquí vais a empezar a pagar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
¿Se siente identificado con el ladrón porque los dos viven al margen y son en el fondo de la misma condición, porque los dos son poceros, artistas y arquitectos de aquella manera al mismo tiempo, porque comparten la misma visión amoral/inmoral del mundo, por la misma vanidad o deseo de llamar la atención y no seguir la corriente que sigue ciegamente la inmensa mayoría de la gente, porque los dos cada uno a su modo viven del robo, por la violencia que ejercen, uno a sus rehenes y el otro a sus potenciales espectadores, susto duradero?
Vale. Tierna, afable, una nada que nadea con dulce artesanía y anodina felonía.
Es como si el director en realidad no hubiese contado, ese fuera su sucio secreto, como si el documental hablara del sexo de los ángeles, del aire de la sierra o la metafísica austrohúngara, truco de magia, arte de birli birloque, regalo envenenado que cuando lo abres ilusionado te das cuenta de que era solo un espejismo vacío ni siquiera siniestro, más bien muy cariñoso, nada que echarse a la boca, un breve pasatiempo.
A atracar bancos también se aprende en casa, como todo lo bueno, es una santa tradición que mucho me temo que está en vías de extinción, se está lamentablemente perdiendo sin remedio, ni eso nos queda ya como consuelo, nada nos dejan los que dirigen nuestros destinos con aburrida inercia, con muy desganada mano de oxidado hierro, tanta desgana insatisfecha, acumulada, sin ninguna épica al no encontrar al otro lado la más mínima resistencia, victoria pírrica, no hubo finalmente pelea, incomparecencia de una parte, la más numerosa e importante.
Vale. Tierna, afable, una nada que nadea con dulce artesanía y anodina felonía.
Es como si el director en realidad no hubiese contado, ese fuera su sucio secreto, como si el documental hablara del sexo de los ángeles, del aire de la sierra o la metafísica austrohúngara, truco de magia, arte de birli birloque, regalo envenenado que cuando lo abres ilusionado te das cuenta de que era solo un espejismo vacío ni siquiera siniestro, más bien muy cariñoso, nada que echarse a la boca, un breve pasatiempo.
A atracar bancos también se aprende en casa, como todo lo bueno, es una santa tradición que mucho me temo que está en vías de extinción, se está lamentablemente perdiendo sin remedio, ni eso nos queda ya como consuelo, nada nos dejan los que dirigen nuestros destinos con aburrida inercia, con muy desganada mano de oxidado hierro, tanta desgana insatisfecha, acumulada, sin ninguna épica al no encontrar al otro lado la más mínima resistencia, victoria pírrica, no hubo finalmente pelea, incomparecencia de una parte, la más numerosa e importante.