Un trasunto tratado homenaje del Torete (esa combinación vaquera que campea arrebata impresiona y que remite al mito juvenil bandolero primero) hermoso (hasta en el tono del habla se parecen) y del Fary (ese garbo y desparpajo que comparten ambos y les adorna por arrobas) pundonoroso se marca un Chanquete de no te menees de su barco no nos moverán ni con los geos nos llevarán en la cueva de Alí Didí Babá Vavá según las mil y una noches Boabdil mediante.
Grease a la española. Travolta y Olivia partiéndose el alma en un rompeolas.
Los Hombres G de vacaciones.
Viva el vino, y las mujeres (por qué no también). No hay nada como vivir en la parte gorda (del peine) (de los vientos).
Una mujer reprimida hipócrita protestante de los USA Minnesota nada menos para más señas descubre (anonadada) los ardores católicos (más bien paganos supersticiosos, está muy perdido el pobre) del macho hispánico por antonomasia con lo que, lógicamnente, no hay otra, pierde el sentío, se le altera el pulso y se vuelve loca, de vivir la alegría como dios manda y el cuerpo reclama recupera, se embucha y se encandila, de ahí no (se) la sacan.
Los grandes jitazos del parteaguas Manolo en bella conjunción o armonía con la de la ciudad que da nombre a esta película maravilla, pura gloria, viva. No la hay en el mundo entero tan bonita. El hipo quita. El alma suspende y eleva. Morrocotuda.
Alonso, Varela, Bur y ella (angulosa, perfecta).
Cristóbal Colón de oficio conquistador o descubridor y Juana la loca de vez en cuando no siempre se enamoran (ponerse el mundo por montera). Prosopopeya.
Porrompompero.