No es tan mala. Entiendo que la película fuese un fracaso comercial bastante criticado, porque se pasa de duración, roba el nombre del famoso monstruo japonés para ponérselo a un reptil mutado que nada tiene que ver, los efectos especiales a veces cantan bastante, no hay ningún control con los tamaños, las físicas o la credibilidad de los acontecimientos, y los personajes son entre tontos y muy tontos.

Pero aún con esas, no es tan mala. Es más, yo la catalogaría de divertida. El tono inclinado claramente a la comedia, donde personajes estúpidos tienen que hacer frente a una catástrofe que les supera, saca más de una sonrisa. Yo al menos me parto viendo como un ejército incompetente destruye media ciudad persiguiendo a la bestia, la cual solo pasaba por allí. Me río con el francés escupiendo el café y mascando chicle, probando la “cultura americana”. Me hace gracia el alcalde pensando en las elecciones, la rubia reportera poniendo ojos de cordero mientras busca la exclusiva, el cámara bravucón, y el tipo de las lombrices, al que nadie le hace ni puñetero caso a pesar de ser el único que sabe de lo que habla, el único idiota inteligente de la sala.

Las escenas de acción son un espectáculo, a destacar las persecuciones con los helicópteros o la del taxi. La banda sonora es buena. La ambientación atractiva, con una Nueva York neblinosa en la que siempre es de noche y siempre llueve. El reparto no lo veo mal para lo que es la película.

En el fondo esto es cine palomitero pasable, resultón. Las hay mucho peores.