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Críticas 1,074
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
4
13 de abril de 2024
590 de 934 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que no te engañen las apariencias, “Civil War” no es un intenso thriller de guerra que indaga en la decadencia de la sociedad norteamericana, sino un drama lento en forma de ‘road movie’ centrado en la insensibilización de una prensa carroñera que amparada bajo el paraguas de la democracia, la libertad de información y la neutralidad, busca conseguir las imágenes más sensacionalistas posibles, alimentándose de los cadáveres que los conflictos armados dejan a su paso, fotografiando la muerte en tiempo real.

Al menos eso es lo que yo saco en claro de este poco menos que infumable filme de Alex Garland, pues el trasfondo de la hipotética guerra civil que plantea le importa tan poco como a los reporteros, no profundizando lo más mínimo en el conflicto. Lo importante es captar la matanza, su causa nos da igual.

Sin embargo, quitando los últimos 15 minutos, la película es un coñazo tremendo. Anodinas conversaciones ponen a prueba la capacidad del público para mantenerse despierto. Los personajes principales no actúan con lógica, están cruzando un país en guerra y parece que se lo toman a cachondeo, perdiendo el tiempo con estupideces una tras otra. Tampoco le hace ningún favor a la supuesta seriedad del asunto meter broches de humor de tanto en tanto, pues queda extraño, fuera de lugar. Lo mismo se puede decir del repertorio musical, que no pega ni con cola y te saca de la película constantemente.

Esto es una muestra no del ocaso de la sociedad americana, sino de su cine. Una película con un apartado técnico intachable, preciosa en cada plano, pero carente de profundidad, pretenciosa y plana. Ni la adrenalina que inyecta en su parte final ni la lectura sobre la morbosidad periodística la libran de ser una caja vacía envuelta en papel de regalo.

Termino redirigiendo la atención hacia un par de películas relacionadas que pueden resultar interesantes: La maravillosa “Hijos de los hombres”, de Alfonso Cuarón, la cual también plantea un futuro cercano donde un pequeño grupo debe cruzar un mundo decadente en guerra; y “La segunda guerra civil”, de Joe Dante, tragicomedia que especula sobre la posibilidad de una nueva guerra civil en Estados Unidos, centrando también parte del foco en el sensacionalismo de los medios de comunicación.
29 de septiembre de 2023
308 de 381 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dormido es como me quedo yo ante un cine apagado como este.

A mí me gusta la ciencia ficción, es tal vez mi género favorito y entiendo que no es fácil hacerla, pues es un género delicado, el que mayor potencial tiene argumentalmente, pero que a la vez suele requerir grandes medios, historias que necesitan buenos efectos especiales. El problema es que cuando tienes lo necesario para el apartado visual, es fácil perderse en ello y dejar desatendida la historia, lo más importante.

Lo anterior es lo que le pasa a la película de Gareth Edwards. Tiene un buen presupuesto, que no desorbitado, y en su intento de sacarle el máximo partido, descuida el foco principal. Los efectos especiales están logrados, hay bastante acción, espectaculares paisajes… Pero el guion es demasiado simple, predecible… Esas analogías sobre las guerras, occidente contra oriente, la inteligencia artificial… son demasiado obvias. Los personajes todos planos, estereotipados… Héroes aburridos y villanos aún más aburridos… Las interpretaciones son mediocres, la banda sonora no levanta emoción, es un producto que ves y no te aporta nada, carece de alma.

Y tiene esos pequeños detalles molestos de cine comercial moderno, como que personajes suelten chistes sin sentido en medio de una historia seria, o el no menos molesto «deus ex machina» informático, consistente en meter un personaje que lo hackea todo con un chasquido de dedos; que sea un robot o una niña quien lo hace es que me viene dando igual, carece de credibilidad, es un recurso perezoso para avanzar en la trama sin trabajar el argumento.

A mí me recuerda a ‘Elysium’, chatarra metálica que promete y decepciona. Puede que no sea tan mala idea lo de que vengan las inteligencias artificiales a hacer cine, la verdad, a lo mejor le dan frescura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Matar a la niña robot es la clave para ganar la guerra, pero cuando la jefa del escuadrón la tiene a tiro de repente decide llevarla intacta sin sentido. Más tarde la niña está en la base con el jefe malo tópico, el cual sí que decide matarla pero de la forma más estúpida posible, con no sé que pistola magnética o algo así, a un robot que literalmente controla todo lo electrónico a su alrededor. No contento con eso, manda de verdugo a la única persona que no quiere matar a la niña robótica. Vamos no me jodas, es de vergüenza toda esa parte.
19 de febrero de 2024
224 de 287 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una historia comienza con un misterio demasiado fantasioso, genera dudas más que atrapa, porque ves venir el desastre a kilómetros de distancia: no hay explicación racional para darle, incluso adentrándose en el terreno de la ciencia ficción o lo sobrenatural no llega para otorgarle coherencia sin caer en una explicación “deus ex machina”. Dicho de otra forma, la calidad de un misterio no reside en la originalidad o complejidad de su planteamiento, sino en la lógica de su resolución.

Es en esa lógica donde triunfaba el argumento de ‘True Detective’ en sus temporadas pasadas, y es en esa lógica donde esta cuarta entrega falla. La resolución del misterio no viene a explicar nada, no realmente, y deja por el camino un sinfín de detalles sueltos, junto a otros tantos justificados con la temible resolución del “deus ex machina”.

Para más información, salten al apartado spoiler, donde descongelo esta inverosímil trama de fantasmas sobre hielo.

En cuanto a otros aspectos, mientras la primera temporada consistía en un thriller detectivesco abordado desde el terror, la cuarta es una historia de terror vista desde la perspectiva de un thriller detectivesco. La ambientación nocturna y polar, con una Estación de Investigación donde unos científicos estudiaban algún tipo de organismo en el hielo, recuerda irremediablemente a ‘La Cosa’ de John Carpenter. De hecho, hay más de una referencia a esa película. La ventisca de lo sobrenatural azota en todo momento la historia, con una gran carga espiritual, creencias indígenas, fantasmas caminando entre los vivos. Un pueblo nocturno del cual nadie se va. Un país de oscuridad. Se tocan con timidez temas metafísicos: La existencia de dios. La soledad. La nimiedad de nuestra existencia. La muerte. El suicidio.

Entre Jodie Foster y Kali Reis hay química, su interpretación es aceptable y mantienen un poco a flote esta ruina helada, a pesar de encarnar personajes tirando a planos.

Hay numerosas (así como efectistas, prescindibles e incoherentes) conexiones con la primera temporada. La espiral, Rust, Tuttle… Puro reclamo engañoso. También se empecinan en repetir frases míticas de la serie una y otra vez hasta la extenuación, que si “el tiempo es un círculo plano”, que si “no estás haciendo las preguntas correctas”… No queda forzado ni nada.

Comentar también lo malos que son los efectos especiales, usados para dar vida a penosos animales digitales. Se los podían haber ahorrado, porque esas escenas también se destapan como innecesarias.

Se nota que Nic Pizzolatto no está detrás de este trabajo como estaba en los anteriores, porque el resultado es muy inferior. Esto lo podemos calificar como serie B cutre de mínimo encanto, de argumento absurdo y un tanto moralista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Vale, vamos a echar un ojo a todo el conjunto. La historia es sencilla, unos científicos que buscan un organismo revolucionario en el hielo descubren que pueden agilizar su trabajo con la contaminación que la mina del pueblo vierte en el terreno, por tanto hacen un trato para aumentar esa contaminación y, obviamente, cubrirlo del ojo público. La novia de uno de los científicos descubre la trama, y los científicos la asesinan. El típico policía corrupto se encarga del cuerpo. Las mujeres de la limpieza descubren el asesinato, montan una especie de mafia femenina nativa vengadora y se cargan a los científicos obligándolos a caminar desnudos en la noche polar.
Bien, la verdad es que de por sí suena un poco ridículo, pero podría dar el pego. Explica que mueran los niños en el pueblo, que los animales se suiciden y que la gente en general esté medio loca y vea cosas. Ahora bien, vamos a hacer las preguntas correctas:

¿Cómo llega la lengua de la muerta a la Estación?
Respuesta: la pone ahí el fantasma de la propia muerta. No es broma, es la única explicación y la que la serie deja caer. Las señoras de la limpieza es imposible que la dejen porque nunca tienen acceso al cadáver, los científicos no son, porque no le arrancan la lengua, y el policía corrupto tampoco, porque eso no tendría ningún sentido. Por tanto la puso ahí un fantasma.

¿Por qué los científicos mueren todos juntos gritando, se muerden a sí mismos, se arrancan los ojos, les revientan los tímpanos, etc?
Respuesta: lo hizo un fantasma. El mismo fantasma de antes para ser exactos. No es broma, es lo que la serie nos dice, las señoras los sueltan en la nieve para que el fantasma haga su veredicto y se vengue o los deje vivir.

¿Cómo llegó el teléfono de la víctima al tráiler?
De verdad que no intento mofarme, pero no se me ocurre otra explicación más que la del fantasma. El novio suponemos que no es tan subnormal de dejar esa prueba ahí sin sentido, y el policía tampoco. Tiene que ser el fantasma otra vez.

¿Cómo es que Otis, el vagabundo ese de las cuevas, tuvo los mismos síntomas que los muertos?
Respuesta: Ni puta idea. ¿Vería al fantasma? La historia de ese tío no tiene ningún sentido.

¿Qué significa el oso polar? ¿Por qué le falta un ojo?
Respuesta: Es cosa de otro fantasma, esta vez del fantasma del hijo muerto de la detective, que tenía un oso polar de peluche y ahora le da por comunicarse de esa forma. O eso o la tal Issa López vio ‘Perdidos’ y pensó que lo de poner un oso polar entre los misterios iba a quedar bien.

¿A qué vienen las naranjas?
Más fantasmas, esta vez la madre de la otra detective. Esto es un festival de espectros

¿A qué viene la espiral?
A nada. Relleno. Además contradice su significado de la primera temporada.

¿Cómo es posible que entren en la cueva laberíntica en medio de la nada y salgan en la Estación andando solo 2 minutos?
Pues no sé… Cosa de fantasmas.

¿Cómo funciona lo de congelarse en el ártico?
No me queda muy claro. Uno de los científicos sobrevive después de 2 días desnudo ahí fuera. Los otros mueren. La detective se cae al agua en medio de la tormenta y sobrevive. El científico que quedaba vivo se muere en 15 minutos ahí fuera. Supongo que es el fantasma el que decide quien vive o muere.

¿En serio un ejército mafioso de mujeres de la limpieza?
Sí. Y viven todas en la misma casa. Y además sus asesinatos son justos, así que son buena gente.

¿Se suicida Navarro?
Pues eso nos dan a entender. Pero tranquilos, vuelve en forma de fantasma.

¿El suicidio es algo bueno?
Pues según esta serie, sí. El mensaje está claro: si la vida te resulta dura, muérete. Únete a la sociedad de las almas.

¿De verdad ese era el fantasma del padre de Rust bailando?
Sí, para nuestra desgracia.
26 de julio de 2024
195 de 232 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perspectivas simétricas, imágenes evocadoras, sonidos discordes, relación de aspecto variable, rompecabezas argumental. Oz Perkins moldea con mano de artesano una película pulcra, inquietante, atípica, incluso experimental. El director engendra siniestras percepciones con el uso cambiante de estilos, buscando al mismo tiempo la complicidad del público, para lo cual se permite romper el ambiente con humorísticas licencias hasta en momentos críticos. El resultado es un placer para los sentidos de quien disfrute con el cine de terror menos convencional, consciente de sí mismo en cierto modo, que asusta divirtiendo y es capaz de contar una historia concisa donde los enigmas se unifican de forma coherente al final, pese a resultar etéreos durante el recorrido.

Ese extraño amalgama de elementos se aplica también a las interpretaciones. Maika Monroe y Nicolas Cage llevan a cabo actuaciones tan opuestas como honorables. Monroe hace un trabajo muy serio encarnando a una joven agente del FBI retraída, atormentada, afligida… que parece ser capaz de sentir la intangible maldad impregnada en el aire. Cage, sin embargo, aparece muy pasado de vueltas con un personaje demente, lunático, payaso, sobreactuado… En su salsa, vamos.

No creo que sea una película para el gran público. Es lenta a ratos, confusa en otros. No termina de definir el género al que pertenece, aunque yo la describiría como terror con sentido del humor. Como seas de los que no soportan al Cage descontrolado vas a sufrir. Si por el contrario eres de los que siempre se apuntan a ver retorcidas historias de asesinatos salidas de una pesadilla donde no faltan personajes zumbados, muñecas espeluznantes o satanismo, para ti será una deleitable experiencia.

Como la historia se ramifica bastante durante su desarrollo puede parecer que suelta detalles sin relación o meramente decorativos, pero lo cierto es que todo tiene sentido. ¡Es el momento del destripe!
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Desentrañar los misterios de la trama reside en comprender los entresijos de la relación existente entre la agente Harker, su madre y el asesino Longlegs.

Longlegs es un satánico estrafalario tan loco como inteligente. Su objetivo es adorar al Señor de las Profundidades mediante rituales en los cuales asesina indirectamente a familias que reúnen ciertas características: Son gente buena, cuanto más pura mejor, y en el núcleo familiar hay una niña que cumple 9 años el día 14. Su “modus operandi” radica en hacer a mano una muñeca que luce como la niña de la familia objetivo, a la cual dota de un “cerebro” que consiste en una bola impregnada de magia negra con la esencia del Diablo y del propio Longlegs. Confeccionada la muñeca, necesita que la familia la acepte en su casa, para una vez en su interior esta desate su maléfica influencia sobre ellos, haciendo que uno de sus miembros (por norma general el padre) asesine brutalmente al resto y luego se suicide. Resumiendo, Longlegs es un asesino en serie adorador del Diablo que lleva a cabo su obra mediante caballos de Troya diabólicos.

El método es bueno, pero no infalible, y prueba de ello es que nos encontramos con dos niñas supervivientes, a las que “se les ha permitido crecer”. La primera de ellas se salva por estar fuera de la casa cuando ocurre la matanza y termina en el psiquiátrico. Longlegs pone a buen recaudo la muñeca asociada, pues su satánica voluntad, aparte de afectar a la gente cercana, influye siempre en la persona a la cual representa, por lo que la niña superviviente pasa a ser una valiosa pieza del mal.

La segunda es Harker, la protagonista. En su caso, la madre rechaza el regalo de Longlegs, evidenciando el punto más flaco de su plan: que la gente confíe en él, un pirado de manual incapaz de controlar sus desvaríos. Longlegs toma entonces una aproximación más tradicional, la violencia cara a cara de toda la vida, y la madre de Harker, con el fin de proteger a la niña, hace un pacto con el asesino (y el Diablo) para formar parte de los rituales, convirtiéndose a la vez en la pieza clave que faltaba, es decir, una persona a la que la gente deje entrar en sus hogares.

En otra capa de esoterismo satánico, la familia Harker adquiere un simbolismo especial. La madre sería la ramera del Diablo, el padre sería Longlegs/Satán y la agente Harker el ángel corrompido.

La muñeca de Harker existe, por supuesto, y su influencia diabólica es la causante de la intuición antinatural hacia el mal que posee la protagonista, así como de sus visiones perturbadoras o su capacidad para entender con facilidad el algoritmo del Longlegs, al cual está directamente conectada debido a la muñeca. Del mismo modo, esa conexión funciona en ambos sentidos, y por ello Longlegs está completamente obsesionado con ella y la otra superviviente, delirando sobre el cumpleaños de la primera, dejando notas sobre la segunda en las escenas del crimen, y usándolas a ambas como peones.

Una vez descifrado el jeroglífico llegamos al final. Longlegs ha completado su obra y como es un puto tarado se suicida a cabezazos. La madre, ahora fiel seguidora de Satán, continúa con el trabajo y se propone asesinar a la familia que quedaba pendiente, no sin antes destruir a la muñeca de su hija para liberarla del embrujo. Harker, ya consciente de todo, se ve obligada a pararle los pies, mata a su madre y salva a la última niña… Pero no con la rapidez suficiente. La última muñeca no llega a ser destruida, se apodera de Harker y la historia termina en la ambigüedad, con un corte donde Longlegs lanza un hilarante “Hail Satan”, dando a entender que el mal siempre gana. Si bien el devenir de Harker queda abierto a la interpretación, las opciones más probables no auguran nada bueno. O mata a la niña y se suicida, o hereda la posición de su madre, sirviendo al Maligno para protegerla. Devastador.
4 de octubre de 2024
186 de 222 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la primera entrega era una hipérbole de los problemas de la sociedad capitalista y la posterior revuelta comunista que resultaba ser aún peor, la segunda entrega hace el proceso contrario, propone una sociedad comunista de represión que da paso a una revolución por la libertad, también a base de violencia.

Si la primera entrega se basaba en el suspense, una buena factura técnica y pizcas de filosofía que abrían el debate, consiguiendo aplacar el bajo nivel de coherencia argumental, la segunda entrega se basa en la acción, la brutalidad y en dramas irrisorios que dejan en el centro de la plataforma la total incoherencia argumental, como Dios la trajo al hoyo.

Si la primera entrega rozaba el ridículo en ciertas ocasiones, la segunda entrega abraza el despropósito con alegría. Entre tanta mutilación, muerte, canibalismo y la fumada alucinógena que se marca con niños, fantasmas, mesías, visiones y simbología azarosa al final he llegado a la conclusión de que el mensaje son los porros que se fuma Galder Gaztelu-Urrutia con sus colegas mientras escribe guiones y los convierte en películas.

El muerto al hoyo; y el vivo, al bollo.
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