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Las estafadoras

Comedia. Romance Max (Sigourney Weaver) y su hija Page (Jennifer Love Hewitt) son dos timadoras profesionales que utilizan sus dotes de seducción para estafar a millonarios. Pero, en una ocasión, mientras Max intenta embaucar a un excéntrico magnate del tabaco (Gene Hackman), Page conoce a un simpático chico (Jason Lee) y se enamora de él. Entonces empieza a cuestionar su vida pasada y a plantearse problemas de conciencia. La situación se complica ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
7 de agosto de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Mirkin es un director no muy prolijo, ( en su haber sólo hay alguna serie y la detestable "Romy y Michelle") por tanto su labor aquí es meramente testimonial. "Las Seductoras" es un producto de encargo de esos "de manual" que las productoras de Hollywood tienen en su recámara para rellenar en verano. Es triste pero es así, Hollywood es una Industria y su forma de concebir el negocio tiene como único aliciente el arte de hacer dinero.

La fórmula ya la hemos visto muchas veces: reparto de caras viejas, (Weaver, Hackman) junto a emergentes mercados, encarnados por Jennifer "Melones" Hewitt y por el no menos insustancial y lamentable Jason Lee.

La fórmula de arquetipos, gags y dirección es tan "marca blanca" que no puedes parar de preguntarte si la maravillosa Sigourney Weaver y el siempre estupendo Hackman no han elegido dicho producto para poder seguir manteniendo su tren de vida. No es una crítica hacia ellos, pero aun a pesar de que sobrevuelan la cinta con gran soltura y "savoir faire", sientes que hacen su papel o por obligación de sus contables o por contratos de packs: esto es, la productora les cede 3 pelis decentes donde actuar a cambio de aparecer en el bodrio de turno para salvar la temproada baja.

Así "Las Seductoras" se convierte en una comedia con muy buenos momentos, (Hackman, Ray Liotta, Weaver) con los otros putativamente lamentables: cuando creemos que el marmóreo Jason Lee va hundir aun más sus partes en el fango, llega la Hewitt con sus escotes y su boca de pez y, creyendo levantar algo más que el ánimo al personal masculino de la sala, resulta que la tipa es prácticamente un maniquí que las habrá pasado más putas que Caín para aprenderse su cuatro líneas de diálogo.

Sin ir más lejos, el propio duelo sexual entre Weaver, (madre) y Hewitt, (hija) se salda en una goleada a favor de Weaver: Sigurney Weaver nunca fue una sexsimbol, de hecho, su amplia estatura y falta de curvas la obligaban a elegir muy cuidadosamente los trabajos. Trabajos donde no sólo demostró que no hay que tener un coño ni unas buenas tetas para triunfar en la meca del cine, si no que si tienes talento y personalidad, te comes con patatas al Hackman, al Jason Leeo y al alien interpretativo que se te pongan delante.

Por eso quiero hacer de ésta crítica, una oda al feminismo de verdad, a ese que no se basa en ir pasada de valiums lloriqueando por platós que no te dan trabajo, (la chusma de actrices es tan atroz que cuesta no creer que no fueran prostitutas antes de llegar a conseguir su primer papel: una cosa es defender tus derechos como mujer y trabajadora y otra intentar colarnos un supuesto talento inexistente) y no defiendo al Harvey Weinstein, (monstruo deplorable) si no que expongo los peligros de ser carne de cañón, vender tu cuerpo y luego pedir recibo al diablo.

En resumen, "Las Seductoras" es una película entretenida con gags divertidos pero que cuando trata de ponerse empalagosa, sólo sientes incredulidad y vergüenza ajena.
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4 de enero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la soleada Palm Beach el ingenioso guionista y productor ejecutivo de "Los Simpson", David Mirkin, decide contar una historia de estafa y mentira, amor y traición, de auténticas mujeres fatales, y mucho dinero...
de hecho dudo que haya existido otra razón salvo el dinero para emprender algo como "Las Seductoras".

Este señor, que tan buenos momentos me había dado en la serie, incluso con su primera película, la colorida y descacharrante "Romy y Michelle", opta por lo contrario; quizás debería haberlo pensado tranquilamente ya que llegó a rechazar el guión de Stephen Mazur y Paul Guay (responsables del de "Mentiroso Compulsivo") hasta tres veces antes de poder reescribirlo...pero si este fue el producto final no quiero ni imaginar cómo era el borrador original. Una boda que acaba en tragedia, un pazguato imbécil con la cara de Ray Liotta, Sigourney Weaver despechada, la pésima Jennifer L. Hewitt de zorra insinuante y con un escote en 4-D...
Pero la verdad se destapa y ambas mujercitas son un par de vampiresas que acaban de realizar su último "trabajo de seducción", y este prólogo es divertido, sexy, tiene golpes de humor ácido y enredo clásico, no se sabe muy bien hacia donde irá...y va al peor lugar posible. La razón es que el guión recicla en general el trillado argumento de los seductores caraduras, y en concreto el clásico de los '60 "Bedtime Story", rehecho dos décadas después con Steve Martin y Michael Caine sustituyendo a Marlon Brando y David Niven; lo que cambia en esta versión de siglo XXI, además de la Riviera francesa por Florida, es ese detalle que termina convirtiéndose en el mayor fallo de todos...

Porque si en el original y su "remake" de 1.988 los casanovas protagonistas eran un elegante veterano (Lawrence) y un joven sinvergüenza (Fred) que por casualidad se encontraban y competían para seducir a una supuesta millonaria, ahora, trasladados a su versión femenina (nada original, porque las "femme fatale" existen desde siempre), adoptan un rol familiar. La veterana (Max) es así una madre que, traumatizada por su embarazo y abandono, canaliza su odio hacia los hombres usando a su hija (Page) en el proceso de una venganza sin fin, obteniendo de ellos su dinero y jugando con su debilidad, ego y confianza.
Repitiendo Weaver a su personaje de "Copycat" (la tipeja que decía que "los psicópatas violadores sólo se hallan entre los varones blancos de 20 a 30 años") pero tras empacharse de programas de Oprah Winfrey, esta Max ha manipulado a Page e inculcado sus mismas creencias erróneas: que todos los hombres son iguales a aquel que la preñó y abandonó. ¿Y se supone que he de aguantarla, reírme con ella, considerarla una fémina poderosa?...¿a esta chiflada que disfruta de una vida de lujo a costa de la felicidad y el poco seso de su propia hija? Mirkin debió sufrir alguna clase de parálisis cerebral para creer esta premisa mínimamente divertida.

Y no lo es, es desagradable, mezquina y molesta. Pero una vez aparezca Tensy, el millonario podrido de Gene Hackman (la actuación más horrorosa de su carrera, por cierto...), quien sería el reemplazo de la chica a seducir (Janet) en las comedias previas de Ralph Levy y Frank Oz, es curiosa el arma de doble filo que la película en sí representa para las protagonistas, ya que uno sólo llega a preguntarse cómo demonios pudieron estas torpes imbéciles a las que todo les sale mal tener éxito en sus estafas anteriores. Sus meteduras de pata producen vergüenza ajena y a la vez se disfrutan los muchos castigos que el karma les prepara en cada esquina.
Increíble pero cierto: el guión se revuelve contra ellas y de este modo la misándrica descripción de los hombres (repelentes, débiles, infieles, fáciles de embaucar) se cruza con una imagen misógina de las mujeres (malvadas, manipuladoras, ineptas), en especial cuando el juego de seducción de los viejos dúos Niven/Brando y Caine/Martin, basado en lo ingenioso de los diálogos o el mordaz delirio de sus engaños, pasa aquí a trucos burdos donde madre e hija se sirven únicamente de enseñar carne...pues claro, poca cosa se necesita para embelesar a un hombre (terrible uso del tópico "tiran más dos tetas que dos carretas").

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Enfoque malo de premisa, de desarrollo, de personajes, de tono, de convergencia de subtramas, de giros, de atmósfera, y ese colofón que podría haber salvado una gran parte...sin embargo todo está descompensado, situaciones que dan asco deberían hacer reír, y producen dolor de estómago, arquetipos aborrecibles, diálogos patéticos, actuaciones grotescas (sobre todo Hewitt, que no tiene nada de valor salvo su escultural figura). Un perverso desastre.
Lo único satisfactorio de este tergiversado "remake" del "remake" es ver a aquellas que se creían inteligentes víboras devorahombres sucumbiendo primero a su continua ineptitud, luego a las vueltas del escarmentador destino y por último a las fuerzas de la moral conservadora. Gracias a Dios Mirkin dejó de hacer cine porque mi corazón no aguantaría algo así de nuevo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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