La cacería

Película bastante verosímil en la que narra como la sociedad puede condenar a una persona al margen de la ley, como los rumores se convierten en la verdad generalizada y se puede impunemente destrozar a una persona. Aunque quizás aquí se halla exagerado un poco, no es menos cierto que los juicios paralelos está a la orden del día en nuestra sociedad. Sólo hay que ver programas de sobremesa o matinales en canales de televisión tanto en 'Antena 3' como en 'Tele-cinco', entre otros... En líneas generales me ha parecido una muy buena película que critica abiertamente la sociedad, y lo fácil que resulta caer en una trampa de maquinación que nos lleve a ser carne de prisión.

Una película predecible y poco creíble. Después de los primeros cinco minutos puedes averiguar el final, y en toda la película parece que los personajes se esfuercen en tomar decisiones que van en contra de todo buen juicio.

Si no fuera danesa la categorizaríamos de inmediato como un "estrenos tv de serie z para antena 3". Técnicamente estará bien, la intepretación estará bien, pero el tema ya nos lo sabemos y no le veo la originalidad, ni el interés. Es más de lo mismo, hacer que nos cabreemos.

ME HA DECEPCIONADO ESTA PELÍCULA, había muy buenas criticas y fue premiada varias veces... pero no puedo comprender porque la niña miente, y que tiene que ver la caza como deporte con la trama de la sinopsis. Quizás como escritora y poeta esperaba un final más contundente, pero terminó SIMPLEMENTE COMO COMENZÓ, NO ME CATALOGUEN COMO EXCESIVAMENTE PERFECCIONISTA, ES QUE QUEDÉ VACÍA Y ESPERANDO... EL FINAL.

Nuestro amante de la miseria y desdichas Tomás Vinatero vuelve al terreno de juego vestido de corto, y el resultado, a pesar de no contar nada que no sepamos, es fructífero, y sólido por momentos.

El tema escabroso como fondo parece ser la última moda cinematográfica, la francesa y contundente Presunto culpable, o la aburrida, deplorable y con ansias de protagonismo y notoriedad Michael pueden atestiguarlo.

El vino que tiene Asunción se desmarca con una feroz crítica social ejecutando un retrato convincente de gente apuntando con el dedo a un Freddie Mercury que personalmente con esos matices de piedra pómez nunca me ha convencido, pero que aquí está inmenso, y que va de menos a más con su dee do de de.

Alguna botella chirría en ciertos momentos, y la incredulidad parece asomar levemente el banderín en ciertos momentos, incluyendo un final que oliendo a descalabro milagrosamente salva el pellejo cuando suena la campana.

En fin, interesante aunque no sorpresiva disección al mundo de estiércol que habitamos, y conocemos, articulada con alguna poderosa secuencia con Mercury a los mandos.

Se despide desde Canadá.

Ramos Marcos sin bigote ni perilla desolado, en un puente de Venecia con manguitos y una piedra atada al cuello dejando al descubierto unas posaderas dignas del yeti y amenazando al mundo con llevar razón tras aquel penalty que decidió no señalar en Las Gaunas al abuelo Cruz ante Paco Buyo.